Sarmiento, biografía militar y política del estadista argentino
1. SARMIENTO, Domingo Faustino. bibliografia
Biografías Militares
(1811-1888)
Estadista, literato, periodista, educador y soldado, don Domingo Faustino Sarmiento
nació en la ciudad de San Juan el 15 de febrero de 1811. Fueron sus padres don José
Clemente Sarmiento y doña Paula Albarracín.
Cursa sus únicos estudios regulares en la Escuela de la Patria que dirigía Don Ignacio F.
Rodríguez. Dedicado en un principio a las labores comerciales, abandonó esas tareas
para alistarse en las tropas que combatían a Quiroga, participando en varias de las
acciones contra el Tigre de los Llanos y sus seguidores.
El 10 de junio de 1828 es nombrado subteniente de la segunda compañía del Batallón de
Infantería Provincial de San Juan creado por el gobernador Cnl Manuel Gregorio
Quiroga y Carril. Al negarse a cubrir una guardia, es encarcelado y puesto en libertad
por mediación de sus parientes.
En 1829 con el grado de teniente, se sumó a las fuerzas unitarias del coronel Vega y
participó en lo combates de Niquivil y Tafín donde son derrotados por los federales al
mando del Cnl Francisco Aldao.
Más tarde, el 21 de septiembre en el combate del Potrero de Pilar, lugar situado a cinco
millas de Mendoza en el que murió trágicamente en medio de la calle al ser alcanzado
en su huída a caballo F. Narciso Laprida, cayó prisionero salvando la vida por
intervención del gobernador Villafañe, amigo del presbítero Oro.
El 13 de abril de 1830 con el grado de ayudante mayor, se incorporó al Escuadrón de
Dragones, cuya jefatura ejercía el comandante Bárcena, alcanzando así un tercer grado
en la jerarquía militar.
En agosto de ese año se lo destinó al primer escuadrón de Caballería Provincial, cuando
llegaba a San Juan el coronel Indalecio Chenaut, comisionado por el Grl Paz para
formar un regimiento de 600 plazas, llamando a Sarmiento a quien pide colaboración
para el cumplimiento de la misión que le fuera confiada. El ayudante trabaja al lado de
Chenaut durante un mes, y al cabo de este lapso vuelve al escuadrón de dragones de las
milicias provinciales.
Aunque no existen datos oficiales que lo confirmen -afirma Augusto G. Rodríguez- que
puede tenerse por seguro que en esta época ya ostentaba Sarmiento el grado de capitán.
Triunfante Quiroga en 1831, emigró a Chile en compañía de su padre; en el país
hermano hizo de todo; maestro de escuela en Los Andes, bodeguero y maestro en
Pocuro, dependiente de tienda en Valparaíso, mayordomo de minas en Copiapó.
En ningún momento estas actividades lo desviaron del estudio de idiomas, de la historia
2. y otras asignaturas. Al enfermar de cuidado volvió para reponerse a San Juan en 1836.
Con don Ignacio Cortínez y don Antonino Aberastain fundó el periódico “El Zonda”, en
cuyas columnas se ocupó de política y de educación pública. Hostilizado por Benavidez,
siguió su prédica hasta que éste ordenó la suspensión del periódico y el destierro
inmediato de su redactor.
Sarmiento pasó una vez más los Andes y en Chile se dedicó a impulsar la educación y el
periodismo. Por su iniciativa el gobierno fundó la primera escuela normal de
preceptores de la América del Sur(1842); él la dirige, y al año siguiente fue nombrado
miembro del cuerpo académico de la Facultad de Filosofía y Humanidades.
Publicó textos escolares, cartillas y silabarios, escribiendo asimismo polémicos y
comprometidos artículos en diarios donde fue redactor fundador como “El
Progreso”(1842-1845) y el “Heraldo Argentino” y en “El Mercurio”.
Ensayó el género autobiográfico en Mi Defensa (1843), compuso un trabajo sobre fray
Félix Aldao y su obra cumbre y (para muchos la más significativa de la literatura
hispanoamericana del siglo) Facundo, o Civilización y Barbarie.
Después viajó a través de Europa, Africa y los Estados Unidos en el lapso 1845-1848;
enriqueciendo su formación de autodidacta. De vuelta en Chile entrega a la estampa dos
obras perdurables, en 1849: Viajes y Educación Popular, su libro preferido.
Preconizó al año siguiente la unión de los argentinos sobre bases federalistas en
Argirópolis y narró su vida en la mejor escrita y la más tierna de sus producciones:
Recuerdos de Provincia.
Cuando Urquiza se pronunció contra Rosas, fue a ofrecerle sus servicios, junto con el
teniente coronel Bartolomé Mitre y los coroneles Aquino y Paunero. Se incorporó al
ejército aliado y Urquiza, quién le reconoció el grado de teniente coronel, lo nombró
redactor del Boletín de la Campaña.
Cumplió con la labor encomendada siguiendo como oficial en sus filas que nuclearon
tropas argentinas, uruguayas y brasileñas hasta la victoria de Caseros el 3 de febrero de
1852. Luego, al no entenderse con el vencedor de Rosas, pidió su retiro del servicio
activo.
Su destierro voluntario en Chile duró hasta 1853, año en que regresó al entonces Estado
de Buenos Aires, cuyo gobierno el 8 de octubre le otorgó el grado de Tcnl efectivo y le
dio el alta en el ejército provincial.
Redactó “El Nacional”, fue concejal fundador de la municipalidad porteña (1856),
director de escuelas (1856-1862) y senador en la legislatura de Buenos Aires en 1857,
1860 y 1861.
En 1857, el gobernador Pastor Obligado lo designó jefe de estado mayor del Ejército
Bonaerense de Reserva, con el grado de teniente coronel, que acampado en Palermo,
estaba a las órdenes del Cnl Martínez.
Fue convencional en la constituyente de 1860, convocado para tratar la reforma de la
Constitución Nacional de 1853 y ministro de Gobierno en la administración del Grl.
Bartolomé Mitre, del estado de Buenos Aires.
Después de la derrota de Cepeda, el 23 de octubre de 1859 fue nombrado segundo jefe
de línea de defensa habiendo alcanzado a fortificar la quinta de Lezama hasta la llegada
del Grl Mitre que asumió el mando.
Tras la victoria del ejército de Buenos Aires, después de Pavón, 17 de septiembre de
1861, fue a las provincias cuyanas con la expedición del general Paunero como auditor
de guerra.
Por decreto del Poder Ejecutivo Nacional del 28 de marzo de 1863, el Cnl Domingo
Faustino Sarmiento fue nombrado director de la guerra y comandante general de las
fuerzas de línea y milicias de San Juan, Mendoza y San Luis; el despacho que lo
3. acreditó en el grado le fue remitido al Cnl Sarmiento por resolución dictada tres días
después de ser nombrado director de la guerra contra el Grl Peñaloza.
A poco de arribar a San Juan fue elegido gobernador, funciones que desempeño hasta
1864, en que fue designado ministro plenipotenciario y enviado extraordinario de la
República Argentina ante los gobiernos de Chile, Perú y Estados Unidos.
Hallándose en el país del norte publicó la Vida del Chacho, en 1867, y al año siguiente
fue elegido presidente de la República, llegando a Buenos Aires el 29 de agosto de
1868.
Durante su presidencia (1868-1874) fomentó la instrucción primaria, superior y
graduada y fundó con fondos nacionales escuelas primarias, en varias provincias. De
Europa importó gabinetes de ciencias y colecciones de historia natural.
Creó escuelas normales anexas a los colegios nacionales de Corrientes y de Concepción
del Uruguay. Fundó el Colegio Militar, la Escuela Naval, y escuelas de arboricultura y
agronomía en San Juan, en Mendoza, y más tarde en Tucumán y Salta.
“Aún no acallados los ecos de la guerra del Paraguay y ya en el poder como Presidente
de la Nación, surgió en la mente del ilustre sanjuanino -señala Isaías J. García Enciso-,
la inquietud de organizar un instituto de formación de oficiales para el ejército”.
El 9 de agosto de 1869, antes de cumplir su primer año como presidente, Sarmiento
envía un mensaje a la Cámara de Diputados adjuntando un proyecto sobre creación de
una escuela castrense.
Después de ser tratado y aprobado en ambas cámaras el Poder Ejecutivo promulga la ley
correspondiente el 11 de octubre de 1869 “colocando -dice el mismo autor- la piedra
fundamental de un futuro promisorio en la formación de los profesionales militares. Se
ponía en marcha la empresa que tanto necesita el país y que por tantos años esperó el
ejército. De ella saldrían con los años, presidentes de la Nación, ministros, legisladores,
conductores de sus ejércitos en paz y en guerra, soldados todos de la patria y en muchos
aspectos arquitectos de su destino”.
En su mensaje de apertura del H. Congreso de la Nación en el año 1872 el presidente
D. F. Sarmiento así se expresaba textualmente: “Me es grato anunciaros que la Escuela
Militar funciona con el más cumplido éxito hace ya un año y que los hábiles profesores
que la dirigen llenan satisfactoriamente los objetos de esta institución, que son dotar al
ejército de oficiales científicos, ya que el arte de la guerra, por el material que requiere y
sus medios poderosos de destrucción, pone el valor al servicio de la ciencia y el genio”.
Al año siguiente en su mensaje anual de apertura vuelve a referirse a ella: “La Escuela
Militar, ha hecho ya por los progresos rápidos de sus alumnos y la solidez de la
educación que reciben los cadetes, las bases de una mejora gradual en el servicio de las
armas, tal como lo requieren las necesidades de la guerra moderna. El cuerpo de
profesores que la dirigen ha dejado satisfecho el propósito de su creación y los mejores
sistemas europeos sirven de norma a sus tareas”.
Estableció la enseñanza para ciegos y sordomudos, e hizo practicar el censo escolar.
Fundó el Museo de Historia Natural, trajo a sabios como Burmeister y fundó la
Academia de Ciencias de Córdoba. Fomentó la obra edilicia de Buenos Aires y creó el
Jardín Zoológico y el Jardín Botánico.
Ocupó luego una banca en el Senado (1875-1879), donde reactualizó el credo de toda su
vida y pronunció discursos memorables. El 12 de julio de 1877 fue ascendido a coronel
mayor. Volvió a dirigir la instrucción primaria en la provincia de Buenos Aires para
entonces y en el orden nacional en 1881.
En momentos muy difíciles desempeñó efímeramente, en 1879, la cartera del Interior.
Publicó en 1883 su libro: “Conflicto y armonías de las razas en América”; fue en misión
cultural a Chile, al año siguiente, y publicó en 1885, su último y combativo periódico
4. “El Censor”.
Dió a conocer a un sabio y a un héroe eminente en: “Vida y eventos del coronel médico
Francisco J. Muñiz” y, en 1886, volcó toda su cariño y emoción de padre en “Vida de
Dominguito”. Tuvo amor al árbol y a la naturaleza toda y, viejo ya, escribió un tratado
de selvicultura.
Viajó al Paraguay en 1887 para reposar su quebrantada salud, y volvió con el mismo
objeto al año siguiente. Publicó una serie de artículos tendientes a promover el adelanto
industrial del país vecino y conservó a pesar de sus achaques físicos, el ritmo febril de
actividad de sus mejores días.
Su muerte, acaecida el 11 de septiembre de 1888, conmovió profundamente a la opinión
pública del continente. Su cadáver, de acuerdo a un deseo suyo, fue envuelto en la
bandera de los cuatro pueblos a los cuales sirviera: la Argentina, Chile, el Paraguay y
Uruguay.
Sus restos fueron inhumados en Buenos Aires el 21 de septiembre; al despedirlos,
Carlos Pellegrini sintetizó el sentir general proclamándolo “el cerebro más poderoso que
haya producido América”.
Este hombre que tanto hizo, nada guardó para sí; perteneció a la generación de los
austeros. Sarmiento; nació, vivió y murió pobre.
BIBLIOGRAFIA
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