1. CENTRO de BACHILLERATO
TECNOLÓGICO,
Industrial y de Servicios No. 37
“Bioetica”
Biología Contemporánea | Prof. Patricia
Bojórquez
6-AM-LC Omega
Ω
Moreno Reyes Carlos Emir
Sauceda Valenzuela Luis Carlos
Vásquez Salcido Cuauhtémoc
Eliseo
2. Bioética
El bioquímico y oncólogo Van Rensselaer Potter fue uno de los primeros, en la
década de 1970, en usar la palabra bioética y trató de definirla como una disciplina
intelectual que tiene como objeto de estudio al
“problema de la supervivencia de la humanidad”. Al mismo tiempo, consideró que
podría ser usada como un “puente” entre las ciencias de la vida -en todos sus
alcances- y la ética clásica.
Actividad: Lean y analicen en equipo, cada uno de los 3 casos, dando su opinión
personal en cada uno, cuál sería la postura que tendrían en cada caso y porque?
Caso 1: Derecho a morir
• Temas que planea el caso: Derecho a rechazar tratamientos, retiro de
ventilación mecánica, muerte digna, autonomía, decisiones compartidas.
El día que Federico García murió, el viento no soplaba, no llovía, era como si el
invierno se hubiese detenido para honrar con un minuto de silencio al recién
partido. Allí en la cama, con los ojos cerrados, su expresión permanecía neutra, no
se podría asegurar que la muerte le diera paz, pero sí que alivió su sufrimiento.
Llevaba tres años postrado en una cama, sin emitir sonido, incapaz de exteriorizar
en un grito audible la frustración que la parálisis total de su cuerpo le imponía. No
ansiaba la muerte porque amaba la vida y a su familia, pero la idea de morir le
parecía menos cruenta que la de existir como un monumento viviente. El
congelamiento no era lo que le helaba el alma, sino la conciencia de esa
desconexión. Se le venía a la mente con frecuencia la imagen de una marioneta a
la que le cortaron los hilos y aborrecía la idea de sentirse prisionero en su propio
cuerpo. No era el primero en su familia en sufrir esclerosis lateral amiotrófica
(ELA), su hermana había fallecido un par de años atrás, luego de rechazar la
ventilación mecánica como medio de soporte vital. No la juzgaba, pero tampoco la
entendía del todo: esa determinación suponía para él una mezcla de libertad y
cobardía. Sabía que la muerte era inevitable, sin embargo no estaba dispuesto a
3. darle una mano: él optó por la ventilación mecánica. Tres años pasaron desde
entonces, y aun cuando en retrospectiva no estaba arrepentido, esa primera
apreciación no era la misma: veía en la muerte algo bella y a la vez trágica.
Quienes le conocieron aseguran que fue un hombre en extremo racional y
controlador. La enfermedad había evolucionado de manera rápida desde su
diagnóstico hace 4 años.
Magdalena, su mujer desde hace 24 años, había sido testigo de su
encarcelamiento, y bien se podría decir que se convirtió en su compañera de
celda. Sus tres hijos parecían vivir la situación en perfecta simbiosis. Federico
quería que fuese ella quien desconectara el ventilador, más la petición de ser
verdugo no coincidía con la visión de emancipadora que él tenía. Compartían una
religión. Sin embargo la muerte y su enfermedad eran algo que muchas veces
superaba su fe. Admitir la muerte como opción en vida era más natural para
Federico que continuar viviendo como un muerto, por lo que una vez reunida su
familia no se cuestionaron su voluntad. Faltaba aun considerar la opinión de los
médicos. Para ellos implicaría una cuestión de validez moral, un conflicto entre el
deber de tratar al enfermo con todo lo disponible o la petición de retiro del
tratamiento lo cual lo llevaría a la muerte. Federico reconocía y agradecía las
concesiones que sus médicos, ya por largo tiempo, hacían por él. Pero no estaba
dispuesto a tranzar: su voluntad, el último vestigio de su autonomía tenía que ser
respetada, aun cuando supusiese un conflicto para ellos. Se acordó, después de
un difícil análisis en varias reuniones, aceptar su solicitud. Se iniciaría con
medidas de sedación para evitar la angustia respiratoria y Federico no podía estar
más de acuerdo: sería una horrible burla que lo único que sintiese en los últimos
tres años fuese el sufrimiento provocado por la resistencia de su cuerpo a partir.
Quería marcharse en silencio, como durmiendo, y que en el recuerdo de su familia
la línea entre la vida y la muerte se fundiera hasta hacerla imperceptible.
4. Opinión: Mis compañeros y yo opinamos que, dado que en este tipo de casos donde el
paciente ya es seguro que no vuelva a poder mover su cuerpo queda a voluntad de la
familia, pero Federico padecía una enfermedad degenerativa de la que la medicina no
posee una cura, por más difícil que fuese aceptarlo, Federico, fuera del sentimentalismo,
jamás tendría una vida satisfactoria.
Caso 2: Donación de órganos
• Temas que planea el caso: Trasplante de órganos, donación de órganos,
asignación de órganos, condiciones de la donación, muerte encefálica, sentido del
final de la vida.
Se presenta el caso de una mujer de 47 años, en muerte encefálica y sin
expresiones previas sobre su voluntad de ser donante de órganos. El caso se
expone como una narración contextualizada, anonimidad y las decisiones
familiares y del rol del coordinador de trasplantes, de donar los órganos. La
presentación, con una descripción del contexto y de los factores que condicionan
las decisiones, tiene el propósito de contribuir al desarrollo de la capacidad
deliberativa y a tomar mayor conciencia del problema ético de las decisiones
familiares, del anonimato de la asignación de órganos y del sentido del final de la
vida.
Opinión: Mis compañeros y yo opinamos que donar es un acto altruista, voluntario y
gratuito; quién dona órganos o tejidos, brinda la oportunidad a otras personas de tener
calidad de vida y de vivir
Esa mujer nunca se va a recuperar, tiene muerte encefálica, sus órganos tienen el
potencial para ser trasplantados a una persona que está en espera de un donador para
cual sea que fuese su caso.
5. Caso 3: Aborto
• Temas que plantea el caso: aborto por malformación fetal, aborto
terapéutico, vida antenatal, duelo perinatal, autonomía, conflicto de valores.
Fernanda esperaba impaciente que entrara el Dr. Hernández: no podía evitar la
emoción y la ansiedad que preceden a una ecografía, aun cuando no era su
primer, sino segundo embarazo. A su lado Rodrigo seguía de pie, sólo habían
pasado unos minutos desde que la enfermera los había hecho pasar, pero para
Fernanda la espera siempre era eterna y más aún cuando se encontraba en la
camilla recostada con esas batas tan características que no cierran en la espalda
y que dejan la extraña sensación de estar “expuesta al mundo”.
Había sufrido un par de episodios de metrorragia a las 6 semanas, razón por la
cual la habían dejado en reposo y con tratamiento hasta hoy que se cumplía la
semana número 12 de gestación. Se abrió la puerta de la consulta y al ver la
sonrisa del doctor, Fernanda de inmediato respiró más tranquila. Rodrigo, muy
compuesto, le extendió la mano y ambos se saludaron cordialmente. Fernanda no
dejaba de sonreír, la maternidad la cautivaba con todos sus matices: los kilos de
más, los vómitos matutinos, su cuerpo moldeándose para dar forma a una nueva
vida, incluso el gel helado que cubría ahora su vientre. Pero algo andaba mal, el
doctor llevaba demasiado rato meditabundo y en silencio, y al escudriñar su rostro
no pudo evitar descubrir cierta desazón. Rodrigo pareció notar algo parecido: -
Doctor ocurre algo? Un poco sobresaltado respondió: la verdad es que la imagen
revela una discordancia entre el tamaño del embrión y la edad gestacional, o sea
lo que quiero decir es que el porte de su hijo no es el que debería para esta etapa
del embarazo. Sin embargo no es nada por lo que alarmarse de sobremanera,
significa que estaremos más pendientes, y haremos un par de estudios, les
parece? -Claro doctor, lo que usted estime conveniente. Entre las semanas
siguientes se demostró una placenta anormal, hiperrefringente con ovarios
6. quísticos y gonadotrofinas elevadísimas. Esto último produjo en Fernanda una
tirotoxicosis secundaria, la que se trató con propiltiouracilo. La espera hasta la
semana 16 pareció eterna y, aunque Fernanda se sentía mejor, su esperanza de
que no hubiese problemas se hacía cada vez más fuerte. Sin embargo el hallazgo
ecográfico de una anomalía en el cráneo era indicador de una posible alteración
cromosómica. Ambos aceptaron continuar el estudio de modo que se realizó una
amniocentesis y un FISH que confirmaron una triploidía XXX para todas las
células analizadas. El Dr. Hernández les explicó detalladamente que lo que
mostraban los análisis era un feto incompatible con la vida y que cuando naciera
podía no mostrar alteraciones físicas considerables. Pero el problema radicaba en
que tendría un retardo severo del crecimiento y una vez producido el parto sería
incapaz de vivir más de minutos. -¿Pero, ni siquiera unas horas? No le pido un
día, sólo horas… -No, me temo que no. Fernanda incrédula miraba fijamente su
abdomen, Rodrigo de pie a su lado tenía una mano apoyada sobre su cabeza y la
otra sobre su hombro. Todo era pena y desconcierto. Para Fernanda esto era
irreal, no podía ser… ¿cómo?, si ella sentía todo ¿cómo no se dio cuenta? Luego
de un rato en el que el doctor les dio cierto espacio para asimilar el primer golpe,
Rodrigo lo miró, y agregó: -Doctor ¿Qué sugiere? -La verdad es que existe la
posibilidad de que continuando el embarazo se ponga en riesgo a Fernanda.
Interrumpiéndole con cierto temblor en la voz, Rodrigo preguntó: -Cómo
doctor…riesgo?, qué clase de riesgo? -En estos casos la madre puede sufrir una
pre- eclampsia y posterior eclampsia, que en términos concretos son crisis
hipertensivas que hasta pueden llegar a ser mortales para la madre. Ambos
palidecieron, Fernanda no dejaba de mirar hacia su vientre. -O sea doctor, lo que
usted sugiere es que terminemos con el embarazo?. Pero si yo me siento
bien…no he tenido ningún
problema, no he tenido dolores de cabeza…nada de nada. No podría estar mejor.
-Fernanda, puede que no se haya manifestado aun, pero continuar en este estado
puede llevarte a una crisis hipertensiva en la que las posibilidades de revertirla son
bastante bajas. Yo sé que es muy difícil de enfrentar todo de una vez: la noticia del
embarazo con un feto enfermo y el riesgo para tu salud. Pero entiende que como
7. médico tengo el deber de explicarte directamente como son las cosas. Se fueron
de la consulta en un estado de automatismo total. Ya en su casa se sentaron a
almorzar, la muerte ocupando el tercer asiento, como un invisible y silencioso
convidado de piedra al que ninguno quería nombrar por miedo a que de un
momento a otro se materializara. Masticaban la comida con lentitud, como si los
movimientos rítmicos hicieran más tolerable la tarea y dejaran espacio para que la
mente se ocupara en otras cosas. Decidieron entre ambos hablarlo con sus
padres y amigos, necesitaban consejo y exteriorizar aquellos temores que no se
permitían decir. El aborto les pareció a todos la respuesta más lógica, pero la
sensación de tener un corazón de plomo no se aliviaba en ninguno de los dos
padres. Finalmente asumieron el riesgo de esperar, bajo vigilancia médica muy
cercana, sin plantearse la posibilidad de interrumpir el embarazo si no había ya
una preclamsia establecida. Eso ocurrió a las 21 semanas de gestación, con alza
de presión arterial y proteinuria elevada. La indicación de interrumpir el embarazo
ya no admitía discusión, lo que ellos comprendieron y con dificultad aceptaron.
Hospitalizada hace un par de horas, el momento había llegado y una vez más la
realidad los golpeaba de manera implacable.
Sonrieron cansadamente: el proceso había sido largo y mentalmente agotador,
aun sabiendo que no había otro escenario posible y a pesar de estar tranquilos
con la decisión, no podían dejar de sentir una pena infinita. Antonia nació por un
micro cesárea con 320 grs., fue bautizada por su padre, vestida, tomada y
acariciada por Fernanda y Rodrigo, y falleció a los pocos minutos de vida. Fue
velada y sepultada al otro día por sus padres, hermana y familiares cercanos. Con
pena pero en paz, expresaron después que su hija será siempre parte de sus
vidas.
Opinión: Opinamos que en este caso si era necesario el aborto, ya que si se seguía con
el proceso de 9 meses podría afectarle de manera negativa a la madre, sabiendo que el
feto no iba a durar ni una hora.