Bourdieu define la violencia simbólica como una forma sutil de agresión impuesta por las clases privilegiadas a las desprotegidas a través de la apropiación de las prácticas sociales dominantes como universales. Esto causa desigualdades abismales entre los estudiantes, donde el éxito depende más de la posición social que de las capacidades. Además, esta violencia es difícil de identificar ya que se vuelve algo legítimo y universalmente aceptado. Por lo tanto, el autor destaca el papel crucial del docente en romper