El documento describe las observaciones de Darwin durante la primera parada del Beagle en las islas de Cabo Verde en enero de 1832. Darwin observó la geología volcánica de la isla, incluidas las capas de roca y conchas fosilizadas. También observó la escasa vegetación y fauna local, incluyendo un martín pescador endémico y una babosa marina de color amarillo. Darwin pasó horas estudiando los pulpos, notando su capacidad de cambiar de color y emitir fosforescencia.