Los cables submarinos de fibra óptica son la base de la red mundial de telecomunicaciones, transmitiendo aproximadamente el 90% del tráfico de Internet a través del lecho marino. Estos cables se instalaron en la década de 1960 usando pares coaxiales y luego fibra óptica, permitiendo la transmisión digital de voz, datos y video a altas velocidades. Aunque los satélites cubren parte de la demanda, especialmente para televisión e Internet, los cables submarinos siguen siendo fundamentales.