La canonización es el proceso mediante el cual la Iglesia Católica declara a alguien santo. Juan XXIII y Juan Pablo II fueron canonizados debido a sus extraordinarias virtudes y su dedicación a promover la justicia, el amor y la paz entre todos los seres humanos, a pesar de que como todos, cometieron errores. La decisión de canonizarlos se basó en una evaluación global de sus vidas y el gran valor humano de sus características.