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Capítulo III: Relato Histórico.


       “La época del salitre y los grandes cambios de
       fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX”




                               Introducción

       En este capitulo se abordara principalmente lo relacionado, por un lado con
la corriente historiográfica, y por otro con el contenido histórico que abarca la
unidad trabajada.


       Con respecto a la corriente historiográfica se podrá evidenciar como esta
fue abordada para la construcción del relato histórico, es decir, cuales fueron los
autores y sus respectivas tendencias a la hora de investigar. Es así que quedara
de manifiesto que dentro de las principales corrientes utilizadas y analizadas van
de acuerdo a lo que es la historiografía marxista, por un lado, y a la historiografía
urbana, por otro. Con esto se trabajaran los contenidos correspondientes a lo que
son los movimientos sociales, principalmente el movimiento obrero, y la llamada
“cuestión social” con sus consecuencias, como lo son la crisis de hacinamiento de
la población obrera, destacado en el estudio de los conventillos. Así también con
los principales autores contemporáneos a la época abordada, que si bien es cierto
no estarían ligados a una determinada corriente, su respectivo análisis nos puede
llevar a esa interpretación.
Avanzando en el capítulo se podrá encontrar con el relato histórico
correspondiente a los contenidos de la unidad trabajada, en este caso, la que
corresponde al “balance del Chile decimonónico”, como es trabajado en los textos
escolares licitados por el Ministerio de Educación.


       Acá se podrá ir evidenciando como esta unidad comienza, o tiene como
antecedente la Guerra Civil de 1891, donde se acaba con el régimen
presidencialista que predomina en los años anteriores, pasando a un régimen
“parlamentario”, donde el poder predominante era el legislativo.


       Por otro lado se vera como durante el transcurso de esta época se van
sucediendo notorios cambios sociales, relacionados en si con la llamada “cuestión
social”, que afecto a las clases más pobres dentro de la sociedad. Así también
como el grupo obrero fue alcanzando mayor notoriedad y alcanzando mayor
concientización. Además se ven los cambios culturales evidenciados en el cambio
de siglo, y como se pasó de un siglo a otro con problemas dentro de la clase
política y la clase obrera.


       Para finalizar con los contenidos referidos a la celebración del centenario de
la República de Chile, con sus preparativos, y todo el proceso que se llevo a cabo,
considerando a quienes criticaban el énfasis que se le dio a dicha conmemoración.
1. CORRIENTE HISTORIOGRAFICA



        Podemos decir que, entre otras cosas, la historiografía marxista fue la
primera escuela en romper con los criterios de producción netamente académica,
planteando la necesidad de la ligazón entre la generación de conocimiento
historiográfico y la lucha por el cambio social, este ultimo punto fue uno de sus
preocupaciones a la hora de desarrollar la historia, por parte de los historiadores
marxista.


“Entre las décadas 50 y 70, la escuela historiográfica marxista desarrolló una serie
de características que la identificaron como corriente y que le dieron su fortaleza.
Esta corriente, que tomó cuerpo al calor de los importantes procesos de ascenso
de la lucha obrera y popular del periodo, y que se gestó junto a una cada vez
mayor influencia de los partidos y organizaciones marxistas en la realidad
nacional, significó para la historiografía tradicional una serie de importantes
rupturas”.1


        La historiografía marxista sin lugar a duda ha hecho importantes
contribuciones a la historia, desde sus inicios en el siglo XIX y en su desarrollo a lo
largo del siglo XX. Pero principalmente la historiografía marxista ha realizado
aportes históricos a la clase obrera, las naciones oprimidas y a la metodología que
esta utiliza en los estudios de los acontecimientos es una mirada desde abajo. El
principal aspecto característico de esta corriente se ha basado en la tesis del
carácter determinado de la historia, bajo el prisma de la lucha de clases, resumida
en el choque de una clase dominante y una clase oprimida, la cual según Marx es
una historia que se repetirá a lo largo de los tiempos, y su fin llegara solo cuando
el pueblo sea uno solo y no exista la elite opresiva.



1
  Fuentes, Miguel. “Gabriel Salazar y la nueva historia, elementos para una polémica desde el marxismo
clásico (exposición y debate). Universidad de Chile, Facultada de Filosofía y Humanidades Departamento de
Ciencias Históricas. Año 2007.
Esta renovación teórica generó un valioso aporte al conocimiento histórico,
proponiendo otros enfoques como por ejemplo, la historia “desde abajo”
convirtiéndose, junto a la Escuela de los Annales , en una de las corrientes más
significativas de la historiografía del siglo XX.


        La escuela marxista alentó un interés creciente por el estudio de la historia
del artesanado y del movimiento obrero, fundando en los hechos el primer
desarrollo sistemático de la historia social en el mundo y particular en nuestro
país.


        Dentro de la investigación realizada podemos encontrar dos tendencias
historiográficas principalmente marcadas, a continuación encontraremos los
principales textos los cuales han dado el respaldo necesario a la investigación
realizado a lo largo del semestre e identificaremos sus corrientes historiográficas,
para luego analizar las principales y de mayor influencia.


        Sin lugar a duda que el texto a nivel mundial que vino a despertar a la clase
trabajadora, no tan solo a nivel nacional, sino que a nivel mundial es el libro de
Marx, Karl & Engels. Conocido como el “Manifiesto Comunista”. Claramente este
libro se identifica con la historiografía marxista, además este libro es escrito por el
inspirador de esta historiografía el filósofo alemán Karl Marx.


        En el libro de Garcés, Mario & Milos Pedro, “las centrales unitarias en la
historia del socialismo chileno” Ed. Eco, educación y comunicación. Santiago de
Chile, agosto de 1988. En este libro podemos encontrar de igual manera la línea
historiográfica marxista, a la hora de revisar su análisis, en este libro podemos
identificar, los orígenes de las centrales unitarias, y como el socialismo y su
política, se hicieron participe del origen y fortalecimiento de los movimientos
sociales, pero principalmente del movimiento obrero.
El libro de Mandel, Ernest, “Introducción al Marxismo”, Ed. Revolta global,
año edición 1977. Este es un autor mencionado por ejemplo por Gabriel Salazar
como un gran influyente de la corriente marxista, principalmente en contexto de la
economía. Este libro corresponde a la historiografía marxista, en donde podemos
encontrar por ejemplo el origen del marxismo y sus ideales, además de mencionar
en que consiste el materialismo histórico y la dialéctica histórica conceptos
tratados por Marx. Para poder comprender de mejor manera el materialismo y la
lucha de las clases sociales.


      El libro del historiador chileno Sergio Grez. “La cuestión social en Chile
ideas y debates precursores (1804-1902). Ed. Dirección de bibliotecas, archivos y
museos, Santiago de Chile 1995. Es un verdadero aporte para la historia chilena y
principalmente para contextualizar un concepto tan importante como lo fue la
cuestión social en nuestro país. Este autor verdaderamente no tiene un enfoque
marxista, más bien tiene una tendencia historiográfica de la nueva historia social,
donde podemos destacar en este libro el análisis de uno de los conceptos más
importantes dentro de lo que fue el movimiento obrero, y movimiento social, nos
referimos a la denominada cuestión social. Además con este texto se logró
relacionar las distintas temáticas que se abordaron, es decir, los movimientos
obreros, los conventillos, y lo que corresponde al centenario de Chile.


      Siguiendo con el mismo historiador en su obra “De la regeneración del
pueblo a la huelga general. Este libro es realmente una síntesis de una gran
cantidad de trabajos del historiador chileno, en este libro encontramos
básicamente los inicios del movimiento obrero chileno, hasta la huelga general que
tuvo lugar en 1890. Y que denominada como la primera gran huelga de la historia
de nuestro país. Además este libro desde el punto de vista historiográfico tiene
principalmente una tendencia historiográfica social.
Otro texto en la cual podemos encontrar fuentes primarias de gran
importancia es el del historiador Escobedo Arias, Osvaldo.” La prensa obrera”,
colección: convenio cultural CUT-U n°. Universidad de Chile, Chile-Chillan. Este es
un libro en donde destacan los relatos de trabajadores, como fuentes primarias,
además del análisis del autor en alguno de estos relatos, la línea historiográfica en
la cual este texto se basa es marxista.


          Blanco, Arturo. “importancia de las sociedades de socorro mutuo, sus
beneficios materiales y morales. IMP. Y ENC. La universal. Santiago 1911. En
este texto podemos encontrar el origen de las sociedades de socorro mutuo, con
la presencia de Fermín Vivaceta y explicando cual es el origen el despertar del
trabajador nacional.


          Se puede decir que la historiografía urbana tiene la particularidad de
distinguir la historia de la cultura urbana en diversos estudios de casos, a partir de
períodos específicos de las diversas ciudades de Latinoamérica.


          La historiografía urbana se orienta en considerar los estudios históricos de
los imaginarios urbanos y las formas y modos de vida que se representan a partir
de la literatura nacional de cada caso específico. Esto último tiene vital importancia
en lo que se refiere a un modo de conocer la vida cotidiana de las realidades
urbanas. La importancia de la historiografía urbana tiende a considerar la
necesidad de entender cómo se han estructurado y ubicado las diversas
realidades sociales que se han asentado en un determinado espacio urbano a
través del tiempo, lo cual ha provocado y ha tendido formar un determinado orden
social.


“Por historia urbana generalmente se entiende aquella que se centra en la ciudad
y el proceso de urbanización; por extensión, también se suele designar así a la
historia de las disciplinas que se han ocupado del diseño y administración de la
ciudad, especialmente del urbanismo técnico que surgió a raíz de los problemas
de la ciudad industrial. La distinción entre historia urbana y urbanística resulta útil
de mantener al aproximarse, como pretende este texto hacerlo, a aspectos
historiográficos y metodológicos de este campo en las últimas décadas, en medio
de una creciente literatura internacional de obras generales y estudios de casos.” 2


        La historiografía urbana ha sido muy importante en el estudio de la
composición, las tipologías, y las condiciones de vida de los sectores populares
que habitaban en los conventillos y habitaciones urbanas durante los periodos
comprendidos entre el siglo XIX y comienzos del siglo XX.


“A pesar de esta genealogía que la entronca con el siglo XIX, puede decirse que la
historia urbana en tanto campo epistemológico es de constitución relativamente
reciente, lo cual puede ser visto en parte como consecuencia del lento y tardío
desarrollo que la historia social tuvo, a mediados del siglo XX, bajo el influjo de la
escuela de los Annales y otras vertientes de inspiración weberiana o marxista”. 3


        Sin embargo, pese a la reciente incorporación de la historiografía urbana en
el estudio de la realidad latinoamericana esta se puede considerar enormemente
relevante ya se han iniciado estudios de temáticas de carácter social a partir de
períodos específicos de la historia.


        Para hablar acerca de la situación que se vive en Chile durante la segunda
mitad del siglo XIX y comienzos del XX, se pueden encontrar estudios referidos
acerca de la precariedad del tipo viviendas, que pertenecían principalmente a la
clase obrera, como así también de las condiciones de vida que se llevaban en los
“conventillos” de las ciudades, teniendo como ejemplos concretos, las ciudades de
Santiago y Valparaíso.



2
  Almandoz, Arturo. Historiografía Urbana en Latinoamérica: del positivismo al postmodernismo. Articulo
Revista Diálogos- índice volumen 3”.
3
  La sociedad (siglos XVIII-XIX). Balance de la historiografía”. En V. Vásquez de Prada e Ignacio Labarri
(eds.), Balance de la Historiografía sobre Iberoamérica (1945-1988). Pamplona: Ediciones Universidad de
Navarra, 1989, pp. 557-591.
En lo que respecta a la conformación de la historiografía urbana, se puede
establecer que en la mayoría de los casos los diversos documentos que se
presentan como resultado de estudios y relatos, serán presentados por personas
que se encuentran muy preparadas en el campo académico, a partir de obras que
han influido de manera trascendental en Latinoamérica.


       A continuación se presentan algunos de los autores que han seguido la
línea historiográfica del urbanismo, las cuales han sido utilizadas en la
investigación “Las condiciones de vida de los sectores populares en los
conventillos de Santiago a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX”.


       El libro de Urbina C., María Ximena. "Los conventillos de Valparaíso, 1880-
1920: Percepción de barrios y viviendas marginales", en: Revista de Urbanismo,
N° 5, Santiago de Chile, publicación electrónica editada por el Departamento de
Urbanismo, F.A.U. de la Universidad de Chile, enero de 2002, sigue la línea de la
historiografía del urbanismo. En este libro se puede apreciar de manera muy clara
la composición, la fisonomía, la estructuración, y la caracterización del
componente humano que existe en los conventillos de Valparaíso.


       Continuando con la revisión de los trabajos correspondientes al estudio del
urbanismo se destaca el trabajo de Loreto López, Rosalva, coordinadora. “Perfiles
Habitacionales y condiciones ambientales historia urbana de Latinoamérica siglos
XVII- XX. Pág. 380. En este libro se reúnen doce trabajos con temáticas sobre
distintas aristas de la reciente temática de la Historia Ambiental el urbanismo, la
geografía urbana, la ecología, la historia, la sociología y la arquitectura. A partir de
esto se puede establecer que este libro corresponde a la historiografía urbana.


       Uno de los autores mas reconocidos en el ámbito de la historia urbana es
Ramón, Armando. “Santiago de Chile (1850-1900) Límites urbanos y segregación
espacial según estratos. Revista Paraguaya de Sociología Publicación de ciencias
sociales para America Latina Centro paraguayo de estudios sociológicos. Pág.
258. En esta publicación se sigue la línea de la historiografía urbana, a partir de
estudios realizados en Chile a partir de la segunda mitad del siglo XIX.


       Otro de los trabajos de Ramón, Armando: Estudio de una periferia urbana,
Santiago de Chile 1850- 1900. Este documento es un articulo que es producto de
un estudio realizado por el historiador Armando de Ramón que se presenta como
un avance de una investigación mucho mas amplia, en donde intenta describir la
dinámica del avance de los bordes de la ciudad de Santiago entre el periodo que
abarca de los años 1850 hasta 1900. El objetivo de este trabajo es estudiar el
proceso en el cual se forman las llamadas poblaciones, tanto aquellas que se
levantaron en los sectores mas pobres, como aquellas que se ofrecían a los
sectores mas acomodados. En este libro se puede establecer que corresponde a
la historiografía urbana ya que se estudian los procesos de transformaciones de la
ciudad de Santiago de Chile en la segunda mitad del siglo XIX.


       Una vez que se han revisado algunos autores que han estudiado la
temática del urbanismo, se conocerá la obra de Luis Alberto Romero: ¿Qué hacer
con los pobres? Elite y sectores populares en Santiago de Chile 1840- 1895. Este
documento corresponde a una descripción acerca de los diversos aspectos que
rodean la vida de los grupos más bajos de la sociedad, y aquellos que
corresponden a la elite criolla de nuestro país durante el siglo XIX. Este libro sigue
la tendencia de la historiografía social, lo que permite conocer la composición
social de la población existente en Santiago durante la segunda mitad del siglo
XIX


       El estudio que realiza Luis Alberto Romero: Condiciones de vida de los
sectores populares en Santiago de Chile 1840-1895 vivienda y salud, se puede
considerar como un documento muy relevante ya que permite conocer las
condiciones de vida que se generaban en las viviendas de los sectores populares
durante la segunda mitad del siglo XIX, a partir de esto se puede considerar que
este libro sigue la historiografía social.
La investigación realizada la podemos incluir en lo que se denomina “Nueva
Historia Social”, la cual tiene bastante tendencia a seguir de la historiografía
marxista si tomamos en cuenta que el estudio fue acerca del Centenario de la
Republica de Chile, viéndolo desde el punto de vista de una crítica a la celebración
considerando la crisis social en la que estaba envuelta el proletariado, dentro de
un proceso denominado “Cuestión social”, por lo que se abordo como fuentes
primarias los discursos y relatos de quienes criticaban dicha celebración. Además
se enfocó en lo que se considera como la crisis política del periodo comprendido.


      Para esto se tomó como referencia bibliográfica lo siguiente: Cruzat,
Ximena, et al. El pensamiento frente a la cuestión social en Chile. Este texto nos
entrega un análisis de acuerdo a personajes que influyeron en el pensamiento
frente a un problema que estaba en boga tanto en Chile como en el mundo, a
finales del siglo XIX y comienzos del XX. Por ejemplo palabras de Luis Emilio
Recabarren, Valdés Canje, Nicolás Palacios, etc.


      Aylwin, Mariana. Et al. Chile en el siglo XX. Editorial Planeta. Décimo
tercera edición. Santiago, Chile. 2008. En este texto vemos como se aborda la
temática del centenario y la cuestión social, bajo la mirada de la historia general de
Chile. Estos autores pueden considerarse dentro de las tendencias actuales que
tienden a coexistir dentro de las corrientes marxistas, estructuralistas, revisionista
conservadora y liberal.


      Góngora, Mario. Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los
siglos XIX y XX. Editorial Universitaria. Novena edición. Santiago, Chile. 2006.
Acá podemos ver la perspectiva de acuerdo al análisis del Estado de Chile.
Además de que nos entrega fuentes primarias como son los discursos de
intelectuales de la época. Hay que considerar que la corriente historiográfica a la
cual se adscribe el autor es de carácter “Estructuralista”, que se dio a mediados
del siglo XX.
También encontramos libros que abordan la temática del Centenario de la
República: Calderón, Alfonso. Cuando Chile cumplió cien años. Este texto nos
entrega una revisión acerca de los festejos del centenario, detalladamente, desde
la mirada de la “cuestión social” hasta “los aguafiestas del centenario” como lo
fueron los intelectuales que criticaron los festejos.


       Otro autor es Carlos Morla. El año del centenario. Acá nos entrega sus
memorias con respecto a lo que vivió personalmente en los festejos del centenario
de la República.


       Por otro lado encontramos la recopilación de testimonios realizada por
Cristian Gazmuri. Testimonios de una crisis. Chile: 1900 – 1925. Editorial
Universitaria. Santiago, Chile. 1979. Este texto nos presenta un análisis de los
distintos discursos que abordaron diferentes personajes, que se refirieron a la
crisis acaecida en Chile en los periodos que el autor aborda. Este autor se
encuentra dentro de lo que se considera “Historia de la vida privada”, un punto
más de la “Nueva Historia Social”.


       Desde el punto de vista económico se toma en cuenta la obra de Agustín
Ross, Chile: 1851-1910: sesenta años de cuestiones monetarias y financieras y de
problemas bancarios. Este texto nos entrega un balance de lo que corresponde al
momento vivido en la economía, la cual se consideraba que estaba en crisis.


       Finalmente se utilizaron las cartas del Dr. J. Valdés Canje. Sinceridad. Chile
Íntimo en 1910. De este texto extraíamos la carta que le envía al Presidente
Ramón Barros Luco, luego de finalizadas las celebraciones del Centenario. Donde
critica las actividades y le da su punto de vista con respecto al actuar de los
gobernantes.
2. EL AUGE Y DECADENCIA DEL SALITRE




        Tras el fin de la Guerra del Pacífico, Chile vivió un proceso de expansión
territorial, anexándose los territorios bolivianos de Antofagasta y los territorios
peruanos de Tarapacá. Ambos con extensas zonas ricas en minerales para
explotar. Entre estos se encuentra en primer lugar el salitre, que fue el recurso
económico de finales del siglo XIX y comienzos del XX; y el cobre con el que se
sostiene la economía chilena en la actualidad. La explotación del salitre se
sustento principalmente por el manejo de los privados, particularmente por los
ingleses, quienes dominaban el comercio durante el siglo XIX. Efectivamente, las
inversiones británicas en América Latina comenzaron con un fuerte ímpetu en la
década de 1820, después disminuyeron en los próximos veinticinco años, se
expandieron lentamente durante la década de 1850, aumentaron más rápidamente
durante los doce años que siguieron al año de 1860, disminuyeron durante la
depresión de 1873 – 1879, nuevamente lograron un fuerte ímpetu por segunda
vez en la década siguiente, y, finalmente, recuperaron su fuerza en los primeros
años del siglo XX, cuando se hicieron fuertes inversiones no sólo en la minería,
sino también en otras empresas.4 Es así que se demuestra la participación de los
capitales extranjeros, precisamente británicos, no solo en Chile sino que también
en gran parte de América Latina. Al Estado solo le correspondía cobrar elevados
impuestos para fortalecer la economía chilena, con lo que se realizaron una serie
de obras públicas. Dentro de esos grupos de empresarios aparece la figura de un
personaje particular, John Thomas North, denominado el “rey del salitre”.


        Dentro de los fenómenos demográficos que se produjeron con el auge de la
economía del salitre fue el considerable aumento de la población en la zona norte
de Chile, ya sea en las zonas donde se trabajaba el salitre o también en la zona


4
 Rippy J. Fred, British Investments in Latin America, 1822 – 1949: a Case Study in the Operation of Private
Enterprise in Retarded Regions (Minnepolis, 1959), p. 66. Citado en: Soto Cárdenas, Alejandro. Influencia
británica en el salitre. Origen, naturaleza y decadencia. Editorial Universidad de Santiago. Santiago, Chile.
1998. p. 32.
de la costa. Entre 1895 y 1899, se registro la existencia de 48 oficinas salitreras,
en las cuales trabajaban más de 18.685 operarios; entre 1910 y 1914 esta cifra se
triplicó, ascendiendo a 118 oficinas y 46.470 trabajadores.5 Por otro lado se
comenzaron a crear extensas vías ferroviarias que unieran la zona de explotación
con los puertos de la región.


        La economía sustentada en el salitre fue aumentando gradualmente a
medida que comenzaba el nuevo siglo, siendo Chile uno de los principales países
productores de esta materia prima, que era utilizado tanto como abono como
también en la pólvora. Este último punto es importante, considerando que mientras
estaba en desarrollo la Primera Guerra Mundial la exportación creció
considerablemente. Como contrapunto esta la creación del salitre sintético en
Alemania, lo que hizo disminuir la producción comenzando la década del 20. Así
encontramos diferentes factores para la decadencia del ciclo salitrero. “El año
1919 señaló el comienzo de la decadencia de la influencia británica en la actividad
salitrera de Chile. Varios factores se diversa naturaleza explican esta situación. En
primer lugar, hay que mencionar la decadencia de esta actividad como tal, debido
al agotamiento de los caliches de alta ley y a la invención del salitre sintético por
los alemanes en la Primera Guerra Mundial. En segundo lugar, hay que referirse al
desarrollo de los sentimientos nacionalistas en Chile que ya no toleraban el
predominio extranjero en una actividad económica que era tan vital para este país.
En tercer término, tenemos la presión ejercida por inversionistas yugoslavos y
norteamericanos que disputaron a los británicos la hegemonía que hasta entonces
habían tenido es esta actividad minera y que terminaron por suplantarlos a pesar
del nacionalismo chileno. Finalmente, hay que recordar el movimiento obrero
chileno que dejó en claro ante la opinión pública y el gobierno de Chile los
aspectos odiosos del dominio británico en la minería salitrera. 6 Siendo finalmente



5
      La   vida    cotidiana    en     la    pampa      salitrera (1830     –    1930).   Extraído    de:
http://www.memoriachilena.cl/temas/index.asp?id_ut=lavidacotidianaenlapampasalitrera. Visto el 10 de
octubre de 2010.
6
  Soto Cárdenas, Alejandro. Influencia británica en el salitre. Origen, naturaleza y decadencia. Editorial
Universidad de Santiago. Santiago, Chile. 1998. p. 159.
la crisis económica mundial del 29 la que estancó la producción, terminando así
con un período de auge económico.



    3. TIEMPO DE “PARLAMENTARISMO”




        Una vez finalizada la Guerra Civil de 1981 y con el término del gobierno de
José Manuel Balmaceda se instala en Chile un sistema de gobierno muy parecido
al Parlamentarismo ingles. Este periodo comprendido entre 1891 y 1925 es
llamado como la “Republica Parlamentaria”, la que se sustenta en la Constitución
de 1833 que le otorga amplias facultades al Ejecutivo. “La Constitución de 1833
pretendió institucionalizar el autoritarismo portaliano, que desde 1829 se ejercía de
hecho. El ambiente de confianza colectiva y la sugestión que produjo el éxito del
gobierno dictatorial del ministro Portales, determinaron una reacción doctrinaria en
sentido autoritario que condujo a nuestra clase alta a aceptar la idea de un
                       7
gobierno fuerte”.          Sin embargo, también le entregaba amplias facultades al
Legislativo. “Entre las más importantes atribuciones del Congreso estampadas en
el Código Político que sirvieron de base a la interpretación parlamentarista de la
Constitución de 1833, destacaremos las siguientes:


    1. Aprobar o reprobar anualmente la cuenta de inversión de los fondos
        destinados a los gastos de la administración pública que debe presentar el
        gobierno (art. 36, Nº 1). Esta importante atribución traduce admirablemente
        el pensamiento de los constituyentes del 33 que se empeñaron en dar al
        poder legislativo un verdadero tutelaje sobre el ejecutivo. Este precepto
        forma parte de un conjunto de facultades fiscalizadoras e inspectivas que la
        Carta fundamental entregó a los Cuerpos Legislativos para vigilar al
        Presidente de la República en el ejercicio de sus atribuciones, para juzgar


7
 Heise, Julio. Historia de Chile. El período parlamentario. 1861 – 1925. Tomo I. Editorial Andrés Bello.
Santiago. Chile. 1974. Pág. 22.
sus actos, para contenerlo en el camino de las ilegalidades, y para corregir
         el rumbo político que eventualmente siguiera el jefe del Estado o sus
         ministros. La supervigilancia sobre todos los ramos de la administración
         pública y sobre la observancia de la Constitución conferían al Parlamento
         una influencia muy directa y muy eficaz sobre la vida pública y constituyente
         un rasgo esencial del sistema político establecido por la Constitución de
         1833”.8


         Es así como esta oligarquía parlamentaria podía trabar al Ejecutivo si
consideraba que las políticas atentaban contra sus intereses. Por lo que durante
este periodo se sucedieron numerosos gabinetes en los distintos gobiernos, es
decir, el Congreso llamaba a los ministros a interpelación, donde se interrogaban a
los funcionarios del gabinete. Sin embargo, estas prácticas comenzaron mucho
tiempo antes. “La interpelaciones, los votos de censura y las comisiones
investigadoras permitieron dilucidar y fijar los principios teóricos que sirvieron de
fundamento al régimen parlamentario y a la función fiscalizadora del Congreso. En
el cumplimiento de esta tarea destacaron los diputados Manuel A. Matta, Domingo
Santa María, José M. Balmaceda, Antonio Varas, Domingo Arteaga, Enrique
Cood, Manuel Recabarren, José Eugenio Vergara y muy especialmente el
diputado por Chillán y Ministro Manuel Antonio Tocornal. Este hombre público
estudió     en     Francia      donde       pudo      observar      el    ejercicio     práctico      del
                       9
parlamentarismo”. Por un lado, si las declaraciones no les parecían suficientes a
los miembros de la oligarquía se declaraba un “voto de censura”, lo que terminaba
con la clausura del debate y se terminaban las labores del ministro, estas prácticas
parlamentarias hicieron que se produjera una “rotativa ministerial” que entorpecía
las labores del Ejecutivo. Y por otro, si el Congreso aceptaba las palabras del
interpelado se declaraba un “voto de confianza”, siguiendo el Ministro con su
cargo.



8
 Ídem. Pág. 23.
9
 Heise, Julio. Historia de Chile. El período parlamentario. 1861 – 1925. Tomo II. Editorial Universitaria.
Santiago. Chile. 1982. Pág. 32.
Por otro lado, se hacía necesaria una forma de limpiar el sistema electoral,
que carecía de un instrumento fiscalizador que garantizara el verdadero ejercicio
de elección, es decir, en 1891 se crea la “ley de comuna autónoma”, que dividía al
país en 267 comunas, lo que le quitaba la responsabilidad al Ejecutivo de designar
alcaldes y regidores, por lo tanto eran las comunas las que se encargaban de
designar mediante elecciones a sus representantes. “Desde entonces la comuna
autónoma se erigió en uno de los estandartes en la lucha contra el centralismo, la
omnipotencia presidencial y, sobre todo, contra la intervención electoral manejada
desde La Moneda”.10 Sin embargo, esta práctica llevo a que, como no existían
fiscalizadores, se produjera un mal ejercicio democrático, basado en el “cohecho”
y el “fraude electoral”.


        Mediante se sucedían los gobiernos, las practicas parlamentarias se hacían
bastante periódicas, lo que hacia que creciera un descontento dentro de la
población, más cuando se desestimo un conflicto social gatillado por el auge del
salitre, es decir, el fenómeno de la “Cuestión Social”, que afectaba a la clase
obrera, principalmente a la que se desenvolvía en las zonas salitreras. Mientras
que en la sociedad se respiraba un ambiente de democratización. “Alessandri
debió librar apasionada lucha antioligárquica. Desde el punto de vista político, el
estadista había llegado al convencimiento de que el sistema parlamentario,
perfectamente ajustado a las exigencias de la Democracia burguesa del siglo XIX,
resultaba incompatible con la creciente democratización. La concentración de
grandes masas de trabajadores en los centros industriales, la gratuidad de la
enseñanza elemental y el sufragio universal permitieron el acceso a la vida pública
de círculos cada vez más amplios. No es ciudadano sólo el burgués contribuyente
y propietario; también llegan a participar en la vida pública las clases media y
trabajadora sin patrimonio material alguno. El problema de la igualdad en su
dimensión económica – social se plantea con aspereza”.11 Así también, el escaso
aporte que realizaba el Congreso a nivel legislativo hizo que este descontento se

10
   Castedo, Leopoldo. Chile: vida y muerte de la República parlamentaria. Editorial Sudamericana. Santiago.
Chile. 1999. p. 39.
11
   Ídem. Pág. 180 – 181.
materializara en grupos dentro del ejercito, es decir, era tanta la desidia de los
parlamentarios que en el gobierno de Arturo Alessandri Palma apareció un grupo
de militares liderados por Carlos Ibáñez del Campo, quienes al ver que el
Congreso tenía una gran cantidad de proyectos de ley acumulados y sin
intenciones de debatir se acomete el suceso conocido como el “Ruido de Sables”,
donde los militares irrumpen en el Congreso mientras se debatía un ajuste en la
dieta parlamentaria, haciendo sonar sus sables y obligando a los parlamentarios a
legislar una mejora en los sueldos y una serie de proyectos sociales donde se
cuentan la ley de accidentes del trabajo y seguro obrero, jornada laboral de ocho
horas, reglamentación del contrato colectivo, supresión del trabajo infantil, entre
otras.


         Tras este suceso el Presidente Alessandri renuncia a su cargo como
mandatario, lo que fue rechazado por el Congreso, por lo que se le otorgó un
permiso especial para que se ausentara de sus labores. En la medianía del año
1925 Alessandri retoma el cargo y se inicia el proceso para la promulgación de
una nueva carta constitucional, la Constitución de 1925, la que le entrega amplias
facultades al Ejecutivo, poniendo fin al periodo parlamentario.
4. EL MOVIMIENTO OBRERO, LA                           “CUESTIÓN SOCIAL” Y LA
     CONCIENTIZACIÓN DEL PROLETARIADO.




        En la historiografía nacional surge el debate en la década de 1880, sobre la
existencia de la cuestión social. Este es uno de los factores que no se puede
olvidar a la hora de hablar del surgimiento del movimiento obrero, en tanto que la
“Cuestión Social” alude a las “…consecuencias sociales, laborales e ideológicas
de la industrialización y urbanización nacientes: una nueva forma de trabajo
dependiente del sistema de salarios , la aparición de problemas cada vez más
complejos pertinentes a la vivienda obrera, atención medica y salubridad: la
constitución de organizaciones destinadas a defender los intereses de la nueva
“clase trabajadora” huelgas y demostraciones callejeras, tal vez choques armados
entre trabajadores y policía o militares, y ciertas popularidades de las ideas
extremistas, con una consiguiente influencia sobre los dirigentes de los
trabajadores.12


        Uno de los antecedentes directos del movimiento obrera proviene de la
conformación de la primera sociedad de tipógrafos, la que se fundó el 18 de
Septiembre de 1853, donde se reunieron obreros y algunos dueños de imprenta
de la capital. Este es un gran impulso para lo que vendría más adelante, por el
resto de los obreros chilenos. Podemos considerar en estos acontecimientos que
su principal promotor fue el tipógrafo peruano Victorino Laínez, el mismo que en
1829 había animado la efímera Sociedad de artesanos del país. Luego los
tipógrafos fueron seguidos por los artesanos y campesinos, siendo los primeros
en comenzar a movilizarse a favor del movimiento obrero, ya que gestaron sus
propias organizaciones: las mutuales de socorro mutuo, con Don Fermín Vivaceta
a la cabeza en 1862. Este personaje es considerado como el padre del
mutualismo       chileno    ya    que     “reunía     cualidades      de    probidad,     modestia,
perseverancia y entrega a la causa de los trabajadores, que lo convirtieron en un


12
   Grez, Sergio. “la cuestión social en Chile ideas y debates precursores (1804-1902). Ed. Dirección de
bibliotecas, archivos y museos, Santiago de Chile 1995. Pág.9.
modelo para varias generaciones de militantes obreros”13. Vivaceta pudo, por fin,
concretar su proyecto mutualista como se mencionaba anteriormente en 1862,
pero este ya había tenido dos incursiones en esta creación, había generado su
primer ensayo previo en 1847, en donde ya era un personaje relativamente
conocido. Su segundo intento en consolidar el mutualismo fue en 1857, donde
comunico: “en nuestras manos tenemos todos los obreros un tesoro inagotable
que podemos usarlo aisladamente pero no adoptando el sistema de asociación
obtendremos un cambio que produzca asombrosos resultados”14


        Vivaceta puso en práctica sus ideales y el 12 de enero de 1862 fundó en
Santiago, la sociedad de socorros mutuos de artesano, la que llevaba como
nombre “La Unión” de Santiago, la más importante de las instituciones de socorros
mutuos chilenas del siglo XIX, siendo su primer presidente. “El mutualismo u otras
formas de organización popular iban cobrando una importancia progresiva. La
crisis económica, que alcanzo su apogeo entre 1876 y el estallido de la Guerra de
Pacifico, puso en movimiento a los artesanos y obreros urbanos. Los meetings,
manifestaciones de protesta y demandas a las autoridades (incluyendo una
petición de los obreros de Chile al presidente de la republica) para la adaptación
de medidas proteccionistas a la industria nacional, constituían un elemento nuevo
de la situación política”15.


        Hacia fines del siglo XIX, la clase obrera chilena había                         crecido en las
minas, los puertos, el transporte, los servicios y en las mayorías de las industrias
nacionales. “Los problemas sociales, a estas alturas, se habían hecho también
más agudos, y comprometían variados ámbitos, como por ejemplo, la calidad de
vida, vivienda, alimentación, seguridad laboral y por supuesto entre ellos, el de las
condiciones de trabajo: no existía a la fecha ninguna legislación social que
protegiera al trabajador de los abusos del capital; los dueños de las minas

13
   Grez, Sergio. “De la regeneración del pueblo a la huelga general. Ed. RIL editores.
14
   Blanco, Arturo. “importancia de las sociedades de socorro mutuo, sus beneficios materiales y morales. IMP.
Y ENC. La universal. Santiago 1911. Pág. 6.
15
   Grez, Sergio. “La cuestión social en Chile ideas y debates precursores (1804-1902). Ed. Dirección de
bibliotecas, archivos y museos, Santiago de Chile 1995.Pág.22.
especulaban con los salarios a través del sistema de fichas, eran frecuentes el
atraso en los pagos y los despidos arbitrarios”16.


        El movimiento obrero cobraba cada vez más fuerza y más adherentes y se
hacía sentir en todo el país, ya no solamente eran los artesanos y los campesinos,
como por ejemplo lo fue en la creación de la sociedad de socorro mutuo, sino que
ya estaban vinculados los mineros, los trabajadores del puerto, transporte, etc.
Este movimiento ya no constaba con algunas organizaciones individuales por lo
que faltaba una organización que uniera a todo el país. Luego de diversos
ensayos y movimientos de protestas a lo largo del país, surgiría una organización,
principalmente por trabajadores ferroviarios, pero que luego logró ampliarse como
el mundo obrero esperaba, y logró transformar el pensamiento obrero en uno solo,
y lo que pretendía era formar una organización sindical revolucionaria. Esto lo
conseguiría la FOCH fundación de la federación obrera de Chile, creada el 18 de
septiembre de 1909.


        Durante los primeros años del 1900 se sucedieron una serie de huelgas, lo
que ayudo a tener una mayor organización dentro del movimiento obrero. Es así
que se realiza la huelga portuaria de Valparaíso en 1903; la huelga de la carne en
Santiago en 1905; y la huelga de los trabajadores del salitre, con su tragedia en la
Matanza de la Escuela Santa María de Iquique en Diciembre de 1907. Este último
suceso estancó en parte los movimientos sociales. Sin embargo, dio paso a una
serie de reformas laborales, como la ley de descanso dominical, mejoras en las
viviendas obreras, y la ley de accidentes del trabajo.


        La conformación de la FOCH dio paso a que su Presidente, Luís Emilio
Recabarren, tras dejar el Partido Demócrata, fundara el Partido Obrero Socialista
el año 1912, con marcadas tendencias de Marx y Engels. Siendo finalmente un




16
  Garcés, Mario & Milos Pedro, “las centrales unitarias en la historia del socialismo chileno” Ed. Eco,
educación y comunicación. Santiago de Chile, agosto de 1988. Pág. 15.
Congreso realizado en Rancagua donde pasa a conformarse el Partido Comunista
de Chile el año 1922, adhiriéndose a la Tercera Internacional Comunista.



 4.1 LA MATANZA DE LA ESCUELA SANTA MARÍA DE IQUIQUE.



      Sin lugar a dudas el suceso acaecido en Iquique marca un antes y un
después en lo que respecta al movimiento obrero, la organización de los obreros
del salitre fue tan intensa y llamativa que comenzando en una oficina, pasaron a
sumarse más y más. La primera de estas oficinas fue San Lorenzo. La decisión
fue caminar hasta Iquique desde la pampa salitrera, más de dos mil obreros junto
a sus familias comenzaban, sin saber, el camino hacia la muerte. Buscaban
mejoras salariales, laborales y sociales, entre ellas cambiar el modo de pago de
fichas a moneda corriente, y acabar con el monopolio comercial de las oficinas, es
decir, el sistema de fichas solo se podía cambiar dentro de una misma oficina,
donde generalmente el dueño de los negocios o pulperías era el mismo dueño de
la oficina. Más específicamente, el petitorio realizado el día 16 de diciembre consta
de la siguiente manera. “Hacia las 15 horas los trabajadores presentaron el
solicitado memorial y que abarcaba los siguientes puntos:


   1. Pago de jornales a 18 d.
   2. Supresión del sistema de fichas.
   3. Libre comercio al interior de las oficinas.
   4. Cubrir las bateas (cachuchos) en prevención de accidentes.
   5. Balanza y vara para verificar pesos y medidas en las pulperías.
   6. Locales para escuelas.
   7. Prohibición de arrojar caliche sin antes pagarlo.
   8. Permanencia en sus puestos de los que han participado en la huelga o de
      indemnización entre 300 y 500 pesos en caso de despido.
   9. Indemnización de 10 a 15 días de sueldo en caso de despido.
10. El acuerdo deberá ser firmado públicamente”.17


        La intención generalizada era permanecer en Iquique hasta que los dueños
de las empresas dieran soluciones a sus peticiones, mientras en la ciudad se les
sumaban más adherentes, independiente del trabajo que realizaran. “Estas
acciones y peticiones de solidaridad fueron, al parecer, bastante bien recibidas por
los trabajadores iquiqueños. El Tarapacá señaló justamente como muestra de
simpatía hacia los obreros pampinos, los trabajadores de la ribera, los carreteros y
los cocheros del ferrocarril urbano, coches públicos y obreros de diversas
empresas suspendieron todas sus operaciones.                        Sin embargo, como ha de
recordarse, algunos de estos gremios estaban en huelga y otros la habían
declarado parcialmente; es decir, la petición de los pampinos no llegaba en un
momento de calma sino que era un elemento más que venía a completar un
cuadro general de protesta y reivindicación en que estaban embarcados los
trabajadores iquiqueños, como ha podido visualizarse en esta crónica. Lo que de
seguro ocurrió es que este movimiento se acentuó y fortaleció con las peticiones y
la fuerza demostrada por los pampinos. El comercio cerró también sus puertas,
en parte por solidaridad y muy posiblemente en mayor medida por temor de
saqueos y destrucciones”.18


        Para evitar el caos, desde la intendencia regional decidieron alojarlos en la
Escuela Domingo Santa María, mientras que desde el ministerio del Interior se dio
la orden de restringir las libertades de reunión, negando el acceso de más
huelguistas que se sumaban a la causa. La nueva orden del gobierno fue que
tenían que desalojar la ciudad el 21 de Diciembre, para eso se mando un ejército a
cargo del General Roberto Silva Renard, quien tras varios intentos de persuadir a
los huelguistas ordenó un ataque, que según el mismo general lo documenta así:
“Ordene a las 5:45, pasado meridiano, una descarga por un piquete del regimiento
O´Higgins hacia la azotea ya mencionada y por un piquete de marinería situado en

17
   Devés, Eduardo. Los que van a morir te saludan. Historia de una masacre. Escuela Santa María, Iquique.
1907. Ediciones Documenta. Chile. 1988. Pág. 94.
18
   Ídem. Pág. 97 – 98.
la calle Latorre hacia la puerta de salida de la escuela, en donde estaban los
huelguistas más rebeldes. A esta descarga se respondió con tiros de revolver y
aún de rifles que hirieron a tres soldados y dos marineros, matando dos caballos
de los granaderos. Entonces ordené dos descargas más y fuego a las
ametralladoras. Hechas las descargas y ante el fuego de las ametralladoras, que
no duraría sino treinta segundos, la muchedumbre se rindió”. 19 Cifras oficiales
hablan de entre doscientos y trescientos muertos, es más, el mismo general
señala en el parte: “Esta es la relación exacta de los luctuosos sucesos ocurridos
ayer, en los cuales han perdido la vida y salido heridos cerca de ciento cuarenta
ciudadanos”.20 Pero también está la versión de que fueron más de dos mil las
victimas de aquella masacre. “Murieron tres mil seiscientos, uno tras otro. Tres mil
seiscientos mataron, uno tras otro. La Escuela Santa María vio sangre obrera, la
sangre que conocía sólo miseria. Serían tres mil seiscientos ensordecidos. Y
fueron tres mil seiscientos enmudecidos. La Escuela Santa María fue el
exterminio, de vida que se moría sólo alarido. Tres mil seiscientas miradas que se
apagaron. Tres mil seiscientos obreros asesinados. Un niño juega en la Escuela
Santa María. ¿Si juega a buscar tesoros qué encontraría?”.21


        Este hecho tuvo una rápida respuesta que trajo consecuencias para el
movimiento obrero, ya que se informó de forma masiva a través de la prensa,
poniendo el tema de la “Cuestión Social” en el debate público, haciendo que desde
intelectuales y políticos, entre ellos Arturo Alessandri, alzaran la voz a los sucesos
cometidos. Por otro lado Luis Emilio Recabarren señala:” Uno de los factores que
ha impulsado a la burguesía a proceder tan cruelmente, en la destrucción de este
movimiento obrero que pedía justicia, es el gran temor que tienen de ver
extenderse una agitación obrera, en estos instantes en que carece de fuerzas
armadas suficientes a causa del fracaso de las leyes militares. Emplear la


19
   Parte del general Roberto Silva Renard. Citado en: Ljubetic, Iván. La masacre de la Escuela Santa María.
Pág. 8. En: http://www.luisemiliorecabarren.cl/files/la_roja_historia.pdf. Visto el 15 de octubre de 2010.
20
   Ídem.
21
       Luis    Advis.    Canción     Letanía.     Cantata     de     Santa     María      de    Iquique.   En:
http://www.archivochile.com/Historia_de_Chile/sta-ma2/5/stamamusic00002.pdf. Visto el 15 de octubre de
2010.
crueldad extrema, infundir el terror en el menor tiempo posible, desbaratar toda
organización que pueda resistir, he ahí el plan de hoy de los burgueses
chilenos”.22


     4.2 LOS CONVENTILLOS.



        A mediados del siglo XIX la ciudad de Santiago comienza a experimentar
una serie de cambios en lo que se refiere a su composición y estructura. “Santiago
de Chile, entre los años 1872 y 1915, vio duplicar su espacio urbano. Este
fenómeno debió su impulso en forma decisiva al empuje de las diversas
poblaciones que se levantaron en los bordes mismos o en las cercanías de los
límites urbanos y fue claramente perceptible para sus contemporáneos”.23 Los
cambios experimentados en las ciudades y en lo que respecta principalmente al
aumento del espacio urbano, puede explicarse a partir de las transformaciones
urbanísticas que comienzan a gestarse a partir de este período.


        Para poder comprender las diversas transformaciones que se produjeron en
la ciudad de Santiago durante la segunda mitad del siglo XIX, es necesario
remontarse específicamente al aspecto relacionado a las políticas públicas que
fueron emitidas por la autoridad de este período. A raíz de esto es preciso
destacar que la transformación realizada en esta época tiene su origen en el
Intendente de la ciudad Don Benjamín Vicuña Mackenna designado el año 1872,
como el principal referente del pensamiento urbanístico. Durante esta época
Vicuña Mackenna se plantea renovar el carácter urbano de la ciudad, de manera
que se ordene el plano y el trazado de la capital. El proyecto que se comienza a
realizar pretende modernizar el modelo de vida urbano. Para esto se implementan
una serie de programas que tienen como objetivo mejorar los servicios de la

22
       Recabarren    Luis    Emilio.     En     Chile   la    barbarie    burguesa en    acción.    En:
http://www.luisemiliorecabarren.cl/?q=node/702. Visto el 15 de octubre de 2010.
23
   Ramón, Armando: “Estudio de una periferia urbana: Santiago de Chile 1850-1900”. Instituto de Historia
(20) Pontificia Universidad Católica de Chile. 1985.
capital, así como también reformar los hábitos y las conductas de los ciudadanos.
Sin embargo existe un plan que se refiere principalmente a crear un plan de
segregación urbana.


        No obstante ello y debido a que estos programas no contemplaban grandes
cambios en los sectores más periféricos de la ciudad, comienzan a producirse
ciertos grados de segregación que se observan dentro de un radio urbano, como
es el caso del “camino de cintura” el que dividía a la ciudad de los llamados
arrabales, lo que en afectaba directamente a uno o dos grupos sociales. Por otro
lado si se toman en cuenta también las clasificaciones y descripciones hechas por
la autoridad de la época y específicamente las dadas por el señor Benjamín
Vicuña Mackenna pueden dar cuenta de un cierto grado de rechazo a los sectores
adyacentes de la ciudad. “Con su característica franqueza y rudeza, siendo
intendente de Santiago, se refirió a lo que el entendía por ciudad propiamente tal y
la otra, la segregada, que albergaba la mano de obra disponible en la zona
urbana, tanto trabajadora como cesante, a los mendigos, y muchas veces, a
empleados modestos que no tenían medios para obtener mejor vivienda. Dice
aquel autor a propósito de la ciudad propiamente tal: “Santiago propio, la ciudad
ilustrada, opulenta, cristiana”. El resto, para él, no era otra cosa que “una inmensa
cloaca de infección y de vicio, de crimen y de peste, un verdadero potrero de la
muerte” 24


        Dentro de los períodos mencionados anteriormente comienzan a realizarse
una serie de procesos dentro del país que como consecuencia tienden a producir
algunos fenómenos muy particulares. Podemos mencionar el proceso migratorio
interno, en donde las personas tienden a movilizarse para dirigirse especialmente
a los principales centros productivos del país, como por ejemplo Santiago y
Valparaíso. “La industrialización cumplida en los últimos cuarenta años del siglo

24
  Ramón, Armando. “Santiago de Chile (1850-1900) Límites urbanos y segregación espacial según estratos.
Revista Paraguaya de Sociología Publicación de ciencias sociales para América Latina Centro paraguayo de
estudios sociológicos. Pág. 258
XIX, hizo proliferar en Valparaíso y en Santiago un sinnúmero de talleres y
establecimientos fabriles. Las migraciones hacia esos polos, producto de la
búsqueda de mejores remuneraciones, tuvo una expresión urbana característica:
la multiplicación de barrios obreros formados por ranchos y conventillos, viviendas
miserables que se alzaban de preferencia al sur de la Alameda, en las
proximidades de la estación del ferrocarril y al norte del Mapocho, en Santiago, y
en los sectores altos de Valparaíso. En habitaciones insalubres y obscuras, sin
agua potable ni desagües, se hacinaban hombres, mujeres y niños, fáciles
victimas, en especial los últimos, del tifus exantemático, de la difteria, de la
neumonía y de las enfermedades intestinales.25” En los barrios marginales de las
ciudades nombradas anteriormente se produce una tendencia de exclusión, lo que
sumado a las políticas de segregación urbana provoca en los sectores populares
pésimas condiciones de vida.


        El espacio urbano que se refiere principalmente al sector periférico de la
ciudad, pertenecía de manera primordial a empresarios de la época, los que se
encargaban de construir “conventillos” y “rancheríos” que eran arrendados a las
familias pobres de la ciudad. Los conventillos se definieron como “la propiedad
destinada a arrendamiento, por piezas o por secciones, a la gente proletaria, y que
en varias piezas o cuerpos de edificios arrendados a distintas personas tengan
patio o zaguán común”26. El concepto conventillo ocupa, por lo tanto, un lugar en
el imaginario porteño como la representación mental de un tipo de vivienda
colectiva que existió en el pasado, identificada con los grupos sociales más
pobres, con la estrechez del espacio y el hacinamiento de personas27.Las
personas pobres excluidas de los beneficios de la modernización económica que
se producía en el país producto de las riquezas del salitre, comienzan a formar



25
   Sergio Villalobos R, Osvaldo Silva G, Fernando Silva V, Patricio Estelle M: “Historia de Chile”. Editorial
Universitaria. Santiago de Chile. 1995; Pág. 679.
26
   “Reglamento de Conventillos”. Revista de Higiene, tomo VII, Santiago, 1901.
27
   Urbina C., María Ximena. "Los conventillos de Valparaíso, 1880-1920: Percepción de barrios y viviendas
marginales", en: Revista de Urbanismo, N°5.
parte de un fenómeno que venía produciéndose en Europa, lo que también tiene
cabida en nuestro país, esto ultimo se refiere esencialmente a la “Cuestión Social”.


        Pese al claro contraste que existe entre el lujo y riqueza de los barrios y
sectores aristocráticos de la ciudad, frente a la imagen de carencia y miseria que
presentaban los sectores periféricos de las ciudades, comienzan a presentarse
diferencias cada vez más notorias, lo que tiene como resultado un debate dentro
de la propia elite. Por otro lado es necesario destacar el surgimiento de los
movimientos sociales de carácter obrero, los cuales demandan un reparto más
justo de los excedentes económicos, además de protestar por las pésimas
condiciones de vida que presentan los sectores populares del país.


        A raíz de esto es necesario destacar la opinión de un personaje ligado a la
izquierda, como también a los movimientos obreros que se produjeron en Chile.
Este personaje es otro crítico, no menos duro, y también muy bien informado, Luís
Emilio Recabarren, en una de sus obras hacía un crudo análisis de varios
aspectos concretos de la realidad urbana de los sectores más modestos,
centrando sus comentarios en la vivienda popular. “La vida del conventillo y de los
suburbios, son la escuela primaria obligada del vicio y del crimen. Los niños se
deleitan en su iniciación viciosa empujados por el delictuoso ejemplo de sus
padres cargados de vicios y defectos. El conventillo y los suburbios son la
antesala del prostíbulo y de la taberna”. Y agregaba: “El conventillo y los suburbios
han crecido quizá en mayor proporción que el desarrollo de la población. Y aún
cuando se alegara que el aumento de los conventillos ha sido en relación con el
aumento de la población, no sería este un argumento justificativo ni de razón. El
conventillo es una ignominia. Su mantenimiento o su conservación constituyen un
delito”28.




28
  Ramón, Armando, Gross, Patricio. “Algunos testimonios de las condiciones de vida en Santiago de Chile;
1888- 1918”. Revista EURE Nº 31. Pág. 70.
Dentro de las consideraciones que podemos destacar por parte de Luís
Emilio Recabarren, se puede apreciar esa visión negativa hacia el mundo de los
sectores populares y de la vivienda popular, sin embargo considera que el
aumento de las personas que viven en este tipo de viviendas, no puede ser una
razón que justifique su existencia. A partir de esto se puede inferir que la intención
por parte de la autoridad, no es acabar con este tipo de viviendas, sino que
demuestra su indiferencia ante esta situación, provocándose esta gran cantidad de
problemas en los sectores periféricos de la ciudad de Santiago a finales del siglo
XIX y comienzos del siglo XX.
5. EL CENTENARIO DE CHILE. 1910.




       La celebración de los cien años de vida republicana que cumplía Chile,
(donde se conmemora el inicio del proceso de Independencia, tras la Primera
Junta de Gobierno que se formo el 18 de septiembre de 1810, luego de que las
tropas napoleónicas tomaran cautivo al rey de España Fernando VII) fueron
preparadas con tal magnitud, que ya al comienzo de la década de 1900 se
comenzaron a programar las festividades. Sin embargo, durante esa década hubo
un desastre de proporciones tras el terremoto de 1906 que afecto a la ciudad de
Valparaíso, lo que pudo haber cambiado las pretensiones que tenía el Presidente
de la Republica Pedro Montt, a quien le tocaba guiar y dirigir al país en las
celebraciones del Centenario.


       Pero lamentablemente las noticias catastróficas no pararían durante la
década. Poco antes de la fecha estipulada para los inicios de las celebraciones
otra tragedia afecta al país, esta vez se trata de la muerte del Presidente Pedro
Montt, quien viajo a Alemania para tratarse de mejor manera una enfermedad que
lo aquejaba, lo que trágicamente no pudo llevarse a cabo. Mientras el Presidente
Pedro Montt se encontraba en Alemania asumió como Vicepresidente el Ministro
del Interior Elías Fernández Albano, que tras la muerte del primer mandatario
quedo a cargo de presidir las celebraciones. Sin embargo, otra vez más la tragedia
se asoma. Iniciado el mes de septiembre de 1910, precisamente el día seis fallece
el Vicepresidente, y el país queda sin un líder para dirigir las fiestas.


       Por otro lado se tuvo que llegar a un consenso en el Congreso para
nombrar a un representante que dirigiera al país durante las celebraciones, lo que
llevo al nombramiento del ministro de más antigüedad en el gabinete que había
conformado Pedro Montt. Por lo tanto se nombra al Ministro Emiliano Figueroa
Larraín como Vicepresidente de la República, y las próximas elecciones se
pospondrían para finales de 1910.


           Es así como llegado el día 12 de septiembre se da inicio a las celebraciones
del Centenario de la República de Chile, donde se llevaran a cabo una serie de
actividades para lo que se invito a delegaciones de diferentes países con quien
Chile mantenía relaciones. Entre las actividades que estaban agendadas
correspondía una serie de inauguraciones de Obras Publicas, como el Palacio de
Bellas Artes o la Estación Mapocho o como se señala a continuación:


        Una de las primeras actividades fue el abanderamiento de la ciudad.
        La llegada de las comitivas extranjeras, entre ellas la de los militares y
           cadetes argentinos.
        Funciones de gala en el Teatro Municipal en honor a las delegaciones
           extranjeras.
        Torneos de esgrima.
        Almuerzos a la carta en los restoranes Valparaíso y Llardy.
        Torneo hípico militar en el Club Hípico.
        Considerando para la población obrera una serie de concursos que se
           realizarían en la carpa de Mapocho.29


           Sin embargo, estas celebraciones no estuvieron exentas de polémicas o de
críticas. Por un lado se critico el haber seguido con las ideas de celebración luego
de la catástrofe de Valparaíso; por otro lado con la existencia de las condiciones
sociales en que se encontraba la población más vulnerable, en este caso la clase
obrera, condición que se conoce con el concepto de “Cuestión Social”, que sin
embargo, era algo que había comenzado en el siglo anterior; y por ultimo con la
crisis del sistema político.




29
     Programa oficial de las fiestas patrias. En: www.memoriachilena.cl
Cabe mencionar también que la principal crítica que se hacía al sistema
político, que generalmente estaba dominado por una elite oligárquica, era que se
negada la existencia de una crisis social en la clase obrera. Por lo tanto diversos
intelectuales de la época alzaron la voz para dar a conocer su opinión con respecto
a las condiciones del bajo pueblo. Entre ellos se destacan las palabras de Luís
Emilio Recabarren, quien señala lo siguiente: “Quiero trazar con expresiones
sinceras los pensamientos que en mí se albergan sobre el siglo transcurrido bajo el
régimen de la República, y procuraré que estas expresiones sean el retrato de la
verdad, es decir, de la verdad como yo la comprendo, como yo la siento, ya que
desgraciadamente existen diferencias para apreciar la verdad”. 30 Con esto hace
referencia a la poca importancia que la elite gobernante le da a la “Cuestión Social”.
Desde otra perspectiva, se miraba el acontecer en el país como una mala forma de
malgastar un dinero que simplemente podía estar destinada a otras cuestiones más
significativas, tomando en cuenta que el país pasaba por una crisis económica que
lamentablemente afectaba a la clase obrera.


      Además de la crisis moral que afectaba a la clase política, la cual fue
bastante criticada con el tiempo, sobre todo con la crítica acida y pesimista que
realizó el poeta Vicente Huidobro en su “Balance Patriótico”, cuando señala que
“Un país que apenas a los cien años de vida está viejo y carcomido, lleno de
tumores y de supuraciones de cáncer como un pueblo que hubiera vivido dos mil
años y se hubiera desangrado en heroísmos y conquistas.” 31 Con estas palabras
el poeta quiso expresar de manera confrontacional lo que se estaba viviendo en la
época a comienzos del siglo XX, donde se jactaban de tener una República bien
consolidada, cuando en la realidad no era más que un país elitista y oligárquico,
donde la clase trabajadora era relegada a situaciones paupérrimas de miseria
absoluta, mientras la oligarquía vivía de las riquezas.




30
 Recabarren, Luís Emilio. El pensamiento de Luís Emilio Recabarren. Santiago: Austral, 1971.
31
  Huidobro, Vicente. Balance Patriótico. En: Góngora, Mario. Ensayo Histórico sobre la noción de Estado en
Chile. Editorial Universitaria. Santiago. Chile. 2006.
Así también, Alejandro Venegas (cuyo seudónimo es Julio Valdés Cange)
aborda este periodo, planteándolo de la siguiente manera: “Hasta ahora se ha
trabajado por empujar al país y se ha conseguido darle una mano de barniz con
que se alcanza a sorprender a los extranjeros de espíritu vulgar (…) pero,
entretanto el pueblo, que es lo principal, permanece en un abandono deplorable:
tenemos ejércitos, buques y fortalezas, ciudades y puertos, teatro e hipódromos,
clubes, hoteles, edificios y paseos públicos, monumentos y ( lo que más
engreídos nos tiene) magnates opulentos dueños de verdaderos dominios, que
viven en palacios regios, con un fausto que dejó pasmado a don Carlos de
Borbón; pero no a mucha distancia de los teatros, jardines y residencias
señoriales, vive el pueblo, es decir las nueve décimas partes de la población de
Chile, sumido en la más espantosa miseria económica, fisiológica y moral,
degenerando rápidamente bajo el influjo del trabajo excesivo, la mala
alimentación, la falta de hábitos de higiene, la ignorancia extrema y los vicios más
groseros”.32 Quizás las palabras de Valdés Canje tienen un dejo de asertividad, al
considerar que es la gran mayoría de la población la que se encuentra en
condiciones paupérrimas, mientras que una minoría es la que goza de las
riquezas que ha logrado solventar el Estado chileno. Sin embargo es esta misma
minoría la que se jacta de tener una nación rica en aspectos considerados lúdicos
por decirlo de alguna manera, ya que se trabaja en obtener entretención para la
elite, ya sea con clubes, hipódromos, etc. Dejando al pueblo sumido en el olvido.


      Finalmente las celebraciones fueron todo un éxito según las autoridades de
la época. Pero las críticas continuaron, es así como el Dr. Julio Valdés Canje
expresa en una carta destinada al Presidente electo Ramón Barros Luco lo
siguiente: “Acabamos de celebrar nuestro Centenario y hemos quedado
satisfechos, complacidísimos de nosotros mismos. No hemos esperado que
nuestros visitantes regresen a su patria y den su opinión, sino que nuestra prensa
se ha calado la sotana y el roquete, ha empuñado el incensario, y entre


32
  Gazmuri, Cristian. Testimonios de una crisis. Chile: 1900 – 1925. Editorial Universitaria. Santiago, Chile.
1979. Pág. 42 – 43.
reverencia y reverencia, nos ha proclamado pueblo cultísimo y sobrio, ejemplo de
civismo,        de     esfuerzo      gigante,      admirablemente           preparado        para        la   vida
democrática, respetuoso de sus instituciones y de los sabios e integérrimos
políticos que lo dirigen, en una palabra, espejo milagroso de virtudes en que
deben mirarse todos los pueblos que aspiren a ser grandes. Con una petulancia
rayana en la imbecilidad, hemos ido a preguntar a los delegados extranjeros:
“¿Qué les parece a Uds. nuestro ejército? ¿Y nuestra marina? ¿Y nuestros
ferrocarriles? ¿Y nuestras industrias? ¿Y nuestra capital? ¿Y nuestra instrucción
pública? ¿Y nuestra administración? ¿Y nuestros políticos?... y ¡qué habrán
podido contestar ellos, que vienen con carácter diplomático y han podido aquilatar
nuestra fatuidad sin límites! Nosotros, sin embargo, con gravedad cómica hemos
estado publicando los imparciales y encomiásticos juicios que de nuestros
huéspedes hemos merecido”.33




33
     Dr. J. Valdés Canje. Sinceridad. Chile Íntimo en 1910. Universitaria. Santiago. 1910. Pág. 7 – 8.

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Capítulo iii

  • 1. Capítulo III: Relato Histórico. “La época del salitre y los grandes cambios de fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX” Introducción En este capitulo se abordara principalmente lo relacionado, por un lado con la corriente historiográfica, y por otro con el contenido histórico que abarca la unidad trabajada. Con respecto a la corriente historiográfica se podrá evidenciar como esta fue abordada para la construcción del relato histórico, es decir, cuales fueron los autores y sus respectivas tendencias a la hora de investigar. Es así que quedara de manifiesto que dentro de las principales corrientes utilizadas y analizadas van de acuerdo a lo que es la historiografía marxista, por un lado, y a la historiografía urbana, por otro. Con esto se trabajaran los contenidos correspondientes a lo que son los movimientos sociales, principalmente el movimiento obrero, y la llamada “cuestión social” con sus consecuencias, como lo son la crisis de hacinamiento de la población obrera, destacado en el estudio de los conventillos. Así también con los principales autores contemporáneos a la época abordada, que si bien es cierto no estarían ligados a una determinada corriente, su respectivo análisis nos puede llevar a esa interpretación.
  • 2. Avanzando en el capítulo se podrá encontrar con el relato histórico correspondiente a los contenidos de la unidad trabajada, en este caso, la que corresponde al “balance del Chile decimonónico”, como es trabajado en los textos escolares licitados por el Ministerio de Educación. Acá se podrá ir evidenciando como esta unidad comienza, o tiene como antecedente la Guerra Civil de 1891, donde se acaba con el régimen presidencialista que predomina en los años anteriores, pasando a un régimen “parlamentario”, donde el poder predominante era el legislativo. Por otro lado se vera como durante el transcurso de esta época se van sucediendo notorios cambios sociales, relacionados en si con la llamada “cuestión social”, que afecto a las clases más pobres dentro de la sociedad. Así también como el grupo obrero fue alcanzando mayor notoriedad y alcanzando mayor concientización. Además se ven los cambios culturales evidenciados en el cambio de siglo, y como se pasó de un siglo a otro con problemas dentro de la clase política y la clase obrera. Para finalizar con los contenidos referidos a la celebración del centenario de la República de Chile, con sus preparativos, y todo el proceso que se llevo a cabo, considerando a quienes criticaban el énfasis que se le dio a dicha conmemoración.
  • 3. 1. CORRIENTE HISTORIOGRAFICA Podemos decir que, entre otras cosas, la historiografía marxista fue la primera escuela en romper con los criterios de producción netamente académica, planteando la necesidad de la ligazón entre la generación de conocimiento historiográfico y la lucha por el cambio social, este ultimo punto fue uno de sus preocupaciones a la hora de desarrollar la historia, por parte de los historiadores marxista. “Entre las décadas 50 y 70, la escuela historiográfica marxista desarrolló una serie de características que la identificaron como corriente y que le dieron su fortaleza. Esta corriente, que tomó cuerpo al calor de los importantes procesos de ascenso de la lucha obrera y popular del periodo, y que se gestó junto a una cada vez mayor influencia de los partidos y organizaciones marxistas en la realidad nacional, significó para la historiografía tradicional una serie de importantes rupturas”.1 La historiografía marxista sin lugar a duda ha hecho importantes contribuciones a la historia, desde sus inicios en el siglo XIX y en su desarrollo a lo largo del siglo XX. Pero principalmente la historiografía marxista ha realizado aportes históricos a la clase obrera, las naciones oprimidas y a la metodología que esta utiliza en los estudios de los acontecimientos es una mirada desde abajo. El principal aspecto característico de esta corriente se ha basado en la tesis del carácter determinado de la historia, bajo el prisma de la lucha de clases, resumida en el choque de una clase dominante y una clase oprimida, la cual según Marx es una historia que se repetirá a lo largo de los tiempos, y su fin llegara solo cuando el pueblo sea uno solo y no exista la elite opresiva. 1 Fuentes, Miguel. “Gabriel Salazar y la nueva historia, elementos para una polémica desde el marxismo clásico (exposición y debate). Universidad de Chile, Facultada de Filosofía y Humanidades Departamento de Ciencias Históricas. Año 2007.
  • 4. Esta renovación teórica generó un valioso aporte al conocimiento histórico, proponiendo otros enfoques como por ejemplo, la historia “desde abajo” convirtiéndose, junto a la Escuela de los Annales , en una de las corrientes más significativas de la historiografía del siglo XX. La escuela marxista alentó un interés creciente por el estudio de la historia del artesanado y del movimiento obrero, fundando en los hechos el primer desarrollo sistemático de la historia social en el mundo y particular en nuestro país. Dentro de la investigación realizada podemos encontrar dos tendencias historiográficas principalmente marcadas, a continuación encontraremos los principales textos los cuales han dado el respaldo necesario a la investigación realizado a lo largo del semestre e identificaremos sus corrientes historiográficas, para luego analizar las principales y de mayor influencia. Sin lugar a duda que el texto a nivel mundial que vino a despertar a la clase trabajadora, no tan solo a nivel nacional, sino que a nivel mundial es el libro de Marx, Karl & Engels. Conocido como el “Manifiesto Comunista”. Claramente este libro se identifica con la historiografía marxista, además este libro es escrito por el inspirador de esta historiografía el filósofo alemán Karl Marx. En el libro de Garcés, Mario & Milos Pedro, “las centrales unitarias en la historia del socialismo chileno” Ed. Eco, educación y comunicación. Santiago de Chile, agosto de 1988. En este libro podemos encontrar de igual manera la línea historiográfica marxista, a la hora de revisar su análisis, en este libro podemos identificar, los orígenes de las centrales unitarias, y como el socialismo y su política, se hicieron participe del origen y fortalecimiento de los movimientos sociales, pero principalmente del movimiento obrero.
  • 5. El libro de Mandel, Ernest, “Introducción al Marxismo”, Ed. Revolta global, año edición 1977. Este es un autor mencionado por ejemplo por Gabriel Salazar como un gran influyente de la corriente marxista, principalmente en contexto de la economía. Este libro corresponde a la historiografía marxista, en donde podemos encontrar por ejemplo el origen del marxismo y sus ideales, además de mencionar en que consiste el materialismo histórico y la dialéctica histórica conceptos tratados por Marx. Para poder comprender de mejor manera el materialismo y la lucha de las clases sociales. El libro del historiador chileno Sergio Grez. “La cuestión social en Chile ideas y debates precursores (1804-1902). Ed. Dirección de bibliotecas, archivos y museos, Santiago de Chile 1995. Es un verdadero aporte para la historia chilena y principalmente para contextualizar un concepto tan importante como lo fue la cuestión social en nuestro país. Este autor verdaderamente no tiene un enfoque marxista, más bien tiene una tendencia historiográfica de la nueva historia social, donde podemos destacar en este libro el análisis de uno de los conceptos más importantes dentro de lo que fue el movimiento obrero, y movimiento social, nos referimos a la denominada cuestión social. Además con este texto se logró relacionar las distintas temáticas que se abordaron, es decir, los movimientos obreros, los conventillos, y lo que corresponde al centenario de Chile. Siguiendo con el mismo historiador en su obra “De la regeneración del pueblo a la huelga general. Este libro es realmente una síntesis de una gran cantidad de trabajos del historiador chileno, en este libro encontramos básicamente los inicios del movimiento obrero chileno, hasta la huelga general que tuvo lugar en 1890. Y que denominada como la primera gran huelga de la historia de nuestro país. Además este libro desde el punto de vista historiográfico tiene principalmente una tendencia historiográfica social.
  • 6. Otro texto en la cual podemos encontrar fuentes primarias de gran importancia es el del historiador Escobedo Arias, Osvaldo.” La prensa obrera”, colección: convenio cultural CUT-U n°. Universidad de Chile, Chile-Chillan. Este es un libro en donde destacan los relatos de trabajadores, como fuentes primarias, además del análisis del autor en alguno de estos relatos, la línea historiográfica en la cual este texto se basa es marxista. Blanco, Arturo. “importancia de las sociedades de socorro mutuo, sus beneficios materiales y morales. IMP. Y ENC. La universal. Santiago 1911. En este texto podemos encontrar el origen de las sociedades de socorro mutuo, con la presencia de Fermín Vivaceta y explicando cual es el origen el despertar del trabajador nacional. Se puede decir que la historiografía urbana tiene la particularidad de distinguir la historia de la cultura urbana en diversos estudios de casos, a partir de períodos específicos de las diversas ciudades de Latinoamérica. La historiografía urbana se orienta en considerar los estudios históricos de los imaginarios urbanos y las formas y modos de vida que se representan a partir de la literatura nacional de cada caso específico. Esto último tiene vital importancia en lo que se refiere a un modo de conocer la vida cotidiana de las realidades urbanas. La importancia de la historiografía urbana tiende a considerar la necesidad de entender cómo se han estructurado y ubicado las diversas realidades sociales que se han asentado en un determinado espacio urbano a través del tiempo, lo cual ha provocado y ha tendido formar un determinado orden social. “Por historia urbana generalmente se entiende aquella que se centra en la ciudad y el proceso de urbanización; por extensión, también se suele designar así a la historia de las disciplinas que se han ocupado del diseño y administración de la ciudad, especialmente del urbanismo técnico que surgió a raíz de los problemas
  • 7. de la ciudad industrial. La distinción entre historia urbana y urbanística resulta útil de mantener al aproximarse, como pretende este texto hacerlo, a aspectos historiográficos y metodológicos de este campo en las últimas décadas, en medio de una creciente literatura internacional de obras generales y estudios de casos.” 2 La historiografía urbana ha sido muy importante en el estudio de la composición, las tipologías, y las condiciones de vida de los sectores populares que habitaban en los conventillos y habitaciones urbanas durante los periodos comprendidos entre el siglo XIX y comienzos del siglo XX. “A pesar de esta genealogía que la entronca con el siglo XIX, puede decirse que la historia urbana en tanto campo epistemológico es de constitución relativamente reciente, lo cual puede ser visto en parte como consecuencia del lento y tardío desarrollo que la historia social tuvo, a mediados del siglo XX, bajo el influjo de la escuela de los Annales y otras vertientes de inspiración weberiana o marxista”. 3 Sin embargo, pese a la reciente incorporación de la historiografía urbana en el estudio de la realidad latinoamericana esta se puede considerar enormemente relevante ya se han iniciado estudios de temáticas de carácter social a partir de períodos específicos de la historia. Para hablar acerca de la situación que se vive en Chile durante la segunda mitad del siglo XIX y comienzos del XX, se pueden encontrar estudios referidos acerca de la precariedad del tipo viviendas, que pertenecían principalmente a la clase obrera, como así también de las condiciones de vida que se llevaban en los “conventillos” de las ciudades, teniendo como ejemplos concretos, las ciudades de Santiago y Valparaíso. 2 Almandoz, Arturo. Historiografía Urbana en Latinoamérica: del positivismo al postmodernismo. Articulo Revista Diálogos- índice volumen 3”. 3 La sociedad (siglos XVIII-XIX). Balance de la historiografía”. En V. Vásquez de Prada e Ignacio Labarri (eds.), Balance de la Historiografía sobre Iberoamérica (1945-1988). Pamplona: Ediciones Universidad de Navarra, 1989, pp. 557-591.
  • 8. En lo que respecta a la conformación de la historiografía urbana, se puede establecer que en la mayoría de los casos los diversos documentos que se presentan como resultado de estudios y relatos, serán presentados por personas que se encuentran muy preparadas en el campo académico, a partir de obras que han influido de manera trascendental en Latinoamérica. A continuación se presentan algunos de los autores que han seguido la línea historiográfica del urbanismo, las cuales han sido utilizadas en la investigación “Las condiciones de vida de los sectores populares en los conventillos de Santiago a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX”. El libro de Urbina C., María Ximena. "Los conventillos de Valparaíso, 1880- 1920: Percepción de barrios y viviendas marginales", en: Revista de Urbanismo, N° 5, Santiago de Chile, publicación electrónica editada por el Departamento de Urbanismo, F.A.U. de la Universidad de Chile, enero de 2002, sigue la línea de la historiografía del urbanismo. En este libro se puede apreciar de manera muy clara la composición, la fisonomía, la estructuración, y la caracterización del componente humano que existe en los conventillos de Valparaíso. Continuando con la revisión de los trabajos correspondientes al estudio del urbanismo se destaca el trabajo de Loreto López, Rosalva, coordinadora. “Perfiles Habitacionales y condiciones ambientales historia urbana de Latinoamérica siglos XVII- XX. Pág. 380. En este libro se reúnen doce trabajos con temáticas sobre distintas aristas de la reciente temática de la Historia Ambiental el urbanismo, la geografía urbana, la ecología, la historia, la sociología y la arquitectura. A partir de esto se puede establecer que este libro corresponde a la historiografía urbana. Uno de los autores mas reconocidos en el ámbito de la historia urbana es Ramón, Armando. “Santiago de Chile (1850-1900) Límites urbanos y segregación espacial según estratos. Revista Paraguaya de Sociología Publicación de ciencias sociales para America Latina Centro paraguayo de estudios sociológicos. Pág.
  • 9. 258. En esta publicación se sigue la línea de la historiografía urbana, a partir de estudios realizados en Chile a partir de la segunda mitad del siglo XIX. Otro de los trabajos de Ramón, Armando: Estudio de una periferia urbana, Santiago de Chile 1850- 1900. Este documento es un articulo que es producto de un estudio realizado por el historiador Armando de Ramón que se presenta como un avance de una investigación mucho mas amplia, en donde intenta describir la dinámica del avance de los bordes de la ciudad de Santiago entre el periodo que abarca de los años 1850 hasta 1900. El objetivo de este trabajo es estudiar el proceso en el cual se forman las llamadas poblaciones, tanto aquellas que se levantaron en los sectores mas pobres, como aquellas que se ofrecían a los sectores mas acomodados. En este libro se puede establecer que corresponde a la historiografía urbana ya que se estudian los procesos de transformaciones de la ciudad de Santiago de Chile en la segunda mitad del siglo XIX. Una vez que se han revisado algunos autores que han estudiado la temática del urbanismo, se conocerá la obra de Luis Alberto Romero: ¿Qué hacer con los pobres? Elite y sectores populares en Santiago de Chile 1840- 1895. Este documento corresponde a una descripción acerca de los diversos aspectos que rodean la vida de los grupos más bajos de la sociedad, y aquellos que corresponden a la elite criolla de nuestro país durante el siglo XIX. Este libro sigue la tendencia de la historiografía social, lo que permite conocer la composición social de la población existente en Santiago durante la segunda mitad del siglo XIX El estudio que realiza Luis Alberto Romero: Condiciones de vida de los sectores populares en Santiago de Chile 1840-1895 vivienda y salud, se puede considerar como un documento muy relevante ya que permite conocer las condiciones de vida que se generaban en las viviendas de los sectores populares durante la segunda mitad del siglo XIX, a partir de esto se puede considerar que este libro sigue la historiografía social.
  • 10. La investigación realizada la podemos incluir en lo que se denomina “Nueva Historia Social”, la cual tiene bastante tendencia a seguir de la historiografía marxista si tomamos en cuenta que el estudio fue acerca del Centenario de la Republica de Chile, viéndolo desde el punto de vista de una crítica a la celebración considerando la crisis social en la que estaba envuelta el proletariado, dentro de un proceso denominado “Cuestión social”, por lo que se abordo como fuentes primarias los discursos y relatos de quienes criticaban dicha celebración. Además se enfocó en lo que se considera como la crisis política del periodo comprendido. Para esto se tomó como referencia bibliográfica lo siguiente: Cruzat, Ximena, et al. El pensamiento frente a la cuestión social en Chile. Este texto nos entrega un análisis de acuerdo a personajes que influyeron en el pensamiento frente a un problema que estaba en boga tanto en Chile como en el mundo, a finales del siglo XIX y comienzos del XX. Por ejemplo palabras de Luis Emilio Recabarren, Valdés Canje, Nicolás Palacios, etc. Aylwin, Mariana. Et al. Chile en el siglo XX. Editorial Planeta. Décimo tercera edición. Santiago, Chile. 2008. En este texto vemos como se aborda la temática del centenario y la cuestión social, bajo la mirada de la historia general de Chile. Estos autores pueden considerarse dentro de las tendencias actuales que tienden a coexistir dentro de las corrientes marxistas, estructuralistas, revisionista conservadora y liberal. Góngora, Mario. Ensayo histórico sobre la noción de Estado en Chile en los siglos XIX y XX. Editorial Universitaria. Novena edición. Santiago, Chile. 2006. Acá podemos ver la perspectiva de acuerdo al análisis del Estado de Chile. Además de que nos entrega fuentes primarias como son los discursos de intelectuales de la época. Hay que considerar que la corriente historiográfica a la cual se adscribe el autor es de carácter “Estructuralista”, que se dio a mediados del siglo XX.
  • 11. También encontramos libros que abordan la temática del Centenario de la República: Calderón, Alfonso. Cuando Chile cumplió cien años. Este texto nos entrega una revisión acerca de los festejos del centenario, detalladamente, desde la mirada de la “cuestión social” hasta “los aguafiestas del centenario” como lo fueron los intelectuales que criticaron los festejos. Otro autor es Carlos Morla. El año del centenario. Acá nos entrega sus memorias con respecto a lo que vivió personalmente en los festejos del centenario de la República. Por otro lado encontramos la recopilación de testimonios realizada por Cristian Gazmuri. Testimonios de una crisis. Chile: 1900 – 1925. Editorial Universitaria. Santiago, Chile. 1979. Este texto nos presenta un análisis de los distintos discursos que abordaron diferentes personajes, que se refirieron a la crisis acaecida en Chile en los periodos que el autor aborda. Este autor se encuentra dentro de lo que se considera “Historia de la vida privada”, un punto más de la “Nueva Historia Social”. Desde el punto de vista económico se toma en cuenta la obra de Agustín Ross, Chile: 1851-1910: sesenta años de cuestiones monetarias y financieras y de problemas bancarios. Este texto nos entrega un balance de lo que corresponde al momento vivido en la economía, la cual se consideraba que estaba en crisis. Finalmente se utilizaron las cartas del Dr. J. Valdés Canje. Sinceridad. Chile Íntimo en 1910. De este texto extraíamos la carta que le envía al Presidente Ramón Barros Luco, luego de finalizadas las celebraciones del Centenario. Donde critica las actividades y le da su punto de vista con respecto al actuar de los gobernantes.
  • 12. 2. EL AUGE Y DECADENCIA DEL SALITRE Tras el fin de la Guerra del Pacífico, Chile vivió un proceso de expansión territorial, anexándose los territorios bolivianos de Antofagasta y los territorios peruanos de Tarapacá. Ambos con extensas zonas ricas en minerales para explotar. Entre estos se encuentra en primer lugar el salitre, que fue el recurso económico de finales del siglo XIX y comienzos del XX; y el cobre con el que se sostiene la economía chilena en la actualidad. La explotación del salitre se sustento principalmente por el manejo de los privados, particularmente por los ingleses, quienes dominaban el comercio durante el siglo XIX. Efectivamente, las inversiones británicas en América Latina comenzaron con un fuerte ímpetu en la década de 1820, después disminuyeron en los próximos veinticinco años, se expandieron lentamente durante la década de 1850, aumentaron más rápidamente durante los doce años que siguieron al año de 1860, disminuyeron durante la depresión de 1873 – 1879, nuevamente lograron un fuerte ímpetu por segunda vez en la década siguiente, y, finalmente, recuperaron su fuerza en los primeros años del siglo XX, cuando se hicieron fuertes inversiones no sólo en la minería, sino también en otras empresas.4 Es así que se demuestra la participación de los capitales extranjeros, precisamente británicos, no solo en Chile sino que también en gran parte de América Latina. Al Estado solo le correspondía cobrar elevados impuestos para fortalecer la economía chilena, con lo que se realizaron una serie de obras públicas. Dentro de esos grupos de empresarios aparece la figura de un personaje particular, John Thomas North, denominado el “rey del salitre”. Dentro de los fenómenos demográficos que se produjeron con el auge de la economía del salitre fue el considerable aumento de la población en la zona norte de Chile, ya sea en las zonas donde se trabajaba el salitre o también en la zona 4 Rippy J. Fred, British Investments in Latin America, 1822 – 1949: a Case Study in the Operation of Private Enterprise in Retarded Regions (Minnepolis, 1959), p. 66. Citado en: Soto Cárdenas, Alejandro. Influencia británica en el salitre. Origen, naturaleza y decadencia. Editorial Universidad de Santiago. Santiago, Chile. 1998. p. 32.
  • 13. de la costa. Entre 1895 y 1899, se registro la existencia de 48 oficinas salitreras, en las cuales trabajaban más de 18.685 operarios; entre 1910 y 1914 esta cifra se triplicó, ascendiendo a 118 oficinas y 46.470 trabajadores.5 Por otro lado se comenzaron a crear extensas vías ferroviarias que unieran la zona de explotación con los puertos de la región. La economía sustentada en el salitre fue aumentando gradualmente a medida que comenzaba el nuevo siglo, siendo Chile uno de los principales países productores de esta materia prima, que era utilizado tanto como abono como también en la pólvora. Este último punto es importante, considerando que mientras estaba en desarrollo la Primera Guerra Mundial la exportación creció considerablemente. Como contrapunto esta la creación del salitre sintético en Alemania, lo que hizo disminuir la producción comenzando la década del 20. Así encontramos diferentes factores para la decadencia del ciclo salitrero. “El año 1919 señaló el comienzo de la decadencia de la influencia británica en la actividad salitrera de Chile. Varios factores se diversa naturaleza explican esta situación. En primer lugar, hay que mencionar la decadencia de esta actividad como tal, debido al agotamiento de los caliches de alta ley y a la invención del salitre sintético por los alemanes en la Primera Guerra Mundial. En segundo lugar, hay que referirse al desarrollo de los sentimientos nacionalistas en Chile que ya no toleraban el predominio extranjero en una actividad económica que era tan vital para este país. En tercer término, tenemos la presión ejercida por inversionistas yugoslavos y norteamericanos que disputaron a los británicos la hegemonía que hasta entonces habían tenido es esta actividad minera y que terminaron por suplantarlos a pesar del nacionalismo chileno. Finalmente, hay que recordar el movimiento obrero chileno que dejó en claro ante la opinión pública y el gobierno de Chile los aspectos odiosos del dominio británico en la minería salitrera. 6 Siendo finalmente 5 La vida cotidiana en la pampa salitrera (1830 – 1930). Extraído de: http://www.memoriachilena.cl/temas/index.asp?id_ut=lavidacotidianaenlapampasalitrera. Visto el 10 de octubre de 2010. 6 Soto Cárdenas, Alejandro. Influencia británica en el salitre. Origen, naturaleza y decadencia. Editorial Universidad de Santiago. Santiago, Chile. 1998. p. 159.
  • 14. la crisis económica mundial del 29 la que estancó la producción, terminando así con un período de auge económico. 3. TIEMPO DE “PARLAMENTARISMO” Una vez finalizada la Guerra Civil de 1981 y con el término del gobierno de José Manuel Balmaceda se instala en Chile un sistema de gobierno muy parecido al Parlamentarismo ingles. Este periodo comprendido entre 1891 y 1925 es llamado como la “Republica Parlamentaria”, la que se sustenta en la Constitución de 1833 que le otorga amplias facultades al Ejecutivo. “La Constitución de 1833 pretendió institucionalizar el autoritarismo portaliano, que desde 1829 se ejercía de hecho. El ambiente de confianza colectiva y la sugestión que produjo el éxito del gobierno dictatorial del ministro Portales, determinaron una reacción doctrinaria en sentido autoritario que condujo a nuestra clase alta a aceptar la idea de un 7 gobierno fuerte”. Sin embargo, también le entregaba amplias facultades al Legislativo. “Entre las más importantes atribuciones del Congreso estampadas en el Código Político que sirvieron de base a la interpretación parlamentarista de la Constitución de 1833, destacaremos las siguientes: 1. Aprobar o reprobar anualmente la cuenta de inversión de los fondos destinados a los gastos de la administración pública que debe presentar el gobierno (art. 36, Nº 1). Esta importante atribución traduce admirablemente el pensamiento de los constituyentes del 33 que se empeñaron en dar al poder legislativo un verdadero tutelaje sobre el ejecutivo. Este precepto forma parte de un conjunto de facultades fiscalizadoras e inspectivas que la Carta fundamental entregó a los Cuerpos Legislativos para vigilar al Presidente de la República en el ejercicio de sus atribuciones, para juzgar 7 Heise, Julio. Historia de Chile. El período parlamentario. 1861 – 1925. Tomo I. Editorial Andrés Bello. Santiago. Chile. 1974. Pág. 22.
  • 15. sus actos, para contenerlo en el camino de las ilegalidades, y para corregir el rumbo político que eventualmente siguiera el jefe del Estado o sus ministros. La supervigilancia sobre todos los ramos de la administración pública y sobre la observancia de la Constitución conferían al Parlamento una influencia muy directa y muy eficaz sobre la vida pública y constituyente un rasgo esencial del sistema político establecido por la Constitución de 1833”.8 Es así como esta oligarquía parlamentaria podía trabar al Ejecutivo si consideraba que las políticas atentaban contra sus intereses. Por lo que durante este periodo se sucedieron numerosos gabinetes en los distintos gobiernos, es decir, el Congreso llamaba a los ministros a interpelación, donde se interrogaban a los funcionarios del gabinete. Sin embargo, estas prácticas comenzaron mucho tiempo antes. “La interpelaciones, los votos de censura y las comisiones investigadoras permitieron dilucidar y fijar los principios teóricos que sirvieron de fundamento al régimen parlamentario y a la función fiscalizadora del Congreso. En el cumplimiento de esta tarea destacaron los diputados Manuel A. Matta, Domingo Santa María, José M. Balmaceda, Antonio Varas, Domingo Arteaga, Enrique Cood, Manuel Recabarren, José Eugenio Vergara y muy especialmente el diputado por Chillán y Ministro Manuel Antonio Tocornal. Este hombre público estudió en Francia donde pudo observar el ejercicio práctico del 9 parlamentarismo”. Por un lado, si las declaraciones no les parecían suficientes a los miembros de la oligarquía se declaraba un “voto de censura”, lo que terminaba con la clausura del debate y se terminaban las labores del ministro, estas prácticas parlamentarias hicieron que se produjera una “rotativa ministerial” que entorpecía las labores del Ejecutivo. Y por otro, si el Congreso aceptaba las palabras del interpelado se declaraba un “voto de confianza”, siguiendo el Ministro con su cargo. 8 Ídem. Pág. 23. 9 Heise, Julio. Historia de Chile. El período parlamentario. 1861 – 1925. Tomo II. Editorial Universitaria. Santiago. Chile. 1982. Pág. 32.
  • 16. Por otro lado, se hacía necesaria una forma de limpiar el sistema electoral, que carecía de un instrumento fiscalizador que garantizara el verdadero ejercicio de elección, es decir, en 1891 se crea la “ley de comuna autónoma”, que dividía al país en 267 comunas, lo que le quitaba la responsabilidad al Ejecutivo de designar alcaldes y regidores, por lo tanto eran las comunas las que se encargaban de designar mediante elecciones a sus representantes. “Desde entonces la comuna autónoma se erigió en uno de los estandartes en la lucha contra el centralismo, la omnipotencia presidencial y, sobre todo, contra la intervención electoral manejada desde La Moneda”.10 Sin embargo, esta práctica llevo a que, como no existían fiscalizadores, se produjera un mal ejercicio democrático, basado en el “cohecho” y el “fraude electoral”. Mediante se sucedían los gobiernos, las practicas parlamentarias se hacían bastante periódicas, lo que hacia que creciera un descontento dentro de la población, más cuando se desestimo un conflicto social gatillado por el auge del salitre, es decir, el fenómeno de la “Cuestión Social”, que afectaba a la clase obrera, principalmente a la que se desenvolvía en las zonas salitreras. Mientras que en la sociedad se respiraba un ambiente de democratización. “Alessandri debió librar apasionada lucha antioligárquica. Desde el punto de vista político, el estadista había llegado al convencimiento de que el sistema parlamentario, perfectamente ajustado a las exigencias de la Democracia burguesa del siglo XIX, resultaba incompatible con la creciente democratización. La concentración de grandes masas de trabajadores en los centros industriales, la gratuidad de la enseñanza elemental y el sufragio universal permitieron el acceso a la vida pública de círculos cada vez más amplios. No es ciudadano sólo el burgués contribuyente y propietario; también llegan a participar en la vida pública las clases media y trabajadora sin patrimonio material alguno. El problema de la igualdad en su dimensión económica – social se plantea con aspereza”.11 Así también, el escaso aporte que realizaba el Congreso a nivel legislativo hizo que este descontento se 10 Castedo, Leopoldo. Chile: vida y muerte de la República parlamentaria. Editorial Sudamericana. Santiago. Chile. 1999. p. 39. 11 Ídem. Pág. 180 – 181.
  • 17. materializara en grupos dentro del ejercito, es decir, era tanta la desidia de los parlamentarios que en el gobierno de Arturo Alessandri Palma apareció un grupo de militares liderados por Carlos Ibáñez del Campo, quienes al ver que el Congreso tenía una gran cantidad de proyectos de ley acumulados y sin intenciones de debatir se acomete el suceso conocido como el “Ruido de Sables”, donde los militares irrumpen en el Congreso mientras se debatía un ajuste en la dieta parlamentaria, haciendo sonar sus sables y obligando a los parlamentarios a legislar una mejora en los sueldos y una serie de proyectos sociales donde se cuentan la ley de accidentes del trabajo y seguro obrero, jornada laboral de ocho horas, reglamentación del contrato colectivo, supresión del trabajo infantil, entre otras. Tras este suceso el Presidente Alessandri renuncia a su cargo como mandatario, lo que fue rechazado por el Congreso, por lo que se le otorgó un permiso especial para que se ausentara de sus labores. En la medianía del año 1925 Alessandri retoma el cargo y se inicia el proceso para la promulgación de una nueva carta constitucional, la Constitución de 1925, la que le entrega amplias facultades al Ejecutivo, poniendo fin al periodo parlamentario.
  • 18. 4. EL MOVIMIENTO OBRERO, LA “CUESTIÓN SOCIAL” Y LA CONCIENTIZACIÓN DEL PROLETARIADO. En la historiografía nacional surge el debate en la década de 1880, sobre la existencia de la cuestión social. Este es uno de los factores que no se puede olvidar a la hora de hablar del surgimiento del movimiento obrero, en tanto que la “Cuestión Social” alude a las “…consecuencias sociales, laborales e ideológicas de la industrialización y urbanización nacientes: una nueva forma de trabajo dependiente del sistema de salarios , la aparición de problemas cada vez más complejos pertinentes a la vivienda obrera, atención medica y salubridad: la constitución de organizaciones destinadas a defender los intereses de la nueva “clase trabajadora” huelgas y demostraciones callejeras, tal vez choques armados entre trabajadores y policía o militares, y ciertas popularidades de las ideas extremistas, con una consiguiente influencia sobre los dirigentes de los trabajadores.12 Uno de los antecedentes directos del movimiento obrera proviene de la conformación de la primera sociedad de tipógrafos, la que se fundó el 18 de Septiembre de 1853, donde se reunieron obreros y algunos dueños de imprenta de la capital. Este es un gran impulso para lo que vendría más adelante, por el resto de los obreros chilenos. Podemos considerar en estos acontecimientos que su principal promotor fue el tipógrafo peruano Victorino Laínez, el mismo que en 1829 había animado la efímera Sociedad de artesanos del país. Luego los tipógrafos fueron seguidos por los artesanos y campesinos, siendo los primeros en comenzar a movilizarse a favor del movimiento obrero, ya que gestaron sus propias organizaciones: las mutuales de socorro mutuo, con Don Fermín Vivaceta a la cabeza en 1862. Este personaje es considerado como el padre del mutualismo chileno ya que “reunía cualidades de probidad, modestia, perseverancia y entrega a la causa de los trabajadores, que lo convirtieron en un 12 Grez, Sergio. “la cuestión social en Chile ideas y debates precursores (1804-1902). Ed. Dirección de bibliotecas, archivos y museos, Santiago de Chile 1995. Pág.9.
  • 19. modelo para varias generaciones de militantes obreros”13. Vivaceta pudo, por fin, concretar su proyecto mutualista como se mencionaba anteriormente en 1862, pero este ya había tenido dos incursiones en esta creación, había generado su primer ensayo previo en 1847, en donde ya era un personaje relativamente conocido. Su segundo intento en consolidar el mutualismo fue en 1857, donde comunico: “en nuestras manos tenemos todos los obreros un tesoro inagotable que podemos usarlo aisladamente pero no adoptando el sistema de asociación obtendremos un cambio que produzca asombrosos resultados”14 Vivaceta puso en práctica sus ideales y el 12 de enero de 1862 fundó en Santiago, la sociedad de socorros mutuos de artesano, la que llevaba como nombre “La Unión” de Santiago, la más importante de las instituciones de socorros mutuos chilenas del siglo XIX, siendo su primer presidente. “El mutualismo u otras formas de organización popular iban cobrando una importancia progresiva. La crisis económica, que alcanzo su apogeo entre 1876 y el estallido de la Guerra de Pacifico, puso en movimiento a los artesanos y obreros urbanos. Los meetings, manifestaciones de protesta y demandas a las autoridades (incluyendo una petición de los obreros de Chile al presidente de la republica) para la adaptación de medidas proteccionistas a la industria nacional, constituían un elemento nuevo de la situación política”15. Hacia fines del siglo XIX, la clase obrera chilena había crecido en las minas, los puertos, el transporte, los servicios y en las mayorías de las industrias nacionales. “Los problemas sociales, a estas alturas, se habían hecho también más agudos, y comprometían variados ámbitos, como por ejemplo, la calidad de vida, vivienda, alimentación, seguridad laboral y por supuesto entre ellos, el de las condiciones de trabajo: no existía a la fecha ninguna legislación social que protegiera al trabajador de los abusos del capital; los dueños de las minas 13 Grez, Sergio. “De la regeneración del pueblo a la huelga general. Ed. RIL editores. 14 Blanco, Arturo. “importancia de las sociedades de socorro mutuo, sus beneficios materiales y morales. IMP. Y ENC. La universal. Santiago 1911. Pág. 6. 15 Grez, Sergio. “La cuestión social en Chile ideas y debates precursores (1804-1902). Ed. Dirección de bibliotecas, archivos y museos, Santiago de Chile 1995.Pág.22.
  • 20. especulaban con los salarios a través del sistema de fichas, eran frecuentes el atraso en los pagos y los despidos arbitrarios”16. El movimiento obrero cobraba cada vez más fuerza y más adherentes y se hacía sentir en todo el país, ya no solamente eran los artesanos y los campesinos, como por ejemplo lo fue en la creación de la sociedad de socorro mutuo, sino que ya estaban vinculados los mineros, los trabajadores del puerto, transporte, etc. Este movimiento ya no constaba con algunas organizaciones individuales por lo que faltaba una organización que uniera a todo el país. Luego de diversos ensayos y movimientos de protestas a lo largo del país, surgiría una organización, principalmente por trabajadores ferroviarios, pero que luego logró ampliarse como el mundo obrero esperaba, y logró transformar el pensamiento obrero en uno solo, y lo que pretendía era formar una organización sindical revolucionaria. Esto lo conseguiría la FOCH fundación de la federación obrera de Chile, creada el 18 de septiembre de 1909. Durante los primeros años del 1900 se sucedieron una serie de huelgas, lo que ayudo a tener una mayor organización dentro del movimiento obrero. Es así que se realiza la huelga portuaria de Valparaíso en 1903; la huelga de la carne en Santiago en 1905; y la huelga de los trabajadores del salitre, con su tragedia en la Matanza de la Escuela Santa María de Iquique en Diciembre de 1907. Este último suceso estancó en parte los movimientos sociales. Sin embargo, dio paso a una serie de reformas laborales, como la ley de descanso dominical, mejoras en las viviendas obreras, y la ley de accidentes del trabajo. La conformación de la FOCH dio paso a que su Presidente, Luís Emilio Recabarren, tras dejar el Partido Demócrata, fundara el Partido Obrero Socialista el año 1912, con marcadas tendencias de Marx y Engels. Siendo finalmente un 16 Garcés, Mario & Milos Pedro, “las centrales unitarias en la historia del socialismo chileno” Ed. Eco, educación y comunicación. Santiago de Chile, agosto de 1988. Pág. 15.
  • 21. Congreso realizado en Rancagua donde pasa a conformarse el Partido Comunista de Chile el año 1922, adhiriéndose a la Tercera Internacional Comunista. 4.1 LA MATANZA DE LA ESCUELA SANTA MARÍA DE IQUIQUE. Sin lugar a dudas el suceso acaecido en Iquique marca un antes y un después en lo que respecta al movimiento obrero, la organización de los obreros del salitre fue tan intensa y llamativa que comenzando en una oficina, pasaron a sumarse más y más. La primera de estas oficinas fue San Lorenzo. La decisión fue caminar hasta Iquique desde la pampa salitrera, más de dos mil obreros junto a sus familias comenzaban, sin saber, el camino hacia la muerte. Buscaban mejoras salariales, laborales y sociales, entre ellas cambiar el modo de pago de fichas a moneda corriente, y acabar con el monopolio comercial de las oficinas, es decir, el sistema de fichas solo se podía cambiar dentro de una misma oficina, donde generalmente el dueño de los negocios o pulperías era el mismo dueño de la oficina. Más específicamente, el petitorio realizado el día 16 de diciembre consta de la siguiente manera. “Hacia las 15 horas los trabajadores presentaron el solicitado memorial y que abarcaba los siguientes puntos: 1. Pago de jornales a 18 d. 2. Supresión del sistema de fichas. 3. Libre comercio al interior de las oficinas. 4. Cubrir las bateas (cachuchos) en prevención de accidentes. 5. Balanza y vara para verificar pesos y medidas en las pulperías. 6. Locales para escuelas. 7. Prohibición de arrojar caliche sin antes pagarlo. 8. Permanencia en sus puestos de los que han participado en la huelga o de indemnización entre 300 y 500 pesos en caso de despido. 9. Indemnización de 10 a 15 días de sueldo en caso de despido.
  • 22. 10. El acuerdo deberá ser firmado públicamente”.17 La intención generalizada era permanecer en Iquique hasta que los dueños de las empresas dieran soluciones a sus peticiones, mientras en la ciudad se les sumaban más adherentes, independiente del trabajo que realizaran. “Estas acciones y peticiones de solidaridad fueron, al parecer, bastante bien recibidas por los trabajadores iquiqueños. El Tarapacá señaló justamente como muestra de simpatía hacia los obreros pampinos, los trabajadores de la ribera, los carreteros y los cocheros del ferrocarril urbano, coches públicos y obreros de diversas empresas suspendieron todas sus operaciones. Sin embargo, como ha de recordarse, algunos de estos gremios estaban en huelga y otros la habían declarado parcialmente; es decir, la petición de los pampinos no llegaba en un momento de calma sino que era un elemento más que venía a completar un cuadro general de protesta y reivindicación en que estaban embarcados los trabajadores iquiqueños, como ha podido visualizarse en esta crónica. Lo que de seguro ocurrió es que este movimiento se acentuó y fortaleció con las peticiones y la fuerza demostrada por los pampinos. El comercio cerró también sus puertas, en parte por solidaridad y muy posiblemente en mayor medida por temor de saqueos y destrucciones”.18 Para evitar el caos, desde la intendencia regional decidieron alojarlos en la Escuela Domingo Santa María, mientras que desde el ministerio del Interior se dio la orden de restringir las libertades de reunión, negando el acceso de más huelguistas que se sumaban a la causa. La nueva orden del gobierno fue que tenían que desalojar la ciudad el 21 de Diciembre, para eso se mando un ejército a cargo del General Roberto Silva Renard, quien tras varios intentos de persuadir a los huelguistas ordenó un ataque, que según el mismo general lo documenta así: “Ordene a las 5:45, pasado meridiano, una descarga por un piquete del regimiento O´Higgins hacia la azotea ya mencionada y por un piquete de marinería situado en 17 Devés, Eduardo. Los que van a morir te saludan. Historia de una masacre. Escuela Santa María, Iquique. 1907. Ediciones Documenta. Chile. 1988. Pág. 94. 18 Ídem. Pág. 97 – 98.
  • 23. la calle Latorre hacia la puerta de salida de la escuela, en donde estaban los huelguistas más rebeldes. A esta descarga se respondió con tiros de revolver y aún de rifles que hirieron a tres soldados y dos marineros, matando dos caballos de los granaderos. Entonces ordené dos descargas más y fuego a las ametralladoras. Hechas las descargas y ante el fuego de las ametralladoras, que no duraría sino treinta segundos, la muchedumbre se rindió”. 19 Cifras oficiales hablan de entre doscientos y trescientos muertos, es más, el mismo general señala en el parte: “Esta es la relación exacta de los luctuosos sucesos ocurridos ayer, en los cuales han perdido la vida y salido heridos cerca de ciento cuarenta ciudadanos”.20 Pero también está la versión de que fueron más de dos mil las victimas de aquella masacre. “Murieron tres mil seiscientos, uno tras otro. Tres mil seiscientos mataron, uno tras otro. La Escuela Santa María vio sangre obrera, la sangre que conocía sólo miseria. Serían tres mil seiscientos ensordecidos. Y fueron tres mil seiscientos enmudecidos. La Escuela Santa María fue el exterminio, de vida que se moría sólo alarido. Tres mil seiscientas miradas que se apagaron. Tres mil seiscientos obreros asesinados. Un niño juega en la Escuela Santa María. ¿Si juega a buscar tesoros qué encontraría?”.21 Este hecho tuvo una rápida respuesta que trajo consecuencias para el movimiento obrero, ya que se informó de forma masiva a través de la prensa, poniendo el tema de la “Cuestión Social” en el debate público, haciendo que desde intelectuales y políticos, entre ellos Arturo Alessandri, alzaran la voz a los sucesos cometidos. Por otro lado Luis Emilio Recabarren señala:” Uno de los factores que ha impulsado a la burguesía a proceder tan cruelmente, en la destrucción de este movimiento obrero que pedía justicia, es el gran temor que tienen de ver extenderse una agitación obrera, en estos instantes en que carece de fuerzas armadas suficientes a causa del fracaso de las leyes militares. Emplear la 19 Parte del general Roberto Silva Renard. Citado en: Ljubetic, Iván. La masacre de la Escuela Santa María. Pág. 8. En: http://www.luisemiliorecabarren.cl/files/la_roja_historia.pdf. Visto el 15 de octubre de 2010. 20 Ídem. 21 Luis Advis. Canción Letanía. Cantata de Santa María de Iquique. En: http://www.archivochile.com/Historia_de_Chile/sta-ma2/5/stamamusic00002.pdf. Visto el 15 de octubre de 2010.
  • 24. crueldad extrema, infundir el terror en el menor tiempo posible, desbaratar toda organización que pueda resistir, he ahí el plan de hoy de los burgueses chilenos”.22 4.2 LOS CONVENTILLOS. A mediados del siglo XIX la ciudad de Santiago comienza a experimentar una serie de cambios en lo que se refiere a su composición y estructura. “Santiago de Chile, entre los años 1872 y 1915, vio duplicar su espacio urbano. Este fenómeno debió su impulso en forma decisiva al empuje de las diversas poblaciones que se levantaron en los bordes mismos o en las cercanías de los límites urbanos y fue claramente perceptible para sus contemporáneos”.23 Los cambios experimentados en las ciudades y en lo que respecta principalmente al aumento del espacio urbano, puede explicarse a partir de las transformaciones urbanísticas que comienzan a gestarse a partir de este período. Para poder comprender las diversas transformaciones que se produjeron en la ciudad de Santiago durante la segunda mitad del siglo XIX, es necesario remontarse específicamente al aspecto relacionado a las políticas públicas que fueron emitidas por la autoridad de este período. A raíz de esto es preciso destacar que la transformación realizada en esta época tiene su origen en el Intendente de la ciudad Don Benjamín Vicuña Mackenna designado el año 1872, como el principal referente del pensamiento urbanístico. Durante esta época Vicuña Mackenna se plantea renovar el carácter urbano de la ciudad, de manera que se ordene el plano y el trazado de la capital. El proyecto que se comienza a realizar pretende modernizar el modelo de vida urbano. Para esto se implementan una serie de programas que tienen como objetivo mejorar los servicios de la 22 Recabarren Luis Emilio. En Chile la barbarie burguesa en acción. En: http://www.luisemiliorecabarren.cl/?q=node/702. Visto el 15 de octubre de 2010. 23 Ramón, Armando: “Estudio de una periferia urbana: Santiago de Chile 1850-1900”. Instituto de Historia (20) Pontificia Universidad Católica de Chile. 1985.
  • 25. capital, así como también reformar los hábitos y las conductas de los ciudadanos. Sin embargo existe un plan que se refiere principalmente a crear un plan de segregación urbana. No obstante ello y debido a que estos programas no contemplaban grandes cambios en los sectores más periféricos de la ciudad, comienzan a producirse ciertos grados de segregación que se observan dentro de un radio urbano, como es el caso del “camino de cintura” el que dividía a la ciudad de los llamados arrabales, lo que en afectaba directamente a uno o dos grupos sociales. Por otro lado si se toman en cuenta también las clasificaciones y descripciones hechas por la autoridad de la época y específicamente las dadas por el señor Benjamín Vicuña Mackenna pueden dar cuenta de un cierto grado de rechazo a los sectores adyacentes de la ciudad. “Con su característica franqueza y rudeza, siendo intendente de Santiago, se refirió a lo que el entendía por ciudad propiamente tal y la otra, la segregada, que albergaba la mano de obra disponible en la zona urbana, tanto trabajadora como cesante, a los mendigos, y muchas veces, a empleados modestos que no tenían medios para obtener mejor vivienda. Dice aquel autor a propósito de la ciudad propiamente tal: “Santiago propio, la ciudad ilustrada, opulenta, cristiana”. El resto, para él, no era otra cosa que “una inmensa cloaca de infección y de vicio, de crimen y de peste, un verdadero potrero de la muerte” 24 Dentro de los períodos mencionados anteriormente comienzan a realizarse una serie de procesos dentro del país que como consecuencia tienden a producir algunos fenómenos muy particulares. Podemos mencionar el proceso migratorio interno, en donde las personas tienden a movilizarse para dirigirse especialmente a los principales centros productivos del país, como por ejemplo Santiago y Valparaíso. “La industrialización cumplida en los últimos cuarenta años del siglo 24 Ramón, Armando. “Santiago de Chile (1850-1900) Límites urbanos y segregación espacial según estratos. Revista Paraguaya de Sociología Publicación de ciencias sociales para América Latina Centro paraguayo de estudios sociológicos. Pág. 258
  • 26. XIX, hizo proliferar en Valparaíso y en Santiago un sinnúmero de talleres y establecimientos fabriles. Las migraciones hacia esos polos, producto de la búsqueda de mejores remuneraciones, tuvo una expresión urbana característica: la multiplicación de barrios obreros formados por ranchos y conventillos, viviendas miserables que se alzaban de preferencia al sur de la Alameda, en las proximidades de la estación del ferrocarril y al norte del Mapocho, en Santiago, y en los sectores altos de Valparaíso. En habitaciones insalubres y obscuras, sin agua potable ni desagües, se hacinaban hombres, mujeres y niños, fáciles victimas, en especial los últimos, del tifus exantemático, de la difteria, de la neumonía y de las enfermedades intestinales.25” En los barrios marginales de las ciudades nombradas anteriormente se produce una tendencia de exclusión, lo que sumado a las políticas de segregación urbana provoca en los sectores populares pésimas condiciones de vida. El espacio urbano que se refiere principalmente al sector periférico de la ciudad, pertenecía de manera primordial a empresarios de la época, los que se encargaban de construir “conventillos” y “rancheríos” que eran arrendados a las familias pobres de la ciudad. Los conventillos se definieron como “la propiedad destinada a arrendamiento, por piezas o por secciones, a la gente proletaria, y que en varias piezas o cuerpos de edificios arrendados a distintas personas tengan patio o zaguán común”26. El concepto conventillo ocupa, por lo tanto, un lugar en el imaginario porteño como la representación mental de un tipo de vivienda colectiva que existió en el pasado, identificada con los grupos sociales más pobres, con la estrechez del espacio y el hacinamiento de personas27.Las personas pobres excluidas de los beneficios de la modernización económica que se producía en el país producto de las riquezas del salitre, comienzan a formar 25 Sergio Villalobos R, Osvaldo Silva G, Fernando Silva V, Patricio Estelle M: “Historia de Chile”. Editorial Universitaria. Santiago de Chile. 1995; Pág. 679. 26 “Reglamento de Conventillos”. Revista de Higiene, tomo VII, Santiago, 1901. 27 Urbina C., María Ximena. "Los conventillos de Valparaíso, 1880-1920: Percepción de barrios y viviendas marginales", en: Revista de Urbanismo, N°5.
  • 27. parte de un fenómeno que venía produciéndose en Europa, lo que también tiene cabida en nuestro país, esto ultimo se refiere esencialmente a la “Cuestión Social”. Pese al claro contraste que existe entre el lujo y riqueza de los barrios y sectores aristocráticos de la ciudad, frente a la imagen de carencia y miseria que presentaban los sectores periféricos de las ciudades, comienzan a presentarse diferencias cada vez más notorias, lo que tiene como resultado un debate dentro de la propia elite. Por otro lado es necesario destacar el surgimiento de los movimientos sociales de carácter obrero, los cuales demandan un reparto más justo de los excedentes económicos, además de protestar por las pésimas condiciones de vida que presentan los sectores populares del país. A raíz de esto es necesario destacar la opinión de un personaje ligado a la izquierda, como también a los movimientos obreros que se produjeron en Chile. Este personaje es otro crítico, no menos duro, y también muy bien informado, Luís Emilio Recabarren, en una de sus obras hacía un crudo análisis de varios aspectos concretos de la realidad urbana de los sectores más modestos, centrando sus comentarios en la vivienda popular. “La vida del conventillo y de los suburbios, son la escuela primaria obligada del vicio y del crimen. Los niños se deleitan en su iniciación viciosa empujados por el delictuoso ejemplo de sus padres cargados de vicios y defectos. El conventillo y los suburbios son la antesala del prostíbulo y de la taberna”. Y agregaba: “El conventillo y los suburbios han crecido quizá en mayor proporción que el desarrollo de la población. Y aún cuando se alegara que el aumento de los conventillos ha sido en relación con el aumento de la población, no sería este un argumento justificativo ni de razón. El conventillo es una ignominia. Su mantenimiento o su conservación constituyen un delito”28. 28 Ramón, Armando, Gross, Patricio. “Algunos testimonios de las condiciones de vida en Santiago de Chile; 1888- 1918”. Revista EURE Nº 31. Pág. 70.
  • 28. Dentro de las consideraciones que podemos destacar por parte de Luís Emilio Recabarren, se puede apreciar esa visión negativa hacia el mundo de los sectores populares y de la vivienda popular, sin embargo considera que el aumento de las personas que viven en este tipo de viviendas, no puede ser una razón que justifique su existencia. A partir de esto se puede inferir que la intención por parte de la autoridad, no es acabar con este tipo de viviendas, sino que demuestra su indiferencia ante esta situación, provocándose esta gran cantidad de problemas en los sectores periféricos de la ciudad de Santiago a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX.
  • 29. 5. EL CENTENARIO DE CHILE. 1910. La celebración de los cien años de vida republicana que cumplía Chile, (donde se conmemora el inicio del proceso de Independencia, tras la Primera Junta de Gobierno que se formo el 18 de septiembre de 1810, luego de que las tropas napoleónicas tomaran cautivo al rey de España Fernando VII) fueron preparadas con tal magnitud, que ya al comienzo de la década de 1900 se comenzaron a programar las festividades. Sin embargo, durante esa década hubo un desastre de proporciones tras el terremoto de 1906 que afecto a la ciudad de Valparaíso, lo que pudo haber cambiado las pretensiones que tenía el Presidente de la Republica Pedro Montt, a quien le tocaba guiar y dirigir al país en las celebraciones del Centenario. Pero lamentablemente las noticias catastróficas no pararían durante la década. Poco antes de la fecha estipulada para los inicios de las celebraciones otra tragedia afecta al país, esta vez se trata de la muerte del Presidente Pedro Montt, quien viajo a Alemania para tratarse de mejor manera una enfermedad que lo aquejaba, lo que trágicamente no pudo llevarse a cabo. Mientras el Presidente Pedro Montt se encontraba en Alemania asumió como Vicepresidente el Ministro del Interior Elías Fernández Albano, que tras la muerte del primer mandatario quedo a cargo de presidir las celebraciones. Sin embargo, otra vez más la tragedia se asoma. Iniciado el mes de septiembre de 1910, precisamente el día seis fallece el Vicepresidente, y el país queda sin un líder para dirigir las fiestas. Por otro lado se tuvo que llegar a un consenso en el Congreso para nombrar a un representante que dirigiera al país durante las celebraciones, lo que llevo al nombramiento del ministro de más antigüedad en el gabinete que había conformado Pedro Montt. Por lo tanto se nombra al Ministro Emiliano Figueroa
  • 30. Larraín como Vicepresidente de la República, y las próximas elecciones se pospondrían para finales de 1910. Es así como llegado el día 12 de septiembre se da inicio a las celebraciones del Centenario de la República de Chile, donde se llevaran a cabo una serie de actividades para lo que se invito a delegaciones de diferentes países con quien Chile mantenía relaciones. Entre las actividades que estaban agendadas correspondía una serie de inauguraciones de Obras Publicas, como el Palacio de Bellas Artes o la Estación Mapocho o como se señala a continuación:  Una de las primeras actividades fue el abanderamiento de la ciudad.  La llegada de las comitivas extranjeras, entre ellas la de los militares y cadetes argentinos.  Funciones de gala en el Teatro Municipal en honor a las delegaciones extranjeras.  Torneos de esgrima.  Almuerzos a la carta en los restoranes Valparaíso y Llardy.  Torneo hípico militar en el Club Hípico.  Considerando para la población obrera una serie de concursos que se realizarían en la carpa de Mapocho.29 Sin embargo, estas celebraciones no estuvieron exentas de polémicas o de críticas. Por un lado se critico el haber seguido con las ideas de celebración luego de la catástrofe de Valparaíso; por otro lado con la existencia de las condiciones sociales en que se encontraba la población más vulnerable, en este caso la clase obrera, condición que se conoce con el concepto de “Cuestión Social”, que sin embargo, era algo que había comenzado en el siglo anterior; y por ultimo con la crisis del sistema político. 29 Programa oficial de las fiestas patrias. En: www.memoriachilena.cl
  • 31. Cabe mencionar también que la principal crítica que se hacía al sistema político, que generalmente estaba dominado por una elite oligárquica, era que se negada la existencia de una crisis social en la clase obrera. Por lo tanto diversos intelectuales de la época alzaron la voz para dar a conocer su opinión con respecto a las condiciones del bajo pueblo. Entre ellos se destacan las palabras de Luís Emilio Recabarren, quien señala lo siguiente: “Quiero trazar con expresiones sinceras los pensamientos que en mí se albergan sobre el siglo transcurrido bajo el régimen de la República, y procuraré que estas expresiones sean el retrato de la verdad, es decir, de la verdad como yo la comprendo, como yo la siento, ya que desgraciadamente existen diferencias para apreciar la verdad”. 30 Con esto hace referencia a la poca importancia que la elite gobernante le da a la “Cuestión Social”. Desde otra perspectiva, se miraba el acontecer en el país como una mala forma de malgastar un dinero que simplemente podía estar destinada a otras cuestiones más significativas, tomando en cuenta que el país pasaba por una crisis económica que lamentablemente afectaba a la clase obrera. Además de la crisis moral que afectaba a la clase política, la cual fue bastante criticada con el tiempo, sobre todo con la crítica acida y pesimista que realizó el poeta Vicente Huidobro en su “Balance Patriótico”, cuando señala que “Un país que apenas a los cien años de vida está viejo y carcomido, lleno de tumores y de supuraciones de cáncer como un pueblo que hubiera vivido dos mil años y se hubiera desangrado en heroísmos y conquistas.” 31 Con estas palabras el poeta quiso expresar de manera confrontacional lo que se estaba viviendo en la época a comienzos del siglo XX, donde se jactaban de tener una República bien consolidada, cuando en la realidad no era más que un país elitista y oligárquico, donde la clase trabajadora era relegada a situaciones paupérrimas de miseria absoluta, mientras la oligarquía vivía de las riquezas. 30 Recabarren, Luís Emilio. El pensamiento de Luís Emilio Recabarren. Santiago: Austral, 1971. 31 Huidobro, Vicente. Balance Patriótico. En: Góngora, Mario. Ensayo Histórico sobre la noción de Estado en Chile. Editorial Universitaria. Santiago. Chile. 2006.
  • 32. Así también, Alejandro Venegas (cuyo seudónimo es Julio Valdés Cange) aborda este periodo, planteándolo de la siguiente manera: “Hasta ahora se ha trabajado por empujar al país y se ha conseguido darle una mano de barniz con que se alcanza a sorprender a los extranjeros de espíritu vulgar (…) pero, entretanto el pueblo, que es lo principal, permanece en un abandono deplorable: tenemos ejércitos, buques y fortalezas, ciudades y puertos, teatro e hipódromos, clubes, hoteles, edificios y paseos públicos, monumentos y ( lo que más engreídos nos tiene) magnates opulentos dueños de verdaderos dominios, que viven en palacios regios, con un fausto que dejó pasmado a don Carlos de Borbón; pero no a mucha distancia de los teatros, jardines y residencias señoriales, vive el pueblo, es decir las nueve décimas partes de la población de Chile, sumido en la más espantosa miseria económica, fisiológica y moral, degenerando rápidamente bajo el influjo del trabajo excesivo, la mala alimentación, la falta de hábitos de higiene, la ignorancia extrema y los vicios más groseros”.32 Quizás las palabras de Valdés Canje tienen un dejo de asertividad, al considerar que es la gran mayoría de la población la que se encuentra en condiciones paupérrimas, mientras que una minoría es la que goza de las riquezas que ha logrado solventar el Estado chileno. Sin embargo es esta misma minoría la que se jacta de tener una nación rica en aspectos considerados lúdicos por decirlo de alguna manera, ya que se trabaja en obtener entretención para la elite, ya sea con clubes, hipódromos, etc. Dejando al pueblo sumido en el olvido. Finalmente las celebraciones fueron todo un éxito según las autoridades de la época. Pero las críticas continuaron, es así como el Dr. Julio Valdés Canje expresa en una carta destinada al Presidente electo Ramón Barros Luco lo siguiente: “Acabamos de celebrar nuestro Centenario y hemos quedado satisfechos, complacidísimos de nosotros mismos. No hemos esperado que nuestros visitantes regresen a su patria y den su opinión, sino que nuestra prensa se ha calado la sotana y el roquete, ha empuñado el incensario, y entre 32 Gazmuri, Cristian. Testimonios de una crisis. Chile: 1900 – 1925. Editorial Universitaria. Santiago, Chile. 1979. Pág. 42 – 43.
  • 33. reverencia y reverencia, nos ha proclamado pueblo cultísimo y sobrio, ejemplo de civismo, de esfuerzo gigante, admirablemente preparado para la vida democrática, respetuoso de sus instituciones y de los sabios e integérrimos políticos que lo dirigen, en una palabra, espejo milagroso de virtudes en que deben mirarse todos los pueblos que aspiren a ser grandes. Con una petulancia rayana en la imbecilidad, hemos ido a preguntar a los delegados extranjeros: “¿Qué les parece a Uds. nuestro ejército? ¿Y nuestra marina? ¿Y nuestros ferrocarriles? ¿Y nuestras industrias? ¿Y nuestra capital? ¿Y nuestra instrucción pública? ¿Y nuestra administración? ¿Y nuestros políticos?... y ¡qué habrán podido contestar ellos, que vienen con carácter diplomático y han podido aquilatar nuestra fatuidad sin límites! Nosotros, sin embargo, con gravedad cómica hemos estado publicando los imparciales y encomiásticos juicios que de nuestros huéspedes hemos merecido”.33 33 Dr. J. Valdés Canje. Sinceridad. Chile Íntimo en 1910. Universitaria. Santiago. 1910. Pág. 7 – 8.