El documento describe los cambios en la arquitectura durante el siglo XIX en Europa. La Revolución Industrial permitió nuevos materiales como el hierro, dando lugar a la arquitectura del hierro. También surgió el historicismo, donde los arquitectos se inspiraron en estilos pasados como el neogótico, neorrománico y estilos de otras culturas. Más tarde, el eclecticismo permitió combinar diversos estilos en un solo edificio.
2. • Se ha producido la Revolución Industrial
y con ella sus avances técnicos y la
economía capitalista.
• Se ha producido la Revolución Francesa y
el periodo de las llamadas Revoluciones
se extenderá hasta bien entrado el siglo.
• Es el siglo del despertar de los
nacionalismos.
• La burguesía liberal alcanzará el poder
político y sus valores se impondrán a la
sociedad.
• Paralelamente nace la clase obrera y su
problemática.
• La población aumenta como nunca hasta
ahora, las ciudades crecen…
• Las potencias europeas dominarán el
mundo a través del imperialismo.
El siglo XIX va a ser un siglo de grandes cambios económicos, sociales y políticos
que transformarán el mundo y que tendrán su correspondiente reflejo en el mundo
del arte:
3. Por otro, existirán resistencias a esa nueva
arquitectura, considerada como “fea”,
carente de estilo, lo que desembocó en la
valoración de la tradición arquitectónica y en
la búsqueda de soluciones en el pasado, lo
que dará lugar a diferentes revivals, que
darán lugar al historicismo.
En el campo de la arquitectura, el impacto de la Revolución Industrial será decisivo.
Las nuevas posibilidades técnicas que abre y los nuevos materiales industriales supondrán
un punto de inflexión fundamental:
Por un lado, se desarrollará la llamada
arquitectura del hierro, a partir de las
posibilidades que abrían los nuevos
materiales como el hierro y el cristal.
4. Ya el propio estilo dominante en el tránsito entre los siglos XVIII y XIX, el neoclasicismo, era
una arquitectura que miraba al pasado clásico grecorromano, con unas pretensiones de
racionalidad y universalidad acordes con los principios de la Ilustración e impulsado por los
gobernantes y las Academias en las que se formaban los arquitectos.
Durante los primeros decenios del siglo XIX las formas neoclásicas siguieron inundando las
principales capitales europeas, aunque entraron en crisis, en gran medida por el
encorsetamiento que suponían estas normas impuestas por las Academias y que limitaban la
creatividad de los arquitectos al estricto empleo de las normas y órdenes clásicos.
Leo von Klenze: Monumento al Walhalla. 1830-42
5. La respuesta frente a la fealdad de la
arquitectura industrial y la rigidez y
frialdad neoclásica, será buscar la
inspiración en la tradición
arquitectónica del pasado, pero ya
no solo en la arquitectura clásica
grecorromana, sino en otros pasados
propios de las diferentes tradiciones
culturales de los distintos países
europeos o incluso exóticos.
Catedral de Sofía. 1882-1912
Palacio de Westminster. Londres. 1840-55
6. Se desarrollará así una arquitectura conocida como “historicista”, que designa una serie
de estilos que muestran un especial interés histórico por las manifestaciones artísticas
del pasado e incluso de otras civilizaciones extraeuropeas, recuperando sus formas.
Charles Barry y Augustus Pugin: Palacio de Westminster, 1836-70
John Nash: Royal Pavilion, Brighton, 1815-1823
7. Caspar David Friedrich: La tumba de Hutten, 1823-24
En este momento en Europa se
manifiesta un fuerte deseo de
rescatar su pasado medieval y un
interés por otras culturas, así
como un abandono de los
modelos clásicos, asociados a un
exceso de uniformidad y a unos
valores pretendidamente
racionales que había originado el
imperialismo napoleónico y las
guerras consiguientes.
Frente a esos modelos unitarios e
impuestos, se alzan otros ideales
de carácter romántico, que
vuelven a valorar el pasado
histórico de los pueblos
europeos, especialmente su
pasado medieval.
8. Este retorno al pasado está
íntimamente ligado al surgimiento
del Romanticismo.
La desconfianza del Romanticismo
hacia la Razón y con ello hacia el
estilo neoclásico, dio paso al
interés por las arquitecturas
medievales que rompían el canon
del clasicismo.
Por ello, los arquitectos hicieron
resurgir las formas góticas,
románicas, islámicas, bizantinas o
incluso de las culturas exóticas de
los imperios de las potencias
coloniales.
Frente al arte oficial de las
Academias, se pretenden recuperar
las raíces genuinas de los pueblos,
presentes en la etapa medieval, y
alejarse de la uniformidad del
clasicismo impuesto por la Rev.
Francesa y Napoleón.
Christian Jank: Castillo de
Neuschwanstein,
Baviera, 1869-86
9. De igual modo, el
despertar de los
sentimientos
nacionalistas, basados
en el pasado histórico
de los pueblos
europeos favorecieron
el interés por estilos
autóctonos y propios
de la historia de cada
pueblo, considerados
como señas de
identidad del país,
especialmente su arte
medieval.
John Constable: La Catedral de Salisbury, 1820
Caspar David Friedrich: Abadía en el robledal, 1809
10. Otro factor que influyó en la recuperación
de los valores y las formas de la época
medieval fue la revitalización religiosa
que se produjo en la época de la
Restauración, como una reacción frente
al laicismo que habían supuesto los
valores de la Ilustración y la Revolución
Francesa y el pretendido alejamiento de
los valores religiosos del proletariado
surgido con la Revolución Industrial.
De este modo, se exaltaron las raíces
tradicionales del pasado europeo
cristiano y su arte medieval, muy
especialmente el gótico.
El renacer de esta nueva espiritualidad
que pretende volver a los tradicionales
valores cristianos de la civilización
europea, anteriores a las crisis religiosas
de la Edad Moderna, supondrá una
revitalización de estilos como el
románico o el gótico, símbolos de un
pasado glorioso, de una Europa unida
bajo una misma civilización cristiana.
11. Paralelamente (aunque ya se había iniciado en el rococó), la cultura europea desarrolló un
gran interés por los mundos exóticos y lejanos, que conocieron en su proceso de
expansión colonial, por lo que algunas formas de culturas lejanas y exóticas se
introducirán en el arte occidental.
Pagoda china. Kew
Gardens. Londres.
William Chambers. 1761
Royal Pavilion de Brighton. John Nash. 1815-23
12. Se desarrolló una arquitectura conocida como “historicista”, término que designa una
serie de estilos propios del siglo XIX que muestran un especial interés histórico por las
manifestaciones artísticas del pasado e incluso de otras civilizaciones extraeuropeas,
recuperando sus formas, aunque reinterpretados con algunas características culturales
propias del siglo XIX.
Medical College. Richmond, Virginia. 1845
Catedral de San Patricio. New York. 1878
Iglesia de Santa María y de San Nicolás,
Wilton, Wiltshire
Biblioteca de Sarajevo, 1896
Castillo de Neuschwanstein.
Baviera. 1869…
13. Fue un “revival”, una imitación
consciente de formas y estilos
arquitectónicos de otras épocas o
de procedencia exótica, que
intentó recuperar formas
arquitectónicas de otras
civilizaciones o antiguas, creando
nuevos estilos a los que se
denominó “neos:” neo-gótico, neo-
barroco, neo-románico, neo-
mudéjar, neo-indio, neo-egipcio…
Los arquitectos historicistas eran
conscientes de estar empleando
formas y estilos del pasado en el
siglo XIX, por lo que será habitual
que, frente a la apariencia externa
del edificio (habitualmente con un
aspecto historicista), en sus
interiores o estructuras también
empleen los hallazgos tecnológicos
y los materiales de la sociedad
industrial y de la arquitectura del
hierro.
Palacete Laredo, Alcalá de Henares. 1882
Estación de St. Pancras. Londres. 1868
14. Estos estilos, que hunden sus
raíces en la tradición histórica,
tendrán gran acogida entre las
clases burguesas del momento,
que verán en la recuperación de
las formas del pasado un modo
de demostrar el prestigio social,
político y económico que han
alcanzado, una forma de hundir
sus raíces en el pasado, de
“ennoblecerse”.
15. El “neogótico” fue el historicismo más
difundido en la primera mitad del siglo
XIX, en gran medida paralelo al
Romanticismo, al evocar una Edad Media
que entonces estaba siendo reivindicada y
al despertar de los sentimientos
nacionales.
Frente al clasicismo francés que pretendía
imponer Napoleón, numerosos países,
especialmente Reino Unido y Alemania,
volvieron sus ojos a su pasado medieval.
También influyeron en esta revitalización
del estilo gótico, la valoración de la
artesanía y los gremios medievales,
propuesta por John Ruskin y Augustus
Pugin, frente al maquinismo e
industrialismo, que rechazaban, así como
la consideración del arte gótico como
ejemplo de la espiritualidad medieval
cristiana, frente al laicismo, que se
identificaba con las formas neoclásicas,
llegando a tildar al arte clásico y
académico de “pagano”.
Joseph Poelaert: Nª Sª de Laeken,
Bruselas. Consagrada en 1872
16. Un ejemplo de esta arquitectura es el "Parlamento de Westminster" en Londres, de
Charles Barry y Augustus Pugin, que mezcla planteamientos clasicistas (simetría,
regularidad de la planta), junto con un aspecto general y una decoración gótica, en el que
las torres, los pináculos o remates en forma de agujas, que acentúan la verticalidad
suponen una reinterpretación de las formas del gótico perpendicular inglés, considerado
como ejemplo de arte nacional inglés.
Charles Barry y Augustus Pugin: Palacio de Westminster, 1836-70
17. En Francia destacó la figura de
Eugène Viollet-le-Duc, que fue un
gran estudioso del arte gótico y
procedió a la restauración de las
principales catedrales góticas
francesas, de las que tomó sus
formas e impulsó el revival de las
formas góticas.
Consideraba al estilo gótico como
un modelo de lógica constructiva
y ejemplo de arte colectivo y trató
de adaptar las soluciones
estructurales góticas con
arbotantes, bóvedas de crucerías
y nervios a los tiempos modernos,
empleando los nuevos materiales
derivados de la Rev. Industrial,
como el hierro.
Proyecto para auditorio. Viollet-le-Duc
18. El “neoindio”, se desarrollará sobre todo en Inglaterra, consecuencia de la colonización del
subcontinente.
El edificio más representativo será el Pabellón Real de Brighton, de John Nash (1815-22),
en el que, empleando también materiales modernos como columnas, vigas y barandillas
de hierro colado, se aprecia la influencia del exótico arte de la India en su colorido, las
cúpulas bulbosas, los minaretes o su apariencia general oriental.
.
19. En Alemania tendrán gran desarrollo –junto al neogótico- el “neorrománico”, símbolo del
pasado glorioso alemán del Sacro Imperio Romano Germánico, y el “Rundbogenstil”, o
“estilo de arco redondo o de medio punto”, que tendrá gran presencia en la remodelación
de Munich llevada a cabo por Luis I y Maximiliano II (un estilo ecléctico entre el
neorománico y el neorrenacentista).
Iglesia de San Mateo. Berlín (1844-46)
Friedrich von Gärtner :
Biblioteca Estatal de Baviera,
Munich, 1832-43
20. Otros estilos que también recuperan las formas de
la arquitectura nacional basados en la propia
historia de cada país serán el “neoárabe”,
“neobizantino”, etc.
En España serán frecuentes las formas inspiradas
en la arquitectura mudéjar y plateresca,
consideradas como estilos autóctonos, que darán
lugar al “neomudéjar” y “neoplateresco”. Los
“neos” serán innumerables y se convertirán en
motivo de inspiración de los arquitectos, llegando
a desarrollarse estilos “neochino”, “neoegipcio”,
“neogriego”, “neorrenacentista”…
Sinagoga de Budapest, 1854-59
Teatro Falla. Cádiz. 1884
Egyptian Building del Medical College de
Virginia (1845), Richmond. Catedral católica de Westminster, Londres
21. De este modo, los arquitectos podían inspirarse en un edificio o en una época que no tenía
por qué ser necesariamente Grecia o Roma, sino la Edad Media, el Renacimiento, el arte del
Antiguo Egipto o la arquitectura árabe o hindú, según sus deseos.
Con el tiempo, fueron liberándose de un único referente estilístico y abordaron sus
proyectos con mayor libertad, tomando elementos de origen diverso y reuniéndolos en un
solo edificio, dando lugar al llamado eclecticismo. Tras la revalorización y experimentación de
diferentes estilos históricos, los arquitectos –en vez de seguir canónicamente las normas de
cada historicismo- comenzaron a ensayar la combinación libre de lenguajes y formas
históricas diversas.
Petre Antonescu :Palacio Kretzulescu. Bucarest, 1902
Louis Joaquim T. Visconti y Hector M. Lefuel: Nuevo
Louvre, 1852-27
22. En la arquitectura ecléctica, el arquitecto
procede a una selección de aquellos aspectos
útiles que la historia le ofrece, pero
dispuestos con un nuevo orden, de modo que
se adaptara a las necesidades de la sociedad
del siglo XIX.
Apoyándose en la Historia, pero sin repetirla,
la arquitectura ecléctica ofrecía un concepto y
una imagen absolutamente renovada,
original, propia e inconfundible del siglo XIX.
Este término proviene del griego
“ἐκλεκτικός”, “el que escoge”, siendo esta su
característica fundamental: combinar de modo
creativo formas procedentes de diferentes
estilos y fundirlos en una síntesis nueva en el
edificio.
Los arquitectos eclécticos tienen una voluntad
consciente de desarrollo de un nuevo lenguaje
adaptado a su época, combinando formas del
pasado no originales, pero que en su propia
combinación existe una voluntad estilística
consciente de búsqueda de un nuevo lenguaje
a través de formas que no son originales.
Edificios en Amberes, Cogels Osylei
23. Su éxito y su particularidad
radica en la posibilidad de
escoger para cada caso la
opción que mejor se adaptara
a los fines de la obra, de
acuerdo con el gusto del cliente
o del arquitecto, permitiéndose
combinar distintos estilos a la
vez sin dar lugar a aparentes
problemas de coherencia
estilística.
El eclecticismo radica más en el
edificio (y a veces en el cliente)
que en el propio arquitecto,
que puede sentirse cómodo
manejando e integrando
diferentes lenguajes e, incluso,
proponiendo al cliente distintas
soluciones basadas en
diferentes combinaciones de
estilos y elementos históricos.
Antonio Palacios: Palacio de Comunicaciones, Madrid, 1919
Michel Pacewicz: Edificio “El
Moderno”, Vigo, 1897-1902
24. Fue un estilo muy habitual en
las viviendas burguesas que se
construían en los ensanches de
las ciudades, en palacetes en el
centro de la ciudad y en sus
grandes edificios públicos,
muestra de su poder y riqueza y
hundiendo sus raíces en la
tradición arquitectónica,
ejemplo también de “buen
gusto” basado en la tradición.
Estos arquitectos supieron
aprovechar y poner a
disposición de la obra las
nuevas técnicas y materiales de
la arquitectura industrial: no
sólo retomaron elementos de la
arquitectura clásica, sino que
hicieron uso frecuente de los
nuevos materiales propios de la
revolución industrial, como el
hierro o el cristal.
Casas gemelas
Cluj
Frans Van Dijk: Grand Hotel Metropole, Amberes, 1899
25. Uno de los edificios más
representativos de esta
corriente es la Ópera de
París, de Charles Garnier,
realizada entre 1862 y 1875.
Es una construcción con
gran riqueza decorativa y de
materiales, que emplea
referencias formales de
diferentes estilos, de
aspecto espectacular, en el
que predominan los
recuerdos barrocos, por lo
que también se le califica
como ejemplo de estilo
neobarroco.
Su estructura es de acero,
pero se recubre de
ornamento con un aspecto
suntuoso.
26. Este estilo de arquitectura (que algunos llamarán Beaux Arts -vinculado a la Escuela de
Bellas Artes de París- o Segundo Imperio), se difundió por toda Europa y América hasta
comienzos del siglo XX.
Combinaba elementos de estilos diferentes, muy especialmente barrocos, renacentistas y
clásicos, con una gran impronta francesa (como las buhardillas o mansardas), con
abundante decoración (a veces en el propio cemento).
Se convirtió prácticamente en un “estilo internacional” y tuvo un enorme éxito, pues
satisfacía las apetencias de ostentación y riqueza de la alta burguesía, a la vez que anclaba
sus raíces en la tradición artística.
Sociedad Bilbaina.
Bilbao
Edificio Metrópolis.
Madrid