Los celos infantiles son normales, especialmente entre los 2 y 5 años tras el nacimiento de un hermano. Pueden manifestarse a través de cambios de humor, tristeza, conductas para llamar la atención o alteraciones en el sueño y alimentación. Para reducirlos, es importante no establecer comparaciones entre hermanos, alabar sus cualidades positivas y retirar atención ante conductas celosas.