El Ayuno sin oración es una simple privación de la comida.
El ayuno no es un sacrificio es una forma de búsqueda del Señor para escuchar y ser escuchado
El Ayuno sin oración es una simple privación de la comida.
El ayuno no es un sacrificio es una forma de búsqueda del Señor para escuchar y ser escuchado
La resurrección es una esperanza bienaventurada para los que creen en la obra de nuestro Señor Jesucristo; pero representa desesperanza y condenación eterna para los impíos. CONCLUSION: La resurrección es una esperanza bienaventurada para los que creen en la obra de nuestro Señor Jesucristo; pero representa desesperanza y condenación eterna para los impíos.
Liderazgo con Propósito, extraído de Rick Warren, para compartir sobre los principios del liderazgo respondiendo a las preguntas ¿Como enfrentas a los que se te oponen?
Te pones tenso, desalentado o por vencido?. una historia relatada de acción de liderazgo de Nehemias
Curso de la historia y teología de la Iglesia Cristiana (Parte I) ofrecido por el Dr. Juan R. Mejias Ortiz en el Instituto Bíblico Rvdo. Juan Figueroa Umpierre.
Se analiza mediante una exégesis la perícopa de Apocalipsis 13: 11-18, estableciendo los elementos interpretativos del símbolo o figura descrita en este pasaje, como la “imagen de la bestia”(14-16), evaluando así su relación con los acontecimientos previos a la segunda venida de Cristo.
La resurrección es una esperanza bienaventurada para los que creen en la obra de nuestro Señor Jesucristo; pero representa desesperanza y condenación eterna para los impíos. CONCLUSION: La resurrección es una esperanza bienaventurada para los que creen en la obra de nuestro Señor Jesucristo; pero representa desesperanza y condenación eterna para los impíos.
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Te pones tenso, desalentado o por vencido?. una historia relatada de acción de liderazgo de Nehemias
Curso de la historia y teología de la Iglesia Cristiana (Parte I) ofrecido por el Dr. Juan R. Mejias Ortiz en el Instituto Bíblico Rvdo. Juan Figueroa Umpierre.
Se analiza mediante una exégesis la perícopa de Apocalipsis 13: 11-18, estableciendo los elementos interpretativos del símbolo o figura descrita en este pasaje, como la “imagen de la bestia”(14-16), evaluando así su relación con los acontecimientos previos a la segunda venida de Cristo.
Las pautas que nos ayudan a vencer el desanimo que aveces llega a nuestra vida por cualquier situación. Son cuatro pasos que nos ayudan en nuestra superación personal y a ver la vida de otra perspectiva.
UNA OBRA PARA 20 DIAS DE ACCIÓN RENUEVO DE LA MENTE CON LA PALABRA DE DIOS-PARA AFLIGIDOS,CONVICTOS DE PECADO, EN CRECIMIENTO ESPIRITUAL,ANSIOSOS,DEPRIMIDOS,ARREPENTIMIENTO,CAMBIO DEL LENGUAJE
Dios anhela sanarnos de una manera integral, ya que, es una necesidad de nosotros y es parte del propósito de Dios para nuestras vidas. Es por eso que te invitamos a descubrir su amor a través del siguiente estudio.
Diseña una experiencia de aprendizaje sobre lectura y escritura como
herramientas de aprendizaje transversal integrando recursos digitales.
La experiencia se debe planear en el formato 1 y luego, se socializa en
una presentación Power Point y se sube a un Slide Share, Issu u otro
recurso que genere un enlace para su visualización.
Guia de las cartas del tarot de el extraño mundo de jack.
Arcanos mayores y arcanos menores.
Primera guía cien porciento en español!
Con 5 tiradas para comenzar predicciones.
Aprende y utiliza este mazo para divertirte.
A. ¿Qué es la soledad?
• En el Antiguo Testamento la palabra hebrea que más se utiliza para “solitario” es shamem, que significa “desolado”.
• En el Nuevo Testamento la palabra griega eremos significa “lugares desiertos”.
• La soledad es el estado emocional de tristeza causado por sentirse solo, aislado o alejado de los demás.
• Una persona puede sentir la falta de cercanía con otros aún cuando estén en su presencia.
• David exclamó al Señor en tiempo de soledad:
“Mírame, y ten misericordia de mí, porque estoy solo y afligido”.
(Salmos 25:16)
B. ¿Qué significa estar solo?
• En el Antiguo Testamento, la palabra hebrea que se traduce solo es badad, que significa “estar con uno mismo”.
• En el Nuevo Testamento, la palabra griega monos denota “sin compañía, solo, solitario”.
• Estar solo es la condición de estar sin compañía, separado de otros.
• Con frecuencia, Jesús buscó estar a solas. Se apartaba de los demás para poder tener comunión con el Padre.
“Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo”.
(Mateo 14:23)
C. ¿Cuál es la diferencia entre estar a solas y sentir soledad?
• La soledad se refiere al estado emocional (por sentirse rechazado y desolado).
• Estar a solas se refiere al estado físico (el estado de estar separado de los demás).
• La soledad generalmente es una experiencia negativa (que va acompañada de un sentimiento de desesperanza).
• Estar a solas puede ser una experiencia positiva (convirtiéndola en un momento de creatividad y comunión con el Señor).
D. Ejemplos bíblicos de soledad
DAVID EXPERIMENTÓ SOLEDAD POR EL RECHAZO.
“Mira a mi diestra y observa, pues no hay quien me quiera conocer;
No tengo refugio, ni hay quien cuide de mi vida”.
(Salmos 142:4)
JOB EXPERIMENTÓ SOLEDAD POR SUS AMIGOS DESLEALES.
“El atribulado es consolado por su compañero; aun aquel que abandona el temor del Omnipotente. Pero mis hermanos me traicionaron como un torrente; pasan como corrientes impetuosas”.
(Job 6:14–15)
ELÍAS EXPERIMENTÓ SOLEDAD PORQUE TEMIÓ LA IRA DE DIOS.
“Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado. Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres”.
(1 Reyes 19:3–4)
E. Ejemplos bíblicos de estar solo
PABLO ESTUVO SOLO CUANDO SUS AMIGOS LO ABANDONARON.
“En mi primera defensa ninguno estuvo a mi lado, sino que todos me desampararon; no les sea tomado en cuenta. Pero el Señor estuvo a mi lado, y me dio fuerzas, para que por mí fuese cumplida la predicación, y que todos los gentiles oyesen. Así fui librado de la boca del león”.
(2 Timoteo 4:16–17)
JOB ESTUVO SOLO CUANDO
Esta guía es una ayuda para hacer por tu cuenta el retiro mensual, allí dónde te encuentres, especialmente en caso de dificultad de asistir en el oratorio o iglesia donde habitualmente nos reunimos para orar.
Fuente: Emeric Amyot d'Inville, C.M. "Anunciar la Buena Nueva de la Salvación siguiendo las huellas de San Vicente", Vincentiana: Vol. 41: No. 4, Artículo 7.
Anunciar la Buena Nueva de la Salvación siguiendo las huellas de san Vicente
Cómo Dios restaura.docx
1. "Cómo Dios restaura "
Cuando Dios restaura a alguien, sea una familia, un matrimonio,
una persona, lo que Él restaura siempre se mejora, crece, se
multiplica y, sobre todo, supera el estado de “arreglado”.
Cuando Dios restaura mejora el estado anterior.
En el Nuevo Testamento restaurar se utiliza para dar la idea de algo
dañado o roto que puede volver a usarse para lo cual fue diseñado;
pensémoslo en relación con el pasaje de Mateo 4:21 que habla de las
redes rotas.
Una red rota no es útil para pescar, y restaurarlas significa que vuelven
a ser de utilidad para la pesca. Para nosotros, ser restaurados implica
que volvemos a ser de utilidad en el cuerpo de Cristo.
Solemos decir: “úsame, Señor, úsame para tu Reino, úsame para tu
Iglesia.” Y el Señor dice,: “pero así, roto, sin restaurar, no eres útil,
debes restaurarte, arregla esa red, y después volverás a ser útil en mi
servicio.
Cuando llegamos al Señor siempre lo hacemos llenos de barro, si nos
arrepentimos, somos perdonados y comenzamos una vida nueva.
Luego viene el perfeccionamiento, que no es hecho por nosotros... ni es
a fuerza de obra humana sino por gracia; la gracia de Dios.
Dice en Filipenses 1:6, que: “El que comenzó en ustedes la buena obra
la perfeccionara hasta el día de Jesucristo”. Jesús va a perfeccionar esto
que inició en nosotros el día que llegamos a Él.
La palabra dice que la perfeccionará, o sea que va a llevar un tiempo.
No dice inició la buena obra y ya está todo perfecto. No es así; la
palabra nos enseña que
vamos siendo perfeccionados en un tiempo que, sin duda, es Su tiempo.
2. Cuando nos convertimos a Jesucristo, vamos renunciando a ciertas
cosas que no sabíamos que al Señor no le agradaban; renunciamos a
confiar en las prácticas de curar el empacho, tirar el cuerito, y a todas
esas cosas que el Señor abomina.
Pero, qué sucede con las conductas o sentimientos que no podemos
controlar, que quisiéramos deponer, pero que no podemos cambiar
como: la ira, la agresión, los malos pensamientos, el estancamiento
espiritual, el autoritarismo, la amargura, las respuestas agresivas u
ofensivas, y otros tantos desatinos.
Quisiéramos renunciar a esta clase de actitudes y cambiar, pero no pasa
nada; entonces nos preguntamos ¿qué está pasando conmigo? ¿de
dónde provienen estas reacciones? ¿habrá alguna causa que me
provoque actuar así?
Yo quiero agradar a Dios, quiero, realmente, poder tener una vida nueva
con mi familia,… pero sigo enojándome, sigo sintiendo ira, digo palabras
que luego lamento haber dicho, y entonces pregunto: ¿qué pasa, Señor,
conmigo?
El Señor nos da una clave en el Salmo 19.12: ¿Quién esta consiente de
sus propios errores? Perdóname aquellos de los que no estoy
consciente.
Podemos hacerle este tipo de preguntas al Señor, podemos pedirle estas
cosas al Espíritu Santo de esta manera: “Señor, no puedo entender por
qué cometo estos errores. Yo no lo sé, el Espíritu de Dios lo sabe.
Líbrame de lo que yo no conozco. Ilumina, Espíritu Santo, porque yo no
sé lo que pasa, pero quiero ser librado de lo que a Ti no te agrada”.
El Espíritu Santo va a alumbra el lugar oscuro donde están escondidas y
guardadas las cosas feas, las que quedaron ocultas, las que están
tapadas.
En una oportunidad hablé del sótano de la casa de mi infancia,… al cual
yo nunca quería bajar porque era oscuro,.. húmedo,. lleno de telarañas,
y siempre pensaba que ahí me iba a encontrar algún fantasma,…. algún
monstruo.
3. Así es nuestro “sótano” interior, al que hay que bajar con la luz del
Espíritu Santo, para ver qué hay en la parte más oscura, en la más
oculta; ver qué es lo que nos hace actuar como nosotros no queremos.
Debemos encontrar esas cosas misteriosas a las cuales tememos, y no
obstante están en nuestro corazón. Debemos llegar de la mano del
Espíritu Santo, porque es mejor hacer este recorrido con EL que ir solos.
Podemos ver cristianos que no están en pecado, que son obedientes a
Dios y le aman sinceramente, pero se sienten mal.
Pasan mucho tiempo en estado de angustia o tienen temores,..
ansiedad, problemas de relación en su familia: con los hijos o con los
esposos; problemas de relación en los trabajos, problemas de relación
en la Iglesia y entonces, ¿qué pasa?, ¿son cristianos, son obedientes,
pero qué sucede? Sucede que hay sufrimientos y heridas que no los toca
la conversión.
Con el primer paso de la conversión no es suficiente; hay heridas
profundas, sentimientos que necesitan una curación especial por parte
del Espíritu.
Algunos dicen: “Bueno, si usted sigue así, y todavía está triste y no
anda bien su vida, será porque no ora lo suficiente, ore más, tiene que
hacer más oraciones”.
En fin, alabado sea el Señor si podemos orar más, pero con orar más,
tampoco alcanza.
Otros dicen: “Lo que pasa es que usted no tiene fe, por eso las cosas no
le van bien, tiene una fe muy débil”.
O peor aún, se les crean demonios por todos lados: demonio de tristeza,
demonio de angustia, demonio de depresión, y esto provoca mayor
desilusión, porque no pueden entender los errores ocultos, se sienten
aún más afligidos, terminan creyendo que realmente no están orando
bien o que están poseídos.
Hay una enorme cantidad de personas que aman al Señor, que conocen
las Escrituras y, no obstante, no pueden evitar aquello que hacen, dicen
o piensan, como mentir,… tener ataques de ira o ser muy críticos de los
demás.
4. Pablo en Romano 7:15 expresa claramente esta situación cuando dice:
“No entiendo lo que me pasa, pues no hago lo que quiero, sino lo que
aborrezco”.
“Yo no quería tratar a mis hijos de la misma manera que lo hicieron
conmigo... Es algo que aborrezco, pero lo hago”.
“Yo no quiero para mi matrimonio la misma relación que tuvieron mis
padres, pero no entiendo por qué razón voy en camino a hacer
exactamente lo mismo”. Estas son algunas expresiones de este
fenómeno que parece incontrolable e inexplicable.
Romanos resume esto que a veces les sucede a las personas, que no
entienden por qué siguen viviendo cosas desagradables y siguen
sintiendo emociones que no les gustaría sentir; por qué no se pueden
llevar bien con los demás; por qué no pueden tratar mejor a las
personas; por qué viven en un estado de ansiedad permanente.
Pero hay Buenas Nuevas. El Espíritu Santo es capaz de develar esta
situación, si se le permite llegar al interior, a los recuerdos, a las
emociones sin oponer resistencia.
Tiene que llegar a su interior, tiene que tocar sus recuerdos, tiene que
alcanzar sus emociones.
Si las heridas del alma no reciben tratamiento adecuado, se infectan, se
inflaman, provocan más dolor; enferman el espíritu, contaminan al
resto, se dispersan y contagian a otros.
Una restauración se produce luego de una -a veces dolorosa- remoción.
Hay que estar dispuesto y dejar que Dios remueva lo que infecta
nuestra vida.
Tantas veces una muela –cuya raíz está infectada- tiene como solución
la vía “incomoda” de ser extirpada para que no vuelva a molestar ni a
contaminar al resto.
Es cierto que, por temor al “tirón” o al hecho mismo de perder la muela,
buscamos paliativos que son soluciones momentáneas.
En lo espiritual, esos paliativos suelen ser actos de religiosidad o sobre
esfuerzos o “buenas obras” que puedan compensar lo que “hacemos y
no entendemos”.
5. Las heridas del corazón no hay que taparlas, tenemos un Dios que no
nos avergüenza.
Delante de Dios podemos poner todo tal cual está, pero lo que no hay
que hacer es tratar de tapar, decir: “Bueno, yo siento esto pero no,
mejor dejémoslo. No hablemos del asunto. Prefiero no hablar. Esto es
horrible. Mejor no acordarse”.
Cuando una persona puede recordar en paz, cualquier cosa que le haya
pasado en su vida, aún lo desagradable, es porque ha recibido sanidad,
porque ha podido perdonar, porque está en paz.
Pero cuando alguien, para poder hablar de su vida, de su historia, tiene
que dejar espacios en blanco que son innombrables, que son
“irrecordables”, es porque ahí algo pasó.
Y hay que llegar con el Espíritu Santo para que nuestra vida, nuestra
historia sea tal, que podamos asumirla; podamos saber que hemos sido
de determinada manera, que hemos conocido al Señor, que hemos
tenido una familia en la que nacimos, que nos ha pasado tal o cual cosa.
Si no podemos dar testimonio de que, aunque hayamos sufrido, el
Señor nos permite tener paz en nuestra vida, no le estamos siendo útil
al cuerpo de Cristo.
Si vamos al médico porque tenemos una infección en el oído o en la
garganta, es muy probable que el médico nos dé un antibiótico y diga:
“Usted debe cumplir con el tratamiento. No se trata de que tome una
pastilla y ya está curado. Puede llevar siete o diez días de antibióticos,
no los interrumpa, para que pueda ser sanado”.
Esta clase de curación es la del Espíritu Santo.
Nos dice: “Llegaste a mí, con esta herida, empecé a tratarla, deja que
siga tratando, no huyas, no la tapes, con el solo hecho de que yo haya
empezado a tratar esta parte de tu vida o este recuerdo, no quiere decir
que ya estés sanado. Vas a iniciar un proceso en el cual yo te voy a ir
sanando.”
Pero por lo general, todos actuamos ansiosamente y queremos ¡ya!,
¡rápido!, ¡ahora!, una solución inmediata, un píldora y, sin más trámite,
estar bien. Una oración y me sanaron de las heridas de toda mi vida.
6. Y el Espíritu Santo dice que él nos perfeccionará. La Sanidad Interior va
a actuar gradualmente, la obra de sanidad que Dios hace en la vida de
sus hijos es un proceso.
Hay que esperar. A veces no es fácil, pero hay que esperar. Dejar que el
Señor haga su obra.
Muchas personas no dejan que Dios sea Dios.
Le voy a compartir algo que pasa muy frecuentemente por si a usted
también le ocurre. Es muy común que los padres tengan luchas con los
hijos; en la consejería pastoral le sugerimos a los padres que entreguen
ese hijo al Espíritu Santo, que lo pongan en las manos del Señor y oren
por él cada día:
“Señor, te dejo obrar en esto que yo no puedo. No puedo manejar lo
que está haciendo mi hijo. Señor te lo doy. No quiero estar ansioso
sobre él todo el día preguntándole qué hizo, con quién estuvo, dónde
estuvo, qué pasó, por eso, te lo entrego a ti.”
Es cierto que hay hijos que están comprometidos con cosas peligrosas,
pero los padres deben día a día librar la batalla espiritual en oración y
dejar que el Señor los cuide.
Sin embargo, esto no parece ser un trámite sencillo. A veces, los papás
y las mamás no terminan de confiarle sus hijos al Señor y quieren estar
controlándolo todo.
Hace un tiempo atrás hablaba con la madre de una joven que había
estado con una depresión muy grave. Por mucho tiempo recibió
tratamiento, y por supuesto, fue sanada; el cuadro grave de la
depresión había pasado, pero cada vez que esta joven suspira o se
entristece por algo, su mamá se pone tan ansiosa y tiene tanto miedo
de que vuelva a enfermar, que quiere controlar cada gesto de su hija.
Esta actitud de la madre es totalmente contraproducente para la joven,
la hace sentir insegura y termina deprimiéndose.
En confianza, pude preguntarle a esta mamá, que era una fiel cristiana,
cuándo le iba a entregar su hija al Espíritu Santo y cuándo iba a dejar
de controlarla para que la controlara Él.
Y ella me respondió: “Tantas veces se la di”. Si tantas veces tuvo que
dar a su hija al control del Espíritu Santo, quiere decir que muy
convencida no lo hizo ninguna.
7. La cuestión aquí es si controla Él o controla usted. Él tiene el control o lo
tiene usted.
Lo deja obrar a Él o usted se mete en el medio con su ansiedad,
intentando hacer algo que no ha podido lograr en bastante tiempo.
Si le pidió a Dios por su hijo y se lo entregó a Él, déjelo que Él actúe. A
veces nos ponemos tan ansiosos que no dejamos que el Espíritu Santo
cumpla su obra. A veces nos ponemos en el medio y entorpecemos las
cosas, porque estamos siempre apurados, queremos ver ese resultado
ya, y esto habla de una confianza floja en el Señor.
Jairo llamó a Jesús, recurrió a Él, y dejó que Él obrara. Jairo era un
padre que tenía confianza, que tenía fe en el Señor, y no se metió en el
medio a decirle a Jesús nada sobre lo que pasaba.
En cambio, dejó obrar a Jesús, y su hija fue restaurada. Esta es la
actitud que nos pide el Espíritu Santo. Una vez que Dios inicia la obra en
su vida o en la de un ser querido, debe dejarlo obrar a Él.
Hasta aquí cargó con esto, y no pudo solucionarlo. Ahora déjelo obrar a
Dios. Deje que Él sea Dios.