Los tres ingredientes principales para educar a un adolescente son la empatía, el sentido común y sobre todo el amor. Los padres deben escuchar activamente, informar a sus hijos de forma adecuada sobre temas como el sexo y las drogas, y establecer reglas claras con flexibilidad y diálogo para ganarse la confianza del adolescente. La crítica debe combinarse con elogios y el perdón, y es importante pasar tiempo de calidad juntos.