El documento discute cómo el cerebro de un criminal puede funcionar. Explica que factores tanto internos como externos influyen en el comportamiento humano. Algunos criminales tienen una corteza prefrontal menos desarrollada, lo que afecta su juicio, control del impulso y empatía. También pueden haber experimentado un entorno agresivo en la infancia, lo que alteró el desarrollo de su cerebro. Además, las sustancias psicoactivas pueden afectar directamente el cerebro y conducir a un delito.