El documento contrasta las características de las doctrinas sanas y las sectas destructivas. Las doctrinas sanas respetan la autonomía individual, tratan de ayudar al individuo a encontrar sus necesidades espirituales de forma tolerante y estimulando el pensamiento crítico. Por el contrario, las sectas destructivas tienen una estructura piramidal y control dictatorial, usan técnicas de persuasión coercitiva y explotan a sus miembros.