1. COMO SER BUENOS PELUCONES
Para poder referirnos al tema en cuestión, creo es necesario, definir la actual visión del
pelucón. Existen coyunturalmente dos vertientes del mismo que aunque no se
contraponen son disímiles. La primera hace referencia a quienes siendo gente de
fortuna, creen tener ciertas cualidades y consecuentes derechos sobre el común de los
mortales. Se piensan con estirpe aristocrática, a menudo ilegítima, y desempolvan
rancios prejuicios nobiliarios para sentirse superiores. La segunda dice de personas
adineradas que se sienten orgullosas de serlo y que se han esforzado honesta y
honradamente para lograrlo, son buenos padres, amigos, y ciudadanos. El
comportamiento de los primeros a menudo discriminatorio e irrespetuoso con los
demás, especialmente con los pobres, genera en ellos y en otros ciudadanos una suerte
de rechazo y resentimiento que muy a menudo afecta también a los segundos, ya que los
identifica con los primeros dentro de un mismo concepto de ¨ricos¨, y
consecuentemente son blanco de criticas y agresiones que cuando se vuelven ¨políticas
de estado¨ resultan altamente peligrosas. Me parece que, se debe diferenciar entre
estos dos grupos de ricos, los de ¨abolengo¨, auténticos pelucones confesos y conversos
de baja cuna que se cotizan como de alta alcurnia, que atizan la llama del rechazo con
sus propias actitudes indiferentes a la sociedad a la que no se sienten pertenecer; y, de
los ciudadanos de bien, constructores de naciones, creadores, emprendedores y
luchadores que a pulso de trabajo han edificado su haber, no solo en beneficio propio
sino de la sociedad misma, estos últimos son y se sientes parte de ella.
¿Cómo entonces ser buenos pelucones? Como personas de bien, rechazar esta definición
en su contexto generalizado, ya que, por impropia es inaceptable, porque históricamente
describe a la aristocracia decadente, parásita y opulenta que vivió a costa del trabajo del
pueblo; segundo, reivindicando al éxito económico como un triunfo del esfuerzo y
empleo, fuentes primarias de toda realización y bienestar humano. Debemos diferenciar
y señalar las fortunas mal habidas, construidas al amparo de la corrupción, la violencia,
las drogas y cualquier otra forma ilegal e ilegítima, porque estas constituyen el lastre de
las naciones y sobre todo la desleal competencia al bien hacer de la gente decente. Pero
lo más grave, va generando una anti-conciencia inmoral sobre la validez de amasar
fortuna a cualquier costo en nuestra juventud.
Debemos estar concientes que no podemos solapar a los pelucones, ni hacer causa
común con ellos, debemos enfrentarlos y desenmascararlos y por otro lado debemos
fortalecernos como gente de bien, hacer un compromiso de identidad con la sociedad y
la patria, ricos y pobres al final somos una sola nación.
Carlos Andrade Navarrete
5to SOCIALES Y COMUNICACION