1. La sociedad española ha sufrido amplias transformaciones en los últimos años, que si bien han
aportado cambios altamente positivos hacia una mejoría de las condiciones de vida, han acarreado
algunos problemas accesorios y conllevado otros que generan gran preocupación. Quizá en el
estamento en el que más se aprecia este cambio es en el de la juventud, los jóvenes de hoy en día se
encuentran con situaciones muy diferentes a las de épocas anteriores, que determinan sus
comportamientos y actitudes en su relación con el entorno (familia y centro educativo) y muy
especialmente en su interacción con sus iguales. Esto es coincidente con uno de los cambios de la
sociedad española de fin de siglo, cual es la mayor disponibilidad de tiempo libre y el deseo de
aprovecharlo al máximo.
Estas realidades modifican de manera sustancial los conceptos que en los últimos años se venían
sosteniendo sobre los cometidos y estrategias a trabajar desde la educación para la vida y orientan
en nuevos contenidos que se deben de realizar. En el momento actual y a tenor de las nuevas
realidades parece más conveniente que se planteen las actuaciones con el objetivo de educarles en
las adecuadas capacidades de afrontamiento de las situaciones vitales con las que inevitablemente
se van a encontrar, en la promoción de sus competencias de forma que vayan adoptado las
actitudes y desarrollando un estilo de vida saludable y no consumista.
En la búsqueda de nuevas estrategias metodológicas aparece el teatro. El teatro es un excelente
recurso pedagógico. El teatro como género, es decir, la dramática, abarca mucho más que la
representación de una obra de teatro y proporciona una multitud de recursos que cualquier
educador (desde lo formal o lo no formal) puede utilizar y de los que cualquier joven puede
aprender, sin la necesidad de un talento artístico especial, ni por parte del educador ni del alumno.
Fundamentalmente el teatro nos ayuda a ponernos en el lugar de otro, a entender sus
pensamientos, sentimientos y conductas, proyectarnos en la otra persona y entenderla nos lleva a
analizar las circunstancias por las cuales un individuo es quien es, a entender sus virtudes y
defectos y finalmente a aceptarlos y a respetarlos.
En especial, y en referencia a este proyecto, el teatro nos permite presentar situaciones
vivenciadas como importantes y reflexionar sobre ellas llegando a tomar decisiones de
comportamientos consecuentes, que se puedan representar de manera teatral. Es por ello
un instrumento o recurso pedagógico que ayuda al desarrollo personal. Presenta una
fuente de recursos que ayudan al espectador a defenderse y a desarrollarse emocional,
física, intelectual, imaginativa y socialmente. Los problemas sociales pueden ser abordados
a través del proceso artístico dramático, aportando un marco neutral, inofensivo y carente
de prejuicios.
Igualmente el alumno partícipe de un proyecto de teatro con repercusión social obtiene
unos beneficios terapéuticos. Este trabajo de colaboración no sólo proporciona un
aprendizaje a aquellos jóvenes involucrados en el proceso creativo, sino también a aquellos
que asistan como público a la puesta en escena final, a la comunidad en general, significando
de manera especial los agentes socializadores básicos, los padres y madres. Este tipo de
proceso artístico puede tratar sobre situaciones sociales actuales cercanas a los jóvenes,
sobre las que pueden existir tabúes, injusticias o malentendidos y que en muchas ocasiones
suponen un obstáculo para su educación en otro tipo de materias. El marco creativo facilita
la comunicación y la expresión libre de opiniones, y la representación pública final aporta
una satisfacción propia contribuyendo a la educación de la comunidad.
Este proyecto trata de crear un espectáculo educativo y formativo que persigue sensibilizar y
potenciar cambios de actitudes y hábitos de conducta en relación a la convivencia (habilidades para
la vida) y a la educación para la salud.