La Revolución Industrial y la industrialización tuvieron varias consecuencias sociales y económicas. Mejoró la salud pública y aumentó la esperanza de vida, pero también creó dos clases sociales distintas, la burguesía que controlaba la economía y política y los obreros que trabajaban en las fábricas. El campo dejó de ser el centro económico mientras las ciudades crecían y se concentraba la industria, adoptándose nuevos modelos económicos como el liberalismo y las sociedades anónimas.