3. DESARROLLA
UN EQUIPO
COMPACTO
Un grupo compacto trabaja como una unidad. En
éste, la comunicación entre sus integrantes
fluye fácilmente y las actividades se
realizan sin problemas y casi sin la
necesidad de la intervención de un
“supervisor”. La cohesión de un grupo le
permite a sus miembros comunicarse
eficazmente y contribuir equitativamente a
producir algo mayor que lo que podrían sumar
las partes individuales. Así en la medida en
la que un grupo sea lo más compacto posible,
podrá aprovechar en mayor medida el potencial
individual de sus integrantes, en pro de los
objetivos comunes.
4. IDENTIFICA
LOS ROLES
EN EL GRUPO
Siempre habrá una actividad
predominante en la que cada
integrante de un equipo aportará el
mayor valor agregado. Cada persona
tiene talentos y habilidades que,
si son identificados y explotados,
en las actividades más. Las mayores
oportunidades de crecimiento de una
persona siempre serán en las áreas
de mayor fortaleza de dicho
individuo
5. ESTABLECE
UNA VISIÓN
COMÚN
Un equipo que comparte una visión
se enfoca, se energiza y obtiene
confianza. Sabe hacia dónde se
dirige y por qué debe llegar ahí.
Clarificar las direcciones de un
equipo en una tarea o trabajo.
Implica que cada miembro del
equipo debe comprender no sólo
qué debe hacer, sino también para
que lo debe hacer
6. ESTABLECE
UN
LIDERAZGO
EFECTIVO
Aunque se logre formar un buen grupo de trabajo,
siempre se necesitará la intervención de alguien que
funja como líder. La habilidad de conectar con los
demás, de generar ideas y compartirlas claramente,
la capacidad de proyectar pasión y la actitud que se
adopta ante las situaciones del día a día, jamás son
iguales en los integrantes del equipo. Así pues, es
importante encontrar a aquella persona que sea capaz
de sacar lo mejor de cada individuo y del equipo en
su conjunto, que pueda conectar mejor que nadie con
demás y que logre poner un ambiente amigable y
motivante para que las ideas fluyan.
7. GENERA UN
PLAN DE
CONTINGENCIA
En un equipo siempre habrá diferencias entre
sus integrantes. Aunque en la generalidad
siempre se pueden dirimir los desacuerdos,
hay disputas en las que simplemente cada lado
tiene una “razón”. Así pues, es sumamente
importante contar con un plan de contingencia
que marque con claridad los pasos a seguir,
en caso de que surja dicha situación. En la
medida en la que los integrantes del equipo
entiendan que hay reglas del juego claras e
imparciales, las diferencias personales no
trascenderán significativamente y el equipo
se mantendrá compacto, enfocado y motivado.