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ELEMENTOS CONSTITUYENTES DEL CENTRO INFANTIL

     El proyecto educativo define las particularidades del centro infantil,
a los fines de garantizar el apropiado desarrollo de su proyecto
curricular, que, como se ha planteado anteriormente, constituye la
expresión y materialización en la institución del modelo teórico que se
ha asumido, del currículo que lo fundamenta.

     Estas particularidades pueden, en primera instancia, inscribirse en
tres grandes consideraciones:

    1. Las referentes a la estructura física y material del centro infantil, y
que se corresponde con los aspectos de diseño, ambiente, ornato,
estética, higiene, entre otros.

    2. Las concernientes a la planificación, organización, regulación y
control del centro, y que se engloban en lo que constituye la dirección y
gestión de la institución, que incluye, entre otras cosas, todo lo referido
al personal docente, administrativo y de servicios que labora en el
mismo.

    3. Las que constituyen la razón fundamental de ser del centro
infantil y a las cuales las anteriores deben estar conceptualmente
supeditadas: la dirección, organización, y estructuración del proceso
docente - educativo.

    En la presente unidad se habrán de tratar los temas
correspondientes a los dos primeros aspectos, dejando para la siguiente,
por su envergadura e importancia, todo lo relacionado con la
organización del proceso educativo.

      Así, el contenido de la unidad básicamente está compuesto por
aquellas cuestiones referidas a la estructura y demás factores de tipo
físico y material, lo que concierne al régimen interno y reglamento de la
institución, y lo referido a la dirección y organización científica del
trabajo en el centro infantil.

    2.1 Estructura, Diseño, Ambiente, Ornato Y Estética, Higiene.

      La estructura del centro infantil ha seguido, en cierta medida, los
mismos avatares que la concepción de la etapa infantil, en el curso de
su desarrollo histórico - conceptual. A pesar de que las primeras
instituciones    infantiles fueron     concebidas    con     sus propias
particularidades, un análisis retrospectivo de lo que se ha hecho
posteriormente revela que, en algún momento de su devenir histórico, la
etapa infantil empezó a ser considerada como un antecedente de la
siguiente etapa, la escolar, como un período preparatorio para la
escuela sin significación en sí misma. Esto impregnó planes y programas,
contaminó a los currículos infantiles, y consecuentemente, se reflejó en
la estructura y organización del centro infantil.

    De esta manera, el centro infantil empezó a valorarse como una
pequeña escuela y, por lo tanto, con los criterios estructurales y
organizativos escolares, solo que más pequeños y, aparentemente,
menos complejos.

     El desconocimiento de las particularidades de esta etapa del
desarrollo, y de las necesidades e intereses de los niños y niñas, de las
condiciones para su formación y educación, llevó a introducir en la
creación de los centros infantiles los mismos patrones estructurales y
organizativos habitualmente reconocidos para la escuela, lo cual se
reflejó en toda su concepción, diseño, ambiente y modos organizativos.

    Un ejemplo de esto lo constituye el comedor centralizado en
aquellos centros infantiles que prestan el servicio de alimentación, que
es una concepción organizativa netamente escolar aplicada al centro
educativo infantil.

     En la escuela es típico que, por el número considerable de grupos y
matrícula, exista un comedor único en el que se sirve la alimentación de
los educandos, y para lo cual se organiza un determinado horario en el
que acuden, de manera consecutiva, los diferentes grupos escolares.
Esto es lo que se denomina un comedor centralizado.

    Al concebirse centros infantiles con horario prolongado, la
alimentación de los niños y niñas tuvo que ser incluida, y pareció lógico
seguir la misma estructura y rutina que era habitual en la escuela, es
decir, un comedor centralizado y un horario paulatino de acceso al
mismo para el proceso de la alimentación. En definitiva, el centro infantil
era una pequeña escuela, y como tal debía tener un comedor idéntico,
aunque más reducido.

     Este criterio desconoce totalmente las particularidades del sistema
nervioso y de la actividad nerviosa superior de los niños de las primeras
edades, en la cual sus procesos básicos de excitación e inhibición no
están equilibrados, con un predominio considerable de los procesos
excitatorios. De igual manera, desconoce que los hábitos de mesa e
higiénico - culturales respecto a la alimentación no están aún
suficientemente instaurados, así como que los analizadores auditivos y
cinestésicos están en plena maduración, entre algunos elementos a
destacar. En suma, desconoce que el niño infantil es un niño totalmente
diferente al escolar.
Una investigación dirigida en Cuba por F. Martínez Mendoza a
mediados de la década de los setenta propició un conocimiento más
profundo de esta problemática. A pesar de que el proyecto típico
cubano para la construcción de un centro infantil consideraba la
realización de la alimentación en los propios salones de cada grupo, la
existencia simultánea de casas que se habían adaptado como
instituciones infantiles, planteó la disyuntiva de si se debía seguir el
mismo patrón o hacer comedores centralizados en este tipo de
instalaciones, lo cual parecía tener cierta lógica, además de que era
bastante usual en los centros infantiles en otros países.

    El equipo de investigadores, en el que se incluyeron psicólogos,
pedagogos, fisiólogos, nutriólogos, audiólogos y otros especialistas
técnicos, realizó un estudio multidisciplinario de las particularidades y
condiciones organizativas de este tipo de comedor, estableciendo
conclusiones de las cuales se reflejan algunas de las más relevantes:

   •   Se comprobó que el nivel de ruido que se producía por la
       presencia de varios grupos coincidentes, sus educadoras y
       auxiliares, la manipulación de los útiles del comedor, el
       movimiento del mobiliario, entre otros factores, excedió siempre el
       límite permisible de recepción auditiva de los niños y niñas por su
       alto número de decibeles, provocando alteraciones en su
       actividad nerviosa superior que se comprobaba en las
       dificultades del comportamiento, la realización de movimientos
       superfluos, el rechazo a la situación de alimentación, etc.
            • Aunque se tomaban medidas organizativas, con una
                frecuencia significativa se daban situaciones en que los
                grupos coincidían, tanto en el proceso como en su
                organización, lo que causaba espera de unos para el
                acceso al local, con su consecuente alteración del
                comportamiento.
            • El hecho de que los diferentes grupos etarios del centro
                infantil tienen un desigual ritmo y adquisiciones en el
                desarrollo, hace que unos realicen el proceso
                relativamente rápido mientras que otros, sobre todos los
                niños y niñas más pequeñitos, lo hagan considerablemente
                lento, y para resolver esto se toman decisiones
                organizativas que generalmente vulneran el horario de
                vida de los niños.
            • La formación de hábitos de mesa y de higiene personal
                presenta dificultades serias, en primer lugar porque el
                comedor centralizado no puede tener el número de
                lavabos que se requieren para tantos niños, además de la
                imposibilidad de trabajar la educadora y auxiliares al ritmo
                individual de cada niño, lo que causa aglomeraciones o
                incumplimiento de lineamientos higiénico – sanitarios.
•   Como consecuencia de todo lo anterior, la formación de
              hábitos alimentarios es afectada, lo que causa igualmente
              rechazo en los niños a la ingestión de alimentos. De igual
              manera, al generalmente coincidir uno o más grupos de
              diferentes edades, el personal educativo tiende a aplicar
              métodos semejantes para todos los niños, lo que causa
              inconvenientes en su atención.
          •   Los datos fisiológicos, nutriológicos y los exámenes de
              laboratorio revelaron que, por incidencia de los factores
              anteriormente citados, no solo se afecta la ingesta sino
              también la absorción de los nutrientes, lo que puede
              causar problemas de malnutrición en los niños y las niñas.

    Por sus efectos perjudiciales para los niños y niñas, estos resultados
determinaron la no inclusión del comedor centralizado en la institución
infantil, y la realización del proceso de alimentación en el propio salón
del grupo, lo cual implica también soluciones estructurales y
organizativas que se han de tratar posteriormente.

     Por supuesto, el estudio investigativo se realizó en centros infantiles
grandes y de alta matrícula, que generalmente tienen todos los grupos,
y muchas veces son de subordinación estatal. En los centros infantiles de
iniciativa privada, que regularmente tienen poca capacidad y
matrícula, es posible que se facilite el tener el comedor centralizado,
pues suelen hacer coincidir todos sus pequeños grupos al mismo tiempo,
lo cual no los exime de las dificultades planteadas en el estudio
realizado, en particular en lo referente a los aspectos de formación de
hábitos e higiénico – culturales, así como del manejo educativo.

    Lo más interesante de esta discusión es que los primeros centros
infantiles creados, de inicio plantearon la realización del proceso de
alimentación en los respectivos grupos, como se realizaba en el
Kindergarten de Fröebel, y que esta idea de un comedor central
parece ser una adquisición relativamente tardía en la organización de
la vida diaria de los niños y niñas en el centro infantil, obviamente
derivada del enfoque escolar.

     En muchos centros, fundamentalmente los de iniciativa privada, no
existe proceso de alimentación como tal, y los niños y niñas suelen llevar
un pequeño lunch en sus bolsos o mochila que ingieren en cualquier
lugar. En este caso, independientemente de las problemáticas
socioeconómicas presentes, pues unos niños pueden llevar alimentos
mucho más elaborados y deseables que aquellos de menos recursos,
siempre ha de estar presente la necesidad del trabajo educativo con
los hábitos higiénico – culturales en este pequeño proceso, muchas
veces olvidado en la rutina diaria.
2.1.2 Tipos de estructura:

    La estructura constructiva del centro infantil suele ser de dos tipos:

      1. Construcciones específicamente creadas para este tipo de
institución educativa.

    2. Casas, u otro tipo de construcción, que se adaptan para
funcionar como centro infantil.

     Los primeros centros infantiles creados, y los pertenecientes en su
inicio a los modelos curriculares clásicos, fueron organizados en casas
de vivienda o locales, que se adaptaron a las necesidades y
requerimientos de un centro infantil, como sucedió con el Kindergarten
de Fröebel o La Casa dei Bambini de Montessori. En la medida del
desarrollo de la educación infantil, surge como menester hacer una
construcción especialmente para tales efectos y que, como se ha dicho
anteriormente, tuvo su concepción impregnada durante mucho
tiempo, de los criterios escolares.

     En cualquier caso, ya desde inicio de los clásicos se empiezan a
plantear consideraciones sobre como se debía concebir y construir un
centro infantil, que respondiera a las particularidades y necesidades de
los niños de estas edades. Muchas de las cuestiones que actualmente
se plantean como innovaciones o modernizaciones dentro de la
organización de un centro infantil, ya habían sido señaladas por los
grandes autores del currículo infantil, no solo en el ambiente humano
sino también en el físico. Algunos de estos planteamientos hemos de
señalar a continuación, y que por su sentido mantienen plena vigencia
en la educación infantil actual:

          •   El centro infantil ha de tener un gran espacio exterior
              organizado, para su uso variado: juegos, paseos, el huerto
              y el jardín (Fröebel).
          •   El kindergarten ha de tener la menos una sala de juegos,
              otro para ocupaciones (actividades), una antesala y un
              jardín o patio. La sala interior requiere buena iluminación
              natural y ventilación apropiada (L. Malucska, citando a
              Fröebel).
          •   El mobiliario ha de ser proporcional al niño, con bordes
              redondeados. Han de existir bancos – escritorios
              desarmables y transformables, en mesas de uno – dos
              niños, y para pequeños grupos. Han de existir estantes al
              alcance de los niños (Fröebel).
          •   En la decoración ha de haber cuadros de animales,
              paisajes campestres, escenas naturales, bien visibles
              (Fröebel).
•   La organización de los grupos ha de ser mixto, con edades
               mezcladas (Fröebel, Montessori, Decroly).
           •   La organización de los grupos etarios ha de
               corresponderse en secciones de un año (Agazzi).
           •   Los locales de los niños y las niñas deben reunir requisitos
               especiales de higiene y buena iluminación, ventilación,
               calefacción, etc. (Agazzi).
           •   Ha de existir una proporción de espacio en metros
               cuadrados por niño, tanto en el interior como en el exterior
               (Agazzi).
           •   El ambiente de los niños y niñas ha de estar especialmente
               estructurado (Montessori).
           •   El mobiliario ha de ser claro, transportable, ligero y ha de
               corresponderse con la estatura y la fuerza de los niños
               (Montessori).
           •   El ambiente externo ha de tener al menos terraza, un jardín
               y una pequeña huerta (Montessori).
           •   La institución infantil ha de posibilitar el contacto directo
               con la naturaleza y tener una huerta, jardín, un rincón de
               animales (Decroly).

     Estos son solo algunos planteamientos de los clásicos respecto a la
organización de la vida de los niños, el ambiente físico, el mobiliario, etc.
En realidad los aportes más significativos y vigentes se encuentran en el
proyecto curricular, pero resulta interesante comprobar que también en
la dirección y organización del centro infantil, señalaron cuestiones que
muchas de ellas mantienen significación actual.

    La posibilidad de hacer una construcción específica para un centro
infantil posibilita dos aspectos importantes:

    1. Garantizar que la construcción y su consecuente organización
responda a las particularidades y necesidades de los niños y niñas de
estas edades.

    2. Permitir la normación de los lineamientos de dirección,
organización, regulación, control y gestión del centro infantil.

    Esto último es particularmente importante para los centros infantiles
de subordinación estatal, pues permite hacer homogéneo al sistema
educativo en el sentido organizativo, lo cual tiene implicaciones
económicas relevantes. En el caso de los centros de iniciativa privada,
que en algunos países tienen poco control estatal de su gestión, la
normación es irrelevante, puesto que, son pocos los casos en que exista
un particular que posea un número considerable de centros, ya que
generalmente solo les pertenece un centro o dos.
No obstante, en determinados lugares existen organizaciones no
gubernamentales o empresas privadas grandes que tiene un buen
número de centros infantiles bajo su jurisdicción, y a los que también
interesa las posibilidades de normación.

     Si bien la institución de iniciativa privada no forma parte de una
normación estatal, sí requiere decididamente de un proyecto normativo
específico, que establezca, al igual que ha de hacerse con las casas
adaptadas como centros infantiles y que pertenecen al sector estatal,
las regulaciones y particularidades de su organización particular.

     El proyecto de organización del centro infantil constituye la
definición del centro desde el punto de vista constructivo y organizativo,
e incluye lo correspondiente a la descripción del inmueble, el uso de las
distintas dependencias, la organización y estructura de los grupos
etarios, la plantilla del personal y su distribución, la capacidad y
matrícula por salón y de todo el centro infantil, etc., de acuerdo con las
disposiciones legales vigentes o establecidas por las instancias de
educación.

    Este proyecto de organización se norma para las instituciones
estatales, que han de seguir en términos generales los lineamientos
organizativos establecidos, y que suelen especificarse en diversos
documentos normativos, lo que hace que todos los centros infantiles
que pertenecen a una determinada comunidad educativa “se
parezcan”, tanto en lo concerniente a su construcción, como a su
organización. Las casas que se adaptan, bien sean de iniciativa privada
o estatales, son diferentes, y requieren entonces de un proyecto de
organización propio, porque son imposibles de ubicarlas en una
normación general, y requieren un estudio particular de cada inmueble.

    Tanto en uno como en otro caso, el proyecto curricular define las
particularidades del centro infantil, que desde el punto de vista
organizativo, se supedita al mismo para que, no importa el tipo de
construcción, responda teórica y metodológicamente a su modelo.

     La definición de la estructura del centro infantil tiene que ver con
variados aspectos, que han de responder a tres cuestiones
fundamentales:

    1º. Que esta estructura se corresponda funcionalmente con las
particularidades y necesidades de los niños y niñas de estas edades.

    2º. Que la misma se corresponda funcionalmente               con   las
particularidades de la organización del proceso educativo.

     3º. Que se corresponda funcionalmente con las particularidades de
la dirección, organización y funcionamiento del centro infantil.
El orden de estos factores es determinante: Lo primero es el niño y la
niña, de esto se deriva lo que hay que hacer en el proceso educativo, y
consecuentemente, como hay que dirigir y organizar el centro para
poder cumplimentar los dos fundamentos previos.

    Así, se plantea un axioma fundamental de la estructura y
organización del centro infantil: la organización del centro infantil
constituye un problema pedagógico. Esto implica lo señalado
anteriormente, con respecto a la prioridad de los factores
mencionados.

      De esta manera, todo el centro infantil debe responder a la
satisfacción de las necesidades y requerimientos de los niños y niñas de
esta edad, el régimen de vida de los niños y niñas determina la
distribución del personal y no a la inversa, la preparación y
capacitación del personal docente ha de realizarse en un período
donde no afecte la atención de los pequeños, entre tantas cosas a
considerar.

      La propia construcción ha de seguir este pronunciamiento, y la
misma no puede estar ajena a lo que se requiere para la edad.
Construir un centro infantil no es solamente una tarea de arquitectos y
diseñadores, sino que requiere del concurso de especialistas que tienen
un rol incluso más importante: el psicólogo, el pedagogo, el médico, el
fisiólogo, el dietista, entre otros, que son los que dominan las
particularidades, necesidades y condiciones que requieren los niños y
niñas de estas edades para su más adecuado desarrollo. Por lo tanto,
los criterios de diseño y constructivos, si bien son muy importantes, han
de supeditarse a los técnicos educacionales y médicos.

    En realidad, la construcción de un centro infantil requiere del
concurso de todos estos profesionales, en los que cada uno aporta lo
que considera mejor para garantizar el más apropiado desarrollo de los
niños y niñas, llegando a acuerdos que posibiliten la más eficiente
funcionalidad del mismo. En Cuba, en el año 1974, se normaron los
proyectos típicos para los centros infantiles, y fue necesario crear una
comisión responsabilizada con esta tarea, la cual contó, además de los
especialistas    anteriormente   señalados,      con    antropometristas,
trabajadoras sociales, ingenieros, entre otros. De todo este trabajo
conjunto se elaboró el primer proyecto normativo del círculo infantil, y a
partir de ese momento en dicho país se determinó no hacer más
centros infantiles en casas adaptadas, sino en construcciones ad hoc, y
que fueron establecidas por el proyecto de referencia.

    Algunas de las investigaciones que fueron necesarias realizar para
este propósito, serán referidas en el transcurso del módulo, ahora
solamente señalaremos dos ejemplos en los que se expresan de manera
fehaciente los criterios anteriormente destacados.

     Con anterioridad se refirió el análisis de la realización del proceso de
la alimentación en los salones de los grupos preferentemente a hacerlo
en un comedor central, lo cual fue determinado por los resultados de la
investigación dirigida por F. Martínez. Para poder propiciar el servicio de
alimentación en los salones, es necesario que los alimentos se sitúen en
un carro - termo, que debe deslizarse por los pasillos del centro infantil
sin encontrar obstáculos de ninguna clase, sobre todo en los centros de
amplias dimensiones, como suelen ser los de subordinación estatal. Si el
centro es de dos plantas, tiene que garantizarse la existencia de un
pequeño elevador solo para el traslado de alimentos, que son
depositados en un carro - termo ubicado en esa planta, para ser
servidos en cada salón por el personal manipulador de alimentos. Como
se observa, el diseño arquitectónico del centro infantil tiene que
contemplar que la estructura del inmueble posibilite la realización de
esta acción.

      Un segundo ejemplo es bien representativo. Cada salón del centro
infantil ha de responder a las particularidades específicas de la edad de
los niños y niñas que lo ocupan, de su nivel de desarrollo. Así, la sala del
segundo año de vida, que acomoda a niños de 12 a l8 meses, que
tienen dos períodos de sueño diurno, es la misma de la de 18 a 24
meses, que tienen un solo período. Esto implica que el salón ha de tener
una solución de tipo constructivo que posibilite que, mientras los más
pequeñitos duermen, los otros mayorcitos que están en vigilia realicen su
actividad sin perturbar el sueño de los otros. A su vez, como estos niños
no controlan bien todavía sus esfínteres, el baño debe
imprescindiblemente estar dentro del salón, con un fácil acceso, y tener
inodoros reducidos en tamaño, para permitir su uso por los niños y niñas
sin riesgo de accidente.

     A su vez, se requiere que el área exterior esté inmediata al salón, y
sin obstáculos (escalones, desniveles, etc.), con gran amplitud, pues
estos niños y niñas acaban de descubrir la marcha independiente y
requieren de mucho movimiento, lo que siempre se debe posibilitar, si
bien hay que tomar medidas para delimitar el área, aunque sin uso de
cercas, pues estos niños y niñas son grandes caminadores y si no se
vigilan, se escapan y deambulan por todo el centro infantil.

     Por supuesto, el salón del segundo año siempre ha de estar en la
planta baja cuando se trate de un centro biplanta, porque estos
pequeños aún no tienen un desarrollo motor como para poder subir
fácilmente escaleras, ni pueden tampoco las educadoras y el personal
auxiliar estar cargando a todos cada vez que subieran o bajaran de un
piso a otro.
Sin embargo, si se observa al grupo del sexto año de vida, se
destaca que el aula puede estar en la segunda planta, que el baño no
tiene porqué estar dentro del salón, y que el área exterior de juego
puede ubicarse al otro extremo del centro infantil, si así fuera necesario.

     De esta manera, las particularidades del desarrollo de los niños y las
niñas determinan las condiciones constructivas del centro infantil. Y así
en cada uno de los aspectos que conciernen al trabajo educativo que
se realiza en la institución, en cada una de las actividades y procesos de
satisfacción de necesidades básicas, en cada faceta del trabajo que
demanda el proyecto educativo o el curricular, se requiere una solución
constructiva o de diseño, que debe ser considerada al crear un centro
infantil.

     Antes de entrar en las particularidades de como el proyecto
educativo del centro infantil concibe sus distintas dependencias
generales, se hace necesario especificar algunas cuestiones respecto a
la determinación de la capacidad del mismo, y de su mejor
aprovechamiento, lo cual es muy importante en los centros de
subordinación estatal, si bien también lo es para los de la iniciativa
privada.

    2.1.3 La capacidad del centro infantil.

     La determinación de la capacidad de un centro infantil es un
asunto de extrema importancia para el estado de salud general de los
niños y las niñas, y para su bienestar emocional.

     La higiene escolar regula el número de niños que pueden
simultáneamente convivir en un grupo, de acuerdo con el espacio
existente y la posibilidad de satisfacción de las necesidades básicas de
los niños. Esto nos lleva al concepto de superficie vital.

    Por superficie vital ha de entenderse todo el espacio que el niño y la
niña requieren para desplegar su actividad vital sin interferencias y sin
perjuicio a su salud.

     En el caso del centro infantil la superficie vital comprende no
solamente el salón, sino también las áreas exteriores, los pasillos, las
áreas comunes, y todo aquel espacio en que los niños y las niñas
pueden convivir, jugar, intercambiar, caminar, etc. Las dependencias
administrativas, los locales de la cocina y la lavandería, etc., no
constituyen espacios de la superficie vital, porque teóricamente el niño
y la niña no han de estar o realizar ninguna actividad habitual en dichos
lugares.

    Las normas internacionales más modernas, señalan que a cada
niño en el centro infantil le corresponden dos y medio metros cuadrados
de superficie vital, lo cual sirve de índice para calcular la capacidad
general del centro y de cada salón en particular, la cual generalmente
las determinan, o deben determinarlo, las instancias de salud pública.

    La normación permite uniformar la superficie vital, así como
reglamentar la capacidad de los salones del centro infantil, y así habrá
centros de 80, 100, 120 o 180 niños, por nombrar algunas, y los proyectos
constructivos pueden entonces hacerse relativamente homogéneos.

     En las casas adaptadas se hace indispensable hacer un estudio
profundo de su superficie vital, para poder determinar su capacidad.
Con una cierta frecuencia, en particular en los centros de iniciativa
privada, estos elementos son desconocidos, y la capacidad se
determina de manera arbitraria y por una lógica de base empírica, lo
que hace que con asiduidad existan problemas organizativos y se
afecte el estado de salud de los niños y las niñas, en particular cuando
no se solicitan los criterios de las instancias públicas de la salud, y se
hace a veces por una persona que ni siquiera es educador.

     Lo más interesante de todo esto es que los clásicos de la educación
infantil, expresaron su inquietud en este sentido, algo que algunos en la
actualidad parecen haber olvidado. Así, por ejemplo, Fröebel planteó
que en el Kindergarten en su sala de juegos debía corresponderle a
cada niño o niña 0,66 metro cuadrado. Las hermanas Agazzi refirieron
que el espacio cubierto del centro debía tener al menos 4 metros
cuadrados, y l0 en el espacio abierto, incluyendo el jardín. Que estas
cifras no se ajusten apropiadamente a los criterios actuales, en nada
demerita la lucidez de estos planteamientos.

    El sobrepasar la capacidad de los centros, y específicamente del
salón, puede conducir al hacinamiento, el cual resulta en extremo
perjudicial para el estado de salud y emocional de los niños y las niñas,
en especial en los grupos de edad temprana, del primero al tercer años
de vida, es decir, del nacimiento hasta los tres años. En los grupos
mayores también resulta muy negativo, pero en alguna medida estos
niños y niñas se saben “defender”, y buscan posibilidades de acción
que los más pequeños no pueden, ni saben, como resolverlas.

     En resumen, la capacidad de un centro infantil es un asunto bien
serio a considerar dentro de su proyecto educativo, y no puede ser
determinada por alguien improvisado, sino bajo un profundo
conocimiento de la edad y de las implicaciones que la misma tiene
para su estado de salud y desarrollo general.

    Un segundo aspecto a considerar dentro de la capacidad de un
centro infantil se refiere al aprovechamiento de esta capacidad, a la no
subutilización de la capacidad instalada, lo cual constituye un
problema social, puesto que, hacer funcionar un centro por debajo de
sus posibilidades de atención, se convierte en una situación seria para
una institución que presta un servicio a la comunidad.

    Existen fórmulas para valorar el índice de utilización de un centro
infantil, las cuales son muy útiles para su análisis económico y social.

   Una de ellas es la relación existente entre la capacidad y la
matrícula, y que se expresa por la fórmula:

    M/C X 100

     Este índice nos revela cuanto por encima de la capacidad
establecida es posible tener de matrícula, para no exceder el límite
aconsejable. Si un centro infantil tiene una capacidad de 80 niños, y su
matrícula coincide con esta capacidad, lo más probable es que se esté
subutilizando dicha capacidad, pues no todos los niños asisten todos los
días, por los más diversos motivos: enfermedad, condiciones climáticas,
vacaciones de los padres, causas fortuitas, etc. El límite más
aconsejable suele estar entre un 15 a un 20% de matricula por encima
de la capacidad, para de esta manera posibilitar alrededor de un 100%
de sus posibilidades. Por supuesto, la variación etaria es importante, y los
grupos mayores, que suelen no faltar, han de tener una matrícula por
encima mucho más reducida que los grupos de edad temprana, en
particular el primer año de vida, que suele inasistir con frecuencia, por
su fragilidad y por la preocupación de los padres, que cualquier motivo
suelen no llevarlos al centro infantil.

    Por supuesto, hay que prever que la matrícula tampoco sea
excesiva para garantizar el aprovechamiento de la capacidad, el
problema entonces no radica en aumentar el número de niños, sino en
trabajar con los padres para garantizar la asistencia.

     Otra fórmula importante es la que relaciona la capacidad y la
asistencia, que se expresa mediante:

    A/C X 100

     Esta proposición nos indica realmente cual es el aprovechamiento
de la capacidad instalada. Siguiendo el ejemplo anterior, si hay un
centro infantil que tiene una capacidad de 80 niños, y solamente le
asisten diariamente alrededor de 60-65 niños, tendrá un
aprovechamiento de la capacidad de un 75 a un 82% en números
redondos, lo cual es bajo y significa que hay una subutilización de la
capacidad instalada.

   El rango aceptable de utilización de la capacidad nunca ha de ser
menos de un 85%, empezando a considerarse como bueno cuando
supera el 90% o más. De nuevo incrementar la matrícula no es la
solución para resolver el problema del aprovechamiento, sino trabajar
con los padres para resolver esta situación.

     La última proporción a considerar es la relación que existe entre la
asistencia y la matrícula, y que nos da un índice de como se comporta
cualitativamente el problema de la asistencia al centro infantil, y que se
expresa mediante:

    A/M X 100

     Considerando el ejemplo anterior, si el centro infantil de capacidad
80, tiene una matrícula aconsejable de un 20% mas, es decir, 96 niños, y
le asisten solamente 60-65 diariamente, tiene entonces un indicador del
70 al 75%, lo cual también es bajo, y requiere de un trabajo consistente
con los padres para superar esta deficiencia. El rango de este indicador
siempre ha de superar el 80% para valorarse como bueno.

    Estos tres indicadores se manejan interrelacionados, y nos revelan la
efectividad del centro como institución social, y la medida en la que
funciona a su más conveniente nivel. Por lo general estos indicadores
también tienen una valoración económica importante, y sirven para
muchas decisiones de dirección.

     En los centros de iniciativa privada el análisis de estos indicadores
también resulta de consideración relevante, porque en cierta medida
reflejan si el centro es costeable o no, si se está excediendo lo
técnicamente aconsejable, si hay una apropiada distribución del
tiempo de trabajo del personal, entre otros aspectos a valorar.

    Un último aspecto a considerar en cuanto a la capacidad de un
centro infantil es básico no pasar por alto, y conduce por lo general a
dos importantes preguntas:

          •    ¿A cuanto debe ascender la capacidad máxima de una
              institución para los niños de estas edades?
          •    ¿Cuál debe ser el rango máximo de capacidad de un
              salón para estos niños y niñas?

    La capacidad máxima de un centro infantil está relacionada con
muchos factores técnicos, y no solamente los constructivos y materiales,
entre ellos se encuentran:

          •   La superficie vital, como ya se ha señalado.
          •   Condiciones materiales que respondan adecuadamente
              a las necesidades del trabajo educativo.
          •   La disponibilidad del personal, y la apropiada proporción
              de este con respecto al número de niños y niñas.
•   El nivel técnico de las educadoras y auxiliares
              pedagógicos.
          •   Las particularidades socioculturales de la comunidad en
              que se encuentre enclavado el centro.

    Estos son solamente algunos de estos factores, que de conjunto
determinan la capacidad óptima que se puede asumir dadas las
condiciones existentes. No obstante, las propias particularidades de la
edad, y la función social que ha de cumplir el centro, son elementos
que es necesario conjugar en esta valoración

     El centro infantil desde sus inicios se concibió para grupos
pequeños, que permitieran una interrelación estrecha entre los niños y
niñas y los adultos que los educan. Es decir, más que el ambiente físico,
la preocupación radica en el ambiente humano, el cual puede ser
seriamente afectado cuando existen grupos etarios excesivamente
numerosos. Fröebel preconizaba que los grupos debían ser de l5 o 20
niños, con una alta proporción de “jardineras”, las Agazzi, que
trabajaban con niños de clases desfavorecidas señalaban la posibilidad
de 30 niños para una institutriz y una niñera, además de la cocinera,
Decroly planteaba que no debían exceder de 20 a 25 niños y niñas,
Montessori señaló grupos heterogéneos (de varias edades) también
pequeños como el modelo froebeliano.

     Esto nos lleva a plantear que la educación inicial siempre se ha
concebido para instituciones relativamente pequeñas, que permitan
una interacción directa y estrecha del personal educador con los niños
y niñas, y la posibilidad de un tratamiento individualizado. Pero la
realidad social impone necesidades, y se hace preciso conjugar unos y
otras posibilidades.

     Un estudio general de los diferentes proyectos educativos en varios
países parece indicar que la capacidad máxima de un grupo de niños y
niñas en estas edades no debe exceder de 30, lo cual, por supuesto,
está estrechamente relacionado con la proporción del personal
educativo que puede atenderlos. Si se considera que, en muchos
proyectos educativos los grupos etarios se organizan por años de vida,
lo cual significa seis de estos grupos, el máximo de capacidad entonces
sería de 180 niños para todo el centro infantil, cifra que parece ser el
límite para este tipo de institución.

     La experiencia ha demostrado que, cuando se excede esta
capacidad, el centro infantil comienza a tener problemas en su
organización y desarrollo del trabajo educativo, que no se resuelve con
el incremento del personal. El problema radica en que el niño y la niña
de estas edades tienen características y necesidades que requieren de
una acción técnica individualizada, con un contacto afectivo estrecho
y directo, que en los conglomerados grandes suele fácilmente perderse.

    La proporción entre el número de niños y niñas y el personal
educativo que puede atenderlos, es un tema que ha de ser tratado en
este módulo cuando se analice la organización y distribución del
personal en el centro infantil.

    2.1.3 El diseño y el ambiente del centro infantil.

    El ambiente del centro infantil se puede considerar desde dos
puntos de vista:

    1º. El ambiente humano, fundamentalmente dado por la relación
entre los niños y las niñas y los adultos que los atienden y educan.

    2º. El ambiente físico, que se relaciona directamente con la
organización, distribución y funcionamiento de los factores materiales,
principalmente el espacio.

    El ambiente humano constituyó siempre la principal preocupación
de aquellos que promovieron la educación de los niños de las primeras
edades en una institución infantil, de manera mucho más acentuada
que otros aspectos del ambiente. En este sentido Fröebel llegó a
plantear que el medio físico no es lo más fundamental, sino lo que se
produce a partir de ese ambiente, y explica en cierta forma el porqué
las alusiones de Fröebel a las particularidades de como organizar el
ambiente físico sean realmente escasas en su obra.

    Para Fröebel lo principal era el ambiente humano, por ser el centro
infantil un lugar eminentemente formativo, más que de simple atención
al cuidado del niño y la niña.

     En este sentido más general no hay nada que oponer al criterio
froebeliano, al plantear de que no es condición suficiente el tener
buenas condiciones materiales, si no existe una apropiada interrelación
humana entre los niños y niñas y sus educadores, si no hay una
atmósfera comprensiva, un trato personalizado, un medio estimulante.
Es bien conocida la experiencia de R. Spitz en su estudio de la
separación materna de los niños y niñas que ingresan a instituciones,
que encontró serias deficiencias físicas e intelectuales en dichos niños, a
pesar de que las condiciones materiales de atención eran óptimas. El
trato mecánico e impersonal de quienes los atendían, unido a criterios
desacertados desde el punto de vista técnico, fueron factores
relevantes para el cuadro encontrado por el psicoanalista francés en
sus estudios en tales instituciones.
Por lo tanto, ambiente físico y ambiente humano positivos son
indispensables en la formación y educación de los niños y niñas en el
centro infantil.

     Estos dos aspectos están determinados por el proyecto curricular y
el proyecto educativo, y se conjugan para determinar lo que se conoce
como el clima emocional y educativo del centro infantil.

     El clima emocional del círculo infantil puede definirse como el
resultado de la unidad dialéctica de los factores humanos y
ambientales, que determina la consecución de una atmósfera en el
centro infantil, propicia para un sano desarrollo de la personalidad de
los niños y niñas, su bienestar psicológico, y estimuladora del proceso de
apropiación cognoscitiva que se da como resultado del trabajo
educativo. Los factores componentes del clima emocional son:

    CLIMA EMOCIONAL DEL CENTRO INFANTIL




    Como se destaca en el cuadro anterior, el clima emocional del
centro infantil tiene que ver con diversos factores: ambientales o del
medio circundante, organizativos, psicológicos y pedagógicos, sociales,
cuya acción de conjunto determina que el mismo tenga una atmósfera
propicia para la labor educativa y para la estancia feliz de los niños y
niñas.

     En el presente módulo se han de analizar variados aspectos que
tienen que ver de manera estrecha con el clima emocional, directa o
indirectamente, y que poseen una importante significación para el
funcionamiento de la institución.

     El diseño del centro infantil y su concepción arquitectónica ha de
corresponder con lo que es recomendable desde el punto de vista
psicológico - pedagógico y organizativo, para promover su mejor
funcionamiento y de la labor educativa que se realiza. Con cierta
frecuencia se tiende a restarle importancia al diseño del centro infantil,
o que las soluciones organizativas han de resolver las dificultades que
pudieran presentarse por motivos de la estructura de la instalación. Si
bien es valedero que lo básico son las acciones de tipo organizativo, no
es menos cierto que los factores de diseño pueden causar serios
problemas cuando no se ajustan a lo técnicamente aconsejable para el
proceso educativo. Un ejemplo de esto es el tema anteriormente
tratado del comedor centralizado.

    Este diseño ha de responder, como se ha dicho anteriormente a tres
factores:

    1. Los referentes a las particularidades y necesidades de los niños y
niñas.

    2. Los concernientes a la realización del trabajo educativo

    3. Los relacionados con la dirección y organización del centro
infantil.

    Por lo general, el mejor tipo de instalación para un centro infantil es
la de una sola planta, pues esto no solo favorece la actividad de los
niños, sino también la función de control y regulación de la actividad
general del centro, además de facilitar la labor y el esfuerzo corporal
del personal docente y de dirección.

    En este sentido, son interesantes los datos aportados por una
investigación realizada por F. Martínez y S. León, que con vista a la
normación del proyecto para la construcción de los círculos infantiles en
Cuba, requirió el estudio del puesto de trabajo de la directora del
centro. Entre los datos más resaltantes se destacó el hecho de que el
33% de su horario laboral la misma estaba de pie observando el trabajo,
o caminando por las distintas dependencias, y que caminaba
alrededor de unos l0 kilómetros diarios, esfuerzo corporal que se
agudizaba en los centros que tenían dos plantas, por la frecuencia con
que debía al día de subir y bajar escaleras. Estos datos determinaron
consideraciones para concebir que los centros preferentemente fueran
de una sola planta, lo que significó la disminución de la fatiga y
posibilidad de un mejor trabajo en su jornada laboral.

     Pero en ocasiones, por falta de espacio, o por solo contar con una
instalación de este tipo, no queda otro remedio que tener el centro con
dos pisos, lo que implica una labor organizativa mucho más compleja
para poder satisfacer los requerimientos necesarios.

    El diseño ha       de    posibilitar   varios   aspectos   organizativos
fundamentales:

          •   Que el centro infantil cuente con todas las dependencias
              indispensables para su funcionamiento óptimo.
          •   Que exista una separación entre las áreas de actividad de
              los niños, las áreas administrativas y de servicios.
          •   Que los locales administrativos (dirección, oficina, etc.)
              estén en una zona de fácil acceso a los padres de familia
              y otras personas, sin que sea necesario atravesar las zonas
              dedicadas al juego y actividad de los niños.
          •   Que las zonas de servicio (lavandería, cocina, almacén,
              etc.) estén delimitadas y no permitan el acceso libre de los
              niños y las niñas.
          •   Que exista la posibilidad de fácil control visual de las zonas
              de los niños y las niñas y de acceso al centro, por parte del
              personal de dirección.
          •   Que el acceso al centro desde el exterior pueda ser
              controlado de manera eficiente sin tener que desviar la
              atención de otras tareas.
          •   Que se pueda brindar un nivel adecuado de atención sin
              que ello requiera un incremento de personal.

    Estos son algunos de lineamientos básicos para el diseño del centro,
y que organizativamente se facilitan más cuando el centro infantil es de
una sola planta.

    En     algunos     casos     excepcionales,   por    circunstancias
fundamentalmente de espacio, se construyen centros infantiles de tres
plantas, o la casa de que se dispone tiene esas condiciones.
Obviamente la labor organizativa aquí es mucho más complicada, y
exige un mayor esfuerzo físico y mental por parte del personal. De ahí
que no sea recomendable hacerlo, aunque de no quedar otra
posibilidad, se requiere la elaboración de un proyecto de organización
bien pensado y comprobado.
Las áreas exteriores del centro infantil tienen una relación
significativa con el diseño, por lo que merecen un estudio particular.

     Dadas las particularidades del desarrollo de los niños y niñas de
estas edades, la permanencia de estos en las áreas exteriores ha de
facilitarse en la mayor medida, pues es en relación directa con el medio
circundante, con el sol, las plantas, el aire natural, que encuentran las
mejores condiciones para su actividad y su bienestar emocional.

     El proyecto curricular ha de contemplar que la mayoría de las
actividades de los niños y las niñas transcurran en las áreas exteriores, y
que las salas solo sean utilizadas para aquellas actividades que
requieran condiciones específicas y para la satisfacción de los procesos
de necesidades básicas, como la alimentación o el sueño. El proyecto
educativo, y dentro de éste, el diseño del centro, ha de posibilitar la
existencia de amplias áreas exteriores, con fácil acceso por parte de los
niños, y sin riesgos potenciales de accidentes.

     No obstante, con harta frecuencia se observan centros que, aún
teniendo las posibilidades de contar con áreas exteriores, estas son
insuficientemente utilizadas, transcurriendo la vida diaria de los niños y
las niñas dentro de la sala. Esto no es solo una mala decisión educativa,
sino a la vez en contra de la salud de los niños.

     De no existir áreas exteriores que faciliten la actividad de los niños,
el proyecto educativo ha de contemplar la posibilidad de que, dentro
de la instalación, existan lugares, como pasillos amplios, terrazas, etc.,
que realicen la misma función. Por lo tanto, se requieren soluciones de
diseño u organizativas cuando el centro infantil carece de aquellas.

   Esto a su vez, también tiene que ser considerado en el proyecto
educativo del centro, aunque cuente con áreas exteriores, para
aquellas situaciones climáticas o ambientales que requieren la
permanencia de los niños en el espacio interior.

    De acuerdo con el proyecto curricular esta área exterior puede
estar o no estar estructurada por zonas, atendiendo a diversos criterios.
Estas zonas pueden ser:

          •   Área libre, generalmente con césped o parcialmente
              cementada, para la actividad independiente grupal e
              individual, y que permite fácilmente el desarrollo de la
              actividad motriz.
          •   Área de ubicación de elementos y equipos estructurados
              de juego, como columpios, toboganes, deslizaderas,
              tiovivos, y de la actividad física gruesa, como son
              escaleras, colgaderas, neumáticos coloreados, y de
construcciones para la actividad de los niños, como
              laberintos, casas de muñecas, etc. Estos tres tipos de
              elementos pueden o no situarse en una misma zona, lo
              cual depende de variados criterios.
          •   Áreas de agua y arena, para los juegos de este tipo.
          •   Áreas para la realización de los juegos de roles y
              dramatizados, que pueden o no, de acuerdo con el
              modelo curricular, ser estables o cambiantes.
          •   Área del huerto del centro infantil, la cual puede o no
              tener anexa un área para el cuidado de animales.
          •   Área propiamente de jardín, con fines de ornato, o en
              algunos casos, para delimitar unas zonas de otras.

    La realización de las distintas actividades del centro infantil pueden
requerir la existencia de áreas para las labores de servicio, como son las
de la lavandería, las de la cocina, las de suministro de recursos
materiales, etc., que también suelen ubicarse en el exterior. En este
caso, han de estar delimitadas y sin posibilidad de acceso directo por
parte de los niños.

    Las áreas exteriores de los niños han de ser estimulantes y propicias
para su actividad, y contar con los recursos indispensables para
garantizar este propósito. Ello no requiere de implementos sofisticados ni
industrialmente elaborados, y con muchos recursos, desechos y
materiales reciclables, como troncos, sogas, neumáticos viejos, cajones,
partes de vehículos, entre otros tantos, pueden diversificarse las
opciones de juego para los niños y las niñas.

    En aquellos centros infantiles cuyas condiciones lo permitan, incluso
los procesos de satisfacción de necesidades básicas como la
alimentación y la siesta, pueden ser realizados en el área exterior, para
lo cual solo basta con tomar algunas medidas organizativas simples
para garantizar su eficiente realización.

    Existen centros, especialmente en los países cálidos, que tienen una
alberca o piscina en el área exterior, para la realización de las
actividades de natación de los niños y las niñas, la cual ha de estar
convenientemente delimitada para impedir que algún menor
deambule solo por la misma. El proyecto curricular ha de considerar las
posibilidades de llevar a cabo este tipo de actividad tan beneficiosa
para los pequeños, la cual ha de organizarse de manera conveniente.

     Finalmente, no es de olvidar la higiene que ha de primar en las
áreas exteriores, las cuales deben mantenerse limpias y libres de objetos
inservibles, así como de diversos peligros potenciales de riesgo de
accidente, tales como latas cortantes, desniveles bruscos, conductos
eléctricos no protegidos, fosas o pozos no delimitados, acceso a zonas
de servicio, cercas en mal estado, entre otros tantos.

    2.1.5 Las dependencias generales del centro infantil.

      Dentro del diseño de la institución infantil la estructuración y
organización de sus dependencias generales revisten particular
importancia, pues de ello depende el funcionamiento del centro como
una institución social. Por lo general, estas dependencias constituyen la
parte más estable de su proceso de organización, pues no suelen variar
en relación con su modelo curricular. En este sentido,
independientemente de que la organización del proceso educativo
pueda responder a un modelo dado, el centro infantil como tal es una
institución de servicio que brinda una atención social, y que requiere de
diversas dependencias para su eficaz funcionamiento.

     En la descripción y análisis de estas dependencias, se parte del
criterio de considerar un centro infantil grande, con una capacidad
aproximada de 180 niños, y que cuenta con todos los grupos etarios,
desde los niños lactantes hasta el grupo preparatorio para la escuela y
que, por lo tanto, requiere la mayor plantilla de personal. Estos centros
suelen ser los de subordinación estatal, aunque existen centros de la
iniciativa privada que son tan grandes como estos. Pero, la generalidad
es que los centros particulares tienden a ser mucho más pequeños que
los de subordinación estatal, y en este caso no tienen todas las
dependencias de aquellos.

    Pero, tanto para uno como para otro, existen principios en cuanto
al diseño y organización de las dependencias, que son comunes a
ambos tipos de institución.

   En términos generales, las dependencias del centro infantil se
pueden agrupar en tres zonas básicas:

          •   La zona docente - administrativa y de salud.
          •   La zona de servicios.
          •   La zona de actividad de los niños y las niñas.

    A estas zonas pueden agregarse otras dependencias que pueden
tener un carácter no habitual, como puede ser un local de
experimentación, un gabinete dental, un salón de reuniones de la
comunidad, etc., y que se relacionan con las propias particularidades
de la comunidad educativa, pero que no suelen formar parte de la
mayoría de los proyectos educativos, por lo que no serán objeto de
estudio en este módulo.
La zona docente - administrativa y de salud comprende las oficinas
de dirección y administración, el gabinete metodológico y el consultorio
médico.

          •   Las oficinas de dirección y administración.

     Estas dos dependencias, que tienen una labor estrechamente
interrelacionada, pueden estar ubicadas en un mismo local, o en dos
distintos. Generalmente, cuando por la pequeñez del centro infantil no
se facilita, ambas se ubican en un único local, lo cual también sucede
cuando las dos funciones recaen en la directora del centro.

     La dirección centraliza toda la gestión y funcionamiento
administrativo y pedagógico del centro, y constituye el lugar de reunión
obligada para la discusión del plan de trabajo y con las personas que
tienen que ver con el centro, ya sean padres de familia, funcionarios,
etc.

      La ubicación en el diseño del centro infantil ha de posibilitar que la
directora, desde su propia oficina, abarque la mayor parte de la
actividad del centro mediante la simple observación visual, lo que
posibilita una regulación más eficiente del trabajo y con menor esfuerzo
físico. Es por ello, que generalmente se ubica lo más próximo posible al
hall de entrada del centro infantil, lo cual sirve, además, para el control
del acceso al mismo desde el exterior.

    La dirección puede o no tener un local anexo para pequeñas
reuniones de trabajo, o para entrevistar a los padres de familia en
condiciones de total privacidad.

    La oficina de la administración, caso de estar separada, ha de
ubicarse preferentemente anexa a la de la dirección, pues por el
contenido del trabajo que ahí se realiza ha de intercambiar con
frecuencia con el director del centro. En algunos países los centros
grandes tienen un cargo para estas funciones, que suele denominarse
administrador, subdirector administrativo o similar, y que tiene que ver
con el control de los recursos, los aspectos administrativos del personal,
la atención de las necesidades materiales de la institución, entre otras
tareas.

          •   El vestíbulo.

     Generalmente situado aledaño a la oficina de dirección, constituye
la vía de acceso del exterior al centro infantil. Desde el momento que
significa la entrada a la institución, ha de propiciar una favorable
impresión de higiene, ornato y organización, por lo que resulta bien
importante su atención.
El vestíbulo es el lugar ideal para brindar información a los padres
de familia, por lo que en el mismo ha de situarse un tablero donde
puedan colocarse las diferentes comunicaciones: avisos de reuniones,
consejos sobre la educación de los hijos, el reporte de la alimentación
diaria de los niños y niñas, fotos de niños y actividades, entre tantos. En
algunos centros suele colocarse un buzón para que los padres dejen por
escrito cualquier solicitud, inquietud o sugerencia, así como un pequeño
estante para libros y publicaciones sobre la educación de los niños de
estas edades, asequibles y comprensibles, y que pueden consultar los
padres de familia si tienen necesidad de permanecer durante un
tiempo en la recepción.

     En algún que otro país se observa que en el vestíbulo se coloca un
lugar de recibimiento de los niños, donde varios miembros del personal
docente y del equipo técnico del centro, intercambian con los padres
de familia, recogen las bolsas de ropa que los niños y niñas han de usar
en el día, se ausculta u observa a los pequeños para detectar si están o
no enfermos, se les brinda o recoge información a los adultos, etc. Esto
obviamente causa retraso en la incorporación de los niños y niñas, lo
que suele provocar aglomeraciones o filas de los padres y sus hijos, con
sus consecuentes incomodidades, elevación del nivel de ruido, a veces
discusiones, entre tantos otros factores negativos.

     La situación incluso se agudiza cuando, en lugar de ya pasar el
padre o madre con sus hijos al interior del centro, se llama y espera a
que venga un personal del grupo, por lo general una auxiliar, a
“recoger” al niño o niña. Esto, además de complicar la organización en
el vestíbulo, acarrea efectos negativos en el trabajo educativo, entre los
que se señalan:

          •   Al “entregar” al niño en el vestíbulo se da una ruptura del
              proceso educativo, pues los padres de familia no pueden
              interactuar directamente con el personal que atiende a
              sus hijos, lo que crea incomunicación y falta de relación
              afectiva entre todos los que intervienen en su educación.
          •   Convierte al centro en una institución cerrada, en la que
              los padres de familia no tienen acceso directo a los
              lugares donde se desenvuelve la vida de sus hijos gran
              parte del día, ni al diálogo cotidiano con sus educadores.
          •   Psicológicamente, hace del niño un “objeto”, que se
              entrega y recoge diariamente, y que le va creando en su
              mente la idea de que existe una separación entre su
              hogar y el lugar donde lo educan.

    El principal argumento que se esgrime aparte de las acciones
administrativas que se realizan en este tipo de planificación del acceso
de los niños y niñas, son los problemas de salud y la necesidad de su
control médico diario para permitir la entrada de cada niño o niña,
pero esto puede resolverse a través de otras vías organizativas que no
impliquen esta negativa manera de actuar, lo que se ha de analizar en
el siguiente acápite.

          •   El consultorio médico.

    La atención de salud al centro infantil se brinda de tres maneras
principales:

     a) No existe como tal, y el control médico se resuelve en las
instancias de salud, funcionando la institución como simple receptora
de las indicaciones que los diferentes facultativos envían mediante los
padres de familia.

    b) El médico visita regularmente la unidad, haciendo los controles
de salud establecidos para los niños y niñas, así como las acciones
médicas previstas. Esto puede o no acompañarse de la labor de
enfermería.

    c) El médico pertenece al staff del equipo técnico del centro
infantil, a veces con la inclusión directa de una enfermera, que le apoya
en su labor.

    Las dos últimas variantes implican la necesidad de tener en el
centro un local destinado a estos fines, y que suele recibir diversos
nombres: consultorio, enfermería, sala de control médico, entre otros.

     La labor del médico y la enfermera en la institución está regida por
los más diversos reglamentos o indicaciones, los cuales serán descritos
en este módulo en su acápite correspondiente. Ahora solo corresponde
señalar que el local donde se realice esta actividad ha de ser un lugar
ameno, bien iluminado y con apropiada ventilación, y donde los
diferentes murales y promociones de salud que se ubiquen en las
paredes deben ser sencillas, estéticamente agradables y no ser
“impresionantes” para los niños y niñas. El consultorio suele ser un lugar
cargado de ansiedad para los pequeños, que con frecuencia lo
rechazan, por lo que el intercambio apropiado del personal de salud
con los educadores del grupo, y de estos con los niños y niñas es
fundamental para permitir un eficaz desarrollo de las acciones médicas.

     Este local - consultorio puede tener una zona interior delimitada
para la atención de los niños y niñas que de súbito presentan síntomas
de enfermedad, y que han de esperar a ser recogidos por los padres en
un tiempo corto. Esta zona puede a su vez ser un pequeño local anexo,
en el que se sitúen un par de camitas y un asiento para el adulto que
temporalmente los cuida. La ambientación de este pequeño espacio
debe ser bien amena, pues el pequeño se da cuenta que está enfermo
y de que lo han situado en un lugar que ya de por sí le es preocupante.

     Un aspecto importante es el trato individual a cada niño o niña,
evitando llevarlos en grupo, pues los que esperan se van
intranquilizando con lo que observan le hacen a los que les preceden,
en particular si esto implica acciones de vacunación o de otro tipo que
suelen atemorizarlos. En el caso de existir un gabinete dental en el
centro estas precauciones deben reforzarse, pues la acción del
odontólogo es especialmente temida, no solo por los pequeños, sino
incluso por los adultos, que de una forma u otra trasmiten sus
aprehensiones a estos.

     El control médico de los niños y niñas en su acceso diario al centro
puede      resolverse   mediante       la  enfermera,     que      ubicada
convenientemente a la entrada puede mediante la palpación y la
observación de signos en el menor, valorar su estado visible de salud,
dentro de una situación favorable de recibimiento inicial. Esto supone el
dominio por parte de la enfermera de técnicas para hacer este examen
rápido y confiable. La experiencia cubana en el círculo infantil, que
sigue este procedimiento, ha comprobado su validez, y evita así que la
llegada al centro infantil resulte desagradable para los niños y las niñas.

          •   El gabinete pedagógico.

    El gabinete pedagógico o metodológico es un local que sirve para
la preparación diaria y periódica del personal técnico y docente del
centro, al que se acude de acuerdo con el sistema organizativo
establecido. Es un lugar de intercambio y reuniones técnicas, y de
estudio individual de cada miembro del equipo.

     En este local suele también situarse la bibliografía de trabajo del
personal, y la que corresponde al estudio y consulta, tales como libros,
publicaciones diversas, resúmenes, así como también documentación
relacionada con el proceso educativo. En los diversos anaqueles se
sitúan, además, objetos y materiales didácticos, muestras de juguetes
que se utilizan en la labor educativa, etc.

    En el gabinete hay con frecuencia un tablero o mural dirigido al
personal docente y técnico para ubicación de avisos, consejos
técnicos, materiales significativos, horario de las diferentes reuniones
técnicas, y cualquier otra comunicación importante que se considere
oportuno reflejar.

     Este local puede ser ubicado en cualquier zona del centro, salvo la
de servicios, y se ha de procurar que reúna condiciones que posibiliten
el silencio y el estudio de sus ocupantes transitorios. El gabinete no
constituye un lugar de acceso de los niños y las niñas, por lo que hay
que garantizar mantenerlo cerrado cuando no esté algún adulto
trabajando en el mismo.

    La zona de servicios comprende variadas dependencias, entre las
que se encuentran:

          •   La cocina general.
          •   La cocina dietética para la alimentación de los lactantes.
          •   La lavandería y su zona de secado al exterior.
          •   El comedor de empleados.
          •   El baño y taquilla de empleados.
          •   Las bodegas o almacenes: de víveres; de productos
              perecederos: tubérculos, vegetales, frutas; de productos
              no alimenticios (de uso general, de recursos y materiales).
          •   Patio de servicios.
          •   Dependencias varias (de carácter no habitual).

    La cocina general es una de las dependencias de servicio que
tiene una organización más compleja, pues en ella se prepara la
alimentación de los niños a partir del segundo año de vida y del
personal. En aquellos centros infantiles de jornada completa funciona
prácticamente durante todo el horario de trabajo, y algunas veces se le
asigna un doble turno de su personal específico, lo que complica aún
más su labor.

     Es en la cocina general, junto con la dietética de los lactantes,
donde los lineamientos higiénico - sanitarios han de ser cumplidos con su
más exquisita exigencia, pues su no seguimiento puede provocar que se
sucedan diversos problemas: contaminación de alimentos, con su
consecuente pérdida, accidentes diversos, etc. A su vez, ello puede
traer como resultado que se produzcan intoxicaciones alimentarias en
los niños y niñas, así como afectaciones en su estado de salud.

    El centro infantil ha de tener un reglamento higiénico - sanitario que
norme, entre otras cosas, los procedimientos de higiene de la cocina
general y la dietética, para evitar el desconocimiento o la introducción
de criterios desacertados en su labor, el cual ha de ser de estudio
constante del personal manipulador de alimentos. A su vez ha de tener
igualmente un reglamento que establezca la forma de manipular y
preparar los distintos alimentos, y el uso de procedimientos para su
cocción y servido.

     Por supuesto, la existencia de un manual de dietas que señale los
distintos menús a preparar para la alimentación de los niños,
científicamente concebido para satisfacer todos los requerimientos
nutricionales de los niños, es también de absoluta necesidad.
Lo más importante de estos tres documentos es que regulan la labor
de la alimentación y su realización, y que impiden que las cosas se
hagan por libre criterio, los cuales pueden ser a veces muy apartados
de lo técnicamente aconsejable.

     El hecho de que, cada vez que un alimento en su elaboración
retrocede a una fase anterior de este proceso tiene grandes
posibilidades de contaminarse, obliga en el diseño de la cocina a seguir
el principio de la marcha adelante. Esto quiere decir que el alimento
que empieza su proceso de preparación tiene que ir siempre hacia
delante, sin volver atrás, hasta que sale listo para servir de la cocina.
Desde este punto de vista la distribución de zonas en la cocina ha de
seguir la siguiente ruta:

          •   Área de preelaboración (generalmente situada en el
              exterior y anexa a la cocina).
          •   Área de alimentos crudos.
          •   Área de cocción.
          •   Área de alimentos cocinados.
          •   Área de servir.
          •   Área de agua y leche.
          •   Área de jugo.
          •   Área de fregado.

    Obviamente, el diseño arquitectónico de la cocina ha de seguir
esta ruta, para garantizar que el principio de la marcha adelante sea
cumplido de manera eficiente. Por supuesto, cuando se trata de una
casa adaptada esto es bastante difícil de poder ser habilitado de esta
manera, si bien pueden hacerse algunas modificaciones estructurales
que permitan en cierta medida cumplimentar el principio.

     La cocina general ha de estar aislada, tanto del comedor como de
otras dependencias exteriores, lo cual generalmente se resuelve con el
uso de mallas milimetradas en puertas y ventanas, que impidan el paso
de vectores (moscas, roedores, etc.) y de factores climáticos adversos
(polvo, corrientes de aire, entre otros). El acceso al comedor suele
propiciarse mediante una pequeña ventana de vaivén en la que se
sitúan los platos y bandejas que se utilizan para servir los alimentos, u
otro medio semejante que posibilite igual función. Esto es
particularmente importante en relación con el comedor de los adultos,
que generalmente se ubica en un local anexo a la cocina general.

    En el caso de que exista el servicio de alimentación en los salones
de los grupos, los depósitos del carro - termo han de ser llenados y
tapados dentro de la cocina, y luego ubicados en el carro.
Corresponde al personal manipulador de alimentos el servirlo en los
distintos grupos, para lo cual ha de tomar las medidas higiénicas
correspondientes.

    La organización del servicio de alimentación toma como base el
horario de vida de los niños y niñas, y sobre esta base se planifican todas
las acciones a realizar por el personal manipulador de alimentos, el
técnico y el administrativo, desde la selección de los menús, el
escogimiento y distribución de los comestibles, la preparación de los
mismos, el tiempo de iniciar la cocción de cada uno de los distintos
alimentos para garantizar sus condiciones órganolépticas, su servido,
entre otras.

     Por esto, en la cocina ha de existir un mural en el que han de estar
situados estos horarios de vida, el horario general de la cocina, así como
otros avisos importantes, como es la relación de las intolerancias
alimentarias de los niños y niñas en cada grupo, y su sustitución
apropiada por otro tipo de alimento.

     Desde el punto de vista higiénico - sanitario el personal manipulador
de alimentos (cocinero, ayudantes, etc.) ha de utilizar ropa blanca para
sus funciones, así como tapabocas y gorras para la cabellera. El acceso
a la cocina ha de estar limitado para el personal que no labora en la
misma, y caso de necesidad de entrar, ha de usar bata sanitaria y los
mismos aditamentos del utilizado en el local.

     La cocina dietética de lactantes, como su nombre indica se utiliza
para la preparación de la alimentación y las fórmulas de leche de los
niños del primer año de vida. Al igual que la cocina general ha de estar
dividida por zonas, como son:

          •   Área de cocción de alimentos.
          •   Área de preparación de las fórmulas de leche.
          •   Área de jugo.
          •   Área de servir.
          •   Área de fregado.

    Por lo general el local de esta cocina se ubica anexo a la sala de
lactantes, comunicándose con esta mediante una pequeña ventana
por la cual se trasladan los alimentos y se recolectan los platos y
bandejas vacíos. En esta cocina, y aún con mayor rigor es necesario
preservar su aislamiento y sus condiciones higiénico - sanitarias, por la
vulnerabilidad de los niños y niñas a los cuales presta servicio.

    A pesar de estar destinada a un solo grupo, la organización de la
cocina dietética es muy compleja, dado que los subgrupos de lactantes
tienen diferentes horarios, y requieren de su alimentación a diferentes
horas.
Las mismas regulaciones vigentes para la cocina general se aplican
a la dietética, en cuanto al acceso, higiene, vestuario del personal, etc.
Generalmente existe una persona especializada para esta tarea,
llamada pantrista o cocinera dietética, y en algunos lugares
corresponde a la enfermera el preparar las fórmulas de leche, o
comparte esta tarea con la pantrista.

      La lavandería y su zona exterior de secado de las ropas, se habilita
en aquellos centros que brindan el servicio de proporcionar el vestuario
a los niños y niñas durante el día, y también para toda la lencería que se
utiliza en el centro infantil, en particular la de los lactantes, así como la
de aseo de los grupos.

    Su organización requiere de diversos controles para la guarda y
cuidado de todo este material, así como la designación de quienes y
de que manera se intercambia y solicita dichas prendas de vestir y de
uso diario de la institución.

    El diseño del centro infantil ha de contemplar que la lavandería y su
zona anexa de secado se ubiquen separada de la zona de actividad
de los niños y niñas, y que estos no tengan acceso directo a las mismas.

El comedor de empleados se utiliza para todo el personal del centro,
sea técnico, administrativo o de servicios, y por lo general, se ubica
anexo al local de la cocina general para evitar el traslado de alimentos.

     Este local no requiere ser en extremo grande, pues
organizativamente ha de preverse su uso escalonado por los adultos.
Esto requiere de una correspondencia bien definida del horario de vida
de los niños y niñas con el del personal, para evitar la falta de atención
de los pequeños durante el período de la comida de dicho personal.

     El baño y taquilla de empleados ha de ubicarse en el área de
servicios, e igualmente fuera del alcance de la actividad de los niños y
niñas. Cada persona que trabaja en el centro infantil ha de tener su
propio casillero, y las facilidades de higiene y vestido han de favorecer
la privacidad de la misma. Es importante recordar que, sobre todo en
los centros de jornada extendida, se hace necesario brindarle
comodidades al personal, para evitar la fatiga y rechazo a la actividad
que realiza, pues esto redunda en perjuicio de los niños y las niñas.

     Las bodegas o almacenes han de situarse preferentemente en el
área de servicios, y su ubicación ha de depender de su función. Así, el
local de los víveres y el de los productos perecederos (vegetales, frutos
diversos, etc.) deben estar próximos o anexos a la cocina, para evitar el
trasiego innecesario de productos por el centro. Los de productos no
alimenticios, o el de recursos y materiales didácticos para las
actividades pedagógicas pueden estar en la zona administrativa, pero
nunca es aconsejable situarlos en el área de actividad de los niños.

    En todos los casos, e independientemente de los controles internos,
estos locales han de situarse donde se posibilite fácilmente su control
visual.

     El patio de servicios es un espacio para la ubicación de diferentes
propósitos, como puede ser la caseta de basura y desperdicios, la de
las instalaciones hidráulicas, la de guardar los instrumentos del jardinero,
entre otros. A su vez este patio de servicios puede tener un acceso al
exterior, para posibilitar la entrada de algún vehículo que regularmente
traiga alimentos o útiles al centro infantil, por lo que el diseño
arquitectónico del proyecto educativo ha de contemplar este
multipropósito.

    En el centro infantil pueden existir dependencias varias que tengan
una finalidad de servicio, y que pueden obedecer a situaciones propias
de la labor de dicho centro, de su función, de las particularidades de la
comunidad, etc. Por ejemplo, si el centro funciona como una unidad
docente del servicio de alimentación, o si ejerce alguna labor social
respecto a la comunidad en que está enclavado, es posible que sea
necesario tener algún local dispuesto para ello, el cual ha de estar
preferentemente en esta zona de servicios.

     Pero, si el centro cuenta con un cuarto de experimentación porque
se realicen investigaciones con los niños y niñas, el mismo ha de estar en
la zona de actividades de estos. De la misma manera si ejerce una
función de centro docente para la formación de personal pedagógico,
puede que sea necesario el tener un local de práctica docente, el cual
puede situarse anexo a la zona de actividad de los pequeños, si bien el
gabinete pedagógico puede igualmente ser utilizado con este
propósito.

    La zona de actividades de los niños y las niñas es la más importante
de todo el centro infantil, y a la que hay que organizar de la manera
óptima. De como esta zona satisfaga sus necesidades e intereses va a
depender en mucho el clima emocional del centro y el bienestar
psicológico de los niños y niñas. Los componentes de esta zona son
principalmente:

    Las áreas exteriores (que ya fueron analizadas en páginas
anteriores).

          •   Las salas o salones de los grupos.
          •   Los salones – dormitorios.
          •   La sala de actividades múltiples.
•   Los vestidores.
          •   Los baños y locales de aseo.
          •   Los pasillos.

     Existen modelos curriculares, como el sistema Montessori, que
establecen de manera definida como se ha de organizar la zona de
actividades de los niños, en particular los salones de los grupos. No
obstante, pueden establecerse principios y directivas generales de
diseño y organización, que son comunes a muchos modelos
curriculares, y en este sentido se ha de enfocar este análisis.

     Las salas o salones de los grupos de niños y niñas constituyen uno
de los lugares principales de su actividad, algo que en ocasiones se
lleva al extremo y donde prácticamente se convierte en el único, por la
escasa utilización que se hace del área exterior que, como ya se dijo
anteriormente, ha de constituir el centro de la actividad de los niños y
las niñas, y donde debe transcurrir la mayor parte de su tiempo en el
centro infantil.

     Por su importancia el salón del grupo ha de reunir las mejores
condiciones de diseño y organizativas, para posibilitar el desarrollo más
eficiente de las actividades que en el mismo se realizan. Un buen salón
de grupo ha de considerar:

          •   Estar diseñado para el grupo etario que le corresponde,
              pues en dependencia de la edad ha de variar su
              estructura,      mobiliario,    cromatismo,      ventilación,
              insonorización, estética, etc.
          •   Esté ubicado de manera tal que sea fácil su acceso, pero
              a su vez lo suficientemente aislado para no interferir con la
              actividad de los salones de los otros grupos.
          •   Responda por su extensión a la capacidad adecuada que
              se le señala por el índice de superficie vital.
          •   Permita su cambio y transformación para posibilitar las más
              disímiles actividades y procesos de satisfacción de
              necesidades básicas.
          •   Carezca de peligros potenciales de riesgo de
              accidentes.
          •   Se ajuste a las condiciones climáticas de localidad,
              tratando de que sea una sala abierta, que posibilite al niño
              y la niña observar lo que sucede en el exterior de la misma,
              con amplias ventanas bajas y puertas de fácil manejo por
              los pequeños.

    Por su estructura y organización los salones de grupos pueden ser
de dos tipos:
•   La sala de lactantes, o salón del grupo del primer año de vida (0 a
       1 año).
           • Los salones de los demás grupos etarios, por años de vida
               o por ciclos.

    La sala de lactantes, por su especificidad requiere de un estudio
organizativo particular, pues su labor es realmente compleja, dado que
alberga pequeñitos que tienen cuatro horarios diferentes de vida: el de
0 a 3 meses, de 3 a 6 meses, de 6 a 9 meses, y los mayores, de 9 a 12
meses.

    Estructuralmente la sala ha de concebirse con un local principal de
actividades, un salón - dormitorio, el local de baño y aseo, y una zona
exterior de gateo y en ocasiones un vestidor.

    La sala de actividades ha de llevar su mobiliario específico, y es el
único lugar donde los niños en el interior pueden caminar, por lo que no
es necesario que los adultos se cubran los zapatos o utilicen zapatillas
especiales. En esta sala ha de procurarse una pequeña zona delimitada
para que los lactantes puedan gatear, cuando las condiciones
climáticas impiden el uso del área de gateo exterior.

    Los requerimientos higiénico - sanitarios más científicos establecen
que los niños de 0 a 1 año deben dormir en una cuna o camita, que
tenga al menos 10 cm. de separación del piso, para evitar riesgo de
contaminación. Sin embargo, en ocasiones se ven centros en los que los
lactantes (y los niños y las niñas de los otros grupos) duermen en esterillas
o colchonetas situadas en el suelo, y muchas veces en contacto
corporal unos niños y otros, lo cual es muy propicio para la transmisión
de enfermedades, en particular con estos menores tan pequeñitos.

    Las cunas o camitas han de situarse preferentemente en el local -
dormitorio que posee la sala, distribuyéndose las mismas por rangos de
edad, en los cuales los más chicos de 0-3 meses y 3-6 meses han de
ubicarse en la zona más tranquila y callada, por pasar gran parte del
día en el proceso del sueño.

    En la zona de gateo, tanto exterior como interior, se hace
imprescindible por el adulto el uso de zapatillas o medias solo para esta
zona, pues los lactantes ponen sus manos en el piso, y la suela de los
zapatos puede trasmitir gérmenes diversos.

     En algunos centros infantiles existe anexo a la sala un pequeño local
para amamantamiento por las madres de sus hijos, el cual ha de reunir
condiciones de higiene y privacidad, a la vez que se le debe administrar
a la madre una bata o delantal para evitar transmisión del polvo y otros
agentes patógenos. Si la madre ha de lactar dentro del salón es
imprescindible el uso de la bata sanitaria y el seguimiento de las
indicaciones higiénico - sanitarias existentes para este grupo.

    El vestidor de lactantes también tiene condiciones específicas, una
de las más importantes es que se prevea el evitar corrientes de aire, por
lo que la mesa en la que se cambia al lactante debe situarse
apropiadamente o ubicarle algún protector que impida la exposición
directa del mismo a la intemperie.

    El salón de lactantes está concebido para los niños y niñas desde el
nacimiento hasta que cumplen los doce meses. Esto obedece al curso
evolutivo del desarrollo, que en esta etapa termina con la crisis del
primer año de vida. En algún país se ha observado que los niños de 12 a
18 meses son aún considerados como lactantes, y su salón se organiza
como una sala de este tipo, lo cual es un craso error técnico, que lleva
como consecuencia un retraso en el desarrollo de estos niños y niñas,
puesto que el programa también los valora como lactantes.

    El niño de 12 a l8 meses es un niño de edad temprana, con
particularidades y necesidades diferentes al lactante, por lo que
requiere condiciones programáticas y organizativas diferentes. Solo así
se garantiza apropiadamente su desarrollo.

     La sala de lactantes tiene un gran número de disposiciones
organizativas y de requisitos higiénico - sanitarios que es imposible relatar
en el margen de este módulo, por lo que su ampliación puede hacerse
consultando los reglamentos higiénico – sanitarios y de salud que
existen, siendo recomendable el que se aplica en el centro infantil
cubano, el cual, por su nivel técnico es representativo para este tipo de
sala.

    Los salones de los grupos del segundo al sexto año de vida tienen
requisitos diferentes a la sala de lactantes, y son locales mucho más
abiertos y directamente en contacto con el medio circundante.

    Estos salones se organizan fundamentalmente atendiendo a la
edad de los niños y las niñas, en ocasiones se corresponde un local con
cada año de vida, y en otras se atiende a la estructura por ciclos,
dándose como consecuencia, niños y niñas de edades contiguas.
También en algunos casos, por condiciones de baja matrícula, o por
ubicarse el centro en regiones donde no hay muchos niños, se
organizan como un grupo múltiple para prácticamente todas las
edades.

   En cualquier caso existen disposiciones organizativas que les son
comunes:
•   El mobiliario ha de responder a las características físicas y
              motoras de los niños y niñas, y a su adecuada proporción.
          •   Ser lo más funcional que sea posible, esto implica la
              posibilidad de acomodarse y transformarse para distintos
              tipos de actividades y conformación de grupos.
          •   Que sean significativos para los niños y las niñas, por su
              ambientación y apropiada fuente de estimulación, lo que
              se posibilita con los más diversos objetos.
          •   Tener una distribución interna del salón que posibilite la
              vida organizada del grupo, con espacios libres no
              ocupados por mesas y sillas, la ubicación de los rincones
              (en los casos en que el modelo curricular así lo establezca)
              en una zona particular, la adecuada colocación de los
              anaqueles, etc. En el caso de los estantes se recomienda
              que su altura no deba sobrepasar más de un metro de
              altura, pues de ser mayor se corre el riesgo de accidente,
              pues pueden venirse abajo si algún niño se le ocurre
              treparse al mismo.
          •   Tener un acceso directo con el área exterior.

Los salones - dormitorios son preferentemente los pertenecientes a los
centros infantiles con régimen de internado, puesto que en el centro
exclusivamente de matrícula externa, el sueño corresponde a la siesta,
la cual se organiza dentro del salón o zonas aledañas que lo posibilitan,
lo cual ha de ser objeto de estudio en la siguiente unidad referente a la
organización del proceso educativo.

     Estos salones - dormitorios se organizan, como norma para todas las
edades, aunque en ocasiones se hacen por secciones: lactantes, edad
temprana, niños mayores infantiles. También como norma, el personal
que atiende estos salones no suele ser un personal docente, sino de
servicios, por lo que los requisitos organizativos han de ser simples pero
firmes y constantes.

    La organización del salón - dormitorio requiere de un mobiliario
específico, fundamentalmente cunas y camas, así como pequeñas
mesas anexas en la que los niños y niñas puedan guardar objetos
personales. El salón ha de mantenerse en la semipenumbra, y no en la
oscuridad total, para posibilitar que el adulto pueda observar el sueño
de cada pequeño, y a su vez no se amodorre por la falta de luz.

    En los centros infantiles de régimen interno, las camas han de estar
personalizadas, es decir, cada menor tiene su propia camita, la cual
puede identificarse por un objeto o juguete afectivo mientras el niño no
la ocupa, lo cual colabora psicológicamente a su sentido de
pertenencia.
El salón - dormitorio ha de permanecer cerrado durante el día, pues
es un local exclusivamente de uso nocturno, el cual debe ser aseado
diariamente y preparado convenientemente para su función.

     La sala de actividades múltiples constituye un local que puede
tener diversos usos y en la cual pueden realizarse actividades que no se
facilitan en el propio salón. La misma ha de diseñarse de manera que
sea asequible a todos los otros salones de los grupos.

      Esta sala permite realizar actividades con varios grupos a la vez, ser
utilizada como salón de música, para realizar ensayos para las
actividades festivas, usarse para proyectar diapositivas y videos, tener
un televisor para su uso conveniente, un retablo para títeres, y cualquier
otra actividad en la que el salón del grupo no ofrece las mejores
condiciones.

    Organizativamente la sala de uso múltiple constituye un recurso
importante para resolver cualquier situación que requiera de un espacio
anexo, lo cual en la vida diaria del centro infantil es algo que sucede
con relativa frecuencia.

     Los vestidores suelen ser pequeños locales que se utilizan por los
padres para cambiar la ropa de sus hijos, aunque esta función en
algunos centros, por falta de espacio se realiza dentro del salón.
Generalmente deben tener acceso directo con el salón o el baño, para
facilitar su labor. Por lo general se le suele ubicar un taquillero, anaquel o
estante con divisiones para guardar la ropa, y un banco o sillas para uso
simultáneo por varios padres, para que los mismos se sienten y puedan
cambiar cómodamente a los hijos. Sin embargo, organizativamente hay
que controlar que los padres formen el hábito de esta manera, pues
algunos tienden a vestir a su hijo poniéndolo de pie en la silla o el
banco, muchas veces con los zapatos puestos, lo cual es una
contravención sanitaria a la vez que un mal ejemplo para los niños y
niñas.

   Los baños y locales de aseo son una dependencia que requiere de
una buena organización para que cumplan su función de forma
adecuada.

     Uno de las cuestiones principales a considerar en los baños y zonas
de aseo es que los lavatorios, los inodoros, las pocetas, etc., estén
acordes con la talla de los niños, sus proporciones físicas y sus destrezas
motoras. Esto requiere, por lo general de un estudio antropométrico
serio, que correlacione, como sucede en el caso de las duchas, la
estatura promedio de los niños y niñas con el del personal que atiende
el baño, en particular en los más pequeños que son “bañados”
mayoritariamente por el adulto.
En el baño han de situarse sillas para que los niños y niñas se sienten
y colaboren con su vestido y desvestido, el quitarse los zapatos, etc., lo
cual colabora a su autovalidismo.

     Los lavamanos son generalmente colectivos y posibilitan que varios
niños y niñas a la vez se aseen. Esto requiere que las llaves del agua se
sitúen a una determinada altura y distancia entre sí, que el fondo de la
meseta no sea en extremo profundo para evitar salpicaduras, entre
otros detalles, lo que también se resuelve por el estudio antropométrico.

     Los útiles de uso personal: peines, toallas, cepillos de dientes, deben
situarse considerando las normas higiénico - sanitarias, en sus
correspondientes peineteros, toalleros y cepilleros, los cuales deben
estar al alcance de los niños y niñas para que estos los seleccionen por sí
mismos siguiendo las identificaciones que se les ponen.

     Es importante situar espejos en la pared a la altura visual de los niños
y las niñas, para que puedan observar como realizan sus acciones de
aseo e higiene, y los resultados que obtienen de dicha acción.

     Los baños en estas edades no deben tener divisiones, pues los niños
y niñas de estas edades han de tener la posibilidad de distinguir sus
diferencias dentro de un ambiente natural y exento de falsos
puritanismos, esto colabora a su educación sexual, pues las educadoras
y auxiliares pueden responder de forma tranquila a cualquier curiosidad
que les pueda plantear algún pequeño.

     El baño en los grupos pequeños de la edad temprana, han de estar
situados dentro o anexos a su salón, en los grupos del segundo ciclo, ya
esto no es indispensable, aunque siempre es favorable, por lo que en los
proyectos típicos de construcción de un centro infantil, el diseño ha de
contemplar esta posibilidad.

     Los pasillos suelen ser poco considerados dentro de la labor
educativa y, sin embargo, organizativamente tienen un gran peso: los
pasillos interconectan las distintas dependencias y pueden facilitar la
labor organizativa si se les sabe dar el uso correspondiente.

     En ocasiones, por el tipo de construcción, el pasillo, más que pasillo
es un portal que pasa por los distintos salones, tanto por la parte del
patio central interior, como por su borde exterior en contacto directo
con el área exterior. El primero está generalmente techado y permite
que la actividad de los niños y niñas pueda realizarse ahí cuando no
existen áreas exteriores, lo cual hace que no tengan que mantenerse
todo el tiempo dentro del salón, si existen áreas exteriores el pasillo suele
estar cementado, lo que permite su uso si por alguna casualidad dichas
áreas están mojadas o enlodadas por factores climáticos, y de esta
manera no se interrumpe el juego y la actividad al aire libre de los niños
y niñas.

     Incluso, en aquellos centros infantiles en que sus condiciones de
sombra lo permiten, los pasillos pueden ser utilizados para la siesta de los
niños, en un ambiente fresco y en contacto directo con el medio
natural, lo que puede hacer el sueño más profundo y reparador que si
se realiza dentro del salón. De igual manera puede servir para evitar
aglomeraciones de niños y niñas en el salón cuando se realizan
simultáneamente varios procesos de necesidades básicas, como puede
ser el baño y aseo, los cuales se suceden uno tras otro.

     En suma, el pasillo puede concebirse como una sala “externa y
abierta” que posibilita el juego y la actividad, sin el encierro que aquella
puede significar, y que permite encontrar vías organizativas para evitar
el hacinamiento de los niños y niñas y la superposición de actividades.

    Para todas las dependencias del centro infantil existen factores y
condiciones que se han de tomar en cuenta, y que por su significación
toman el carácter de generales. Entre estos factores y condiciones
tenemos:

    El                                                            mobiliario.
La                                                             iluminación.
La                                                              ventilación.
El                                                             cromatismo.
El ornato y la estética

     El mobiliario tiene una importante significación dentro del diseño y
organización del centro infantil, pudiendo constituir una ayuda o un
impedimento para la realización del trabajo educativo. El mismo ha de
facilitar la actividad del niño, y a su vez, la labor de las educadoras y
auxiliares. Con respecto a estas últimas se señalan como aspectos
positivos de un mobiliario adecuado:

    A. Permite un mejor empleo de su actividad física, ahorrando
esfuerzos innecesarios para el cumplimiento de su tarea.

    B. Favorece la ejecución de los procesos de acuerdo con los
programas establecidos, disminuyendo la posibilidad de accidentes
durante su realización.

    C. Posibilita la obtención de resultados más rápidos y efectivos en el
aprendizaje de hábitos higiénico - culturales de los niños y niñas.

    El mobiliario del centro infantil requiere de un profundo estudio
antropométrico, que valorando diversos factores, tales como la talla, el
peso, la conformación morfocorporal, entre otros aspectos, tanto de los
niños como del personal, determine el tamaño y volumen de cada de
uno de los muebles y equipos, de los componentes de los baños, de los
elementos mecánicos del área exterior de juego, de la longitud y altura
de las cunas y camitas, de la separación de sus barrotes, etc.

    A pesar de que el mobiliario puede ser muy diverso, se pueden
señalar algunas consideraciones en cuanto a su uso y selección:

          •   Ha de responder a las particularidades del desarrollo físico
              y motor, y psíquico, de los niños y las niñas.
          •   Ha de facilitar el trabajo del personal del centro infantil.
          •   Han de ser estructuras livianas, que posibiliten su fácil
              traslado, y permitan a su vez su transformación para los
              distintos tipos de actividades que se realizan en los centros.
          •   Unido a su ligereza han de ser, no obstante, fuertes para
              soportar el uso constante, de colores firmes, sin bordes
              peligrosos ni partes desprendibles.
          •   Han ajustarse a las particularidades y condiciones de cada
              local, de acuerdo con la función que cada uno tiene,
              pero a su vez poder ser intercambiable entre uno y otro
              cuando sea posible.
          •   No han de ser en extremo costosos, para posibilitar su
              sustitución por deterioro o accidente.
          •   No ser excesivo en número, para facilitar salas y locales
              funcionales, y donde los muebles y objetos no constituyan
              obstáculos para el desarrollo de las actividades y
              funciones de cada espacio.

     Cada local y salón, por su función, tiene un tipo de mobiliario
específico, así por ejemplo, el local de la dirección ha de tener uno o
dos escritorios pequeños, el archivo donde recopilar información y
expedientes; algunas sillas para recibir personas, etc., y nada mas,
puesto que la labor fundamental del director o directora no es
permanecer en este local sino controlar el trabajo en toda la institución.
El gabinete pedagógico ha de caracterizarse por tener una mesa de
trabajo que permita el intercambio colectivo de las educadoras,
anaqueles para guardar la bibliografía de trabajo y de consulta,
estantes abiertos donde situar los medios y recursos didácticos, el mural
de avisos, etc. De esta manera, de acuerdo con la función del local se
sitúa el mobiliario, tomando en cuenta los factores y condiciones
generales anteriormente expuestos.

    Sin embargo, por su importancia vale la pena redundar en algunos
específicamente, tales como la sala de lactantes y los salones de los
grupos mayores.
El mobiliario de la sala de lactantes tiene una relación muy estrecha
con las particularidades del desarrollo de estos niños y niñas, de ahí su
significación.

     La zona de actividades de los niños lactantes ha de tener un
pequeño espacio delimitado como área de gateo interior, la cual ha
de tener una baranda de barrotes de 8 cm. entre cada uno, y una
altura que permita que un niño de pie pueda descansar sus antebrazos
en la baranda. Esta zona se usa cuando por condiciones climáticas
adversas no se puede utilizar el área de gateo exterior, y en la misma se
ubican niños que ya pueden gatear, pararse o intentar pasitos.

     La sala ha de tener a su vez un corral grande, para poder ubicar en
el mismo a los niños más pequeñitos y que, por lo general, aún no
gatean o lo hacen muy deficientemente. Este corral generalmente
tiene patas altas, para permitir que la educadora o auxiliar pueda
atender a los lactantes sin encorvarse en extremo. Para los más
pequeñitos aún y que pueden resultar dañados por el desplazamiento
de los otros que ya se trasladan algo, ha de existir un corral individual,
del tipo standard, el cual también puede usarse para hacer algún tipo
de actividad con un solo niño.

    El niño hasta los tres meses y en algunos un poco más tarde, es
alimentado en el regazo de la auxiliar o la educadora, pero una vez
que es capaz de sostenerse sentado debe serlo en una mesa
particularmente diseñada para permitir que se le alimente sin que se
caiga. En el círculo infantil cubano existe un modelo muy original
llamado mesa - dúplex que posibilita que una misma auxiliar alimente a
dos niños a la vez y que se encuentran sentados de manera oblicua a la
posición que ella ocupa en su propia silla.

    Para los niños que ya se mantienen firmes sentados y que además
dan pasitos han de existir una o dos mesas bajas, y que sirven tanto para
su alimentación como para la realización de distintas actividades
pedagógicas.

    En el salón - dormitorio han de habilitarse cunas, con las mismas
especificaciones generales de los corrales en cuanto a sus barrotes, y no
deben usarse mosquiteros, ya que los mismos impiden la visión al menor
y del niño a su entorno. Para los que ya caminan y están en su proceso
de adaptación para cambiar al siguiente grupo del segundo año de
vida, han de existir algunas camitas o catres, pues no es recomendable
que duerman en cunas cuando ya están a punto de ir para el otro
grupo.

     El baño de lactantes tiene muchas regulaciones higiénico -
sanitarias, y para esto es necesario un mobiliario específico, como es un
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  • 1. ELEMENTOS CONSTITUYENTES DEL CENTRO INFANTIL El proyecto educativo define las particularidades del centro infantil, a los fines de garantizar el apropiado desarrollo de su proyecto curricular, que, como se ha planteado anteriormente, constituye la expresión y materialización en la institución del modelo teórico que se ha asumido, del currículo que lo fundamenta. Estas particularidades pueden, en primera instancia, inscribirse en tres grandes consideraciones: 1. Las referentes a la estructura física y material del centro infantil, y que se corresponde con los aspectos de diseño, ambiente, ornato, estética, higiene, entre otros. 2. Las concernientes a la planificación, organización, regulación y control del centro, y que se engloban en lo que constituye la dirección y gestión de la institución, que incluye, entre otras cosas, todo lo referido al personal docente, administrativo y de servicios que labora en el mismo. 3. Las que constituyen la razón fundamental de ser del centro infantil y a las cuales las anteriores deben estar conceptualmente supeditadas: la dirección, organización, y estructuración del proceso docente - educativo. En la presente unidad se habrán de tratar los temas correspondientes a los dos primeros aspectos, dejando para la siguiente, por su envergadura e importancia, todo lo relacionado con la organización del proceso educativo. Así, el contenido de la unidad básicamente está compuesto por aquellas cuestiones referidas a la estructura y demás factores de tipo físico y material, lo que concierne al régimen interno y reglamento de la institución, y lo referido a la dirección y organización científica del trabajo en el centro infantil. 2.1 Estructura, Diseño, Ambiente, Ornato Y Estética, Higiene. La estructura del centro infantil ha seguido, en cierta medida, los mismos avatares que la concepción de la etapa infantil, en el curso de su desarrollo histórico - conceptual. A pesar de que las primeras instituciones infantiles fueron concebidas con sus propias particularidades, un análisis retrospectivo de lo que se ha hecho posteriormente revela que, en algún momento de su devenir histórico, la etapa infantil empezó a ser considerada como un antecedente de la siguiente etapa, la escolar, como un período preparatorio para la
  • 2. escuela sin significación en sí misma. Esto impregnó planes y programas, contaminó a los currículos infantiles, y consecuentemente, se reflejó en la estructura y organización del centro infantil. De esta manera, el centro infantil empezó a valorarse como una pequeña escuela y, por lo tanto, con los criterios estructurales y organizativos escolares, solo que más pequeños y, aparentemente, menos complejos. El desconocimiento de las particularidades de esta etapa del desarrollo, y de las necesidades e intereses de los niños y niñas, de las condiciones para su formación y educación, llevó a introducir en la creación de los centros infantiles los mismos patrones estructurales y organizativos habitualmente reconocidos para la escuela, lo cual se reflejó en toda su concepción, diseño, ambiente y modos organizativos. Un ejemplo de esto lo constituye el comedor centralizado en aquellos centros infantiles que prestan el servicio de alimentación, que es una concepción organizativa netamente escolar aplicada al centro educativo infantil. En la escuela es típico que, por el número considerable de grupos y matrícula, exista un comedor único en el que se sirve la alimentación de los educandos, y para lo cual se organiza un determinado horario en el que acuden, de manera consecutiva, los diferentes grupos escolares. Esto es lo que se denomina un comedor centralizado. Al concebirse centros infantiles con horario prolongado, la alimentación de los niños y niñas tuvo que ser incluida, y pareció lógico seguir la misma estructura y rutina que era habitual en la escuela, es decir, un comedor centralizado y un horario paulatino de acceso al mismo para el proceso de la alimentación. En definitiva, el centro infantil era una pequeña escuela, y como tal debía tener un comedor idéntico, aunque más reducido. Este criterio desconoce totalmente las particularidades del sistema nervioso y de la actividad nerviosa superior de los niños de las primeras edades, en la cual sus procesos básicos de excitación e inhibición no están equilibrados, con un predominio considerable de los procesos excitatorios. De igual manera, desconoce que los hábitos de mesa e higiénico - culturales respecto a la alimentación no están aún suficientemente instaurados, así como que los analizadores auditivos y cinestésicos están en plena maduración, entre algunos elementos a destacar. En suma, desconoce que el niño infantil es un niño totalmente diferente al escolar.
  • 3. Una investigación dirigida en Cuba por F. Martínez Mendoza a mediados de la década de los setenta propició un conocimiento más profundo de esta problemática. A pesar de que el proyecto típico cubano para la construcción de un centro infantil consideraba la realización de la alimentación en los propios salones de cada grupo, la existencia simultánea de casas que se habían adaptado como instituciones infantiles, planteó la disyuntiva de si se debía seguir el mismo patrón o hacer comedores centralizados en este tipo de instalaciones, lo cual parecía tener cierta lógica, además de que era bastante usual en los centros infantiles en otros países. El equipo de investigadores, en el que se incluyeron psicólogos, pedagogos, fisiólogos, nutriólogos, audiólogos y otros especialistas técnicos, realizó un estudio multidisciplinario de las particularidades y condiciones organizativas de este tipo de comedor, estableciendo conclusiones de las cuales se reflejan algunas de las más relevantes: • Se comprobó que el nivel de ruido que se producía por la presencia de varios grupos coincidentes, sus educadoras y auxiliares, la manipulación de los útiles del comedor, el movimiento del mobiliario, entre otros factores, excedió siempre el límite permisible de recepción auditiva de los niños y niñas por su alto número de decibeles, provocando alteraciones en su actividad nerviosa superior que se comprobaba en las dificultades del comportamiento, la realización de movimientos superfluos, el rechazo a la situación de alimentación, etc. • Aunque se tomaban medidas organizativas, con una frecuencia significativa se daban situaciones en que los grupos coincidían, tanto en el proceso como en su organización, lo que causaba espera de unos para el acceso al local, con su consecuente alteración del comportamiento. • El hecho de que los diferentes grupos etarios del centro infantil tienen un desigual ritmo y adquisiciones en el desarrollo, hace que unos realicen el proceso relativamente rápido mientras que otros, sobre todos los niños y niñas más pequeñitos, lo hagan considerablemente lento, y para resolver esto se toman decisiones organizativas que generalmente vulneran el horario de vida de los niños. • La formación de hábitos de mesa y de higiene personal presenta dificultades serias, en primer lugar porque el comedor centralizado no puede tener el número de lavabos que se requieren para tantos niños, además de la imposibilidad de trabajar la educadora y auxiliares al ritmo individual de cada niño, lo que causa aglomeraciones o incumplimiento de lineamientos higiénico – sanitarios.
  • 4. Como consecuencia de todo lo anterior, la formación de hábitos alimentarios es afectada, lo que causa igualmente rechazo en los niños a la ingestión de alimentos. De igual manera, al generalmente coincidir uno o más grupos de diferentes edades, el personal educativo tiende a aplicar métodos semejantes para todos los niños, lo que causa inconvenientes en su atención. • Los datos fisiológicos, nutriológicos y los exámenes de laboratorio revelaron que, por incidencia de los factores anteriormente citados, no solo se afecta la ingesta sino también la absorción de los nutrientes, lo que puede causar problemas de malnutrición en los niños y las niñas. Por sus efectos perjudiciales para los niños y niñas, estos resultados determinaron la no inclusión del comedor centralizado en la institución infantil, y la realización del proceso de alimentación en el propio salón del grupo, lo cual implica también soluciones estructurales y organizativas que se han de tratar posteriormente. Por supuesto, el estudio investigativo se realizó en centros infantiles grandes y de alta matrícula, que generalmente tienen todos los grupos, y muchas veces son de subordinación estatal. En los centros infantiles de iniciativa privada, que regularmente tienen poca capacidad y matrícula, es posible que se facilite el tener el comedor centralizado, pues suelen hacer coincidir todos sus pequeños grupos al mismo tiempo, lo cual no los exime de las dificultades planteadas en el estudio realizado, en particular en lo referente a los aspectos de formación de hábitos e higiénico – culturales, así como del manejo educativo. Lo más interesante de esta discusión es que los primeros centros infantiles creados, de inicio plantearon la realización del proceso de alimentación en los respectivos grupos, como se realizaba en el Kindergarten de Fröebel, y que esta idea de un comedor central parece ser una adquisición relativamente tardía en la organización de la vida diaria de los niños y niñas en el centro infantil, obviamente derivada del enfoque escolar. En muchos centros, fundamentalmente los de iniciativa privada, no existe proceso de alimentación como tal, y los niños y niñas suelen llevar un pequeño lunch en sus bolsos o mochila que ingieren en cualquier lugar. En este caso, independientemente de las problemáticas socioeconómicas presentes, pues unos niños pueden llevar alimentos mucho más elaborados y deseables que aquellos de menos recursos, siempre ha de estar presente la necesidad del trabajo educativo con los hábitos higiénico – culturales en este pequeño proceso, muchas veces olvidado en la rutina diaria.
  • 5. 2.1.2 Tipos de estructura: La estructura constructiva del centro infantil suele ser de dos tipos: 1. Construcciones específicamente creadas para este tipo de institución educativa. 2. Casas, u otro tipo de construcción, que se adaptan para funcionar como centro infantil. Los primeros centros infantiles creados, y los pertenecientes en su inicio a los modelos curriculares clásicos, fueron organizados en casas de vivienda o locales, que se adaptaron a las necesidades y requerimientos de un centro infantil, como sucedió con el Kindergarten de Fröebel o La Casa dei Bambini de Montessori. En la medida del desarrollo de la educación infantil, surge como menester hacer una construcción especialmente para tales efectos y que, como se ha dicho anteriormente, tuvo su concepción impregnada durante mucho tiempo, de los criterios escolares. En cualquier caso, ya desde inicio de los clásicos se empiezan a plantear consideraciones sobre como se debía concebir y construir un centro infantil, que respondiera a las particularidades y necesidades de los niños de estas edades. Muchas de las cuestiones que actualmente se plantean como innovaciones o modernizaciones dentro de la organización de un centro infantil, ya habían sido señaladas por los grandes autores del currículo infantil, no solo en el ambiente humano sino también en el físico. Algunos de estos planteamientos hemos de señalar a continuación, y que por su sentido mantienen plena vigencia en la educación infantil actual: • El centro infantil ha de tener un gran espacio exterior organizado, para su uso variado: juegos, paseos, el huerto y el jardín (Fröebel). • El kindergarten ha de tener la menos una sala de juegos, otro para ocupaciones (actividades), una antesala y un jardín o patio. La sala interior requiere buena iluminación natural y ventilación apropiada (L. Malucska, citando a Fröebel). • El mobiliario ha de ser proporcional al niño, con bordes redondeados. Han de existir bancos – escritorios desarmables y transformables, en mesas de uno – dos niños, y para pequeños grupos. Han de existir estantes al alcance de los niños (Fröebel). • En la decoración ha de haber cuadros de animales, paisajes campestres, escenas naturales, bien visibles (Fröebel).
  • 6. La organización de los grupos ha de ser mixto, con edades mezcladas (Fröebel, Montessori, Decroly). • La organización de los grupos etarios ha de corresponderse en secciones de un año (Agazzi). • Los locales de los niños y las niñas deben reunir requisitos especiales de higiene y buena iluminación, ventilación, calefacción, etc. (Agazzi). • Ha de existir una proporción de espacio en metros cuadrados por niño, tanto en el interior como en el exterior (Agazzi). • El ambiente de los niños y niñas ha de estar especialmente estructurado (Montessori). • El mobiliario ha de ser claro, transportable, ligero y ha de corresponderse con la estatura y la fuerza de los niños (Montessori). • El ambiente externo ha de tener al menos terraza, un jardín y una pequeña huerta (Montessori). • La institución infantil ha de posibilitar el contacto directo con la naturaleza y tener una huerta, jardín, un rincón de animales (Decroly). Estos son solo algunos planteamientos de los clásicos respecto a la organización de la vida de los niños, el ambiente físico, el mobiliario, etc. En realidad los aportes más significativos y vigentes se encuentran en el proyecto curricular, pero resulta interesante comprobar que también en la dirección y organización del centro infantil, señalaron cuestiones que muchas de ellas mantienen significación actual. La posibilidad de hacer una construcción específica para un centro infantil posibilita dos aspectos importantes: 1. Garantizar que la construcción y su consecuente organización responda a las particularidades y necesidades de los niños y niñas de estas edades. 2. Permitir la normación de los lineamientos de dirección, organización, regulación, control y gestión del centro infantil. Esto último es particularmente importante para los centros infantiles de subordinación estatal, pues permite hacer homogéneo al sistema educativo en el sentido organizativo, lo cual tiene implicaciones económicas relevantes. En el caso de los centros de iniciativa privada, que en algunos países tienen poco control estatal de su gestión, la normación es irrelevante, puesto que, son pocos los casos en que exista un particular que posea un número considerable de centros, ya que generalmente solo les pertenece un centro o dos.
  • 7. No obstante, en determinados lugares existen organizaciones no gubernamentales o empresas privadas grandes que tiene un buen número de centros infantiles bajo su jurisdicción, y a los que también interesa las posibilidades de normación. Si bien la institución de iniciativa privada no forma parte de una normación estatal, sí requiere decididamente de un proyecto normativo específico, que establezca, al igual que ha de hacerse con las casas adaptadas como centros infantiles y que pertenecen al sector estatal, las regulaciones y particularidades de su organización particular. El proyecto de organización del centro infantil constituye la definición del centro desde el punto de vista constructivo y organizativo, e incluye lo correspondiente a la descripción del inmueble, el uso de las distintas dependencias, la organización y estructura de los grupos etarios, la plantilla del personal y su distribución, la capacidad y matrícula por salón y de todo el centro infantil, etc., de acuerdo con las disposiciones legales vigentes o establecidas por las instancias de educación. Este proyecto de organización se norma para las instituciones estatales, que han de seguir en términos generales los lineamientos organizativos establecidos, y que suelen especificarse en diversos documentos normativos, lo que hace que todos los centros infantiles que pertenecen a una determinada comunidad educativa “se parezcan”, tanto en lo concerniente a su construcción, como a su organización. Las casas que se adaptan, bien sean de iniciativa privada o estatales, son diferentes, y requieren entonces de un proyecto de organización propio, porque son imposibles de ubicarlas en una normación general, y requieren un estudio particular de cada inmueble. Tanto en uno como en otro caso, el proyecto curricular define las particularidades del centro infantil, que desde el punto de vista organizativo, se supedita al mismo para que, no importa el tipo de construcción, responda teórica y metodológicamente a su modelo. La definición de la estructura del centro infantil tiene que ver con variados aspectos, que han de responder a tres cuestiones fundamentales: 1º. Que esta estructura se corresponda funcionalmente con las particularidades y necesidades de los niños y niñas de estas edades. 2º. Que la misma se corresponda funcionalmente con las particularidades de la organización del proceso educativo. 3º. Que se corresponda funcionalmente con las particularidades de la dirección, organización y funcionamiento del centro infantil.
  • 8. El orden de estos factores es determinante: Lo primero es el niño y la niña, de esto se deriva lo que hay que hacer en el proceso educativo, y consecuentemente, como hay que dirigir y organizar el centro para poder cumplimentar los dos fundamentos previos. Así, se plantea un axioma fundamental de la estructura y organización del centro infantil: la organización del centro infantil constituye un problema pedagógico. Esto implica lo señalado anteriormente, con respecto a la prioridad de los factores mencionados. De esta manera, todo el centro infantil debe responder a la satisfacción de las necesidades y requerimientos de los niños y niñas de esta edad, el régimen de vida de los niños y niñas determina la distribución del personal y no a la inversa, la preparación y capacitación del personal docente ha de realizarse en un período donde no afecte la atención de los pequeños, entre tantas cosas a considerar. La propia construcción ha de seguir este pronunciamiento, y la misma no puede estar ajena a lo que se requiere para la edad. Construir un centro infantil no es solamente una tarea de arquitectos y diseñadores, sino que requiere del concurso de especialistas que tienen un rol incluso más importante: el psicólogo, el pedagogo, el médico, el fisiólogo, el dietista, entre otros, que son los que dominan las particularidades, necesidades y condiciones que requieren los niños y niñas de estas edades para su más adecuado desarrollo. Por lo tanto, los criterios de diseño y constructivos, si bien son muy importantes, han de supeditarse a los técnicos educacionales y médicos. En realidad, la construcción de un centro infantil requiere del concurso de todos estos profesionales, en los que cada uno aporta lo que considera mejor para garantizar el más apropiado desarrollo de los niños y niñas, llegando a acuerdos que posibiliten la más eficiente funcionalidad del mismo. En Cuba, en el año 1974, se normaron los proyectos típicos para los centros infantiles, y fue necesario crear una comisión responsabilizada con esta tarea, la cual contó, además de los especialistas anteriormente señalados, con antropometristas, trabajadoras sociales, ingenieros, entre otros. De todo este trabajo conjunto se elaboró el primer proyecto normativo del círculo infantil, y a partir de ese momento en dicho país se determinó no hacer más centros infantiles en casas adaptadas, sino en construcciones ad hoc, y que fueron establecidas por el proyecto de referencia. Algunas de las investigaciones que fueron necesarias realizar para este propósito, serán referidas en el transcurso del módulo, ahora
  • 9. solamente señalaremos dos ejemplos en los que se expresan de manera fehaciente los criterios anteriormente destacados. Con anterioridad se refirió el análisis de la realización del proceso de la alimentación en los salones de los grupos preferentemente a hacerlo en un comedor central, lo cual fue determinado por los resultados de la investigación dirigida por F. Martínez. Para poder propiciar el servicio de alimentación en los salones, es necesario que los alimentos se sitúen en un carro - termo, que debe deslizarse por los pasillos del centro infantil sin encontrar obstáculos de ninguna clase, sobre todo en los centros de amplias dimensiones, como suelen ser los de subordinación estatal. Si el centro es de dos plantas, tiene que garantizarse la existencia de un pequeño elevador solo para el traslado de alimentos, que son depositados en un carro - termo ubicado en esa planta, para ser servidos en cada salón por el personal manipulador de alimentos. Como se observa, el diseño arquitectónico del centro infantil tiene que contemplar que la estructura del inmueble posibilite la realización de esta acción. Un segundo ejemplo es bien representativo. Cada salón del centro infantil ha de responder a las particularidades específicas de la edad de los niños y niñas que lo ocupan, de su nivel de desarrollo. Así, la sala del segundo año de vida, que acomoda a niños de 12 a l8 meses, que tienen dos períodos de sueño diurno, es la misma de la de 18 a 24 meses, que tienen un solo período. Esto implica que el salón ha de tener una solución de tipo constructivo que posibilite que, mientras los más pequeñitos duermen, los otros mayorcitos que están en vigilia realicen su actividad sin perturbar el sueño de los otros. A su vez, como estos niños no controlan bien todavía sus esfínteres, el baño debe imprescindiblemente estar dentro del salón, con un fácil acceso, y tener inodoros reducidos en tamaño, para permitir su uso por los niños y niñas sin riesgo de accidente. A su vez, se requiere que el área exterior esté inmediata al salón, y sin obstáculos (escalones, desniveles, etc.), con gran amplitud, pues estos niños y niñas acaban de descubrir la marcha independiente y requieren de mucho movimiento, lo que siempre se debe posibilitar, si bien hay que tomar medidas para delimitar el área, aunque sin uso de cercas, pues estos niños y niñas son grandes caminadores y si no se vigilan, se escapan y deambulan por todo el centro infantil. Por supuesto, el salón del segundo año siempre ha de estar en la planta baja cuando se trate de un centro biplanta, porque estos pequeños aún no tienen un desarrollo motor como para poder subir fácilmente escaleras, ni pueden tampoco las educadoras y el personal auxiliar estar cargando a todos cada vez que subieran o bajaran de un piso a otro.
  • 10. Sin embargo, si se observa al grupo del sexto año de vida, se destaca que el aula puede estar en la segunda planta, que el baño no tiene porqué estar dentro del salón, y que el área exterior de juego puede ubicarse al otro extremo del centro infantil, si así fuera necesario. De esta manera, las particularidades del desarrollo de los niños y las niñas determinan las condiciones constructivas del centro infantil. Y así en cada uno de los aspectos que conciernen al trabajo educativo que se realiza en la institución, en cada una de las actividades y procesos de satisfacción de necesidades básicas, en cada faceta del trabajo que demanda el proyecto educativo o el curricular, se requiere una solución constructiva o de diseño, que debe ser considerada al crear un centro infantil. Antes de entrar en las particularidades de como el proyecto educativo del centro infantil concibe sus distintas dependencias generales, se hace necesario especificar algunas cuestiones respecto a la determinación de la capacidad del mismo, y de su mejor aprovechamiento, lo cual es muy importante en los centros de subordinación estatal, si bien también lo es para los de la iniciativa privada. 2.1.3 La capacidad del centro infantil. La determinación de la capacidad de un centro infantil es un asunto de extrema importancia para el estado de salud general de los niños y las niñas, y para su bienestar emocional. La higiene escolar regula el número de niños que pueden simultáneamente convivir en un grupo, de acuerdo con el espacio existente y la posibilidad de satisfacción de las necesidades básicas de los niños. Esto nos lleva al concepto de superficie vital. Por superficie vital ha de entenderse todo el espacio que el niño y la niña requieren para desplegar su actividad vital sin interferencias y sin perjuicio a su salud. En el caso del centro infantil la superficie vital comprende no solamente el salón, sino también las áreas exteriores, los pasillos, las áreas comunes, y todo aquel espacio en que los niños y las niñas pueden convivir, jugar, intercambiar, caminar, etc. Las dependencias administrativas, los locales de la cocina y la lavandería, etc., no constituyen espacios de la superficie vital, porque teóricamente el niño y la niña no han de estar o realizar ninguna actividad habitual en dichos lugares. Las normas internacionales más modernas, señalan que a cada niño en el centro infantil le corresponden dos y medio metros cuadrados
  • 11. de superficie vital, lo cual sirve de índice para calcular la capacidad general del centro y de cada salón en particular, la cual generalmente las determinan, o deben determinarlo, las instancias de salud pública. La normación permite uniformar la superficie vital, así como reglamentar la capacidad de los salones del centro infantil, y así habrá centros de 80, 100, 120 o 180 niños, por nombrar algunas, y los proyectos constructivos pueden entonces hacerse relativamente homogéneos. En las casas adaptadas se hace indispensable hacer un estudio profundo de su superficie vital, para poder determinar su capacidad. Con una cierta frecuencia, en particular en los centros de iniciativa privada, estos elementos son desconocidos, y la capacidad se determina de manera arbitraria y por una lógica de base empírica, lo que hace que con asiduidad existan problemas organizativos y se afecte el estado de salud de los niños y las niñas, en particular cuando no se solicitan los criterios de las instancias públicas de la salud, y se hace a veces por una persona que ni siquiera es educador. Lo más interesante de todo esto es que los clásicos de la educación infantil, expresaron su inquietud en este sentido, algo que algunos en la actualidad parecen haber olvidado. Así, por ejemplo, Fröebel planteó que en el Kindergarten en su sala de juegos debía corresponderle a cada niño o niña 0,66 metro cuadrado. Las hermanas Agazzi refirieron que el espacio cubierto del centro debía tener al menos 4 metros cuadrados, y l0 en el espacio abierto, incluyendo el jardín. Que estas cifras no se ajusten apropiadamente a los criterios actuales, en nada demerita la lucidez de estos planteamientos. El sobrepasar la capacidad de los centros, y específicamente del salón, puede conducir al hacinamiento, el cual resulta en extremo perjudicial para el estado de salud y emocional de los niños y las niñas, en especial en los grupos de edad temprana, del primero al tercer años de vida, es decir, del nacimiento hasta los tres años. En los grupos mayores también resulta muy negativo, pero en alguna medida estos niños y niñas se saben “defender”, y buscan posibilidades de acción que los más pequeños no pueden, ni saben, como resolverlas. En resumen, la capacidad de un centro infantil es un asunto bien serio a considerar dentro de su proyecto educativo, y no puede ser determinada por alguien improvisado, sino bajo un profundo conocimiento de la edad y de las implicaciones que la misma tiene para su estado de salud y desarrollo general. Un segundo aspecto a considerar dentro de la capacidad de un centro infantil se refiere al aprovechamiento de esta capacidad, a la no subutilización de la capacidad instalada, lo cual constituye un
  • 12. problema social, puesto que, hacer funcionar un centro por debajo de sus posibilidades de atención, se convierte en una situación seria para una institución que presta un servicio a la comunidad. Existen fórmulas para valorar el índice de utilización de un centro infantil, las cuales son muy útiles para su análisis económico y social. Una de ellas es la relación existente entre la capacidad y la matrícula, y que se expresa por la fórmula: M/C X 100 Este índice nos revela cuanto por encima de la capacidad establecida es posible tener de matrícula, para no exceder el límite aconsejable. Si un centro infantil tiene una capacidad de 80 niños, y su matrícula coincide con esta capacidad, lo más probable es que se esté subutilizando dicha capacidad, pues no todos los niños asisten todos los días, por los más diversos motivos: enfermedad, condiciones climáticas, vacaciones de los padres, causas fortuitas, etc. El límite más aconsejable suele estar entre un 15 a un 20% de matricula por encima de la capacidad, para de esta manera posibilitar alrededor de un 100% de sus posibilidades. Por supuesto, la variación etaria es importante, y los grupos mayores, que suelen no faltar, han de tener una matrícula por encima mucho más reducida que los grupos de edad temprana, en particular el primer año de vida, que suele inasistir con frecuencia, por su fragilidad y por la preocupación de los padres, que cualquier motivo suelen no llevarlos al centro infantil. Por supuesto, hay que prever que la matrícula tampoco sea excesiva para garantizar el aprovechamiento de la capacidad, el problema entonces no radica en aumentar el número de niños, sino en trabajar con los padres para garantizar la asistencia. Otra fórmula importante es la que relaciona la capacidad y la asistencia, que se expresa mediante: A/C X 100 Esta proposición nos indica realmente cual es el aprovechamiento de la capacidad instalada. Siguiendo el ejemplo anterior, si hay un centro infantil que tiene una capacidad de 80 niños, y solamente le asisten diariamente alrededor de 60-65 niños, tendrá un aprovechamiento de la capacidad de un 75 a un 82% en números redondos, lo cual es bajo y significa que hay una subutilización de la capacidad instalada. El rango aceptable de utilización de la capacidad nunca ha de ser menos de un 85%, empezando a considerarse como bueno cuando
  • 13. supera el 90% o más. De nuevo incrementar la matrícula no es la solución para resolver el problema del aprovechamiento, sino trabajar con los padres para resolver esta situación. La última proporción a considerar es la relación que existe entre la asistencia y la matrícula, y que nos da un índice de como se comporta cualitativamente el problema de la asistencia al centro infantil, y que se expresa mediante: A/M X 100 Considerando el ejemplo anterior, si el centro infantil de capacidad 80, tiene una matrícula aconsejable de un 20% mas, es decir, 96 niños, y le asisten solamente 60-65 diariamente, tiene entonces un indicador del 70 al 75%, lo cual también es bajo, y requiere de un trabajo consistente con los padres para superar esta deficiencia. El rango de este indicador siempre ha de superar el 80% para valorarse como bueno. Estos tres indicadores se manejan interrelacionados, y nos revelan la efectividad del centro como institución social, y la medida en la que funciona a su más conveniente nivel. Por lo general estos indicadores también tienen una valoración económica importante, y sirven para muchas decisiones de dirección. En los centros de iniciativa privada el análisis de estos indicadores también resulta de consideración relevante, porque en cierta medida reflejan si el centro es costeable o no, si se está excediendo lo técnicamente aconsejable, si hay una apropiada distribución del tiempo de trabajo del personal, entre otros aspectos a valorar. Un último aspecto a considerar en cuanto a la capacidad de un centro infantil es básico no pasar por alto, y conduce por lo general a dos importantes preguntas: • ¿A cuanto debe ascender la capacidad máxima de una institución para los niños de estas edades? • ¿Cuál debe ser el rango máximo de capacidad de un salón para estos niños y niñas? La capacidad máxima de un centro infantil está relacionada con muchos factores técnicos, y no solamente los constructivos y materiales, entre ellos se encuentran: • La superficie vital, como ya se ha señalado. • Condiciones materiales que respondan adecuadamente a las necesidades del trabajo educativo. • La disponibilidad del personal, y la apropiada proporción de este con respecto al número de niños y niñas.
  • 14. El nivel técnico de las educadoras y auxiliares pedagógicos. • Las particularidades socioculturales de la comunidad en que se encuentre enclavado el centro. Estos son solamente algunos de estos factores, que de conjunto determinan la capacidad óptima que se puede asumir dadas las condiciones existentes. No obstante, las propias particularidades de la edad, y la función social que ha de cumplir el centro, son elementos que es necesario conjugar en esta valoración El centro infantil desde sus inicios se concibió para grupos pequeños, que permitieran una interrelación estrecha entre los niños y niñas y los adultos que los educan. Es decir, más que el ambiente físico, la preocupación radica en el ambiente humano, el cual puede ser seriamente afectado cuando existen grupos etarios excesivamente numerosos. Fröebel preconizaba que los grupos debían ser de l5 o 20 niños, con una alta proporción de “jardineras”, las Agazzi, que trabajaban con niños de clases desfavorecidas señalaban la posibilidad de 30 niños para una institutriz y una niñera, además de la cocinera, Decroly planteaba que no debían exceder de 20 a 25 niños y niñas, Montessori señaló grupos heterogéneos (de varias edades) también pequeños como el modelo froebeliano. Esto nos lleva a plantear que la educación inicial siempre se ha concebido para instituciones relativamente pequeñas, que permitan una interacción directa y estrecha del personal educador con los niños y niñas, y la posibilidad de un tratamiento individualizado. Pero la realidad social impone necesidades, y se hace preciso conjugar unos y otras posibilidades. Un estudio general de los diferentes proyectos educativos en varios países parece indicar que la capacidad máxima de un grupo de niños y niñas en estas edades no debe exceder de 30, lo cual, por supuesto, está estrechamente relacionado con la proporción del personal educativo que puede atenderlos. Si se considera que, en muchos proyectos educativos los grupos etarios se organizan por años de vida, lo cual significa seis de estos grupos, el máximo de capacidad entonces sería de 180 niños para todo el centro infantil, cifra que parece ser el límite para este tipo de institución. La experiencia ha demostrado que, cuando se excede esta capacidad, el centro infantil comienza a tener problemas en su organización y desarrollo del trabajo educativo, que no se resuelve con el incremento del personal. El problema radica en que el niño y la niña de estas edades tienen características y necesidades que requieren de
  • 15. una acción técnica individualizada, con un contacto afectivo estrecho y directo, que en los conglomerados grandes suele fácilmente perderse. La proporción entre el número de niños y niñas y el personal educativo que puede atenderlos, es un tema que ha de ser tratado en este módulo cuando se analice la organización y distribución del personal en el centro infantil. 2.1.3 El diseño y el ambiente del centro infantil. El ambiente del centro infantil se puede considerar desde dos puntos de vista: 1º. El ambiente humano, fundamentalmente dado por la relación entre los niños y las niñas y los adultos que los atienden y educan. 2º. El ambiente físico, que se relaciona directamente con la organización, distribución y funcionamiento de los factores materiales, principalmente el espacio. El ambiente humano constituyó siempre la principal preocupación de aquellos que promovieron la educación de los niños de las primeras edades en una institución infantil, de manera mucho más acentuada que otros aspectos del ambiente. En este sentido Fröebel llegó a plantear que el medio físico no es lo más fundamental, sino lo que se produce a partir de ese ambiente, y explica en cierta forma el porqué las alusiones de Fröebel a las particularidades de como organizar el ambiente físico sean realmente escasas en su obra. Para Fröebel lo principal era el ambiente humano, por ser el centro infantil un lugar eminentemente formativo, más que de simple atención al cuidado del niño y la niña. En este sentido más general no hay nada que oponer al criterio froebeliano, al plantear de que no es condición suficiente el tener buenas condiciones materiales, si no existe una apropiada interrelación humana entre los niños y niñas y sus educadores, si no hay una atmósfera comprensiva, un trato personalizado, un medio estimulante. Es bien conocida la experiencia de R. Spitz en su estudio de la separación materna de los niños y niñas que ingresan a instituciones, que encontró serias deficiencias físicas e intelectuales en dichos niños, a pesar de que las condiciones materiales de atención eran óptimas. El trato mecánico e impersonal de quienes los atendían, unido a criterios desacertados desde el punto de vista técnico, fueron factores relevantes para el cuadro encontrado por el psicoanalista francés en sus estudios en tales instituciones.
  • 16. Por lo tanto, ambiente físico y ambiente humano positivos son indispensables en la formación y educación de los niños y niñas en el centro infantil. Estos dos aspectos están determinados por el proyecto curricular y el proyecto educativo, y se conjugan para determinar lo que se conoce como el clima emocional y educativo del centro infantil. El clima emocional del círculo infantil puede definirse como el resultado de la unidad dialéctica de los factores humanos y ambientales, que determina la consecución de una atmósfera en el centro infantil, propicia para un sano desarrollo de la personalidad de los niños y niñas, su bienestar psicológico, y estimuladora del proceso de apropiación cognoscitiva que se da como resultado del trabajo educativo. Los factores componentes del clima emocional son: CLIMA EMOCIONAL DEL CENTRO INFANTIL Como se destaca en el cuadro anterior, el clima emocional del centro infantil tiene que ver con diversos factores: ambientales o del
  • 17. medio circundante, organizativos, psicológicos y pedagógicos, sociales, cuya acción de conjunto determina que el mismo tenga una atmósfera propicia para la labor educativa y para la estancia feliz de los niños y niñas. En el presente módulo se han de analizar variados aspectos que tienen que ver de manera estrecha con el clima emocional, directa o indirectamente, y que poseen una importante significación para el funcionamiento de la institución. El diseño del centro infantil y su concepción arquitectónica ha de corresponder con lo que es recomendable desde el punto de vista psicológico - pedagógico y organizativo, para promover su mejor funcionamiento y de la labor educativa que se realiza. Con cierta frecuencia se tiende a restarle importancia al diseño del centro infantil, o que las soluciones organizativas han de resolver las dificultades que pudieran presentarse por motivos de la estructura de la instalación. Si bien es valedero que lo básico son las acciones de tipo organizativo, no es menos cierto que los factores de diseño pueden causar serios problemas cuando no se ajustan a lo técnicamente aconsejable para el proceso educativo. Un ejemplo de esto es el tema anteriormente tratado del comedor centralizado. Este diseño ha de responder, como se ha dicho anteriormente a tres factores: 1. Los referentes a las particularidades y necesidades de los niños y niñas. 2. Los concernientes a la realización del trabajo educativo 3. Los relacionados con la dirección y organización del centro infantil. Por lo general, el mejor tipo de instalación para un centro infantil es la de una sola planta, pues esto no solo favorece la actividad de los niños, sino también la función de control y regulación de la actividad general del centro, además de facilitar la labor y el esfuerzo corporal del personal docente y de dirección. En este sentido, son interesantes los datos aportados por una investigación realizada por F. Martínez y S. León, que con vista a la normación del proyecto para la construcción de los círculos infantiles en Cuba, requirió el estudio del puesto de trabajo de la directora del centro. Entre los datos más resaltantes se destacó el hecho de que el 33% de su horario laboral la misma estaba de pie observando el trabajo, o caminando por las distintas dependencias, y que caminaba alrededor de unos l0 kilómetros diarios, esfuerzo corporal que se
  • 18. agudizaba en los centros que tenían dos plantas, por la frecuencia con que debía al día de subir y bajar escaleras. Estos datos determinaron consideraciones para concebir que los centros preferentemente fueran de una sola planta, lo que significó la disminución de la fatiga y posibilidad de un mejor trabajo en su jornada laboral. Pero en ocasiones, por falta de espacio, o por solo contar con una instalación de este tipo, no queda otro remedio que tener el centro con dos pisos, lo que implica una labor organizativa mucho más compleja para poder satisfacer los requerimientos necesarios. El diseño ha de posibilitar varios aspectos organizativos fundamentales: • Que el centro infantil cuente con todas las dependencias indispensables para su funcionamiento óptimo. • Que exista una separación entre las áreas de actividad de los niños, las áreas administrativas y de servicios. • Que los locales administrativos (dirección, oficina, etc.) estén en una zona de fácil acceso a los padres de familia y otras personas, sin que sea necesario atravesar las zonas dedicadas al juego y actividad de los niños. • Que las zonas de servicio (lavandería, cocina, almacén, etc.) estén delimitadas y no permitan el acceso libre de los niños y las niñas. • Que exista la posibilidad de fácil control visual de las zonas de los niños y las niñas y de acceso al centro, por parte del personal de dirección. • Que el acceso al centro desde el exterior pueda ser controlado de manera eficiente sin tener que desviar la atención de otras tareas. • Que se pueda brindar un nivel adecuado de atención sin que ello requiera un incremento de personal. Estos son algunos de lineamientos básicos para el diseño del centro, y que organizativamente se facilitan más cuando el centro infantil es de una sola planta. En algunos casos excepcionales, por circunstancias fundamentalmente de espacio, se construyen centros infantiles de tres plantas, o la casa de que se dispone tiene esas condiciones. Obviamente la labor organizativa aquí es mucho más complicada, y exige un mayor esfuerzo físico y mental por parte del personal. De ahí que no sea recomendable hacerlo, aunque de no quedar otra posibilidad, se requiere la elaboración de un proyecto de organización bien pensado y comprobado.
  • 19. Las áreas exteriores del centro infantil tienen una relación significativa con el diseño, por lo que merecen un estudio particular. Dadas las particularidades del desarrollo de los niños y niñas de estas edades, la permanencia de estos en las áreas exteriores ha de facilitarse en la mayor medida, pues es en relación directa con el medio circundante, con el sol, las plantas, el aire natural, que encuentran las mejores condiciones para su actividad y su bienestar emocional. El proyecto curricular ha de contemplar que la mayoría de las actividades de los niños y las niñas transcurran en las áreas exteriores, y que las salas solo sean utilizadas para aquellas actividades que requieran condiciones específicas y para la satisfacción de los procesos de necesidades básicas, como la alimentación o el sueño. El proyecto educativo, y dentro de éste, el diseño del centro, ha de posibilitar la existencia de amplias áreas exteriores, con fácil acceso por parte de los niños, y sin riesgos potenciales de accidentes. No obstante, con harta frecuencia se observan centros que, aún teniendo las posibilidades de contar con áreas exteriores, estas son insuficientemente utilizadas, transcurriendo la vida diaria de los niños y las niñas dentro de la sala. Esto no es solo una mala decisión educativa, sino a la vez en contra de la salud de los niños. De no existir áreas exteriores que faciliten la actividad de los niños, el proyecto educativo ha de contemplar la posibilidad de que, dentro de la instalación, existan lugares, como pasillos amplios, terrazas, etc., que realicen la misma función. Por lo tanto, se requieren soluciones de diseño u organizativas cuando el centro infantil carece de aquellas. Esto a su vez, también tiene que ser considerado en el proyecto educativo del centro, aunque cuente con áreas exteriores, para aquellas situaciones climáticas o ambientales que requieren la permanencia de los niños en el espacio interior. De acuerdo con el proyecto curricular esta área exterior puede estar o no estar estructurada por zonas, atendiendo a diversos criterios. Estas zonas pueden ser: • Área libre, generalmente con césped o parcialmente cementada, para la actividad independiente grupal e individual, y que permite fácilmente el desarrollo de la actividad motriz. • Área de ubicación de elementos y equipos estructurados de juego, como columpios, toboganes, deslizaderas, tiovivos, y de la actividad física gruesa, como son escaleras, colgaderas, neumáticos coloreados, y de
  • 20. construcciones para la actividad de los niños, como laberintos, casas de muñecas, etc. Estos tres tipos de elementos pueden o no situarse en una misma zona, lo cual depende de variados criterios. • Áreas de agua y arena, para los juegos de este tipo. • Áreas para la realización de los juegos de roles y dramatizados, que pueden o no, de acuerdo con el modelo curricular, ser estables o cambiantes. • Área del huerto del centro infantil, la cual puede o no tener anexa un área para el cuidado de animales. • Área propiamente de jardín, con fines de ornato, o en algunos casos, para delimitar unas zonas de otras. La realización de las distintas actividades del centro infantil pueden requerir la existencia de áreas para las labores de servicio, como son las de la lavandería, las de la cocina, las de suministro de recursos materiales, etc., que también suelen ubicarse en el exterior. En este caso, han de estar delimitadas y sin posibilidad de acceso directo por parte de los niños. Las áreas exteriores de los niños han de ser estimulantes y propicias para su actividad, y contar con los recursos indispensables para garantizar este propósito. Ello no requiere de implementos sofisticados ni industrialmente elaborados, y con muchos recursos, desechos y materiales reciclables, como troncos, sogas, neumáticos viejos, cajones, partes de vehículos, entre otros tantos, pueden diversificarse las opciones de juego para los niños y las niñas. En aquellos centros infantiles cuyas condiciones lo permitan, incluso los procesos de satisfacción de necesidades básicas como la alimentación y la siesta, pueden ser realizados en el área exterior, para lo cual solo basta con tomar algunas medidas organizativas simples para garantizar su eficiente realización. Existen centros, especialmente en los países cálidos, que tienen una alberca o piscina en el área exterior, para la realización de las actividades de natación de los niños y las niñas, la cual ha de estar convenientemente delimitada para impedir que algún menor deambule solo por la misma. El proyecto curricular ha de considerar las posibilidades de llevar a cabo este tipo de actividad tan beneficiosa para los pequeños, la cual ha de organizarse de manera conveniente. Finalmente, no es de olvidar la higiene que ha de primar en las áreas exteriores, las cuales deben mantenerse limpias y libres de objetos inservibles, así como de diversos peligros potenciales de riesgo de accidente, tales como latas cortantes, desniveles bruscos, conductos
  • 21. eléctricos no protegidos, fosas o pozos no delimitados, acceso a zonas de servicio, cercas en mal estado, entre otros tantos. 2.1.5 Las dependencias generales del centro infantil. Dentro del diseño de la institución infantil la estructuración y organización de sus dependencias generales revisten particular importancia, pues de ello depende el funcionamiento del centro como una institución social. Por lo general, estas dependencias constituyen la parte más estable de su proceso de organización, pues no suelen variar en relación con su modelo curricular. En este sentido, independientemente de que la organización del proceso educativo pueda responder a un modelo dado, el centro infantil como tal es una institución de servicio que brinda una atención social, y que requiere de diversas dependencias para su eficaz funcionamiento. En la descripción y análisis de estas dependencias, se parte del criterio de considerar un centro infantil grande, con una capacidad aproximada de 180 niños, y que cuenta con todos los grupos etarios, desde los niños lactantes hasta el grupo preparatorio para la escuela y que, por lo tanto, requiere la mayor plantilla de personal. Estos centros suelen ser los de subordinación estatal, aunque existen centros de la iniciativa privada que son tan grandes como estos. Pero, la generalidad es que los centros particulares tienden a ser mucho más pequeños que los de subordinación estatal, y en este caso no tienen todas las dependencias de aquellos. Pero, tanto para uno como para otro, existen principios en cuanto al diseño y organización de las dependencias, que son comunes a ambos tipos de institución. En términos generales, las dependencias del centro infantil se pueden agrupar en tres zonas básicas: • La zona docente - administrativa y de salud. • La zona de servicios. • La zona de actividad de los niños y las niñas. A estas zonas pueden agregarse otras dependencias que pueden tener un carácter no habitual, como puede ser un local de experimentación, un gabinete dental, un salón de reuniones de la comunidad, etc., y que se relacionan con las propias particularidades de la comunidad educativa, pero que no suelen formar parte de la mayoría de los proyectos educativos, por lo que no serán objeto de estudio en este módulo.
  • 22. La zona docente - administrativa y de salud comprende las oficinas de dirección y administración, el gabinete metodológico y el consultorio médico. • Las oficinas de dirección y administración. Estas dos dependencias, que tienen una labor estrechamente interrelacionada, pueden estar ubicadas en un mismo local, o en dos distintos. Generalmente, cuando por la pequeñez del centro infantil no se facilita, ambas se ubican en un único local, lo cual también sucede cuando las dos funciones recaen en la directora del centro. La dirección centraliza toda la gestión y funcionamiento administrativo y pedagógico del centro, y constituye el lugar de reunión obligada para la discusión del plan de trabajo y con las personas que tienen que ver con el centro, ya sean padres de familia, funcionarios, etc. La ubicación en el diseño del centro infantil ha de posibilitar que la directora, desde su propia oficina, abarque la mayor parte de la actividad del centro mediante la simple observación visual, lo que posibilita una regulación más eficiente del trabajo y con menor esfuerzo físico. Es por ello, que generalmente se ubica lo más próximo posible al hall de entrada del centro infantil, lo cual sirve, además, para el control del acceso al mismo desde el exterior. La dirección puede o no tener un local anexo para pequeñas reuniones de trabajo, o para entrevistar a los padres de familia en condiciones de total privacidad. La oficina de la administración, caso de estar separada, ha de ubicarse preferentemente anexa a la de la dirección, pues por el contenido del trabajo que ahí se realiza ha de intercambiar con frecuencia con el director del centro. En algunos países los centros grandes tienen un cargo para estas funciones, que suele denominarse administrador, subdirector administrativo o similar, y que tiene que ver con el control de los recursos, los aspectos administrativos del personal, la atención de las necesidades materiales de la institución, entre otras tareas. • El vestíbulo. Generalmente situado aledaño a la oficina de dirección, constituye la vía de acceso del exterior al centro infantil. Desde el momento que significa la entrada a la institución, ha de propiciar una favorable impresión de higiene, ornato y organización, por lo que resulta bien importante su atención.
  • 23. El vestíbulo es el lugar ideal para brindar información a los padres de familia, por lo que en el mismo ha de situarse un tablero donde puedan colocarse las diferentes comunicaciones: avisos de reuniones, consejos sobre la educación de los hijos, el reporte de la alimentación diaria de los niños y niñas, fotos de niños y actividades, entre tantos. En algunos centros suele colocarse un buzón para que los padres dejen por escrito cualquier solicitud, inquietud o sugerencia, así como un pequeño estante para libros y publicaciones sobre la educación de los niños de estas edades, asequibles y comprensibles, y que pueden consultar los padres de familia si tienen necesidad de permanecer durante un tiempo en la recepción. En algún que otro país se observa que en el vestíbulo se coloca un lugar de recibimiento de los niños, donde varios miembros del personal docente y del equipo técnico del centro, intercambian con los padres de familia, recogen las bolsas de ropa que los niños y niñas han de usar en el día, se ausculta u observa a los pequeños para detectar si están o no enfermos, se les brinda o recoge información a los adultos, etc. Esto obviamente causa retraso en la incorporación de los niños y niñas, lo que suele provocar aglomeraciones o filas de los padres y sus hijos, con sus consecuentes incomodidades, elevación del nivel de ruido, a veces discusiones, entre tantos otros factores negativos. La situación incluso se agudiza cuando, en lugar de ya pasar el padre o madre con sus hijos al interior del centro, se llama y espera a que venga un personal del grupo, por lo general una auxiliar, a “recoger” al niño o niña. Esto, además de complicar la organización en el vestíbulo, acarrea efectos negativos en el trabajo educativo, entre los que se señalan: • Al “entregar” al niño en el vestíbulo se da una ruptura del proceso educativo, pues los padres de familia no pueden interactuar directamente con el personal que atiende a sus hijos, lo que crea incomunicación y falta de relación afectiva entre todos los que intervienen en su educación. • Convierte al centro en una institución cerrada, en la que los padres de familia no tienen acceso directo a los lugares donde se desenvuelve la vida de sus hijos gran parte del día, ni al diálogo cotidiano con sus educadores. • Psicológicamente, hace del niño un “objeto”, que se entrega y recoge diariamente, y que le va creando en su mente la idea de que existe una separación entre su hogar y el lugar donde lo educan. El principal argumento que se esgrime aparte de las acciones administrativas que se realizan en este tipo de planificación del acceso de los niños y niñas, son los problemas de salud y la necesidad de su
  • 24. control médico diario para permitir la entrada de cada niño o niña, pero esto puede resolverse a través de otras vías organizativas que no impliquen esta negativa manera de actuar, lo que se ha de analizar en el siguiente acápite. • El consultorio médico. La atención de salud al centro infantil se brinda de tres maneras principales: a) No existe como tal, y el control médico se resuelve en las instancias de salud, funcionando la institución como simple receptora de las indicaciones que los diferentes facultativos envían mediante los padres de familia. b) El médico visita regularmente la unidad, haciendo los controles de salud establecidos para los niños y niñas, así como las acciones médicas previstas. Esto puede o no acompañarse de la labor de enfermería. c) El médico pertenece al staff del equipo técnico del centro infantil, a veces con la inclusión directa de una enfermera, que le apoya en su labor. Las dos últimas variantes implican la necesidad de tener en el centro un local destinado a estos fines, y que suele recibir diversos nombres: consultorio, enfermería, sala de control médico, entre otros. La labor del médico y la enfermera en la institución está regida por los más diversos reglamentos o indicaciones, los cuales serán descritos en este módulo en su acápite correspondiente. Ahora solo corresponde señalar que el local donde se realice esta actividad ha de ser un lugar ameno, bien iluminado y con apropiada ventilación, y donde los diferentes murales y promociones de salud que se ubiquen en las paredes deben ser sencillas, estéticamente agradables y no ser “impresionantes” para los niños y niñas. El consultorio suele ser un lugar cargado de ansiedad para los pequeños, que con frecuencia lo rechazan, por lo que el intercambio apropiado del personal de salud con los educadores del grupo, y de estos con los niños y niñas es fundamental para permitir un eficaz desarrollo de las acciones médicas. Este local - consultorio puede tener una zona interior delimitada para la atención de los niños y niñas que de súbito presentan síntomas de enfermedad, y que han de esperar a ser recogidos por los padres en un tiempo corto. Esta zona puede a su vez ser un pequeño local anexo, en el que se sitúen un par de camitas y un asiento para el adulto que temporalmente los cuida. La ambientación de este pequeño espacio
  • 25. debe ser bien amena, pues el pequeño se da cuenta que está enfermo y de que lo han situado en un lugar que ya de por sí le es preocupante. Un aspecto importante es el trato individual a cada niño o niña, evitando llevarlos en grupo, pues los que esperan se van intranquilizando con lo que observan le hacen a los que les preceden, en particular si esto implica acciones de vacunación o de otro tipo que suelen atemorizarlos. En el caso de existir un gabinete dental en el centro estas precauciones deben reforzarse, pues la acción del odontólogo es especialmente temida, no solo por los pequeños, sino incluso por los adultos, que de una forma u otra trasmiten sus aprehensiones a estos. El control médico de los niños y niñas en su acceso diario al centro puede resolverse mediante la enfermera, que ubicada convenientemente a la entrada puede mediante la palpación y la observación de signos en el menor, valorar su estado visible de salud, dentro de una situación favorable de recibimiento inicial. Esto supone el dominio por parte de la enfermera de técnicas para hacer este examen rápido y confiable. La experiencia cubana en el círculo infantil, que sigue este procedimiento, ha comprobado su validez, y evita así que la llegada al centro infantil resulte desagradable para los niños y las niñas. • El gabinete pedagógico. El gabinete pedagógico o metodológico es un local que sirve para la preparación diaria y periódica del personal técnico y docente del centro, al que se acude de acuerdo con el sistema organizativo establecido. Es un lugar de intercambio y reuniones técnicas, y de estudio individual de cada miembro del equipo. En este local suele también situarse la bibliografía de trabajo del personal, y la que corresponde al estudio y consulta, tales como libros, publicaciones diversas, resúmenes, así como también documentación relacionada con el proceso educativo. En los diversos anaqueles se sitúan, además, objetos y materiales didácticos, muestras de juguetes que se utilizan en la labor educativa, etc. En el gabinete hay con frecuencia un tablero o mural dirigido al personal docente y técnico para ubicación de avisos, consejos técnicos, materiales significativos, horario de las diferentes reuniones técnicas, y cualquier otra comunicación importante que se considere oportuno reflejar. Este local puede ser ubicado en cualquier zona del centro, salvo la de servicios, y se ha de procurar que reúna condiciones que posibiliten el silencio y el estudio de sus ocupantes transitorios. El gabinete no
  • 26. constituye un lugar de acceso de los niños y las niñas, por lo que hay que garantizar mantenerlo cerrado cuando no esté algún adulto trabajando en el mismo. La zona de servicios comprende variadas dependencias, entre las que se encuentran: • La cocina general. • La cocina dietética para la alimentación de los lactantes. • La lavandería y su zona de secado al exterior. • El comedor de empleados. • El baño y taquilla de empleados. • Las bodegas o almacenes: de víveres; de productos perecederos: tubérculos, vegetales, frutas; de productos no alimenticios (de uso general, de recursos y materiales). • Patio de servicios. • Dependencias varias (de carácter no habitual). La cocina general es una de las dependencias de servicio que tiene una organización más compleja, pues en ella se prepara la alimentación de los niños a partir del segundo año de vida y del personal. En aquellos centros infantiles de jornada completa funciona prácticamente durante todo el horario de trabajo, y algunas veces se le asigna un doble turno de su personal específico, lo que complica aún más su labor. Es en la cocina general, junto con la dietética de los lactantes, donde los lineamientos higiénico - sanitarios han de ser cumplidos con su más exquisita exigencia, pues su no seguimiento puede provocar que se sucedan diversos problemas: contaminación de alimentos, con su consecuente pérdida, accidentes diversos, etc. A su vez, ello puede traer como resultado que se produzcan intoxicaciones alimentarias en los niños y niñas, así como afectaciones en su estado de salud. El centro infantil ha de tener un reglamento higiénico - sanitario que norme, entre otras cosas, los procedimientos de higiene de la cocina general y la dietética, para evitar el desconocimiento o la introducción de criterios desacertados en su labor, el cual ha de ser de estudio constante del personal manipulador de alimentos. A su vez ha de tener igualmente un reglamento que establezca la forma de manipular y preparar los distintos alimentos, y el uso de procedimientos para su cocción y servido. Por supuesto, la existencia de un manual de dietas que señale los distintos menús a preparar para la alimentación de los niños, científicamente concebido para satisfacer todos los requerimientos nutricionales de los niños, es también de absoluta necesidad.
  • 27. Lo más importante de estos tres documentos es que regulan la labor de la alimentación y su realización, y que impiden que las cosas se hagan por libre criterio, los cuales pueden ser a veces muy apartados de lo técnicamente aconsejable. El hecho de que, cada vez que un alimento en su elaboración retrocede a una fase anterior de este proceso tiene grandes posibilidades de contaminarse, obliga en el diseño de la cocina a seguir el principio de la marcha adelante. Esto quiere decir que el alimento que empieza su proceso de preparación tiene que ir siempre hacia delante, sin volver atrás, hasta que sale listo para servir de la cocina. Desde este punto de vista la distribución de zonas en la cocina ha de seguir la siguiente ruta: • Área de preelaboración (generalmente situada en el exterior y anexa a la cocina). • Área de alimentos crudos. • Área de cocción. • Área de alimentos cocinados. • Área de servir. • Área de agua y leche. • Área de jugo. • Área de fregado. Obviamente, el diseño arquitectónico de la cocina ha de seguir esta ruta, para garantizar que el principio de la marcha adelante sea cumplido de manera eficiente. Por supuesto, cuando se trata de una casa adaptada esto es bastante difícil de poder ser habilitado de esta manera, si bien pueden hacerse algunas modificaciones estructurales que permitan en cierta medida cumplimentar el principio. La cocina general ha de estar aislada, tanto del comedor como de otras dependencias exteriores, lo cual generalmente se resuelve con el uso de mallas milimetradas en puertas y ventanas, que impidan el paso de vectores (moscas, roedores, etc.) y de factores climáticos adversos (polvo, corrientes de aire, entre otros). El acceso al comedor suele propiciarse mediante una pequeña ventana de vaivén en la que se sitúan los platos y bandejas que se utilizan para servir los alimentos, u otro medio semejante que posibilite igual función. Esto es particularmente importante en relación con el comedor de los adultos, que generalmente se ubica en un local anexo a la cocina general. En el caso de que exista el servicio de alimentación en los salones de los grupos, los depósitos del carro - termo han de ser llenados y tapados dentro de la cocina, y luego ubicados en el carro. Corresponde al personal manipulador de alimentos el servirlo en los
  • 28. distintos grupos, para lo cual ha de tomar las medidas higiénicas correspondientes. La organización del servicio de alimentación toma como base el horario de vida de los niños y niñas, y sobre esta base se planifican todas las acciones a realizar por el personal manipulador de alimentos, el técnico y el administrativo, desde la selección de los menús, el escogimiento y distribución de los comestibles, la preparación de los mismos, el tiempo de iniciar la cocción de cada uno de los distintos alimentos para garantizar sus condiciones órganolépticas, su servido, entre otras. Por esto, en la cocina ha de existir un mural en el que han de estar situados estos horarios de vida, el horario general de la cocina, así como otros avisos importantes, como es la relación de las intolerancias alimentarias de los niños y niñas en cada grupo, y su sustitución apropiada por otro tipo de alimento. Desde el punto de vista higiénico - sanitario el personal manipulador de alimentos (cocinero, ayudantes, etc.) ha de utilizar ropa blanca para sus funciones, así como tapabocas y gorras para la cabellera. El acceso a la cocina ha de estar limitado para el personal que no labora en la misma, y caso de necesidad de entrar, ha de usar bata sanitaria y los mismos aditamentos del utilizado en el local. La cocina dietética de lactantes, como su nombre indica se utiliza para la preparación de la alimentación y las fórmulas de leche de los niños del primer año de vida. Al igual que la cocina general ha de estar dividida por zonas, como son: • Área de cocción de alimentos. • Área de preparación de las fórmulas de leche. • Área de jugo. • Área de servir. • Área de fregado. Por lo general el local de esta cocina se ubica anexo a la sala de lactantes, comunicándose con esta mediante una pequeña ventana por la cual se trasladan los alimentos y se recolectan los platos y bandejas vacíos. En esta cocina, y aún con mayor rigor es necesario preservar su aislamiento y sus condiciones higiénico - sanitarias, por la vulnerabilidad de los niños y niñas a los cuales presta servicio. A pesar de estar destinada a un solo grupo, la organización de la cocina dietética es muy compleja, dado que los subgrupos de lactantes tienen diferentes horarios, y requieren de su alimentación a diferentes horas.
  • 29. Las mismas regulaciones vigentes para la cocina general se aplican a la dietética, en cuanto al acceso, higiene, vestuario del personal, etc. Generalmente existe una persona especializada para esta tarea, llamada pantrista o cocinera dietética, y en algunos lugares corresponde a la enfermera el preparar las fórmulas de leche, o comparte esta tarea con la pantrista. La lavandería y su zona exterior de secado de las ropas, se habilita en aquellos centros que brindan el servicio de proporcionar el vestuario a los niños y niñas durante el día, y también para toda la lencería que se utiliza en el centro infantil, en particular la de los lactantes, así como la de aseo de los grupos. Su organización requiere de diversos controles para la guarda y cuidado de todo este material, así como la designación de quienes y de que manera se intercambia y solicita dichas prendas de vestir y de uso diario de la institución. El diseño del centro infantil ha de contemplar que la lavandería y su zona anexa de secado se ubiquen separada de la zona de actividad de los niños y niñas, y que estos no tengan acceso directo a las mismas. El comedor de empleados se utiliza para todo el personal del centro, sea técnico, administrativo o de servicios, y por lo general, se ubica anexo al local de la cocina general para evitar el traslado de alimentos. Este local no requiere ser en extremo grande, pues organizativamente ha de preverse su uso escalonado por los adultos. Esto requiere de una correspondencia bien definida del horario de vida de los niños y niñas con el del personal, para evitar la falta de atención de los pequeños durante el período de la comida de dicho personal. El baño y taquilla de empleados ha de ubicarse en el área de servicios, e igualmente fuera del alcance de la actividad de los niños y niñas. Cada persona que trabaja en el centro infantil ha de tener su propio casillero, y las facilidades de higiene y vestido han de favorecer la privacidad de la misma. Es importante recordar que, sobre todo en los centros de jornada extendida, se hace necesario brindarle comodidades al personal, para evitar la fatiga y rechazo a la actividad que realiza, pues esto redunda en perjuicio de los niños y las niñas. Las bodegas o almacenes han de situarse preferentemente en el área de servicios, y su ubicación ha de depender de su función. Así, el local de los víveres y el de los productos perecederos (vegetales, frutos diversos, etc.) deben estar próximos o anexos a la cocina, para evitar el trasiego innecesario de productos por el centro. Los de productos no alimenticios, o el de recursos y materiales didácticos para las
  • 30. actividades pedagógicas pueden estar en la zona administrativa, pero nunca es aconsejable situarlos en el área de actividad de los niños. En todos los casos, e independientemente de los controles internos, estos locales han de situarse donde se posibilite fácilmente su control visual. El patio de servicios es un espacio para la ubicación de diferentes propósitos, como puede ser la caseta de basura y desperdicios, la de las instalaciones hidráulicas, la de guardar los instrumentos del jardinero, entre otros. A su vez este patio de servicios puede tener un acceso al exterior, para posibilitar la entrada de algún vehículo que regularmente traiga alimentos o útiles al centro infantil, por lo que el diseño arquitectónico del proyecto educativo ha de contemplar este multipropósito. En el centro infantil pueden existir dependencias varias que tengan una finalidad de servicio, y que pueden obedecer a situaciones propias de la labor de dicho centro, de su función, de las particularidades de la comunidad, etc. Por ejemplo, si el centro funciona como una unidad docente del servicio de alimentación, o si ejerce alguna labor social respecto a la comunidad en que está enclavado, es posible que sea necesario tener algún local dispuesto para ello, el cual ha de estar preferentemente en esta zona de servicios. Pero, si el centro cuenta con un cuarto de experimentación porque se realicen investigaciones con los niños y niñas, el mismo ha de estar en la zona de actividades de estos. De la misma manera si ejerce una función de centro docente para la formación de personal pedagógico, puede que sea necesario el tener un local de práctica docente, el cual puede situarse anexo a la zona de actividad de los pequeños, si bien el gabinete pedagógico puede igualmente ser utilizado con este propósito. La zona de actividades de los niños y las niñas es la más importante de todo el centro infantil, y a la que hay que organizar de la manera óptima. De como esta zona satisfaga sus necesidades e intereses va a depender en mucho el clima emocional del centro y el bienestar psicológico de los niños y niñas. Los componentes de esta zona son principalmente: Las áreas exteriores (que ya fueron analizadas en páginas anteriores). • Las salas o salones de los grupos. • Los salones – dormitorios. • La sala de actividades múltiples.
  • 31. Los vestidores. • Los baños y locales de aseo. • Los pasillos. Existen modelos curriculares, como el sistema Montessori, que establecen de manera definida como se ha de organizar la zona de actividades de los niños, en particular los salones de los grupos. No obstante, pueden establecerse principios y directivas generales de diseño y organización, que son comunes a muchos modelos curriculares, y en este sentido se ha de enfocar este análisis. Las salas o salones de los grupos de niños y niñas constituyen uno de los lugares principales de su actividad, algo que en ocasiones se lleva al extremo y donde prácticamente se convierte en el único, por la escasa utilización que se hace del área exterior que, como ya se dijo anteriormente, ha de constituir el centro de la actividad de los niños y las niñas, y donde debe transcurrir la mayor parte de su tiempo en el centro infantil. Por su importancia el salón del grupo ha de reunir las mejores condiciones de diseño y organizativas, para posibilitar el desarrollo más eficiente de las actividades que en el mismo se realizan. Un buen salón de grupo ha de considerar: • Estar diseñado para el grupo etario que le corresponde, pues en dependencia de la edad ha de variar su estructura, mobiliario, cromatismo, ventilación, insonorización, estética, etc. • Esté ubicado de manera tal que sea fácil su acceso, pero a su vez lo suficientemente aislado para no interferir con la actividad de los salones de los otros grupos. • Responda por su extensión a la capacidad adecuada que se le señala por el índice de superficie vital. • Permita su cambio y transformación para posibilitar las más disímiles actividades y procesos de satisfacción de necesidades básicas. • Carezca de peligros potenciales de riesgo de accidentes. • Se ajuste a las condiciones climáticas de localidad, tratando de que sea una sala abierta, que posibilite al niño y la niña observar lo que sucede en el exterior de la misma, con amplias ventanas bajas y puertas de fácil manejo por los pequeños. Por su estructura y organización los salones de grupos pueden ser de dos tipos:
  • 32. La sala de lactantes, o salón del grupo del primer año de vida (0 a 1 año). • Los salones de los demás grupos etarios, por años de vida o por ciclos. La sala de lactantes, por su especificidad requiere de un estudio organizativo particular, pues su labor es realmente compleja, dado que alberga pequeñitos que tienen cuatro horarios diferentes de vida: el de 0 a 3 meses, de 3 a 6 meses, de 6 a 9 meses, y los mayores, de 9 a 12 meses. Estructuralmente la sala ha de concebirse con un local principal de actividades, un salón - dormitorio, el local de baño y aseo, y una zona exterior de gateo y en ocasiones un vestidor. La sala de actividades ha de llevar su mobiliario específico, y es el único lugar donde los niños en el interior pueden caminar, por lo que no es necesario que los adultos se cubran los zapatos o utilicen zapatillas especiales. En esta sala ha de procurarse una pequeña zona delimitada para que los lactantes puedan gatear, cuando las condiciones climáticas impiden el uso del área de gateo exterior. Los requerimientos higiénico - sanitarios más científicos establecen que los niños de 0 a 1 año deben dormir en una cuna o camita, que tenga al menos 10 cm. de separación del piso, para evitar riesgo de contaminación. Sin embargo, en ocasiones se ven centros en los que los lactantes (y los niños y las niñas de los otros grupos) duermen en esterillas o colchonetas situadas en el suelo, y muchas veces en contacto corporal unos niños y otros, lo cual es muy propicio para la transmisión de enfermedades, en particular con estos menores tan pequeñitos. Las cunas o camitas han de situarse preferentemente en el local - dormitorio que posee la sala, distribuyéndose las mismas por rangos de edad, en los cuales los más chicos de 0-3 meses y 3-6 meses han de ubicarse en la zona más tranquila y callada, por pasar gran parte del día en el proceso del sueño. En la zona de gateo, tanto exterior como interior, se hace imprescindible por el adulto el uso de zapatillas o medias solo para esta zona, pues los lactantes ponen sus manos en el piso, y la suela de los zapatos puede trasmitir gérmenes diversos. En algunos centros infantiles existe anexo a la sala un pequeño local para amamantamiento por las madres de sus hijos, el cual ha de reunir condiciones de higiene y privacidad, a la vez que se le debe administrar a la madre una bata o delantal para evitar transmisión del polvo y otros agentes patógenos. Si la madre ha de lactar dentro del salón es
  • 33. imprescindible el uso de la bata sanitaria y el seguimiento de las indicaciones higiénico - sanitarias existentes para este grupo. El vestidor de lactantes también tiene condiciones específicas, una de las más importantes es que se prevea el evitar corrientes de aire, por lo que la mesa en la que se cambia al lactante debe situarse apropiadamente o ubicarle algún protector que impida la exposición directa del mismo a la intemperie. El salón de lactantes está concebido para los niños y niñas desde el nacimiento hasta que cumplen los doce meses. Esto obedece al curso evolutivo del desarrollo, que en esta etapa termina con la crisis del primer año de vida. En algún país se ha observado que los niños de 12 a 18 meses son aún considerados como lactantes, y su salón se organiza como una sala de este tipo, lo cual es un craso error técnico, que lleva como consecuencia un retraso en el desarrollo de estos niños y niñas, puesto que el programa también los valora como lactantes. El niño de 12 a l8 meses es un niño de edad temprana, con particularidades y necesidades diferentes al lactante, por lo que requiere condiciones programáticas y organizativas diferentes. Solo así se garantiza apropiadamente su desarrollo. La sala de lactantes tiene un gran número de disposiciones organizativas y de requisitos higiénico - sanitarios que es imposible relatar en el margen de este módulo, por lo que su ampliación puede hacerse consultando los reglamentos higiénico – sanitarios y de salud que existen, siendo recomendable el que se aplica en el centro infantil cubano, el cual, por su nivel técnico es representativo para este tipo de sala. Los salones de los grupos del segundo al sexto año de vida tienen requisitos diferentes a la sala de lactantes, y son locales mucho más abiertos y directamente en contacto con el medio circundante. Estos salones se organizan fundamentalmente atendiendo a la edad de los niños y las niñas, en ocasiones se corresponde un local con cada año de vida, y en otras se atiende a la estructura por ciclos, dándose como consecuencia, niños y niñas de edades contiguas. También en algunos casos, por condiciones de baja matrícula, o por ubicarse el centro en regiones donde no hay muchos niños, se organizan como un grupo múltiple para prácticamente todas las edades. En cualquier caso existen disposiciones organizativas que les son comunes:
  • 34. El mobiliario ha de responder a las características físicas y motoras de los niños y niñas, y a su adecuada proporción. • Ser lo más funcional que sea posible, esto implica la posibilidad de acomodarse y transformarse para distintos tipos de actividades y conformación de grupos. • Que sean significativos para los niños y las niñas, por su ambientación y apropiada fuente de estimulación, lo que se posibilita con los más diversos objetos. • Tener una distribución interna del salón que posibilite la vida organizada del grupo, con espacios libres no ocupados por mesas y sillas, la ubicación de los rincones (en los casos en que el modelo curricular así lo establezca) en una zona particular, la adecuada colocación de los anaqueles, etc. En el caso de los estantes se recomienda que su altura no deba sobrepasar más de un metro de altura, pues de ser mayor se corre el riesgo de accidente, pues pueden venirse abajo si algún niño se le ocurre treparse al mismo. • Tener un acceso directo con el área exterior. Los salones - dormitorios son preferentemente los pertenecientes a los centros infantiles con régimen de internado, puesto que en el centro exclusivamente de matrícula externa, el sueño corresponde a la siesta, la cual se organiza dentro del salón o zonas aledañas que lo posibilitan, lo cual ha de ser objeto de estudio en la siguiente unidad referente a la organización del proceso educativo. Estos salones - dormitorios se organizan, como norma para todas las edades, aunque en ocasiones se hacen por secciones: lactantes, edad temprana, niños mayores infantiles. También como norma, el personal que atiende estos salones no suele ser un personal docente, sino de servicios, por lo que los requisitos organizativos han de ser simples pero firmes y constantes. La organización del salón - dormitorio requiere de un mobiliario específico, fundamentalmente cunas y camas, así como pequeñas mesas anexas en la que los niños y niñas puedan guardar objetos personales. El salón ha de mantenerse en la semipenumbra, y no en la oscuridad total, para posibilitar que el adulto pueda observar el sueño de cada pequeño, y a su vez no se amodorre por la falta de luz. En los centros infantiles de régimen interno, las camas han de estar personalizadas, es decir, cada menor tiene su propia camita, la cual puede identificarse por un objeto o juguete afectivo mientras el niño no la ocupa, lo cual colabora psicológicamente a su sentido de pertenencia.
  • 35. El salón - dormitorio ha de permanecer cerrado durante el día, pues es un local exclusivamente de uso nocturno, el cual debe ser aseado diariamente y preparado convenientemente para su función. La sala de actividades múltiples constituye un local que puede tener diversos usos y en la cual pueden realizarse actividades que no se facilitan en el propio salón. La misma ha de diseñarse de manera que sea asequible a todos los otros salones de los grupos. Esta sala permite realizar actividades con varios grupos a la vez, ser utilizada como salón de música, para realizar ensayos para las actividades festivas, usarse para proyectar diapositivas y videos, tener un televisor para su uso conveniente, un retablo para títeres, y cualquier otra actividad en la que el salón del grupo no ofrece las mejores condiciones. Organizativamente la sala de uso múltiple constituye un recurso importante para resolver cualquier situación que requiera de un espacio anexo, lo cual en la vida diaria del centro infantil es algo que sucede con relativa frecuencia. Los vestidores suelen ser pequeños locales que se utilizan por los padres para cambiar la ropa de sus hijos, aunque esta función en algunos centros, por falta de espacio se realiza dentro del salón. Generalmente deben tener acceso directo con el salón o el baño, para facilitar su labor. Por lo general se le suele ubicar un taquillero, anaquel o estante con divisiones para guardar la ropa, y un banco o sillas para uso simultáneo por varios padres, para que los mismos se sienten y puedan cambiar cómodamente a los hijos. Sin embargo, organizativamente hay que controlar que los padres formen el hábito de esta manera, pues algunos tienden a vestir a su hijo poniéndolo de pie en la silla o el banco, muchas veces con los zapatos puestos, lo cual es una contravención sanitaria a la vez que un mal ejemplo para los niños y niñas. Los baños y locales de aseo son una dependencia que requiere de una buena organización para que cumplan su función de forma adecuada. Uno de las cuestiones principales a considerar en los baños y zonas de aseo es que los lavatorios, los inodoros, las pocetas, etc., estén acordes con la talla de los niños, sus proporciones físicas y sus destrezas motoras. Esto requiere, por lo general de un estudio antropométrico serio, que correlacione, como sucede en el caso de las duchas, la estatura promedio de los niños y niñas con el del personal que atiende el baño, en particular en los más pequeños que son “bañados” mayoritariamente por el adulto.
  • 36. En el baño han de situarse sillas para que los niños y niñas se sienten y colaboren con su vestido y desvestido, el quitarse los zapatos, etc., lo cual colabora a su autovalidismo. Los lavamanos son generalmente colectivos y posibilitan que varios niños y niñas a la vez se aseen. Esto requiere que las llaves del agua se sitúen a una determinada altura y distancia entre sí, que el fondo de la meseta no sea en extremo profundo para evitar salpicaduras, entre otros detalles, lo que también se resuelve por el estudio antropométrico. Los útiles de uso personal: peines, toallas, cepillos de dientes, deben situarse considerando las normas higiénico - sanitarias, en sus correspondientes peineteros, toalleros y cepilleros, los cuales deben estar al alcance de los niños y niñas para que estos los seleccionen por sí mismos siguiendo las identificaciones que se les ponen. Es importante situar espejos en la pared a la altura visual de los niños y las niñas, para que puedan observar como realizan sus acciones de aseo e higiene, y los resultados que obtienen de dicha acción. Los baños en estas edades no deben tener divisiones, pues los niños y niñas de estas edades han de tener la posibilidad de distinguir sus diferencias dentro de un ambiente natural y exento de falsos puritanismos, esto colabora a su educación sexual, pues las educadoras y auxiliares pueden responder de forma tranquila a cualquier curiosidad que les pueda plantear algún pequeño. El baño en los grupos pequeños de la edad temprana, han de estar situados dentro o anexos a su salón, en los grupos del segundo ciclo, ya esto no es indispensable, aunque siempre es favorable, por lo que en los proyectos típicos de construcción de un centro infantil, el diseño ha de contemplar esta posibilidad. Los pasillos suelen ser poco considerados dentro de la labor educativa y, sin embargo, organizativamente tienen un gran peso: los pasillos interconectan las distintas dependencias y pueden facilitar la labor organizativa si se les sabe dar el uso correspondiente. En ocasiones, por el tipo de construcción, el pasillo, más que pasillo es un portal que pasa por los distintos salones, tanto por la parte del patio central interior, como por su borde exterior en contacto directo con el área exterior. El primero está generalmente techado y permite que la actividad de los niños y niñas pueda realizarse ahí cuando no existen áreas exteriores, lo cual hace que no tengan que mantenerse todo el tiempo dentro del salón, si existen áreas exteriores el pasillo suele estar cementado, lo que permite su uso si por alguna casualidad dichas áreas están mojadas o enlodadas por factores climáticos, y de esta
  • 37. manera no se interrumpe el juego y la actividad al aire libre de los niños y niñas. Incluso, en aquellos centros infantiles en que sus condiciones de sombra lo permiten, los pasillos pueden ser utilizados para la siesta de los niños, en un ambiente fresco y en contacto directo con el medio natural, lo que puede hacer el sueño más profundo y reparador que si se realiza dentro del salón. De igual manera puede servir para evitar aglomeraciones de niños y niñas en el salón cuando se realizan simultáneamente varios procesos de necesidades básicas, como puede ser el baño y aseo, los cuales se suceden uno tras otro. En suma, el pasillo puede concebirse como una sala “externa y abierta” que posibilita el juego y la actividad, sin el encierro que aquella puede significar, y que permite encontrar vías organizativas para evitar el hacinamiento de los niños y niñas y la superposición de actividades. Para todas las dependencias del centro infantil existen factores y condiciones que se han de tomar en cuenta, y que por su significación toman el carácter de generales. Entre estos factores y condiciones tenemos: El mobiliario. La iluminación. La ventilación. El cromatismo. El ornato y la estética El mobiliario tiene una importante significación dentro del diseño y organización del centro infantil, pudiendo constituir una ayuda o un impedimento para la realización del trabajo educativo. El mismo ha de facilitar la actividad del niño, y a su vez, la labor de las educadoras y auxiliares. Con respecto a estas últimas se señalan como aspectos positivos de un mobiliario adecuado: A. Permite un mejor empleo de su actividad física, ahorrando esfuerzos innecesarios para el cumplimiento de su tarea. B. Favorece la ejecución de los procesos de acuerdo con los programas establecidos, disminuyendo la posibilidad de accidentes durante su realización. C. Posibilita la obtención de resultados más rápidos y efectivos en el aprendizaje de hábitos higiénico - culturales de los niños y niñas. El mobiliario del centro infantil requiere de un profundo estudio antropométrico, que valorando diversos factores, tales como la talla, el peso, la conformación morfocorporal, entre otros aspectos, tanto de los
  • 38. niños como del personal, determine el tamaño y volumen de cada de uno de los muebles y equipos, de los componentes de los baños, de los elementos mecánicos del área exterior de juego, de la longitud y altura de las cunas y camitas, de la separación de sus barrotes, etc. A pesar de que el mobiliario puede ser muy diverso, se pueden señalar algunas consideraciones en cuanto a su uso y selección: • Ha de responder a las particularidades del desarrollo físico y motor, y psíquico, de los niños y las niñas. • Ha de facilitar el trabajo del personal del centro infantil. • Han de ser estructuras livianas, que posibiliten su fácil traslado, y permitan a su vez su transformación para los distintos tipos de actividades que se realizan en los centros. • Unido a su ligereza han de ser, no obstante, fuertes para soportar el uso constante, de colores firmes, sin bordes peligrosos ni partes desprendibles. • Han ajustarse a las particularidades y condiciones de cada local, de acuerdo con la función que cada uno tiene, pero a su vez poder ser intercambiable entre uno y otro cuando sea posible. • No han de ser en extremo costosos, para posibilitar su sustitución por deterioro o accidente. • No ser excesivo en número, para facilitar salas y locales funcionales, y donde los muebles y objetos no constituyan obstáculos para el desarrollo de las actividades y funciones de cada espacio. Cada local y salón, por su función, tiene un tipo de mobiliario específico, así por ejemplo, el local de la dirección ha de tener uno o dos escritorios pequeños, el archivo donde recopilar información y expedientes; algunas sillas para recibir personas, etc., y nada mas, puesto que la labor fundamental del director o directora no es permanecer en este local sino controlar el trabajo en toda la institución. El gabinete pedagógico ha de caracterizarse por tener una mesa de trabajo que permita el intercambio colectivo de las educadoras, anaqueles para guardar la bibliografía de trabajo y de consulta, estantes abiertos donde situar los medios y recursos didácticos, el mural de avisos, etc. De esta manera, de acuerdo con la función del local se sitúa el mobiliario, tomando en cuenta los factores y condiciones generales anteriormente expuestos. Sin embargo, por su importancia vale la pena redundar en algunos específicamente, tales como la sala de lactantes y los salones de los grupos mayores.
  • 39. El mobiliario de la sala de lactantes tiene una relación muy estrecha con las particularidades del desarrollo de estos niños y niñas, de ahí su significación. La zona de actividades de los niños lactantes ha de tener un pequeño espacio delimitado como área de gateo interior, la cual ha de tener una baranda de barrotes de 8 cm. entre cada uno, y una altura que permita que un niño de pie pueda descansar sus antebrazos en la baranda. Esta zona se usa cuando por condiciones climáticas adversas no se puede utilizar el área de gateo exterior, y en la misma se ubican niños que ya pueden gatear, pararse o intentar pasitos. La sala ha de tener a su vez un corral grande, para poder ubicar en el mismo a los niños más pequeñitos y que, por lo general, aún no gatean o lo hacen muy deficientemente. Este corral generalmente tiene patas altas, para permitir que la educadora o auxiliar pueda atender a los lactantes sin encorvarse en extremo. Para los más pequeñitos aún y que pueden resultar dañados por el desplazamiento de los otros que ya se trasladan algo, ha de existir un corral individual, del tipo standard, el cual también puede usarse para hacer algún tipo de actividad con un solo niño. El niño hasta los tres meses y en algunos un poco más tarde, es alimentado en el regazo de la auxiliar o la educadora, pero una vez que es capaz de sostenerse sentado debe serlo en una mesa particularmente diseñada para permitir que se le alimente sin que se caiga. En el círculo infantil cubano existe un modelo muy original llamado mesa - dúplex que posibilita que una misma auxiliar alimente a dos niños a la vez y que se encuentran sentados de manera oblicua a la posición que ella ocupa en su propia silla. Para los niños que ya se mantienen firmes sentados y que además dan pasitos han de existir una o dos mesas bajas, y que sirven tanto para su alimentación como para la realización de distintas actividades pedagógicas. En el salón - dormitorio han de habilitarse cunas, con las mismas especificaciones generales de los corrales en cuanto a sus barrotes, y no deben usarse mosquiteros, ya que los mismos impiden la visión al menor y del niño a su entorno. Para los que ya caminan y están en su proceso de adaptación para cambiar al siguiente grupo del segundo año de vida, han de existir algunas camitas o catres, pues no es recomendable que duerman en cunas cuando ya están a punto de ir para el otro grupo. El baño de lactantes tiene muchas regulaciones higiénico - sanitarias, y para esto es necesario un mobiliario específico, como es un