1. El documento habla sobre el Espíritu Santo y cómo no debemos entristecerlo. Explica que el Espíritu Santo guía a los profetas y está presente en los creyentes.
2. También dice que el Espíritu Santo se entristece por el pecado y cuando rechazamos sus dones. Pero nos ofrece el perdón a través de la confesión y arrepentimiento.
3. El documento concluye diciendo que debemos cuidarnos de no contristar al Espíritu Santo y estar atentos a
Productos contestatos de la Séptima sesión ordinaria de CTE y TIFC para Docen...
Crecimiento 4 clase 5
1. CRECIMIENTO No. 4
CLASE No. 5
NO CONTRISTAR AL ESPIRITU SANTO
Nuestra vida espiritual, que debe ser trinitaria, unida e injertada
en la Trinidad, consiste en identificarnos con Cristo, pensar en El y
alabarlo; porque El tomó nuestro lugar, porque por El somos salvados
y perdonados, por El estamos redimidos (Col 2:14). Le pedimos favo-
res, le acompañamos, le hablamos.
Por medio de Cristo, llegamos sin gran dificultad al Padre, reco'
nocemos su amor, su perdón, recibimos la vida nueva (Jn L2:47).
De tal modo que todo aquel quien cree y acepta al Señor, tendrá ia
vida eterna. (Jn 3:15).
Pero el Espíritu Santo era poco conocido hasta esta Renovación
Espiritual.
La Sagrada Escritura en el Antiguo Testamento, nos habla de El
como una fuerza dinámica que cambia y transforma a las personas
(l Cron. l2:I9), los invade (Jue. 3:10), reviste a los hombres y los
capacita para obras que en la vida normal estarían casi todas fuera
de sus capacidades (Jue. 14:6-14). Es el Espiritu Santo quien dirige
casi toda la vida y actividad de los Profetas, quien los sostiene en los
momentos de desaliento y los ayuda a proclamar el mensaje del Señor
con toda valentía. (Am.7:14). Pero puede decirse que aparece como
una entidad divina pasajera: en los jueces permanece únicamente
mientras dura su misión.
En el Nuevo Testamento, el Espíritu que Cristo promete a todos
Ios que creen en El se quedará en forma permanente en la persona
que acepta al Señor (Jn 12:44) (Jn 14:23). Este Espiritu se da a
todos los que creen en El, todos los cristianos vienen a estar satura-
dos de El (l Cor 15:35-50). Es este mismo Espíritu quien nos lleva a
un conocimiento más profundo de la Fe en el Señor (Hechos 2:12), y
es también quien debe guiar toda nuestra vida.
Debemos vivir cada momento en compañía del Espíritu de Dios.
El es el gran amigo, poderoso, que nos impulsa a grandes cosas. Es
El el que impulsó a los apóstoles en los primeros tiempos de la lgle-
sia y el que ha velado por ésta a través de todos los tiempos. Es El
el que está actuando intensamente en esta actual Renovación Es"
piritual.
Pero ese amigo se contrista por el pecado (l Jn 3:9), y también
cuando limitamos su amor, cuando rechazamos sus regalos, es decir,
cuando sus dones y sus gracias no los recibimos y ejercitamos (Ef
4:30-32).
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2. Dios quiere que evitemos los pecados y si obedecemgs y seguimo_s
;rl Espiritu Santo podemos hacerlo; pero si por debilidad pecamos, El
llismo nos ofrece un medio maravilloSo para curarnos: cOnfeSar nueS'
tro pecado, arrepentirnos de é1, y con el sacramento del perdón y la
misóricordia de Dios adquirir nuevas gracias de amor y de fortaleza
para no caer.
Sólo Cristo puede lavarnos de pecado, y ya lo hizo (Tito 3:5); pero
nosotros somos débiles y miserables y caemos muchas veces si no
vivimos íntimamente unidos a El; por eso se contrista al Espiritu San'
to y como conoce nuestra naturaleza, nos da el remedio que necesi-
tamos para curar inmediatamente las consecuencias del pecado. Si
reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es El para perdonarnos los
pecados y purificarnos de toda injusticia (l de Juan 1:9). Es fiel por'
que es nuestro Padre y nos ama como hijos; es justo porque la sangre
de Cristo derramada por nosotros cubre todo el poder del pecado.
Todo el perdón divino se basa en el sacrificio de Cristo, que satis'
face a Dios (Mt. 26:28), pero nos pone una condición, que es la
reconciliación impulsada por el verdadero arrepentimiento del corazón.
Cuando somos rebeldes y desobedecemos a Dios, el Espíritu San'
to se uontrista, parece que se esconde, no oimos ya sus inspiraciones
y entonces Dios como buen Padre, permite otros medios para que re'
gresemos a su amistad.
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no (DAtRiSrAR. at crPieitu
Así, la debilidad, las enfermedades, y aún la muerte, pueden ser
medios que el Padre utiliza al tratar con un hijo rebelde.
No por eso decimos que TODA enfermedad, debilidad, etc., sean
enviadas por el Padre, pero PUEDE su misericordia tomar esas formas
para hacernos entender que no estamos por el buen camino (Frov.
3:L-L2), para enseñarnos determinadas virtudes que nos hacen falta,
o para asociarnos a su obra redentora. Pero sea como sea, la mano
de Dios que nos alerta es como un dolor en el alma, es el Espíritu
contristado por nosotros, por nuestro pecado, pero que nos debe lle-
var al arrepentimiento y confesión, y con esto, al perdón.
En Lucas 15:1-32, leemos 3 parábolas: la oveia perdida, la mone'
da perdida y el hijo perdido, que nos muestran cómo Dios nos espe'
ra siempre, nos perdona siempre y goza cuando volvemos a El. Note"
mos que siempr"e es el hijo el que se aleja, no el Padre el que lo
rechaza.
El pecado es siempre pecado a la vista de Dios y se cura única-
mente por la redención de Jesús. Pero su Sangre redentora ya se
derrarnó por nosotros; entonces solamente necesitamos ponernos de
nuevo en gracia, arrepentirnos y confesar nuestros pecados, para
recibir las gracias del Sacrarnento d-e la reconciliación, y tener todos
los privilegios de los Hiios de Dios.
Tenemos que cuidarnos mucho de no contristar al Espiritu, y de
confesar nuestras culpas apenas las cometemos. Si somos humildes
dejamos actuar más ál Espíritu Santo: debemos dar gracias. a Dios
poi nuestra debilidad y miseria, nunca por ofender a Dios, sino por'
i¡ue así comprendemos nuestra nada y nos volvemos al Señor como
la Sma. Virgen: "He aquí la esclava del Señor . . . ".
Y también como ella, entenderemos la riqueza que tenernos en
caminar guiados por el Espíritu de Dios, nos propondremos no contris-
tarlo ni entristecerlo para estar llenos de El, para el día de ia reden-
ción (Ef.4:30), y podremos decir gozosos: "Ha hecho en mi favor
maravillas el Poderoso" (Lc 1.49).
Si no contristamos al Espíritu, él nos ilumina si le pregr.rntamos,
nos foñalece si le Ilamamos, nos consuela en los peligros, problemas
y miserias. Pero El es algo suave y tenue; para escucharlo, tenernos
que estar atentos, pendientes, ser dóciles a sus inspir.aciones (l Reyes
19:1 1 s.s.).
Debemos tener abiertos los ojos para que no pase de largo sin que
nos demos cuenta, los oídos atentos, es decir, sin ruidos exteniores
que nos perturben, y así poder entender sus llamados, sl.ls impuisos,
sus insinuaciones, que son siempre para algo más grande, algo más
oculto, algo más amoroso, y estar listos para car¡linar por la senda que
El nos marque, que será la especial para nosotros, la que el Señor
nos ha señalado desde la eternidad.
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3. l.-¿Quién es el Espíritu §anto?
2.-Cómo se manifiesta en nosotros?
CRECIMIENTO 4
CUE§TIONARIO NO. 5
3.-l Tes. 5rL9 nos da 4 consejo{ ¿Cuáles son?
¿)
b)
c)
cl) .
4.-En Et.4'.2á-g2, leeños vária§ norma$ pará no entristecer al Espíritu Santo;
Cita las '3 qr.¡e más te impresionen;
5.*¿Cómo podemos curar las qonsecuencias de nuestro§ pecado§? (Prov. 28:13)
6.-¿En qué se basa el perdén divino? (Mt. 26:28)
7.-¿Podrías indiearnos 3 aspectds positivos que puedán tenér las enferma;
dades, debilidades o problemas? (Concilio Vat. ll, ConstituciÓn DogmátieÉi
sobre la lglesia. Cap. lV, No. 34). "
a)
b).
c)
8.-¿Qué enseñanzas encuentras en Lc. 15:1-32?
9,-¿Cuál fu,e la idea central de la clase y qué sacaste de ella?
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