La crisis económica de 1929 en Estados Unidos tuvo grandes repercusiones en Chile, incluyendo la pérdida de los mercados internacionales, presión de los acreedores y quiebra de empresas, especialmente en la industria del salitre. Esto provocó consecuencias sociales como movilizaciones, falta de alimentos, desempleo y huelgas, lo que generó gran descontento y llevó al presidente Ibáñez a renunciar, dando inicio a un nuevo período en la historia de Chile.