De profesor a Coach; un largo camino por recorrer para incluir la inteligencia emocional en la educación
1. 2014
De profesor a Coach; un largo
camino por recorrer
Usuario
Begoña Vázquez Villaverde
16/01/2014
2. “Un niño que conoce y sabe gestionar sus emociones no solo tendrá mejores resultados
académicos, sino que estará más preparado para el mundo laboral”, con esta frase comienza el
programa de Redes, “El aprendizaje social y emocional: las habilidades”. En el que Elsa Punset
entrevista al psicólogo y experto en educación emocional René Diekstra. Entonces, cabe
preguntarse, ¿por qué no educados en las emociones?, ¿están las instituciones educativas
realmente preparadas?, ¿es un reto posible conseguir alumnos digitales y con aprendizaje
emocional?
Para alcanzar estos retos, las escuelas y universidades deberán dejar de jerarquizar las
asignaturas, donde se da una mayor importancia a las inteligencias cognitivas e intelectuales;
es decir las matemáticas, las humanidades y las lenguas, que a las inteligencias emocionales,
sociales y éticas. Aunque actualmente sí es cierto que los profesores tratan de canalizar estas
habilidades, no se ha conseguido todavía introducir en las aulas el aprendizaje social y
emocional como asignatura.
Pero, ¿por qué no enseñamos a niños y jóvenes lo que se conoce como las destrezas para la
vida?, ¿por qué no les enseñamos a conocer sus emociones y poder así canalizarlas y lidiar
con ellas? Un niño que sabe lo que siente podrá explicarlo, y así, los profesores tendrás
mayores facilidades para saber qué hacer en cada caso. El autocontrol, la planificación, el
saber gestionar los sentimientos, etc. son habilidades tan importantes como las matemáticas.
Así, las habilidades sociales, emocionales y éticas no sólo complementan, sino que optimizan
las habilidades cognitivas e intelectuales.
Además, una persona que entiende sus emociones, estará en condiciones de entender
también las emociones de los que le rodean. Será quién de lidiar con la diversidad emocional
ante la que nos encontramos hoy en día. Por ejemplo, no confundirá una preocupación con un
enfado, una ansiedad con un cabreo, etc.
La plasticidad que define a nuestro cerebro, en el que cada experiencia, emoción, pensamiento
puede modificar la función del mismo, abre las puertas a aportar una mayor importancia a este
tipo de inteligencia, la emocional, que no posee un módulo del cerebro, sino que consiste en el
funcionamiento del total.
Por eso sólo cabe preguntarse ¿es posible la introducción de estas habilidades en la
educación? Yo creo que sí, ¿qué opináis vosotros?