Este documento describe la historia y tradiciones del Día de Muertos en México. Explica que sus orígenes se remontan a las celebraciones de los pueblos mesoamericanos como los aztecas y mayas, quienes honraban a sus ancestros hace más de 3,000 años. También describe cómo los españoles combinaron estas tradiciones con las festividades católicas de Todos los Santos y las Almas, moviendo la celebración a noviembre. Finalmente, proporciona detalles sobre cómo se celebra actualmente en Mé
Módulo No. 1 Salud mental y escucha activa FINAL 25ABR2024 técnicos.pptx
Dia de muertos
1. GRUPO DN11C
2014
HISTORIA DEL DIA DE
MUERTOS
RAYMUNDO MUÑOZ ISLAS
VICTORIA ROBLES GRANILLO
H I S T O R I A D E L D I A D E M U E R T O S
2. 2
Contenido
El Día de Muertos................................................................................................................................. C
Historia del Día de Muertos en México ......................................................................................... 100
Día de Muertos en México .......................................................................................................... 100
Xantolo .................................................................................................................................................. IV
El Xantolo, la fiesta del Día de Muertos en Hidalgo........................................................................xi
COMO SE FESTEJA DIA DE MUERTOS EN MI FAMILIA.........................................................xiii
4. C
El Día de Muertos
Es una celebración mexicana que honra a los ancestros durante el 2 de
noviembre, coincidiendo con la celebración católica del Día de los Fieles
Difuntos. Aunque se ve primariamente como una festividad mexicana,
también se celebra en muchas comunidades de los Estados Unidos donde
existe una gran población México-americana, y en una menor medida
también se celebra en algunas partes de Latinoamérica.
A pesar de ser un tema morboso, esta festividad se celebra
alegremente, y aunque ocurre en fechas cercanas al Día de Todos Los
Santos, y al Día de todas las Almas, en lugar de sentirse temerosos de
espíritus malévolos, el humor en el día de los muertos es mucho más
relajado, similar al Halloween, con un mayor énfasis en la celebración, pero
honrando las vidas de los difuntos.
Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México, pueden ser trazados hasta la época de los indígenas de Mesoamérica,
tales como los Aztecas, Mayas, Purépechas, Nahuas y Totonacas. Los rituales que celebran las vidas de los ancestros se realizaron por
estas civilizaciones por lo menos durante los últimos 3,000 años. En la era prehispánica era común la práctica de conservar los cráneos
como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban la muerte y el renacimiento.
El festival que se convirtió en el Día de Muertos cayó en el noveno el mes del calendario solar azteca, cerca del inicio de agosto, y era
celebrado durante un mes completo. Las festividades eran presididas por el dios Mictecacihuatl, conocido como la "Dama de la muerte"
(actualmente corresponde con "la Catrina"). Las festividades eran dedicadas a la celebración de los niños y las vidas de parientes
fallecidos
Cuando los conquistadores españoles llegaron a América en el siglo XV, ellos estuvieron aterrados por las practicas paganas de los
indígenas, y en un intento de convertir a los nativos americanos al catolicismo movieron el festival hacia fechas en el inicio de noviembre
para que coincidiesen con las festividades católicas del Día de todos los Santos y Todas las Almas. El Día de Todos los Santos es un
día después de Halloween, donde este último fue también un ritual pagano de Samhain, el día céltico del banquete de los muertos. Los
españoles combinaron las costumbres de Halloween con el festival similar mesoamericano, creando de este modo el Día de Muertos.
5. D
Cercana a esta celebración se encuentra el Día de Todos Los Santos, Día de Todos Los Santos, fiesta religiosa que se celebra en
muchos países de tradición cristiana. En los países de tradición católica, se celebra el 1 de noviembre; mientras que en la Iglesia
Ortodoxa se celebra el primer domingo después del Pentecostés. En ella se veneran a todos los santos que no tienen una fiesta propia
en el calendario eclesial. Por tradición es un día feriado no laborable.
Existen versiones que señalan que esta fecha fue establecida como una respuesta ante la celebración pagana del 31 de octubre. Pero
estas versiones no resultan muy sólidas por cuanto la celebración del "Halloween" o "día de las brujas" es una festividad proveniente de
los Estados Unidos de América. En España, dentro de la tradición católica se realiza una visita donde yacen los seres queridos. En
Cataluña se celebra la denominada castanyada en la que se comen boniatos, castañas y panellets. En México se hacen ofrendas para
agasajar a los fallecidos y celebrar esos dos días, que se quitan el día 2 por la noche, pudiéndose consumir en ese momento.
6. 100
Historia del Día de Muertos en México
México se prepara para otra celebración del tradicional Día de Muertos. ¿Conoces la
historia del origen de la celebración?
Día de Muertos en México
Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México se remontan a la
época de los indígenas de Mesoamérica. Los rituales llevados a cabo por los
aztecas, mayas, purépechas, nahuas y totonacas celebraban la vida de los
ancestros y estimaban que la muerte era solo el final de una etapa, ya que la vida se
extendía en otro universo. Dichos rituales se realizaron por al menos 3 mil años.
El festival que se convirtió en el Día de Muertos cayó en el noveno mes del
calendario solar azteca, cerca del inicio de agosto, y era celebrado durante un mes
completo. Las festividades eran dedicadas a los niños y las vidas de los parientes
fallecidos y estaban presididas por la diosa Mictecacihuatl, también llamada "Dama
de la muerte", esposa de Mictlantecuhtli, señor de la tierra de los muertos. Esta
deidad es actualmente conocida como "la Catrina", personaje de José Guadalupe
Posada.
En el siglo XV, las tradiciones indígenas relacionadas con la muerte asustaron a los
conquistadores españoles, quienes intentaron convertir a los nativos americanos al
catolicismo. En su afán por eliminar dichas prácticas, movieron el festival del Día de
Muertos hacia noviembre, para que coincidiese con el Día de todos los Santos.
7. ~ IV ~
Xantolo
Dentro de la región de la Huasteca hidalguense se celebra el día de muertos como pocos lugares en nuestro país. El Xantolo (palabra
introducida al náhuatl por la deformación de la frase lanita festiumominum sanctorum, que quiere decir fiesta de todos los santos), la
tradición más importante de esta región, la cual aún se mantiene muy arraigada. Este peculiar culto a los muertos, en el que se les
recuerda y venera de manera especial.
Acompañada de danzas, cantos y típicos platillos, la celebración del Xantolo o Día de
Muertos en la Huasteca Hidalguense se caracteriza por la devoción, el esmero y la
unión con que los habitantes de las pequeñas comunidades que esperan la llegada de
sus familiares y amigos que ya no se encuentran con ellos.
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El Xantolo, la fiesta del Día de Muertos en Hidalgo
La fiesta de muertos en la huasteca hidalguense (Xantolo), sorprende por su colorido
a través de los años. En Macustepetla, Huautla, Coatlila, Huazalingo, Huejutla y
Atlapexco, la celebración es sagrada.
Éstas son las impresiones de un (malogrado) viajero enamorado de la luz, el sabor
de la comida, la música y los
panteones de esta zona.
Uno nunca la espera tan
pronto. Siempre es
sorpresiva. Pero ahí está,
acechando, seduciendo,
llamando, escondiéndose
detrás de las apariencias, y
mostrándose disfrazada en
las múltiples máscaras
sonrientes que enseñan y
ocultan, como las que se
pone uno para bailar en los
días de fiesta.
Una tarde me tomo desprevenido, justo cuando estaba entretenido en desordenar la
rutina; distraído. Siempre sucede lo mismo cuando ocurre cosas importantes: a uno
lo pillan; como cuando te enamoras que te rodea de golpe una luz vibrante y sopla
un viento vigoroso, y no puedes dejar de verlo y sientes como te rechinan los
cimientos... y empiezas a vivir de otra manera: empiezas a vivir y a morir.
Mi error fue no reconocerla a tiempo. Te atrae y te rechaza, te sonríe y te cachondea
el alma. Ya estás perdido, no podrás evitarla: empiezas a morir y a vivir.
En ese momento recordé las ocasiones en que vi la luna ponerse tras las montañas,
las noche que me abandoné a la plenitud suprema, los días que gocé hasta el límite
un plato bien servido y sabroso... ¿Logré robarle a la vida sus placeres?
Son regalos divididos que se ofrecen ocasionalmente, y fue lo único que pude
empacar para el cambio de domicilio, con la esperanza de que no fuera alta la tarifa
por exceso de equipaje.
Cuando llegó ese momento tuve la visión de escoger el lugar adecuado:
Tianguistengo, cerca de Tlahuelompa, la capital de las campanas. Fue un acierto el
insistir. En lo alto de una montaña de la Huasteca hidalguense, frontera indescifrable
con la sierra, en la cima de un nudo volcánico donde el tiempo es húmedo, fresco,
con el roció en las alas de los insectos. En ese cementerio multicolor desde el que,
en los días claros y luminosos, se pueden ver a un costado las montañas con nieve,
y cuando me atrevo a mirar al cielo lo tengo más cerca u eso me permite volar y
flotar de vez en cuando.
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Tengo una ventaja extra. Cada trece lunas llegan danzantes un poco atolondrados
pero siempre respetuosos a despertarme para cruzar al otro lado. La nostalgia es
canija.
Las mujeres hilan flores para colgarlas junta al papel picado, preparan la comida
para servirla en ollitas de barro recién cocidas, adornan los altares con frutas
tropicales y prenden las velas y el copal.
Preparan la fiesta con esmero. Reciben primero a los chiquitos, a los angelitos y les
dan solo tamales de ajonjolí y dulces mientras les cantan las mañanitas: “...hoy por
ser día de los muertos te las cantamos así...”.
Después llegamos a los mayores puntualmente. El camino fosforescente está
tapizado de hojas amarillas de cempasúchil, de tal manera que uno no se extravíe...
la memoria se debilita y necesita de referencias que la refresquen. Además, la vista
empieza a dejar de deslumbrarse con la luz... uno camina, flota, siguiendo el brillo
polar, el reflejo de siete colores pandeados a punto de desvanecerse, la luz plateada
de los sueños y fantasías y la transparencia de la lluvia cuando es fina y no se
siente.
Hay otro gran auxilio: las voces que cantan sin temor las melodías que penetran
suavemente con la alegría y tesón.
¡Qué placer escucharlas! Es cuando uno empieza a flaquear con la nostalgia.
Voces seductoras que uno finalmente no acaba de olvidar. ¿Para qué? ¿Por qué
tendría que hacerlo?, son del pasado, son carnales, son insistentes, son bocanadas
de otra vida. La música es irresistible, la banda de metales y tambores que llaman y
llaman y acaban por prender... la fiesta está preparada y es un gozo acudir con los
otros, los que se han quedado sin sentirlo.
Regresar y comer esos tamales,
esos inmensos, gloriosos,
voluptuosos tamales (zacahuil),
acompañados de chocolate con
agua. Y después unos tragos de
sotol o pulque... y meterse en la
fiesta, ver el recuerdo de facciones
casi desconocidas, hurgar en eso
que llamaba amor y dejar que las
sombras de las nubes tracen por
momentos los rasgos verdaderos
sobre esa máscara inmutables, los
accidentes del viento que danzan
disfrazados y no paran hasta el día
de San Andrés, a finales de noviembre.
Cuando acabamos agotados por el baile, la danza, la música que hipnotiza, y las
ollas de comida que empiezan a aparecer con menos frecuencia, la charla empieza
a navegar por causes más rápidos y traicioneros, aunque más excitantes y
traicioneros, aunque más excitantes y sorpresivos. Me preguntan con frecuencia y
de soslayo ¿Y, como es la vida aquí tan cerca de Dios y tan lejos aún de los
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gringos? Es un tiempo continuo, sincronizado y armónico con la sonrisa de los niños
y con la mirada de los chamanes. Es una espiral hacia fuera, amplia, vasta; una
visión panorámica sobre la selva tropical, los ríos, las grutas, las antenas de los
insectos y las orejas de las liebres.
Es una delicia platicar sin prisa y
sobresaltos mayores del sabor de la
tierra, del color de la penumbra, del eco
sordo de las pisadas del ganado, de los
anhelos jóvenes y desbocados, viejos y
claridosos. Volver y nunca acabar de
sorprenderse de las resquebrajaduras,
crujidos y sopetones que esconden las
arrugas y cicatrices... como la tierra que
no se empapa de cuando en vez.
13. xiii
COMO SE FESTEJA DIA DE MUERTOS EN MI FAMILIA
El día de muertos se festeja con la tradición de estar toda la familia reunida se hace un altar con comida tradicional como mole poblano,
guajolote, pan de muerto, tamales calaveritas de chocolate, camotes en dulce el vino las fotografías de nuestros difuntitos también agua
vendita veladoras se llevan flores a sus tumbas