La política antiinflacionaria busca combatir la inflación al menor costo posible limitando el dinero circulante, como disminuir los ingresos y asegurar que se ingrese más dinero del que se gasta. También incluye no aumentar los sueldos y salarios o hacerlo en lo mínimo posible. El control de precios permite que el gobierno imponga precios determinados para bienes y servicios con el fin de mantener su disponibilidad y evitar incrementos durante periodos de escasez.