Este documento compara el Concilio Vaticano I y el Concilio Vaticano II en términos de su visión de la revelación divina. Señala que mientras el Vaticano I enfatizó la infalibilidad papal, el Vaticano II adoptó una perspectiva más antropológica al enfatizar la capacidad humana para recibir la revelación de Dios y cambiar su vida a través de ella.