El arte pictórico romano se desarrolló entre los siglos III a.C. al V d.C., influenciado por la pintura etrusca y el arte de la Magna Grecia. La pintura romana se enfocaba principalmente en la decoración mural y arquitectónica. Las pinturas mejor conservadas son las de Pompeya, Herculano y Stabia, preservadas por la erupción del Vesubio en el 79 d.C.