2. CONTEXTO HISTÓRICO
Para comprender los temas tratados en el Cantar de mío Cid, cabe
tratar y comprender primero el contexto en el que se sitúa el relato.
En una España tomada por Al-Ándalus, entre los siglos VIII y IX, los
cristianos logran avanzar y establecen en el siglo XI el pago anual
de parias por parte del príncipe moro a cambio de protección y
auxilio por parte del príncipe cristiano, pues éstos no contaban con
exceso de población ni de riquezas para conquistar y colonizar
territorios. En 1095 la reconquistan del territorio será el principal
objetivo aprovechando divisiones internas de los musulmanes. Es
aquí donde entra en juego el papel del Cid Campeador, héroe de la
reconquista cristiana.
3. Las hazañas toman lugar justo antes de la Baja Edad Media (s. XI –
s. XV), el momento de máximo poder de la Iglesia Católica en
España, que impulsa “misiones” como las cruzadas o el
“descubrimiento” del Nuevo Mundo. Este poderío se puede ver aún
hoy en día en la importancia de caminos de peregrinación como el de
Santiago, o en la grandeza de los templos góticos de la época.
4. BIOGRAFÍA
Rodrigo Díaz de Vivar (1043-1099), fue un caballero castellano hijo de
Diego Laínez y descendiente del semilegendario Laín Calvo. Quedó
huérfano a tierna edad y fue educado junto al infante Sancho, hijo del
rey Fernando I de Castilla y León, quien, al acceder al trono
castellano, lo nombró alférez real (1065). Hacia 1066, el prestigio de
Rodrigo Díaz se vio notablemente incrementado a raíz de su victoria
en el combate singular que mantuvo con el caballero navarro Jimeno
Garcés, para dirimir el dominio de unos castillos fronterizos que se
disputaban los monarcas de Castilla y Navarra; el triunfo le valió el
sobrenombre de Campeador.
Como jefe de las tropas reales, Rodrigo participó en la guerra que
enfrentó a Sancho II de Castilla con su hermano Alfonso VI de León,
quien, derrotado en las batallas de Llantada (1068) y Golpejera (1072),
se vio obligado a buscar refugio en la corte musulmana de Toledo. El
destino, sin embargo, quiso que Sancho II muriera en 1072, cuando
intentaba tomar Zamora, con lo que Alfonso VI se convirtió en
soberano de Castilla y León.
5. El nuevo monarca no sólo no manifestó resentimiento hacia el
Campeador, sino que, consciente de la valía de sus servicios, lo honró
concediéndole la mano de su sobrina, doña Jimena, con quien casó en
julio de 1074. No obstante, unos años después, en 1081, una
inoportuna expedición a tierras toledanas sin el premiso real, que puso
en grave peligro las negociaciones emprendidas por Alfonso VI para
obtener la emblemática ciudad de Toledo, provocó su destierro de
Castilla y la confiscación de todas sus posesiones.
Acompañado de su mesnada, el Campeador ofreció sus servicios
primero a los condes Ramón Berenguer II y Berenguer Ramón II de
Barcelona, pero, al ser rechazado, decidió ayudar a al-Muqtadir, rey de
Zaragoza, en la lucha que mantenía con su hermano al-Mundir, rey de
Lérida, Tortosa y Denia, quien contaba con el apoyo de los condes de
Barcelona y del monarca Sancho I Ramírez de Aragón.
Al servicio de al-Muqtadir, venció en Almenar a Berenguer Ramón II
(1082) y cerca de Morella a al-Mundir y el soberano aragonés (1084).
Durante este período fue cuando recibió el sobrenombre de Cid,
derivado del vocablo árabe sid, que significa señor.
6. En 1086, la derrota de Alfonso VI frente a los almorávides en Sagrajas
propició la reconciliación del monarca con Rodrigo Díaz, quien recibió
importantes dominios en Castilla. De acuerdo con el soberano
castellanoleonés, el Cid partió hacia Levante, donde, entre 1087 y
1089, hizo tributarios a los monarcas musulmanes de las taifas de
Albarracín y de Alpuente e impidió que la ciudad de Valencia,
gobernada por al-Qadir, aliado de los castellanos, cayera en manos
de al-Mundir y Berenguer Ramón II. En 1089, sin embargo, una nueva
disensión con Alfonso VI provocó su definitivo destierro de Castilla,
acusado de traición por el rey. Rodrigo decidió regresar al oriente
peninsular, se convirtió en protector de al-Qadir y derrotó una vez más
a Berenguer Ramón II en Tévar (1090).
Muerto su protegido, decidió actuar en interés propio, y en julio de
1093 puso sitio a Valencia, aprovechando el conflicto interno entre
partidarios y opuestos a librar la ciudad a los almorávides. El 15 de
junio de 1094, el Cid entró en Valencia y organizó una taifa cristiana
que tuvo una vida efímera tras su muerte, acaecida el 10 de julio de
1099. Doña Jimena, su viuda y sucesora, con la ayuda del conde
Ramón Berenguer III de Barcelona, casado con su hija María en 1098,
consiguió defender la ciudad hasta el año 1101, en que cayó en poder
7. CANTAR DE GESTA:
CARACTERÍSTICAS
• Es el único cantar de gesta castellano conservado y es el más
celebre conocido.
• Mezcla realidad y ficción.
• Narra las heroicidades de Rodrigo Díaz de Vivar en su lucha por
recuperar su honor después de ser desterrado injustamente.
• Se presenta al héroe a través de epítetos épicos (incorporación de
adjetivos o clausulas subordinadas: El cid “campeador”)
• Peculiaridades que lo separan de la épica típica como su realismo,
su aire histórico, la ausencia del tono elevado, incorporación de
humor y la importancia doméstica y paternal del Cid que lo
muestran como un personaje humilde y sencillo.
• Abundan las descripciones de personajes, batallas y lugares.
• El poema consta de 3730 versos que se distribuyen en tiradas y que
adoptan las características regulares de la Épica Medieval.
8. DIVISIÓN TEMÁTICA
1-El cantar del Destierro: narra como el Cid abandona Castilla junto a
sus hombres más fieles y se despide de su familia. En tierras de moros
cosecha éxitos medievales como la conquista de Valencia siendo
siempre fiel al rey Alfonso.
2- El cantar de las Bodas: el rey en agradecimiento por la conquista
acepta que las hijas y la mujer del Cid se reúnan con el en Valencia.
Alfonso perdona al Cid y regresa a Castilla donde concede el
matrimonio de sus hijas con los Infantes de Carrión.
3- El Cantar de la afrenta de Corpes: los infantes quedan en ridículo
delante del Cid y sus hombres después de huir de un león que se
escapa en la corte. Desprestigiados salen de Valencia y al llegar al
robledal de Corpes, agreden gravemente a las hijas de Rodrigo.
El Cid queda deshonrado y exige una compensación. Los infantes son
derrotados por los dos hombres más leales del Cid y sus hijas
nuevamente se casan con los Condes de Navarra y Aragón.