2. La sociedad medieval Durante la época del Cid Campeador se desarrollo ó una amplia época llamada Edad Media que tuvo unas peculiaridades en cuanto a lo social, lo económico y lo cultural. Se puede decir que las personas medievales no tenían una vida muy cómoda o, por lo menos, no tan cómoda como es la nuestra, aunque no todo el mundo vivía de la misma manera. Existían tres grandes clases sociales: El primer grupo: lo formaba la realeza con sus reyes y reinas, príncipes y princesas. Dentro de este, aunque en una posición inferior, estaba la nobleza, que eran duques, condes y en general grandes y poderosos señores. El segundo grupo compuesto por el clero, que gozaba de privilegios, propiedades y bienes. En este mismo grupo estaban los caballeros, que normalmente eran guerreros que provenían de familias nobles. Por último, estaba el pueblo llano, los campesinos o gleba que trabajaban para los señores y mantenían con el esfuerzo de su trabajo los impuestos de realeza, nobleza y clero.
3. Los cantares de gesta Los poemas épicos son narraciones en verso de carácter heroico. Su objeto era cantar o relatar la vida de personajes importantes, sucesos notables o acontecimientos de vida nacional que merecieran ser divulgados. Debido a su carácter oral la mayoría de ellos Su probable origen es que un poeta, que se ha servido de materiales del patrimonio popular o colectivo, los haya redactado. A lo largo de los siglos los romances se han visto influenciados por raíces germánicas, (la crueldad de las venganzas de la mujer), francesas, debido a las numerosas peregrinaciones a Santiago, y arábigas (las "archuzas", semejantes a nuestra épica).
4. Los juglares Los juglares eran personas cuyo oficio, denominado mester, era recitar o contar historias en plazas y castillos. Los juglares cantaban y contaban historias para divertir a la gente en la Edad Media. Sabían cantar, bailar y tocar instrumentos y a cambio de sus servicios les daban comida, vestidos o dinero. El Mester de Juglaría, era el oficio de los juglares y también el conjunto de poemas creados por estas personas y transmitidos oralmente de padres a hijos. Estaban escritos en verso. En la zona de Castilla, y en lengua romance se recitaban y cantaban estos poemas épicos o cantares de gesta. Y eran interpretados por los juglares.
5. POEMA DE MIO CID El Cantar de mio Cid es un cantar de gesta anónimo que relata hazañas heroicas inspiradas libremente en los últimos años de la vida del caballerocastellanoRodrigo Díaz de Vivar. Se trata de la primera obra narrativa extensa de la literatura española en una lengua romance, y destaca por el alto valor literario de su estilo. Está escrito en castellano medieval y compuesto alrededor del año 1200 (fechas post 1195–1207). Se desconoce el título original, aunque probablemente se llamaría gesta o cantar, términos con los que el autor describe su obra en los versos 1085 y 2276, respectivamente. El Cantar de mio Cid es el único cantar épico de la literatura española conservado casi completo. Se han perdido la primera hoja del original y otras dos en el interior del códice, aunque el contenido de las lagunas existentes puede ser deducido de las prosificaciones cronísticas, en especial de la Crónica de veinte reyes.
6. AUTOR Y FECHA El poema fue escrito hacia el año 1110, inmediatamente después de sucedidos los hechos por primera vez por un juglar de la zona de San Esteban de Gormaz.
7. PARTES DEL POEMA Cantar I. Cantar del Destierro : El Cid sale de Vivar, dejando sus palacios desiertos y llega a Burgos, donde nadie se atreve a darle asilo por temor a las represalias del rey. Una niña de nueve años le ruega que no intente la ayuda por la fuerza para no perjudicar a los moradores de la posada. En la ciudad se aprovecha de la avaricia de unos judíos. El Cid se dirige al monasterio de San Pedro de Cardeña, para despedirse de su esposa, doña Jimena, y de sus dos hijas, a las que deja confiadas al abad de dicho monasterio. Entra luego en tierra de moros, asalta la villa de Castejón y vence a los moros en varias ocasiones, recogiendo un rico botín del que envía parte al rey ; continúa sus correrías y derrota y prende al conde Barcelona, liberándole poco después . Cantar II. Cantar de las Bodas : Refiere fundamentalmente la conquista de Valencia. El Cid vence al rey moro de Sevilla y envía un nuevo presente al rey Alfonso VI, lo que permite el reencuentro del Cid con su familia. Poco después la ciudad es sitiada por el rey moro de Marruecos ; el Cid le derrota y envía un tercer presente al rey Alfonso. Los infantes de Carrión solicitan al rey de Castilla las hijas del Cid en matrimonio y el rey y señor del Cid interviene para lograr el consentimiento de aquel y lo perdona solemnemente. Con los preparativos termina el Cantar. Cantar III. La afrenta de Corpes : Los infantes de Carrión quedan en ridículo ante los cortesanos del Cid por su cobardía en el campo de batalla y por el pánico que demuestran a la vista de un león escapado. deciden entonces vengar las burlas de que han sido objeto, para ello parten de Valencia con sus mujeres y, al llegar al robledal de Corpes las abandonan, después de azotarlas bárbaramente. El Cid pide justicia al rey. Convocadas las cortes en Toledo, los guerreros del Campeador desafían y vencen a los infantes, que son declarados traidores. El Poema con las nuevas bodas de las hijas del Cid, doña Elvira y doña Sol, con los infantes de Navarra y Aragón.
9. EL CID Rodrigo Díaz nació en Vivar, pequeña aldea situada a 7 kilómetros de la ciudad de Burgos en 1043. Hijo de Diego Laínez, noble caballero de la Corte Castellana y de una hija de Rodrigo Alvarez. Descendiente es por línea paterna de Laín Calvo, uno de los dos Jueces de Castilla. A los 15 años quedó huérfano de padre y se crió en la corte del rey Fernando I junto al hijo del monarca, el príncipe Sancho. Ambos crecieron juntos y trabaron buena amistad durante cinco años. También se educó en las letras y en las leyes, seguramente en el monasterio de San Pedro de Cardeña, lecciones que le servirían posteriormente para representar en pleitos al mismo monasterio y también al mismísimo Alfonso VI el cual confió al burgalés numerosas misiones diplomáticas en las que debía conocer perfectamente las leyes. Entre los años 1063 a 1072 fue el brazo derecho de don Sancho y guerreó junto a él en Zaragoza, Coimbra, y Zamora, época en la cual fue armado primeramente caballero y también nombrado Alférez y "príncipe de la hueste" de Sancho II. A los 23 años obtuvo el título de "Campeador" -Campidoctor- al vencer en duelo personal al alférez del reino de Navarra. A los 24 años era conocido ya como Cidi o Mío Cid, expresión de cariño y admiración. Con la muerte de Sancho II en el cerco de Zamora y tras la jura de Santa Gadea tomada por Rodrigo al nuevo rey castellano, Alfonso VI, la suerte del Cid cambió y su gran capacidad fue desechada por la ira y envidia del nuevo monarca.
10. DOÑA JIMENA DOÑA JIMENA DÍAZ era hija del conde de Asturias don Diego Fernández de las Asturias (hacia 1034), y de la condesa Doña Cristina Fernández. Su madre era hija de Fernando Gundemárez (hacia 1002 – 1052) y Jimena Alfónsez (hacia 1010 – 1037), princesa de León, hija de Alfonso V de León (hacia 1004 – 1057) y de la princesa Urraca de Navarra, hija de García Sáncehz II el Temblón (hacia 964 – 999), rey de Navarra, Conde de Aragón en 994. Entre los varios hermanos que pareció tener figuran: Rodrigo Díaz de las Asturias, conde de Asturias. Fernando Díaz de las Asturias, conde de Asturias. Bernardo Díaz Meneses, quien confirma privilegios en 1119. Casó con N. Alonso, hija de Alonso Téllez, Señor de Montealegre, Mayordomo Mayor del Rey Alfonso VI de León. La familia de su padre el conde Diego Rodriguez, es menos conocida pero era de las más poderosas e influyentes de Asturiasen el sigloXI. Se conoce la carta de arras del matrimonio del Cid con Jimena. La fecha de tal documento es el 19 de julio de 1704, y en él se dice: Ego vero deniqueRodericusDidazaccepiusoren nomine ScemenamfiliamDidacoDucis de terraAsturiensi [...] Ego quoquescemenaDidazsimiliterfaciam tibi virmeusRodericusDidaz.[...]
11. ALFONSO VI Eclipsado por la legendaria figura de Rodrigo Díaz de Vivar, el reinado de Alfonso VI pasa por ser uno de los más decisivos en el devenir de los reinos cristianos peninsulares. Si su padre, Fernando I "El Magno", decantó a su favor el equilibrio de poderes con Al-Ándalus, abriendo su reinado a las influencias europeas e imponiendo un ventajoso sistema de parias, Alfonso VI termina de consolidar esa tendencia. La toma de Toledo, su principal logro militar, es también un punto de inflexión en su mandato, puesto que como consecuencia de ella, los almorávides penetran en la península y reunifican los reinos de Taifas, frenando el empuje cristiano hacia el sur. La herencia de Fernando I y la consolidación del reinado de Alfonso Siguiendo el dictado del derecho pirenaico, Fernando I entrega el núcleo de su reinado al hijo primogénito y reparte las conquistas posteriores entre el resto. Así otorga a Sancho el reino de Castilla y el cobro de parias de la taifa de Zaragoza; a Alfonso entrega León y el cobro de parias de Toledo y a García, Galicia y el cobro de parias de Badajoz y Sevilla. Para sus hijas, Urraca y Elvira, creó dos infantados, el de Covarrubias y el de Campos, respectivamente.
12. VELLIDO DOLFOS (s. XI) Noble leonés. Según las crónicas y cantares de aquel tiempo, sobre todo el Cantar de Sancho II de Castilla, este personaje legendario, amante de Urraca Fernández, hija de Fernando I, salió de la ciudad de Zamora -sitiada por Sancho II y defendida por Urraca-, y fingiendo pasarse a las filas del rey castellano lo asesinó a traición (1072). Perseguido por el Cid, no pudo entrar en Zamora porque sus habitantes le habían cerrado las puertas, pero logró huir.