EL DESARROLLO DE LAS FUNCIONES EJECUTIVAS EN NIÑOS Y ADOLESCENTES.Raimondi.docx
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EL DESARROLLO DE LAS FUNCIONES EJECUTIVAS EN NIÑOS Y
ADOLESCENTES
1. LAS FUNCIONES EJECUTIVAS
Se trata de un conjunto de capacidades que permiten al ser humano planificar,
organizar, regular y controlar su propio comportamiento para alcanzar objetivos específicos.
Éstas se relacionan con las capacidades de concentrarse, resolver problemas, tomar decisiones,
controlar las emociones, regular el comportamiento social y ser flexible en la adaptación a
situaciones cambiantes.
Las funciones ejecutivas, necesarias para la vida cotidiana, se empiezan a desarrollar en
los primeros años de vida, pero continúan evolucionando durante la adolescencia y la edad
adulta. Lo que es indispensable tener en cuenta es que su buen funcionamiento es esencial para
la realización de tareas complejas y para la interacción social efectiva. Cuando las funciones
ejecutivas están dañadas o no han logrado desarrollarse adecuadamente, las personas pueden
tener dificultades para llevar a cabo tareas complejas, organizarse y controlar sus emociones.
Algunas de las competencias que componen las funciones ejecutivas son la memoria de
trabajo, la atención selectiva, la inhibición de respuestas automáticas, la planificación y la
flexibilidad cognitiva. Más adelante describiremos detalladamente lo que hoy las neurociencias
sabe sobre cada una y sobre cómo desarrollarlas.
A pesar de su valor indiscutible, la investigación viene mostrando que las funciones
ejecutivas parece que no son de nuestra exclusividad, porque algunos animales han demostrado
que tienen algunas de ellas y que las pueden desarrollar en niveles, al menos, elementales.
Estudios científicos (Hauser1
, Clayton2
, Call3
, de Waal4
y Fragaszy5
, por ejemplo) han mostrado
que ciertos primates, como los chimpancés y los orangutanes, tienen habilidades cognitivas
similares a las de los humanos, incluidas las funciones ejecutivas, como la planificación, la toma
de decisiones y la inhibición de respuestas impulsivas. También se ha demostrado que los
elefantes tienen habilidades similares a las funciones ejecutivas, como la resolución de
problemas y la memoria de trabajo. Los cuervos y los loros, así como algunas especies de monos,
también han demostrado habilidades cognitivas similares a las funciones ejecutivas, como la
planificación y el autocontrol.
Sin embargo, no cabe duda que los lóbulos frontales del cerebro humano, responsables
de funciones cognitivas superiores como el pensamiento abstracto, la toma de decisiones, el
razonamiento y la planificación, son proporcionalmente más grandes y complejos en
1 Marc Hauser es un biólogo evolutivo de la Universidad de Harvard que ha investigado las funciones ejecutivas en primates,
incluyendo el autocontrol y la planificación. Ver: (2001) Wild Minds: What Animals Really Think. 336 pages. ISBN-10 : 080505670X
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Nicola Clayton es una psicóloga de la Universidad de Cambridge que ha estudiado las habilidades cognitivas y las funciones
ejecutivas en aves, incluyendo los cuervos. Ver: Raby CR, Alexis DM, Dickinson A, Clayton NS. (2007). Planning for the future by
western scrub-jays. Nature. 2007 Feb 22;445(7130):919-21. doi: 10.1038/nature05575. PMID: 17314979.
3 Josep Call es un biólogo evolutivo de la Universidad de St. Andrews que ha investigado las funciones ejecutivas en primates,
incluyendo la memoria de trabajo y la planificación. Ver: Many Primates (2022). The evolution of primate short-term memory.
Animal Behavior and Cognition, 9(4), 428-516. https://doi.org/10.26451/abc.09.04.06.2022
4 Frans de Waal es un primatólogo y etólogo de la Universidad de Emory que ha estudiado las funciones ejecutivas en primates,
incluyendo la empatía y la toma de decisiones. Ver: De Waal, F. (2017). Are we smart enough to know how smart animals are?
WW Norton.
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comparación con los de otros animales. Así mismo, en los seres humanos, los lóbulos frontales
también están altamente interconectados con otras regiones del cerebro, lo que les permite
integrar información de diferentes fuentes y facilitar el procesamiento cognitivo. La corteza
prefrontal, que es una región específica dentro de los lóbulos frontales, está altamente
desarrollada en los humanos y juega un papel importante en la regulación del comportamiento,
la toma de decisiones, la empatía, las habilidades sociales y la moralidad.
En contraste, en otros animales los lóbulos frontales tienden a ser menos complejos y
desarrollados. Por ejemplo, en primates no humanos, como los chimpancés, los lóbulos
frontales son relativamente grandes en comparación con otras partes del cerebro, pero aún así
son menos complejos que los de los humanos. En los roedores, por ejemplo, los lóbulos frontales
son aún menos desarrollados y se enfocan principalmente en funciones sensoriales y motoras.
Los lóbulos frontales son ciertamente una parte importante del cerebro humano y
juegan un papel crucial en funciones cognitivas superiores, sin embargo, no podemos afirmar
que los lóbulos frontales son lo que hace propiamente humanos, ya que la complejidad y la
sofisticación del cerebro humano no dependen de una sola estructura cerebral, sino de la
interacción compleja de muchas áreas y redes cerebrales.
Hay algunas características y estructuras cerebrales que se han propuesto como
importantes para la cognición humana y que podrían diferenciarnos de otras especies animales:
El córtex cerebral, que es la capa más externa del cerebro y que está altamente
desarrollada en los seres humanos. Es responsable de muchas de las funciones cognitivas
superiores, como la percepción, el pensamiento, la memoria y el lenguaje.
El lóbulo frontal, que es una región importante del cerebro humano, involucrada en
funciones cognitivas superiores, como la planificación, la toma de decisiones y el
pensamiento abstracto.
La corteza prefrontal, una región específica dentro del lóbulo frontal, altamente
desarrollada en los seres humanos e involucrada en la regulación del comportamiento, la
toma de decisiones y la empatía.
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Es importante anotar que el estudio de la corteza prefrontal empezó gracias a un
trabajador ferroviario norteamericano, Phineas Gage, que sufrió un grave accidente en 1848 y
que le causó daño cerebral en los lóbulos frontales. El médico que lo trató, John Martyn Harlow,
observó cambios significativos en la personalidad de Gage después del accidente y documentó
cómo los lóbulos frontales están involucrados en la regulación del comportamiento y la
personalidad.
Desde allí la investigación sobre el papel y el desarrollo de la corteza prefrontal ha
crecido exponencialmente. Antonio Damasio, neurocientífico, investigó la relación entre los
procesos cognitivos y emocionales en el cerebro humano. En su libro "El error de Descartes"6
presenta evidencias de que los lóbulos frontales están involucrados en la toma de decisiones y
la planificación, y que la regulación emocional es importante para el razonamiento y la toma de
decisiones adecuadas.
De otro lado, Jordan Grafman7
estudió los lóbulos frontales y su realación con la
cognición social en el cerebro humano. En sus investigaciones, descubrió que los lóbulos
frontales no solo están involucrados en la toma de decisiones, sino también en la resolución de
problemas. También que la empatía y la comprensión social son fundamentales para la
cognición humana.
Daniel Kahneman8
, psicólogo, ha investigado acerca de la toma de decisiones y los
procesos cognitivos en el cerebro humano. En su libro "Thinking, Fast and Slow" argumenta que
los lóbulos frontales son importantes para la toma de decisiones y que existen dos sistemas de
procesamiento cognitivo en el cerebro: el que él llama sistema 1, que es rápido e intuitivo, y el
sistema 2, que es más lento y reflexivo.
En este punto es indispensable enumerar y empezar a caracterizar las funciones
ejecutivas:
Atención sostenida y selectiva: Es la capacidad para mantener la atención en una tarea
específica y concentrarse en la información relevante mientras se ignoran las distracciones.
Memoria de trabajo: Es la capacidad para retener temporalmente la información necesaria
para completar una tarea o para tomar una decisión.
Flexibilidad cognitiva: La capacidad para adaptarse a situaciones nuevas o cambiantes y
para cambiar la estrategia cognitiva cuando sea necesario.
Control inhibitorio: Capacidad para inhibir respuestas automáticas o impulsos que
interfieren con el objetivo de la tarea.
Planificación y organización: Capacidad para establecer metas, diseñar planes de acción y
estructurar las tareas en pasos ordenados para alcanzar un objetivo.
Toma de decisiones: Capacidad para analizar la información disponible, considerar las
consecuencias de las diferentes opciones y elegir la mejor opción para alcanzar un objetivo.
6 Damasio, Antonio. El error de Descartes (Imago Mundi) (Spanish Edition). Ediciones Destino. Edición de Kindle.
7 Krueger, F., & Grafman, J. (2012). The Neural Basis of Human Belief Systems (1st ed.). Taylor and Francis. Retrieved from
https://www.perlego.com/book/1685250/the-neural-basis-of-human-belief-systems-pdf (Original work published 2012)
8 Kahneman, Daniel (2011). Thinking, Fast and Slow . Farrar, Straus and Giroux. Edición de Kindle.
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Regulación emocional: capacidad para controlar las emociones y regular las respuestas
emocionales en función del contexto social y emocional.
No olvidemos que todas las funciones ejecutivas “trabajan” en conjunto para
permitirnos adaptarnos a situaciones nuevas, planificar y alcanzar metas, resolver problemas y
tomar decisiones efectivas en el mundo complejo que nos rodea.
2. Atención sostenida y selectiva
Esta función ejecutiva nos permite enfocar nuestra atención en una tarea específica
durante un período prolongado de tiempo, mientras que al mismo tiempo hace posible que
ignoremos las distracciones irrelevantes que nos apartan del cometido.
Este tipo de atención es esencial para muchas actividades cotidianas, como la lectura, la
resolución de problemas y el trabajo en equipo. También se ha demostrado que está involucrada
en el rendimiento académico y laboral.
La atención sostenida y selectiva implica la activación y la coordinación de varias
regiones del cerebro. En particular, se ha demostrado que el córtex prefrontal dorsolateral, el
córtex parietal inferior y el córtex occipital están implicados en esta función ejecutiva. El córtex
prefrontal dorsolateral se encarga de mantener la atención sostenida y de la selección de
estímulos relevantes; el córtex parietal inferior está involucrado en la orientación espacial de la
atención y en la integración de información visual y auditiva. Por último, el córtex occipital
procesa la información visual y ayuda a filtrar estímulos irrelevantes.
Además de estas regiones cerebrales, también se ha demostrado que el sistema de
dopamina (neurotransmisor clave en el cerebro que está implicado en la regulación del
movimiento, el estado de ánimo, la motivación, el control de otras hormonas y
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neurotransmisores y el sistema de recompensa) desempeña un papel importante en la atención
sostenida y selectiva, ya que ayuda a regular la actividad cerebral y la motivación necesarias para
mantener la atención en una tarea específica.
Existen niveles claramente diferenciados en el desarrollo en la atención selectiva y a
medida que los niños crecen y se desarrollan, también lo hacen sus habilidades de atención. A
continuación, se describen algunos de los niveles de desarrollo comunes en la atención dirigida
y sostenida:
1. Nivel temprano: En los primeros años de vida, los niños tienen dificultades para
enfocar su atención y mantenerla durante períodos prolongados. Pueden distraerse
fácilmente con estímulos nuevos y emocionantes.
2. Nivel intermedio: En la edad preescolar y temprana escolaridad, los niños comienzan a
desarrollar habilidades de atención más avanzadas. Pueden enfocar su atención en
una tarea específica durante períodos más prolongados y pueden resistir la distracción
por períodos cortos.
3. Nivel avanzado: En la adolescencia y la edad adulta temprana, la atención dirigida y
sostenida alcanza su punto máximo. Las personas en este nivel pueden enfocar su
atención en una tarea durante largos períodos de tiempo sin distracción significativa y
pueden cambiar entre tareas y enfocar su atención en varias cosas a la vez.
Es importante tener en cuenta que, por una parte, el desarrollo de la atención dirigida y
sostenida puede verse afectado por una variedad de factores, como la genética, el ambiente y
la educación. Y, por otro lado, que los niños pueden necesitar apoyo y entrenamiento para
mejorar sus habilidades de atención y alcanzar niveles más altos de atención dirigida y sostenida,
sin poder llegar a hacerlo necesariamente por sí mismos.
Michael Posner, quien es probablemente quien más ha profundizado en el estudio de
esta función ejecutiva, propuso una teoría de tres redes de atención que se desarrollan a lo
largo del tiempo. Estas redes incluyen la red de alerta, la red orientativa y la red ejecutiva. A
continuación describimos cada una de ellas:
Red de alerta: Esta red es la más básica de las tres y se desarrolla primero. La red de
alerta es responsable de mantener un estado de vigilia y alerta para detectar estímulos
importantes en el ambiente. Se activa cuando se presenta un estímulo y se mantiene durante
un breve período de tiempo para permitir una respuesta rápida y automática.
Red orientativa: La red orientativa se desarrolla después de la red de alerta y es
responsable de dirigir la atención a un estímulo específico en el ambiente. Esta red es
responsable de cambiar la atención de un estímulo a otro y de mantener la atención en un
estímulo durante períodos más largos de tiempo. La red orientativa también es importante para
la memoria espacial y la orientación.
Red ejecutiva: La red ejecutiva es la red de atención más compleja y se desarrolla en
último lugar. Esta red es responsable de controlar la atención y la acción en situaciones que
requieren un alto nivel de flexibilidad y control cognitivo. La red ejecutiva es importante para la
resolución de problemas, la toma de decisiones y el control inhibitorio.
Según la teoría de Posner, estas redes de atención se desarrollan a lo largo del tiempo,
y los niños aprenden a utilizarlas de manera más efectiva a medida que maduran. El desarrollo
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de estas redes de atención también se ve influenciado por factores ambientales, como la
educación, el entorno social y las experiencias tempranas de los niños.
Según Posner, el desarrollo de las redes de atención progresa a través de diferentes
etapas o niveles:
1. Nivel temprano: En la primera infancia, los bebés comienzan a desarrollar la capacidad
de enfocar su atención en objetos específicos y a cambiar su atención de un objeto a
otro. Durante esta etapa, los bebés están desarrollando la red de alerta y la red
orientativa.
2. Nivel intermedio: Durante la niñez temprana y media, los niños continúan
desarrollando la capacidad de controlar su atención y enfocarla en tareas específicas.
También comienzan a desarrollar habilidades de memoria y resolución de problemas.
En este nivel, la red ejecutiva comienza a desarrollarse.
3. Nivel avanzado: En la adolescencia y la edad adulta, las redes de atención están
completamente desarrolladas y se utilizan de manera más eficiente. Durante esta
etapa, los individuos pueden enfocar su atención en tareas complejas y cambiar
rápidamente de una tarea a otra. También pueden controlar su atención en
situaciones en las que hay distracciones y estímulos irrelevantes.
Cabe destacar que este modelo es una simplificación y que el desarrollo de las redes de
atención no es lineal, sino que hay interacciones complejas entre las diferentes redes y que estas
redes no se desarrollan completamente en una edad determinada. Además, la velocidad y el
ritmo del desarrollo de las redes de atención pueden variar según el individuo y estar
influenciados por factores ambientales y genéticos.
3. Memoria de trabajo
Esta función ejecutiva se encarga de mantener temporalmente activa y manipular
información en la mente, para poder llevar a cabo tareas cognitivas complejas. Esta memoria
tiene una capacidad limitada y se utiliza solo para mantener información mientras se llevan a
cabo otras tareas cognitivas con ella.
La memoria de trabajo está implicada en una amplia gama de procesos cognitivos, como
la atención selectiva, la planificación, la resolución de problemas y la toma de decisiones.
Además, es crucial para el aprendizaje y la memoria a largo plazo.
En términos de zonas cerebrales involucradas, la memoria de trabajo es el resultado de
la interacción entre varias áreas del cerebro. El córtex prefrontal dorsolateral está involucrado
en el mantenimiento y la manipulación de la información en la memoria de trabajo. La corteza
prefrontal ventrolateral está implicada en el control cognitivo y la inhibición de la información
no relevante. La corteza prefrontal medial está involucrada en la monitorización y la evaluación
de la información relevante.
Se han logrado definir niveles en el desarrollo de la memoria de trabajo como función
ejecutiva. Uno de los autores que ha realizado importantes aportes en este tema es el psicólogo
y neurocientífico suizo Klaus Oberauer que propuso un modelo jerárquico de la memoria de
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trabajo que incluye tres niveles de procesamiento: el almacenamiento a corto plazo, la memoria
de trabajo y la memoria a largo plazo. Según este modelo, el almacenamiento a corto plazo está
involucrado en la retención temporal de la información, la memoria de trabajo se encarga de
manipular la información y mantenerla activa en la mente durante un corto período de tiempo,
y la memoria a largo plazo almacena información de manera más permanente.
Además, Oberauer ha identificado cuatro componentes principales de la memoria de
trabajo: la capacidad de retener información en la mente, la capacidad de actualizar la
información, la capacidad de suprimir la información irrelevante y la capacidad de resistir la
interferencia. Según Oberauer, la capacidad de la memoria de trabajo está limitada por la
cantidad de información que se puede mantener en la mente de manera simultánea.
Otros autores, como Alan Baddeley, han propuesto modelos similares de la memoria de
trabajo que también incluyen distintos componentes y niveles de procesamiento. En general,
estos modelos tienen en cuenta la capacidad limitada de la memoria de trabajo y su papel crucial
en la realización de tareas cognitivas complejas.
Es indispensable tener en cuenta que, por otra parte, existe una relación compleja y
multifacética entre la memoria y las emociones. Las emociones pueden afectar la formación,
almacenamiento y recuperación de la información guardada en la memoria de diversas formas:
1. Las emociones intensas pueden influir en la consolidación de los recuerdos, es decir, en
la transformación de la información almacenada en la memoria a largo plazo. Los
eventos emocionales suelen ser recordados con mayor intensidad y detalle que los
eventos neutrales, lo que se conoce como "efecto de potenciación emocional de la
memoria". Las emociones pueden fortalecer los recuerdos y facilitar su almacenamiento
en la memoria de largo plazo.
2. Las emociones también pueden influir en la atención que prestamos a la información y,
por lo tanto, en la codificación de la memoria. Las emociones positivas o negativas
pueden captar nuestra atención y aumentar la probabilidad de que la información
relacionada con esas emociones se almacene en la memoria de largo plazo.
3. Por otra parte, las emociones están estrechamente relacionadas con la memoria
autobiográfica, que es el tipo de memoria que nos permite recordar eventos y
experiencias de nuestra propia vida. Los eventos emocionales suelen ser recordados con
mayor vivacidad y detalle en la memoria autobiográfica. Las emociones asociadas a
eventos pasados pueden influir en la forma en que los recordamos y en cómo esos
recuerdos nos afectan emocionalmente en el presente.
4. También las emociones pueden desempeñar un papel importante en la recuperación y
evocación de recuerdos almacenados en la memoria de largo plazo. Las emociones
experimentadas durante el evento original pueden activarse nuevamente al recordarlo,
lo que puede afectar la intensidad y la calidad de la experiencia emocional asociada con
el recuerdo.
5. Finalmente, las emociones intensas, como el miedo o la sorpresa, pueden generar
recuerdos “flashbulb”, que son recuerdos vívidos y detallados de eventos específicos
que se consideran emocionalmente significativos. Estos recuerdos a menudo están
asociados con eventos traumáticos o altamente emocionales y pueden permanecer en
la memoria de largo plazo durante mucho tiempo.
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Debemos tener en cuenta que la memoria de trabajo puede ser entrenada a cualquier
edad. Los estudios han demostrado que el entrenamiento de la memoria de trabajo puede
mejorar su capacidad, incluso en adultos mayores. El entrenamiento se basa en ejercicios que
estimulan la memoria de trabajo y que son específicos para cada individuo. Hay varias técnicas
que pueden ser utilizadas para entrenar la memoria de trabajo.
4. Flexibilidad cognitiva
Es una función ejecutiva que se refiere a la capacidad de cambiar de una tarea mental a
otra de manera fluida y eficiente, adaptarse a nuevas situaciones y actualizar la información
almacenada en la memoria. También se conoce como la habilidad de pensar de forma
divergente y encontrar múltiples soluciones para un mismo problema.
En el desarrollo de la flexibilidad cognitiva se reconocen diferentes niveles:
1. Nivel básico: En este nivel, los niños suelen tener dificultades para cambiar su
enfoque o pensamiento cuando se les presenta una nueva. Pueden mostrar rigidez
mental y tener dificultad para abandonar las estrategias situación o respuestas
aprendidas previamente.
2. Nivel intermedio: En esta etapa, los individuos comienzan a mostrar una mayor
capacidad para cambiar su pensamiento y adaptarse a nuevas situaciones. Pueden
experimentar un período de confusión inicial, pero luego pueden ajustarse y
encontrar soluciones alternativas.
3. Nivel avanzado: En este nivel, las personas desarrollan una mayor fluidez y facilidad
para adaptarse a nuevas situaciones y cambiar su enfoque cognitivo. Pueden
considerar múltiples perspectivas, generar ideas creativas y adaptar sus respuestas
de manera rápida y eficiente.
El desarrollo de la flexibilidad cognitiva puede variar ampliamente entre las personas ya
que se ve influenciado por factores como la edad, la experiencia, la educación y la práctica.
Además, la flexibilidad cognitiva puede seguir desarrollándose en la edad adulta a través de la
práctica consciente y el entrenamiento cognitivo.
La flexibilidad cognitiva se encuentra relacionada con otros aspectos del desarrollo
cognitivo y socioemocional. Por ejemplo, se ha observado que la flexibilidad cognitiva está
asociada con la creatividad, la resolución de problemas, el rendimiento académico y las
habilidades sociales. Estas relaciones han sido investigadas desde diversas perspectivas, como
la educación, la psicología del desarrollo y la neuropsicología.
Esta función ejecutiva del cerebro, implica la participación de varias regiones cerebrales
que trabajan en conjunto:
La corteza prefrontal, especialmente las regiones dorsolaterales y ventromediales están
implicadas en la planificación, la inhibición de respuestas automáticas, el cambio de
estrategias y la adaptación a situaciones cambiantes.
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Los ganglios basales, que incluyen estructuras como el cuerpo estriado, el núcleo caudado
y el globo pálido, desempeñan un papel fundamental en la flexibilidad cognitiva. Estas
estructuras están involucradas en la regulación y selección de respuestas, así como en la
generación de nuevas estrategias cognitivas.
El cíngulo anterior es una región del cerebro asociada con el monitoreo de conflictos y la
detección de errores. Esta área contribuye a la flexibilidad cognitiva al ayudar a supervisar
y ajustar las respuestas en función de las demandas del entorno.
Los lóbulos parietales, especialmente la región posterior del lóbulo parietal, están
implicados en la orientación espacial, la atención y la capacidad de cambiar el enfoque
cognitivo. Estas áreas son relevantes para la flexibilidad cognitiva al permitirnos adaptar
nuestra atención y considerar diferentes perspectivas.
Es importante destacar que estas regiones cerebrales trabajan en conjunto a través de
redes neurales interconectadas para respaldar la flexibilidad cognitiva. Además, otras áreas
cerebrales, como el lóbulo temporal y el lóbulo occipital, también pueden contribuir a aspectos
específicos de la flexibilidad cognitiva según el contexto y la tarea involucrada.
Debemos tener en cuenta que la comprensión de la flexibilidad cognitiva y su base
neural sigue siendo objeto de investigación activa, y se continúa explorando la contribución de
diferentes áreas cerebrales y redes neuronales en esta función ejecutiva compleja. Varios
investigadores han realizado contribuciones significativas en el estudio de la flexibilidad
cognitiva como función ejecutiva del cerebro. A continuación, mencionamos algunos
investigadores destacados en este campo:
Robert L. Knight9
: Es un reconocido neurocientífico que ha investigado ampliamente las
funciones ejecutivas del cerebro, incluida la flexibilidad cognitiva. Sus investigaciones se han
centrado en el papel de la corteza prefrontal y las vías fronto-basales en la regulación de la
flexibilidad cognitiva. Sus estudios demostraron que el lóbulo frontal desempeña un papel
crucial en la planificación, la toma de decisiones y el cambio flexible entre diferentes tareas y
estrategias cognitivas. Ha explorado también cómo la plasticidad cerebral contribuye a la
flexibilidad cognitiva. Y sus investigaciones han demostrado que el cerebro es capaz de
adaptarse y reorganizarse en respuesta a nuevas demandas cognitivas. Además, ha estudiado
cómo las lesiones cerebrales pueden afectar la flexibilidad cognitiva y cómo los individuos se
adaptan a estas lesiones.
Knight ha investigado cómo la flexibilidad cognitiva cambia a lo largo del envejecimiento.
Sus estudios han revelado que las habilidades de cambio y adaptación cognitiva pueden
disminuir con la edad, pero también ha demostrado que ciertas estrategias y entrenamientos
pueden mejorar la flexibilidad cognitiva en personas mayores.
Por otra parte Adele Diamond, psicóloga y neurocientífica conocida por su trabajo
pionero sobre las funciones ejecutivas y el desarrollo cognitivo en la infancia, ha realizado
investigaciones importantes sobre la flexibilidad cognitiva y su relación con otras habilidades
cognitivas, como la atención y la autorregulación. El equipo de Diamond ha obtenido hallazgos
con implicaciones directas e importantes para la educación. Diamond et al. (2007)10
muestra
9 Navarro-Cebrian, Knight & Kayser (2013) Error-Monitoring and Post-Error Compensations: Dissociation between Perceptual
Failures and Motor Errors with and without Awareness. Journal of Neuroscience 24 July 2013, 33 (30) 12375-12383; DOI:
10.1523/JNEUROSCI.0447-13.2013
10 Diamond, A., Barnett, W.S., Thomas, J., & MunroT, S. (2007). Preschool program improves cognitive control. Science, 318, 1387-
1388. doi:10.1126/science.1151148 PMID:18048670 NIHMS:36247 (abstract) (pdf¡ ) see also:
10. 10
que el currículo escolar de la primera infancia, Herramientas de la mente, mejora las funciones
ejecutivas de los niños (FE) y que cuanto mejores sean las FE de los niños, mejor será su
rendimiento en medidas académicas estandarizadas, despertó el interés mundial en la
intervención temprana para mejorar las FE por investigadores, educadores y financiadores al
mostrar que es posible mejorar las FE de niños de 4 a 5 años (muchos lo habían pensado
demasiado pronto). Fue el primer estudio que mostró que las FE se pueden mejorar en clases
regulares de escuelas públicas (sin equipos costosos y altamente técnicos, atención 1:1 o
especialistas) y que el juego parece fundamental. Indicó que el juego puede ayudar a los
objetivos académicos en lugar de restar tiempo para alcanzarlos. De hecho, se encontraron
resultados más sólidos que en los estudios de capacitación computarizados con niños pequeños.
Si a lo largo de la jornada escolar se apoyaban y cuestionaban progresivamente las FE, los
beneficios se generalizaban y se trasladaban a nuevas actividades, diferentes a todo lo que los
niños habían hecho antes. El 'ejercicio' diario de EF puede ayudar al desarrollo de EF y la salud
mental, al igual que el ejercicio físico mejora nuestros cuerpos y nuestra salud física.
5. Control inhibitorio:
El control inhibitorio es una función ejecutiva que implica la capacidad del cerebro para
inhibir o suprimir respuestas automáticas o impulsos no deseados en situaciones en las que se
requiere una respuesta selectiva y adaptativa.
El control inhibitorio, como función ejecutiva del cerebro, desempeña un papel
importante en la acción moral y en la toma de decisiones éticas. La relación entre el control
inhibitorio y la acción moral se basa en cómo esta función ejecutiva permite a las personas
regular sus impulsos y tomar decisiones que reflejan sus valores éticos y morales. Aquí se
describen algunas de las formas en que el control inhibitorio y la acción moral están
relacionados:
Supresión de impulsos inmorales: El control inhibitorio permite a las personas resistir
impulsos o deseos que podrían llevar a acciones moralmente inapropiadas o contrarias a
sus valores éticos. Por ejemplo, alguien puede sentir la tentación de hacer trampa en un
examen, pero el control inhibitorio le permite frenar ese impulso y tomar una decisión más
ética.
Reflexión y toma de decisiones morales: El control inhibitorio también está relacionado
con la capacidad de reflexionar y tomar decisiones morales de manera deliberada. Las
personas pueden usar esta función ejecutiva para pausar y considerar las consecuencias
éticas de sus acciones antes de actuar impulsivamente.
Empatía y consideración de los demás: El control inhibitorio puede ayudar a las personas
a ponerse en el lugar de los demás y considerar las necesidades y perspectivas de los demás
en situaciones morales. Esto facilita la toma de decisiones éticas que tienen en cuenta el
bienestar de los demás y no solo el propio.
Prevención de comportamientos perjudiciales: El control inhibitorio es esencial para evitar
comportamientos perjudiciales para uno mismo o para otros. Por ejemplo, puede ayudar a
prevenir la agresión impulsiva o el comportamiento dañino hacia otros.
http://www.nytimes.com/2009/09/27/magazine/27tools-t.html.
http://www.devcogneuro.com/images/Pubs/National_Scientific_Council_on_the_Developing_Child20
09.pdf
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Resistencia a la presión social: En situaciones en las que la presión social o la conformidad
pueden llevar a acciones moralmente cuestionables, el control inhibitorio puede ayudar a
las personas a mantenerse firmes en sus valores y resistir la influencia negativa de su
entorno.
Regulación emocional: El control inhibitorio también está vinculado a la regulación
emocional, lo que puede ser crucial en situaciones morales intensas. Puede ayudar a las
personas a gestionar sus emociones de manera que no nublen su juicio moral y les permitan
tomar decisiones éticas.
En resumen, el control inhibitorio como función ejecutiva del cerebro desempeña un
papel fundamental en la acción moral al permitir a las personas detenerse, reflexionar y tomar
decisiones que reflejen sus valores éticos y morales. Facilita la resistencia a comportamientos
inmorales impulsivos y contribuye a la toma de decisiones éticas más deliberadas y reflexivas.
El control inhibitorio implica varias áreas del cerebro, incluyendo la corteza prefrontal y
la corteza cingulada anterior. La corteza prefrontal dorsolateral se ha asociado con la
planificación y el monitoreo de la conducta, mientras que la corteza cingulada anterior se ha
relacionado con la detección de errores y la resolución de conflictos.
Un número significativo de investigadores ha investigado sobre el control inhibitorio,
incluyendo a Michael Posner, Adele Diamond, Jonathan Cohen, Russell Barkley y muchos otros.
Cada uno de ellos ha propuesto teorías y modelos para explicar el control inhibitorio.
Por otra parte, es importante señalar que no solo es posible desarrollar sino también
entrenar el control inhibitorio en cualquier edad. El cerebro tiene la capacidad de cambiar y
adaptarse en respuesta a la experiencia, un proceso conocido como neuroplasticidad. El
entrenamiento del control inhibitorio se puede lograr a través de diversas estrategias y
actividades que se enfocan en mejorar la capacidad del cerebro para inhibir respuestas
automáticas o impulsos no deseados.
Existen niveles en el desarrollo del control inhibitorio como función ejecutiva. El control
inhibitorio se refiere a la capacidad de suprimir respuestas automáticas o impulsivas y de regular
la conducta de acuerdo con las demandas del entorno o las metas establecidas. Esta función
ejecutiva se desarrolla a lo largo de la infancia y la adolescencia y sigue madurando en la adultez.
A continuación, se presentan algunos de los niveles clave en el desarrollo del control inhibitorio:
Infancia temprana: En los primeros años de vida, los niños comienzan a desarrollar la
capacidad de inhibir respuestas impulsivas. Por ejemplo, aprenden a esperar su turno en
un juego o a no tocar objetos peligrosos cuando se les dice que no lo hagan. Sin embargo,
en esta etapa, la inhibición es limitada y a menudo requiere recordatorios y supervisión
de los adultos.
Edad preescolar: Durante la etapa preescolar, los niños mejoran en su capacidad de
control inhibitorio. Pueden seguir instrucciones más complejas, esperar con más
paciencia y mostrar una mayor autoregulación en situaciones sociales y académicas. Aun
así, pueden tener dificultades para inhibir sus impulsos en situaciones emocionales o de
alta excitación.
Niñez media y tardía: En la niñez media y tardía, el control inhibitorio continúa
desarrollándose. Los niños adquieren habilidades más avanzadas para planificar y regular
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su comportamiento. Pueden resistir la tentación y tomar decisiones más racionales. Estas
habilidades son esenciales para el éxito académico y social.
Adolescencia: Durante la adolescencia, el control inhibitorio sigue madurando, pero
también puede ser desafiado por cambios hormonales y sociales. Los adolescentes
pueden experimentar impulsividad en situaciones de riesgo y pueden tener dificultades
para regular sus emociones. Sin embargo, a medida que avanzan hacia la adultez, la
mayoría desarrolla un mejor control de impulsos.
Adultez: En la adultez, el control inhibitorio tiende a ser más eficiente y efectivo. Los
adultos son capaces de regular sus impulsos y tomar decisiones basadas en un
pensamiento más reflexivo y deliberado. Sin embargo, la capacidad de control inhibitorio
puede verse afectada por factores como el estrés, la fatiga y las lesiones cerebrales.
Es importante tener en cuenta que el desarrollo del control inhibitorio puede variar de
una persona a otra y depende en gran medida de la interacción entre factores genéticos y
ambientales. La educación y la práctica pueden desempeñar un papel importante en el
fortalecimiento de esta función ejecutiva a lo largo de la vida.
6. Planificación y organización
La planificación y la organización son dos funciones ejecutivas del cerebro humano que
están estrechamente relacionadas y que son esenciales para el pensamiento crítico y la toma de
decisiones. La planificación implica la facultad de establecer objetivos a largo plazo, identificar
los pasos necesarios para alcanzar esos objetivos y establecer un plan de acción para llevar a
cabo esos pasos de manera efectiva. La planificación también implica la facultad de anticipar y
prever posibles obstáculos o problemas y desarrollar estrategias para superarlos.
La organización, por otro lado, implica la facultad de ordenar y clasificar información de
manera eficiente y efectiva. Esto puede incluir la organización de ideas, datos, tareas o eventos
en categorías o jerarquías lógicas para facilitar su comprensión y acceso.
Ambas funciones ejecutivas son esenciales para la vida diaria y se relacionan con muchos
aspectos de la cognición, como la memoria, la atención y la resolución de problemas. Cuando la
planificación y la organización no están comprometidas, puede ser difícil completar tareas
complejas o alcanzar objetivos a largo plazo.
Estas funciones ejecutivas involucran a varias áreas del cerebro que trabajan juntas para
llevar a cabo estas tareas complejas. Las áreas más importantes que se sabe que están
involucradas en la planificación y la organización son, además de la corteza prefrontal, la corteza
parietal, situada en la parte superior del cerebro, justo detrás de la corteza prefrontal, es
responsable de la integración de la información sensorial y la orientación espacial. Esta área es
esencial para la organización de información y la navegación en entornos complejos. El
hipocampo, estructura ubicada en la parte medial del lóbulo temporal del cerebro, es esencial
para la formación y recuperación de la memoria. La memoria es una parte importante de la
planificación y la organización, ya que es necesario recordar objetivos a largo plazo, pasos para
lograr esos objetivos y posibles obstáculos que puedan surgir. El cuerpo estriado, que es una
estructura subcortical situada debajo de la corteza cerebral, importante para el control del
movimiento y la toma de decisiones. El cuerpo estriado está implicado en la selección de
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comportamientos adecuados para lograr objetivos específicos y en la inhibición de
comportamientos inapropiados.
Es posible desarrollar las funciones ejecutivas de planificación y organización a cualquier
edad. Aunque estas habilidades pueden ser más fáciles de desarrollar en edades tempranas, el
cerebro humano tiene la capacidad de seguir desarrollándose y cambiando a lo largo de toda la
vida.
La planificación y la organización son dos funciones ejecutivas clave que se desarrollan
a lo largo de la vida de una persona. Estas habilidades cognitivas son esenciales para el
funcionamiento ejecutivo eficiente y están relacionadas con la capacidad de establecer metas,
desarrollar estrategias, gestionar el tiempo y los recursos, y llevar a cabo tareas de manera
eficaz.
No hay etapas de desarrollo fijas y universalmente definidas para estas funciones
ejecutivas, ya que el desarrollo cognitivo es un proceso complejo y altamente individualizado.
Sin embargo, se pueden identificar algunas tendencias generales en el desarrollo de la
planificación y la organización a lo largo de la vida:
Infancia temprana: En la infancia, los niños comienzan a desarrollar habilidades básicas
de organización, como ordenar objetos por tamaño o forma. La planificación en esta etapa a
menudo se refiere a la ejecución de tareas simples y rutinarias, como vestirse o recoger juguetes.
Niñez intermedia: A medida que los niños crecen, su capacidad de planificar y organizar
se vuelve más compleja. Comienzan a desarrollar la capacidad de planificar actividades a corto
plazo, como hacer tareas escolares y actividades extracurriculares. También pueden comenzar
a comprender la importancia de establecer metas a largo plazo.
Adolescencia: Durante la adolescencia, las habilidades de planificación y organización
continúan desarrollándose. Los adolescentes pueden planificar proyectos escolares más
elaborados, gestionar su tiempo de manera más efectiva y tomar decisiones más informadas
sobre sus actividades y objetivos a largo plazo.
Adultez: En la adultez, las habilidades de planificación y organización son fundamentales
para el éxito en el trabajo, la vida familiar y otras áreas. Los adultos suelen tener una mayor
capacidad para planificar y gestionar tareas complejas, establecer metas profesionales y
personales, y administrar su tiempo y recursos de manera más eficiente.
Envejecimiento: A medida que las personas envejecen, las habilidades de planificación
y organización pueden experimentar cambios. Algunas personas pueden experimentar una
disminución en estas habilidades debido a factores como el envejecimiento cognitivo, mientras
que otras pueden mantener o incluso mejorar sus habilidades con el tiempo, especialmente si
se mantienen mentalmente activas y se adaptan a nuevos desafíos.
Es importante tener en cuenta que el desarrollo de estas funciones ejecutivas puede
variar ampliamente de una persona a otra debido a factores genéticos, ambientales y de
experiencias individuales. Además, es posible mejorar y entrenar estas habilidades en cualquier
etapa de la vida a través de la práctica, la educación y la adaptación a nuevas situaciones.
La planificación y la organización como funciones ejecutivas han sido objeto de
investigación en el campo de la psicología cognitiva y la neuropsicología durante décadas.
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Numerosos investigadores han contribuido a nuestro entendimiento de estas funciones
ejecutivas.
7. Toma de decisiones:
Es la capacidad para analizar la información disponible, considerar las consecuencias de
las diferentes opciones y elegir la mejor opción para alcanzar un objetivo. Es una función
ejecutiva del cerebro humano que implica la evaluación y selección de una opción entre varias
posibles, teniendo en cuenta las metas, valores y circunstancias relevantes en un momento
dado. La toma de decisiones se lleva a cabo en varias regiones del cerebro, incluyendo la corteza
prefrontal, el sistema límbico y otras áreas cerebrales relacionadas con la atención, la memoria
y el aprendizaje.
Para tomar decisiones, el cerebro utiliza información sensorial y cognitiva para evaluar
las posibles consecuencias de cada opción. Este proceso implica la evaluación de los riesgos y
beneficios de cada opción, la comparación de los resultados posibles con las metas y valores
personales, y la selección de la opción que se considera más adecuada.
La toma de decisiones también puede verse afectada por factores emocionales y
motivacionales, ya que las emociones y los impulsos pueden influir en el proceso de evaluación
y selección. Además, las decisiones pueden ser influenciadas por sesgos cognitivos, como la
tendencia a dar más peso a información reciente o a evitar opciones arriesgadas.
La toma de decisiones implica la actividad de múltiples regiones del cerebro. Algunas de
las áreas cerebrales más importantes involucradas en este proceso incluyen la corteza
prefrontal, situada en la parte frontal del cerebro y asociada con la planificación, la toma de
decisiones, la atención y la memoria de trabajo. La corteza prefrontal es especialmente
importante para tomar decisiones complejas que involucran la evaluación de múltiples factores.
El sistema límbico es una red de estructuras cerebrales que incluye el hipocampo, la amígdala y
el núcleo accumbens, entre otros. Estas áreas están involucradas en la regulación emocional y
la motivación, y pueden influir en la toma de decisiones al evaluar las opciones desde un punto
de vista emocional. La corteza cingulada anterior que se encuentra en la parte frontal del
cerebro y está involucrada en el procesamiento de la información emocional y la toma de
decisiones. Los ganglios basales, que son un conjunto de núcleos cerebrales profundos que
juegan un papel importante en la planificación y la ejecución de movimientos, pero también se
han implicado en la toma de decisiones. La corteza parietal, región del cerebro asociada con la
percepción sensorial y la atención, y también ha sido implicada en la toma de decisiones que
involucran la selección de estímulos relevantes.
Es posible desarrollar la función ejecutiva de toma de decisiones a cualquier edad a
través del aprendizaje y la práctica. La neuroplasticidad es la capacidad del cerebro para cambiar
y adaptarse en respuesta a nuevas experiencias y aprendizajes, y esta capacidad se mantiene
durante toda la vida. Esto significa que el cerebro puede cambiar y desarrollar nuevas
habilidades, incluso en edades avanzadas.
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8. Regulación emocional
La regulación emocional es la capacidad de una persona para controlar y manejar sus
emociones en respuesta a un estímulo. Es una función ejecutiva del cerebro que permite a las
personas adaptarse a situaciones nuevas y cambiantes, y es esencial para el bienestar emocional
y la capacidad de tomar decisiones efectivas.
Las zonas del cerebro involucradas en la regulación emocional incluyen la corteza
prefrontal, la amígdala y el hipocampo. La corteza prefrontal es responsable de la toma de
decisiones y el control de la atención, y juega un papel importante en la regulación de las
emociones. La amígdala es una estructura subcortical que procesa las emociones y es
especialmente importante en la evaluación y respuesta a estímulos amenazantes. El hipocampo
también juega un papel en la regulación emocional, particularmente en la formación de la
memoria emocional y la integración de la información emocional en la cognición.
La regulación emocional es una habilidad importante que se puede aprender y mejorar
a través de la práctica y el entrenamiento. Diferentes estrategias de regulación emocional
incluyen la atención plena, la reevaluación cognitiva, la expresión emocional adecuada y la
regulación emocional por supresión. El desarrollo de habilidades de regulación emocional
efectivas puede mejorar la capacidad de las personas para manejar el estrés, tomar decisiones
efectivas y mejorar su bienestar emocional.
Es importante tener en cuenta que todas las funciones ejecutivas trabajan en conjunto
para permitirnos adaptarnos a situaciones nuevas, planificar y alcanzar metas, resolver
problemas, y tomar decisiones efectivas en el mundo complejo que nos rodea.