El dolor físico es más fácil de controlar que el dolor emocional. Mientras que el dolor físico deja marcas temporales en la piel, el dolor emocional se aloja en el alma sin dejar marcas visibles y se acomoda allí.
1. Resulta más fácil controlar el
dolor del cuerpo que el del alma.
En la piel, el dolor marca su
efímero territorio. En el alma,
se acuna sin marcas y se
acomoda.