El ser humano primitivo vivía en armonía con los ecosistemas a través de la caza y recolección, pero con la revolución agrícola y el surgimiento de los primeros asentamientos humanos, comenzó a alterarlos a través de la deforestación y la conversión de tierras. Las revoluciones industrial e industrial posteriores intensificaron el impacto a través de la mecanización agrícola, la explotación minera y el desarrollo de infraestructuras, mientras que la sobrexplotación de recursos y el aumento de la