Un hombre llamado Álvaro Judas Uribe Iscariote presenta una petición al Santo Oficio Supremo para modificar el Quinto Mandamiento, argumentando que a veces es necesario matar para gobernar. Defiende que matar no es inherentemente malo y que depende de a quién se mata. Pide que el mandamiento diga que no se debe matar cuando no sea necesario, dejando la decisión de cuándo es necesario a los más sabios gobernantes. La petición es aprobada, permitiendo que los gobernantes maten sin temor a pecar cuando