En los últimos días del Concilio Vaticano II, el 16 de noviembre de 1965, cuarenta obispos, en su mayoría latinoamericanos, se reunieron en la Catacumba de Santa Domitila, en Roma, bajo el impulso de dom Helder Camara y firmaron lo que llamaron el «Pacto de las Catacumbas». Es bueno releerlo en estos momentos de Sede Vacante y Cónclave.