Este documento propone que el ser humano está compuesto de cuerpo, cerebro, alma y espíritu. El cuerpo está abierto al espíritu que le da unidad y equilibrio. El cerebro no es el punto de conexión entre el cuerpo y el alma, sino que regula las funciones del complejo espiritual-físico-somático. El alma da unidad a los componentes orgánicos y sus funciones. El espíritu, que viene de Dios, es lo que orienta y unifica las facultades del alma y permite la unión