El libro explora la naturaleza de la realidad humana según Sartre. El hombre es un proyecto definido por su libertad para elegir su esencia, no determinada de antemano. Sartre analiza la relación del ser humano consigo mismo, con la nada y con los demás, viendo al hombre como un ser condenado a la libertad que se define a través de sus acciones. La obra presenta una visión existencialista del hombre donde la existencia precede a la esencia y donde la libertad radical es la base de lo humano.
1. El ser y la nada, cuarta parte. Cap. I, l
El ser humano y la libertad
Pero hay más: lejos de ser la voluntad la manifestación única o, por lo menos,
privilegiada de la libertad, supone, al contrario, como todo acaecimiento del para-sí, el
fundamento de una libertad originaria para poder constituirse como voluntad. La
voluntad, en efecto, se pone como decisión reflexiva con relación a ciertos fines. Pero
estos fines no son creados por ella. La voluntad es más bien una manera de ser con
respecto a ella: decreta que la prosecución de esos fines será reflexiva y deliberada.
La pasión puede poner los mismos fines. Puede, por ejemplo, ante una amenaza, huir
a todo correr, por miedo de morir. Este hecho pasional no deja de poner
implícitamente como fin supremo el valor de la vida. Otro comprenderá, al contrarío,
que es preciso permanecer en el sitio, aun cuando la resistencia parezca al comienzo
más peligrosa que la huida: "se hará fuerte". Pero su objetivo, aunque mejor
comprendido y explícitamente puesto, es el mismo que en el caso de la reacción
emocional: simplemente, los medios para alcanzarlo están más claramente
concebidos; unos de ellos se rechazan como dudosos o ineficaces, los otros son
organizados con más solidez.
La diferencia recae aquí sobre la elección de los medios y sobre el grado de reflexión y
explicación, no sobre el fin. Empero, al fugitivo se le dice "pasional", y reservamos el
calificativo de "voluntario" para el hombre que resiste. Se trata, pues, de una diferencia
de acritud subjetiva con relación a un fin trascendente. Pero, si no queremos caer en el
error que denunciábamos antes, considerando esos fines trascendentes como
prehumanos y como un límite a priori de nuestra trascendencia, nos vemos obligados
a reconocer que son la proyección temporalizadora de nuestra libertad. La realidad
humana no puede recibir sus fines, como hemos visto, ni de afuera ni de una
pretendida "naturaleza" interior.
Ella los elige, y, por esta elección misma, les confiere una existencia trascendente
como límite externo de sus proyectos. Desde este punto de vista - y si se comprende
claramente que la existencia del Dasein precede y condiciona su esencia-, la realidad
humana, en y por su propio surgimiento, decide definir su ser propio por sus fines. Así,
pues, la posición de mis fines últimos caracteriza a mí ser y se identifica con el
originario brotar de la libertad que es mía. Y ese brotar es una existencia nada tiene de
esencia o de propiedad de un ser que fuera engendrado conjuntamente con una idea.
Así, la libertad, siendo asimilable a mi existencia, es fundamento de los fines que
intentaré alcanzar, sea por la voluntad, sea por esfuerzos pasionales.
No podría, pues, limitarse a las actos voluntarios. Al contrario, las voliciones son, como
las pasiones, ciertas actitudes subjetivas por las cuales intentamos alcanzar los fines
puestos por la libertad original. Por libertad original, claro está, no ha de entenderse
una libertad anterior al acto voluntario o apasionado, sino un fundamento
rigurosamente contemporáneo de la voluntad o de la pasión, que éstas, cada una a su
manera, manifiestan. Tampoco habrá de oponerse la libertad, a la voluntad o a la
pasión como el "yo profundo" de Bergson al yo superficial: el para-sí es íntegramente
ipseidad y no podría haber "yo-profundo", a menos de entender por ello ciertas
estructuras trascendentes de la psique.
2. La libertad no es sino la existencia de nuestra voluntad o de nuestras pasiones, en
cuanto esta existencia es nihilización de la facticidad, es decir, la existencia de un ser
que es su ser en el modo de tener de serlo. Volveremos sobre ello. Retengamos, en
todo caso, que la voluntad se determina en el marco de los móviles y fines ya puestos
por el para-si en un proyecto trascendente de sí mismo hacia sus posibles. Si no,
¿cómo podría comprenderse la deliberación, que es apreciación de los medios con
relación a fines ya existentes?
(Sartre, El ser y la nada, cuarta parte. Cap. I, l.)
RESUMEN DE LA OBRA EL SER Y LA NADA
JEAN PAUL SARTRE
Argumento del libro "El Ser y la Nada" de Jean Paul Sartre.
El tema central de la teoría es una exploración de la realidad humana, como
conciencia “ser por si” entendida como huida, negación, falta de ser y libertad.
Sartre no ve en la naturaleza humana, la esencia del hombre ya que la existencia
precede a la esencia; inicialmente el ser “que es lo que es y qué es lo que no es” debe
por medio de un acto realizarse, pasar del primer estado al segundo.
El hombre es un proyecto y solo esta metamorfosis le confiere una esencia. Sartre
recorre el camino que va de la ontología de la ética, del análisis del “ser del parecer” o
el existir, hacia un reconocimiento positiva de la tarea humana como forma de libertad.
Sartre se centra en el hombre exclusivamente y lio concibo como un solo dinamismo
actuando en un vacio solitario de la libertad sin fondo; la concepción de la nada en
Sartre es distinta a otros autores. No es para él un complemento del ser sino lo
constituyente de lo real, y el ser en cuanta existencia humana, es un continuo
arrancarse de sí.
Esta conciencia puede cuestionarlo todo y para cumplir esta función debe tener
libertad absoluta y poder de modificar sus propios modos de existencia. A si Sartre
llega a la afirmación de que el hombre es un ser “condenado a la libertad”.
Aquí se analiza la relación entre el prójimo que nos condiciona debido al conocimiento
que de nosotros tiene y con el cual, “nos roba”, sin embargo, necesitamos del otro
para captar plenamente todas las estructuras del prójimo.
La primera tarea del existencialismo es hacer consiente al hombre de lo que es y
responsabilizarlo de su existencia, todos los valores se hallan afectados por este
carácter radicalmente ambiguo: “ser incondicionalmente” y “no ser”, en cuanto a su
“único” fundamento, es la libertad humana.
En esta obra Sartre critica al marxismo cono “reificación “del hombre; pues los
principios de la dialéctica fueron tomados del mundo de los objetos, pero no es posible
aplicarlos a la esfera personal. El ser y la nada presenta una visión nueva de la
realidad humana y plantea más interrogantes de los que soluciona.
¿Está el ser humano condenado a la mala fe, al absurdo? ¡El ser-hombre se ajusta
con toda clase de valores?. Algunos críticos han dicho que no hay una sola sonrisa en
sus escritos, ni un perfume, ni una flor.
Es un jardín agostado, un desierto de arena pesada sin camino, Sartre en la “critica de
la razón dialéctica “asen un examen de la “situación” y del ser “ser para otro”
analizando allí la acción humana colectiva.