El documento discute tres actitudes que las escuelas pueden adoptar hacia la comunidad: hostil, carencial o capacitante. Argumenta que los proyectos educativos deben ser de trabajo en red que fomenten la cooperación con la comunidad, no retóricos o asistenciales. También describe cuatro tipos de redes que las escuelas pueden establecer: educativas, comunitarias, profesionales y tecnológicas. El objetivo final debe ser que la escuela funcione como una red que sirva a la comunidad.