Suecia adoptó un enfoque diferente al de otros países al no implementar una cuarentena obligatoria, confiando en que los ciudadanos actuarían de manera responsable. Aunque ha habido muchos contagios y muertes, el sistema de salud no se ha visto abrumado. Los funcionarios suecos creen que esta estrategia significará que más personas sean inmunes para una posible segunda ola del virus.