El documento describe la morfología y las condiciones necesarias para el cultivo de la vid. Explica que la vid está constituida por raíces, tronco, sarmientos, hojas, flores y frutos. Se clasifica taxonómicamente y se describe la forma de las hojas de las cepas más importantes. También analiza factores como el suelo, clima, paisaje, latitud, técnicas de poda y su importancia. Resalta que la calidad del vino depende del terroir, comportamiento del clima y labor del viticultor.
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Morfología y técnicas de cultivo de la vid
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Obtenido del Libro “Mi Pasión por los Vinos”, de los autores: Rafael Raúl Utrera
Velázquez y Ana Isabel Utrera Velázquez. Publicado en 2017.
Capítulo 4. Morfología y condiciones para el cultivo de
la vid
Clases de vino sólo hay dos: el buen vino y el mejor vino.
Algo más acerca de la uva
Se conocen las bebidas obtenidas de esta fruta que regala la madre naturaleza. Con el
objetivo de buscar el entendimiento de sus sabores, en conocimientos basados en su
composición y sustancias naturales que nos permite obtener vinos de diferentes
complejidades. Comenzaremos primeramente por la morfología de la vid y luego
veremos la morfología de la uva.
4.1 La cepa está constituida por:
Raíces
Tronco
Sarmiento
Hojas
Flores
Frutos
La planta de la vid se clasifica en la taxonomía vegetal a las Cormofitas, del Tipo
Espermatofitas, que son plantas con raíz, tallo, hojas, flores y semillas, con clorofila y
reproducción constante, son del Subtipo de las Angiospermas, o sea plantas con
semillas que se encuentran encerradas en un ovario, de la Clase Dicotiledóneas, con
dos hojas embrionarias en la base de la planta, son platas leñosas, flores en corola y
fruto en bayas.
La forma de las hojas de la planta es un criterio para identificar las cepas más
importantes, ya que se diferencian en tamaño, forma y disposición de los nervios en el
limbo.
En la siguiente imagen se muestra la vid y su constitución.
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Imagen 4.1: Vid graficada
Fuente: http://cocinayrecetas.com
Imagen 4.2: Desarrollo de la vid
Fuente: http://cocinayrecetas.com
Si se analiza la imagen anterior podemos resumir que la vid, una vez que es plantada
tiene un periodo de desarrollo de dos a tres años antes de que empiece a producir,
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dependiendo lógicamente de las condiciones climáticas como factor fundamental y clave
en el proceso de crecimiento y desarrollo. Se estima a través de grandes viticultores que
la planta puede tener una vida útil de hasta 25 años. En caso de que sobrepase ese
periodo de producción, pues sus frutos se identificaran con diferentes tonalidades de
color y poco grado de azúcar debido a su maduración dependiendo del tipo de cepa.
La calidad de sus frutos depende exclusivamente de tres factores imprescindibles como
el terroir, comportamiento del clima y la mano del viticultor. Los grandes apasionantes
de esta labor en los principales viñedos, cuando hablan del viticultor, primero se refieren
al amor que siente por su trabajo, pues ellos alegan que una vid no producirá buenos
frutos si el viticultor no trata a la planta como si fuera su propio matrimonio. Realmente
es un trabajo arduo de mucha paciencia y tiempo. Para lograr la máxima calidad en los
vinos, todo empieza desde los suelos, el cultivo, su método de poda y la mano del
hombre.
Científicamente todos los seres vivos tienen un ciclo biológico que se comportan a través
de la madre naturaleza, y que van desarrollando progresivamente con el paso del
tiempo. Para las plantas, en este caso la vid, pasa por períodos de tiempo en que va
adquiriendo características que se reflejan en sus frutas, y para todos los viticultores es
imprescindible, ellos son capaces de evocar todos sus conocimientos y entrega con el
fin de observar cada cambio que va teniendo la vid. La siguiente imagen presenta un
análisis constituido en dos fases (reposo vegetativo y desborre), en su comportamiento
desde que nace y crece como todo ser vivo con la magia de la naturaleza, en cuanto a
factores climáticos y el suelo, donde se retroalimenta constantemente esta planta.
Veamos el siguiente análisis:
Tabla 4.1: Ciclo biológico de la vid:
FASES ÉPOCA DEL AÑO ASPECTO DE LA
PLANTA
CAUSA
Reposo Vegetativo Una parte del otoño y
todo el invierno
Sólo está la parte
leñosa, sin nada verde,
ni hojas, presenta el
tronco con los brazos y
sarmientos.
La temperatura del
suelo es menor a
los 10°C, no hay
absorción de los
nutrientes del
suelo por la raíz.
Desborre A finales del invierno y
el principio de la
primavera
La planta posee tallo,
hojas, y frutos en
racimos, todos
La temperatura del
suelo está por
encima de 10°C, la
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diminutos, Las yemas de
la planta comienzan a
hincharse
llamándoseles “la
borra”, en estas yemas
está la información
genética de la planta.
raíz comienza a
absorber los
nutrientes del
suelo
Fuente: Elaboración propia.
4.2 Terroir.
Imagen 4.3: Tipos de suelos
Fuente: http://www.domonterrei.com
La mayoría de los suelos pero con dificultad especial en aquellos muy humificados, es
decir con gran cantidad de materia orgánica en descomposición.
La relación de los suelos con respecto a los vinos que produce se refleja a continuación.
Tipos de Suelos Calidad del Vino
Silíceos……………………...Bouquet, Finura
Calizos……………………....Cuerpo, Redondez
Arcillosos……………………Taninos, Dureza, Color, Grado
Pizarras……………………...Madurez, Taninos, Fuerza
Humíferos…………………...No apropiados
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La calidad del suelo se refleja en calidad del vino. Los contenidos en nitrógeno, fósforo
y potasio son los que define la riqueza agrícola de un suelo. El nitrógeno, que favorece
los procesos vegetativos, disminuye la calidad cuando está en exceso. En cantidad
elevada (como en los terrenos húmicos), la vid no prospera. El fósforo interviene en el
metabolismo del azúcar. Su escasez es rara pero compromete la energía y el vigor de
la planta y el fruto. El potasio mejora la función clorofílica y su influencia es positiva en
cuanto a resistencia en la planta y madurez en el vino resultante. Su exceso disminuye
la acidez total, (Bujan, Artajona, 2006).
El suelo vitícola: las características óptimas de un buen suelo para la vid pueden
resumirse en las siguientes:
Buen drenaje
Calidad media
Disposición en pendiente
Exposición sureste
Entorno (paisaje): protección de las inclemencias climáticas
Altitud: no superior a los 500m.
4.3 El Clima
El conjunto de condiciones atmosféricas que condicionan la vida animal y vegetal de
una región se denomina clima y está determinado por un conjunto de elementos.
Cantidad de luz, u horas de insolación, necesaria para la fotosíntesis (y
producción de azúcares)
Intensidad y frecuencia del viento (que influye en la humedad y en la polinización)
Temperaturas (heladas y falta de calor)
Pluviometría, que determina la alimentación hídrica de la planta
Al definir un clima, debe también definirse la extensión de territorio a la que se aplica,
puesto que cuanto mayor es el área, menos homogéneo es.
Macroclima se refiere a una región continental (mediterráneo, oceánico,
continental)
Mesoclima es una referencia local (una ciudad, una comarca)
Microclima el de una parcela de viña
4.4 Las condicionantes de paisaje y latitud
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Las variables que determinan los factores idóneos para que la vid se desarrolle en un
lugar determinado pueden estar profundamente matizadas por la latitud y el paisaje.
Condicionantes de Latitud
La vid resiste con dificultad las alturas, de forma que es difícil su cultivo por encima de
los 500m. Sin embargo en las latitudes tropicales, el perfil de temperaturas es idóneo
para la viña puede encontrarse en parajes con altitudes superiores a 2000m, teniendo
en cuenta que la temperatura disminuye aproximadamente 0,6°C cada 100m de altura.
Por el contrario, en latitudes elevadas, como la cuenca del Rhin, apenas resiste un
centenar de metros sobre el nivel del mar.
Condiciones del paisaje
Las condiciones climáticas pueden variar según la morfología del entorno o paisaje. Los
bosques cercanos a las viñas las protegen de eventuales inclemencias; los lagos, ríos
y el mar reflejan el sol y acumulan calor por lo que generan un clima más benigno en su
entorno inmediato. Los mares de palmeras de los oasis permiten que las vides
prosperen en entorno tan adversos como el desierto. Los factores de clima y suelo se
cumplirán por tanto, siempre que se restrinjan a un microclima.
Noción de añada
El conjunto de valores que van adquiriendo las variables meteorológicas a lo largo del
año en una zona determinada, determinan de manera muy notable todo el desarrollo de
la vid, la calidad y las propiedades del vino obtenido. El concepto de añada recoge las
particularidades del año meteorológico al que se refiere.
Escalas climáticas
Temperatura y pluviometría son la base de algunas escalas climáticas que se utilizan
para clasificar las diferentes zonas vitícolas. En cuanto a la temperatura, se cuentan la
cima de las temperaturas activas (mayores de 10°C) tomadas desde el 1 de abril hasta
el 31 de octubre; dicha suma ha de ser mayor que 1000°C para ser posible el cultivo de
la vid. Estas escalas sin embargo, no tienen en cuenta la forma ni el momento en que
se producen las lluvias; ni el perfil de las temperaturas, (Bujan, Artajona, 2006).
4.5 Técnicas de Poda
Existen diferentes tipos de podas. Históricamente, quienes experimentaron los métodos
de podas y se introdujeron en esta técnica logrando grandes resultados en la calidad de
los frutos fueron los monjes. Ellos se dedicaron a cultivar la vid en sus terrenos y a cuidar
de la planta como su propia vida.
Las técnicas de podas pueden ser en espaldera, en cortina, en pérgola, en vaso alto o
vaso bajo (también se pueden ver términos como: Cordón de royat, Lyne, Scott Henry,
Guyot doble, Doble cortina de Geneva). Pues el objetivo principal trata de optimizar
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espacios en el terreno y que las vides se encuentren correctamente expuestas al sol y
aireadas. La vid es una planta trepadora, donde las ramas o también llamados
sarmientos pueden alcanzar una longitud de hasta 30 metros, donde las yemas pegadas
al tronco no brotan, si no la que están situadas a los extremos debido a que recibe más
savia. Es importante resaltar que no se trata de lograr mayor cantidad de racimos en la
planta pues su proporción en producción no es equivalente a la calidad de sus frutos, la
clave está en que produzca menos racimos pero con más grosor y más calidad, para
lograr esto entra en juego la técnica de poda reduciendo constantemente el número y la
longitud de los sarmientos. Algunos viticultores en diversos viñedos utilizan una técnica
para saber si hay presencia de plagas, el método consiste en plantar rosas al inicio,
debido a que esta es la flor es más sensible a las enfermedades, pues sirve como señal
de prevención.
4.5.1 Importancia de la poda
La efectividad de la poda transcurre en el período de latencia de la vitis vinífera, se
considera fundamental realizar en esta etapa para lograr el desarrollo biológico ya que
esta determina la guía deseada de la misma. La calidad de la producción justamente
incide en esta técnica que se le asigna, la planta depende de una hidrogenación que
incorpora estos términos de poda creando resultados que pueden ser muy favorables.
Esta técnica le permite al viticultor escoger fácilmente las maderas o cañas para la
replantación de viñedos o fructificación y lógicamente mejora la producción de la uva
Después de que una planta joven de vid ha sido guiada y todas las estructuras
permanentes de la planta se han desarrollado, la poda anual debe realizarse durante la
estación de latencia (poda de latencia) para remover las cañas (canes) y las espuelas
(spurs) de fructificación del año pasado (que ahora tienen dos años de edad) así como
para remover el exceso de cañas que solo tienen un año de edad.
Debido a la manera en la crecen las vides y producen la fruta, los productores deben
realizar podas anualmente. La fruta únicamente se produce en los retoños de las cañas
que tienen un año. Por lo tanto, anualmente deben producirse nuevas cañas sanas y
frondosas que sean capaces de mantener la producción anual de fruta.
El sistema para guiar las plantas de vid está diseñado para estimular la producción de
nuevas cañas en posiciones específicas de la vid – los brazos o los cordones. La poda
debe hacerse de una manera selectiva, el objetivo es remover las cañas que no sean
adecuadas para producir fruta y conservar en el mismo proceso las mejores cañas que
producirán la fruta. La selección de las cañas cumple con dos funciones: 1) produce
brotes fructíferos para la siguiente temporada, y 2) produce brotes sanos de donde una
buena caña de fructificación podrá ser seleccionada durante la siguiente etapa de
latencia.
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En cada brazo de la vid, estas dos funciones pueden ser divididas entre dos cañas: una
caña o espuela de fructificación (dependiendo del sistema de guiado y poda que se use)
y una caña (espuela) de regeneración. Alternativamente, puede usarse una sola caña
de fructificación o una espuela en cada brazo, y retener uno de los brotes de
fructificación basales como caña de fructificación para la siguiente temporada.
4.5.2 ¿Cuándo debe Podarse?
Imagen 4.4 tronco de la vid
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Fuente: Vista de los tallos llamados espuelas (spurs) en el momento en el que las yemas se hinchan y
brotan. Fotos por Ed Hellman, Texas AgriLife Extension.
La poda en el período de latencia de la planta de vid puede llevarse a cabo en el período
comprendido entre la caída de las hojas en el otoño y el rompimiento de los brotes en
la primavera. Sin embargo, el decidir cuál es la mejor época para podar depende
normalmente de la disponibilidad de trabajadores en la región en donde se encuentra
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su viñedo. Antes de tomar la decisión de cuando podar, es recomendable también
considerar el estado general de la planta. Podar durante el otoño podría incrementar la
susceptibilidad de la planta a lesiones provocadas por heladas, lo que podría reducirse
si se podara después de este período (Wolf and Poling, 1995). En regiones donde el
riesgo de lesiones provocadas por el frío sea significativo, podría ser ventajoso posponer
la poda hasta después de que pasen las temperaturas más frías del invierno. Posponer
el podado también posibilita la evaluación de lesiones provocadas por el frío y el ajuste
de los niveles de podado para compensar las pérdidas por estas lesiones.
Una práctica llamada “podado-doble” es usada algunas veces para evitar las lesiones
por las heladas en la primavera. Esta práctica incluye dos podas, la primera durante el
invierno, y la segunda una vez que rompen las yemas en la primavera, de esta manera
solo se deja el número de yemas que se desean. Esta práctica retardará el rompimiento
de las yemas que se encuentran cerca de la base de la caña. La poda tardía
comúnmente causa que las vides “sangren” en donde se cortaron los tallos, pero esto
no causa ningún daño a la planta.
4.5.3 ¿Cuánto Podar?
Podado de los tallos llamados espuelas (spur). Crecimiento de los tallos llamados
espuelas y de las yemas durante la estación de crecimiento, y el tallo llamado espuela
durante la siguiente estación.
Adicionalmente a mantener del proceso de guiado de la vid, la poda reduce la
producción de frutos ya que remueve las yemas frutales.
Variando la cantidad de material vegetativo que se poda durante el período de latencia
es uno de los métodos que determina el nivel de la producción de uvas. El término
“conteo de yemas” (también llamado conteo de nudos o número de nudos) es usado
para determinar el número de yemas en el período de latencia que se conservarán
después de la poda. Generalmente, el conteo de yemas considera únicamente a las
yemas que tienen claramente definidos los internudos en ambas direcciones (Wolf and
Poling, 1995), por lo tanto los nudos basales no están incluidos en este conteo. Las
yemas basales, algunas veces llamadas “yemas que no se cuentan”, no se incluyen en
el conteo porque frecuentemente estas yemas no producen brotes, y si producen brotes,
normalmente estos brotes son no fructíferos.
Los productores de uva frecuentemente podan sus vides con la intención de alcanzar
un balance entre la producción de fruta y un adecuado pero no excesivo crecimiento de
los brotes o tallos. Incrementado el número de yemas se incrementa el número de brotes
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o tallos, lo cual, en exceso puede provocar que el dosel (canopy) sea demasiado denso
y se incremente el sombreado.
Los niveles de producción también se incrementan cuando el número de yemas
aumenta, sin embargo la planta de la vid puede que no sea capaz de madurar todos los
frutos que emergerán de todos los brotes o tallos. Un gran número de yemas producirá
un gran número de brotes o tallos, pero el crecimiento de los tallos se reducirá y como
consecuencia de esto, el número de clústeres por tallo será menor (Coombe and Dry,
1992).
El podado excesivo – conservando muy pocas yemas – provocará que la producción de
fruta sea limitada. La remoción de yemas frutales reducirá la cosecha, ya que el número
de brotes o tallos será menor. Cuando existen pocos rebrotes o tallos en relación a
capacidad de crecimiento de la planta de vid, la vid compensará este déficit aumentando
el vigor de los rebrotes o tallos restantes, produciendo un excesivo crecimiento lateral
de la planta y estimulando el desarrollo de rebrotes en yemas secundarias y terciarias
así como de yemas latentes. La consecuencia de esto será la presencia de doseles o
canopies sobre cargados, lo que provocará un medio ambiente muy pobre para la
maduración del fruto.
4.6 Morfología de la uva
Imagen 4.5: Composición de la uva
Fuente: http://ben.upc.es
La uva contiene en su interior todos los elementos requeridos para la elaboración del
vino, es por esta razón que comprender la morfología del fruto puede ayudar a entender
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el resultado final del vino. Esta morfología es semejante a una división concéntrica de
zonas sin solución de continuidad que empieza por las semillas que ocupan una posición
interior cerca de su centro. En la siguiente imagen se verá con detalles la concentración
de la uva, compuesta por elementos naturales que dan lugar en cada una de sus
características a la calidad final que se desea obtener en los vinos, lógicamente la
variedad adquiere su optimización en función de su desarrollo a través de las
condiciones climatológicas tan variantes en cada añada, cada sustancia natural propia
de la morfología de la uva puede verse limitada a raíz de esa condición o bien puede
desarrollar con más intensidad sus características morfológicas. Veamos los detalles de
la morfología de la uva:
La Primera zona: El interior de las semillas, aquí se encuentra la mayor concentración
de azúcares, también está presente el ácido málico (subproceso exclusivo de
fermentación maloláctica en el proceso de vinificación), en el que en ocasiones se
puede convertir este ácido en un azúcar mediante el proceso de glucogénesis propio de
la fisiología de la planta, esta zona tiene un color ligeramente verde.
La segunda zona: la concentración de azúcares disminuye y aumenta la presencia de
ácido tartárico, además tiene este componente químico y también el ácido málico, que
tienen importancia en la elaboración de los vinos, siendo posible la modificación de
cualquiera de los dos por los vinicultores en el producto final que se obtiene.
La tercera zona: En esta se encuentran las sales minerales como el potasio en mayor
cantidad. Los poli fenoles están presentes en la piel exterior, estos pueden ser los
taninos, y las antocianinas que proporcionan el color rojizo del vino, los aromas y
sabores.
La manera en la que se aplasta la uva puede afectar las propiedades organolépticas del
mosto, por ejemplo, si se prensa poco se extraen los azúcares del centro de la uva,
obteniéndose pocos polifenoles (vinos blancos afrutados), pero si se aprieta más,
empiezan a extraerse los taninos y aparece la coloración tinta.
Las vides básicamente desarrollan el ciclo del carbono con sus hojas y la fotosíntesis
genera en las frutas (las uvas) los azúcares necesarios para su almacenamiento. Las
uvas son por lo tanto "almacenes" de azúcares que se emplean posteriormente en la
fermentación del vino. El cultivo de la uva se centra en la vigilancia permanente de ese
proceso de "almacenamiento" progresivo de azúcar en los frutos. Cualquier problema
que perjudique o rompa el equilibrio, la poda hace que el azúcar se concentre en un
número pequeños de frutos, en una tierra moderadamente húmeda las raíces se
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dedican a profundizar con el objeto de poder absorber los minerales necesarios
(principalmente potasio). El balance entre el contenido de azúcares y ácidos juega un
papel importante en la calidad del resultado final del vino.
Por regla general cuanto a más sol esté expuesta la vid, mayor es la concentración de
azúcares en las uvas (y más cantidad de alcohol), y por el contrario poca exposición da
una cantidad mínima de azúcares (y por lo tanto una pequeña cantidad de alcohol). Esta
concentración de azúcar en las uvas suele estar reglamentada en los diferentes países
y se suele medir con un refractómetro portátil (bastan pequeñas cantidades de mosto
para determinar la concentración de azúcar en grados Brix). Es por esta razón, con el
objeto de maximizar la cantidad de luz recibida, por la que las vides se adaptan con
formas de pérgola con el objeto de que capten la mayor cantidad de sol posible.
Durante la maduración de la uva en la vid existe un cambio en la uva denominado en
castellano con la palabra envero, que al francés se traduce por "véraison"; palabra de
reciente aparición en los diccionarios franceses. Existe un instante en el que la uva
cambia su metabolismo y empieza a almacenar azúcares a una velocidad muy superior,
al mismo tiempo va disminuyendo la concentración de ácidos dentro de la uva. En el
Hemisferio Norte el envero se produce en el mes de enero. De la noche a la mañana la
uva de una cepa deja de tener color verde y pasa a tenerlo amarillo, si la variedad es de
uva blanca o se pone roja, si la variedad es de uva tinta. El fenómeno no se produce en
todas las cepas del viñedo simultáneamente. El envero es entendido como el comienzo
de una cuenta atrás para la determinación del momento de la vendimia. Existen otros
factores que determinan ese momento como puede ser la transición de color de las
semillas del interior de la uva, que suelen pasar de verdes a marrones, o la maduración
de los poli fenoles. Antaño los viticultores experimentados masticaban una uva cada día
a partir del instante del envero y con los sabores y aromas que detectaban determinaban
el comienzo de la vendimia. Hoy en día se realiza con aparatos de medida tales como:
refractómetros, etc.
Investigadores australianos y californianos se han aplicado al estudio de la viticultura,
consiguiendo buenos resultados, aunque quizá excesivamente prácticos. En la
Universidad de Davis, en California, con el simple estudio de la viticultura y sin prestar
especial atención ni a la ampelografía, ni a la ampelología ni a la ampelometría han
conseguido resultados muy bien valorados en el mundo científico. Las vides viejas
tienen muchos partidarios, a pesar de su menor rendimiento; pero se ha descubierto
que ese buen resultado no se debe a la vejez de la vid, sino a que al ser vieja las pocas
uvas que produce reciben mayor insolación. El mismo resultado puede conseguirse con
vides nuevas procurando una mayor exposición a la luz solar y que las uvas no se den
sombra unas a otras. Tradicionalmente se buscaban terrenos con alta insolación y de
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secano. Pero, tal como asegura Carlos Falcó, esos mismos resultados pueden
conseguirse mediante el riego por goteo y el llamado “canopy management”, que puede
traducirse por “gestión de la conducción del viñedo”, con una producción que multiplica
por seis la producción. Tal modalidad de viticultura está prohibido por la legislación
comunitaria europea que favorece cualquier criterio que asegure que no haya
excedentes de vino. Por lo mismo está muy limitada la práctica de emparrar las viñas,
que es el método aplicado tradicionalmente para multiplicar la producción.
El desarrollo de la vid prescinde de su fortaleza en particular ante las enfermedades,
algunas variedades son más resistentes que otras, como la Cabernet Sauvignon por
eso muchos viticultores la consideran tan rentable, ya que no corre tanto riesgo pero
igual todas están expuestas a enfermedades y plagas. Algunos viñedos tienen sus
estrategias propias para combatirla, como se explicaba anteriormente algunos siembran
rosas al principio de cada viñedo, ya que se considera como las flores más sensibles a
las enfermedades y obviamente serán las primeras afectadas, esto nos indica cuando
haya presencia de plagas, existen diversas plagas y muchas vienen desde antaño
afectando los viñedos.
4.7 Plagas que atacan a las variedades:
Botrytis Cinerea: Es un hongo patógeno donde busca hospitalidad comúnmente en la
vid, también se puede escuchar en términos como podredumbre de Botrytis. Esta plaga
se puede caracterizar por reflejar en la vid dos tipos de infecciones, una conocida como
podredumbre gris la cual produce en gran medida la perdida de los racimos que se
encuentren afectados y se alberga con más rapidez cuando hay mucha presencia de
humedad; la otra infección se conoce como podredumbre noble, esta no es de
características tan radicales, incluso puede aportar sabores particulares a la vid que más
bien dulces, y está dada por cambios bruscos entre humedad y sequedad.
Filoxera: La Filoxera es un parasito o insecto que hace alojamiento en la vid, provocado
en muchas ocasiones a la imprudencia de los viticultores. Este parasito fue cómplice de
una crisis vitícola en el año 1863 en Europa, la cual costo mucho tiempo en recuperarse,
hasta que estudios científicos de origen americanos usaron las técnicas de portainjertos,
que se exponían como grandes resistentes a esta plaga de forma natural. Actualmente
para evitar esta crisis, casi todos los viñedos del mundo son injertos de este tipo, excepto
los que están plantados en suelos arenosos debido a que se hacen resistente a la plaga,
estas plantaciones tienen como características que impiden la construcción de los
túneles desde las raíces.
Oídio: Hongo parasito que forma parte de la familia de las erisifáceas, esta enfermedad
tiene como particularidad que ataca directamente a la parte aérea de las plantas. Los
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viticultores la detectan con facilidad cuando encuentran en la hoja una capa algodonosa
blanca, cuando este parasito adquiere fuerzas provoca que la coloración de la hoja
cambie a color amarillo hasta que se secan.