La ética de la responsabilidad se basa en considerar las consecuencias de las acciones y decisiones tomadas, así como las circunstancias y personas afectadas. Para evaluar sistemas de producción agroecológica desde esta perspectiva, se debe tomar en cuenta el impacto ambiental, social, económico y cultural de las prácticas, trabajando de manera multidisciplinaria para garantizar el bienestar de los agricultores, comunidades y generaciones futuras.