El ejército romano era una pieza fundamental de la expansión del Imperio Romano. Estaba formado inicialmente por ciudadanos romanos entre 17 y 46 años, aunque luego se permitió el reclutamiento de extranjeros. El ejército pasó de ser una milicia ciudadana a una fuerza profesional. Estaba compuesto por legiones de infantería y unidades de caballería auxiliares, con una estructura jerárquica clara y un equipamiento estandarizado.