El documento describe el origen y las creencias en torno a Santa Muerte, una figura popular mexicana personificada como la muerte. Se remonta a los años 1960 en Catemaco, México y combina creencias prehispánicas con elementos del catolicismo. Se le atribuyen poderes para conceder peticiones de amor, suerte y protección, así como también para causar daño. Su culto incluye ofrendas de flores, comida y bebidas ante estatuillas que representan un esqueleto vestido.