La política agraria española se ha dividido en varias etapas clave desde el siglo XIX hasta la entrada en la UE. La primera etapa incluyó las desamortizaciones del siglo XIX que permitieron roturar tierras pero no alteraron la concentración de la propiedad. La II República intentó una reforma agraria que fracasó. El franquismo se centró en la colonización y el regadío aunque benefició a los terratenientes. Más tarde, se produjo la concentración parcelaria y la política de precios para mejorar la rentabilidad