El documento critica la Unión Europea por priorizar los intereses de los mercados sobre los derechos de las personas. Aboga por un nuevo modelo de Europa decidido democráticamente que ponga a las personas en el centro, promueva la cooperación sobre la competitividad, y acabe con las desigualdades. Argumenta que la UE actual solo sirve para aumentar las ganancias de los bancos y grandes empresas a costa de los servicios públicos y los derechos de los ciudadanos.