Este documento discute los desafíos lingüísticos y socioculturales de la educación de personas sordas. Propone un enfoque socio-antropológico que ve la discapacidad como un problema de la sociedad y no del individuo. También aboga por eliminar barreras físicas y sociales mediante la mediación pedagógica, como el uso de la lengua primaria de los estudiantes sordos, los servicios de interpretación y el apoyo de otros profesionales. Concluye que la educación inclusiva requiere el compromiso