El documento discute la importancia de implicar a los grupos de interés locales para el éxito de las empresas globales. Explica que las empresas deben seguir un proceso de tres fases: 1) los empleados locales actúan como asesores culturales, 2) los equipos locales y globales colaboran en grupos, y 3) los agentes locales ganan autonomía mientras siguen recibiendo asesoramiento global. También destaca la necesidad de comprender y respetar las diferencias culturales locales.