La reforma fiscal de 2013 en México introdujo un impuesto especial del 8% sobre la "comida chatarra", definida como alimentos con más de 275 kilocalorías por 100 gramos. Esto ha aumentado la recaudación tributaria y podría beneficiar la salud pública al desincentivar el consumo de estos alimentos, aunque se necesitan también políticas para promover una alimentación saludable entre los niños. El impacto real del impuesto depende de factores como el desarrollo de dichas políticas públicas.