Las ilusiones ópticas se utilizan con frecuencia en la publicidad para atraer la atención del público y hacer que los productos se vean más atractivos. Algunas técnicas comunes incluyen distorsionar el tamaño o la forma de los objetos, usar efectos de profundidad para hacer que los productos parezcan más grandes o pequeños de lo que son, y colocar elementos en ángulos que engañan al ojo humano. Aunque engañosas, estas técnicas a menudo funcionan para vender más productos.