2. “Por lo tanto, aboliendo los rumores, Nerón subyugó a los reos y
los sometió a penas e investigaciones; por sus ofensas, el
pueblo, que los odiaba, los llamaba “cristianos”, nombre que
toman de un tal Cristo, que en época de Tiberio fue ajusticiado
por Poncio Pilato; reprimida por el momento, la fatal
superstición irrumpió de nuevo, no sólo en Judea, de donde
proviene el mal, sino también en la metrópoli [Roma], donde
todas las atrocidades y vergüenzas del mundo confluyen y se
celebran”. (Anales 15:44:2-3).
Tácito: Cornelio Tácito fue un historiador, senador, cónsul y gobernador del Imperio romano que vivió entre el
año 55 al 120. Escribió un relato sobre el incendio de Roma ocurrido en el año 64, cuanto a la prsecución y
castigo de los supuestos culpables, escribió este comentario.
3. A los judíos, instigados por Chrestus, los expulsó de Roma por
sus continuas revueltas. Vit. Caes., Claud., 25.
Suetonio: Otro escritor que da cuenta de Cristo y de los cristianos es Cayo o Gayo Suetonio Tranquilo que vivió
entre el año 70 y 126, conocido sencillamente como Suetonio, este historiador en su obra “La vida de los
cesares” del año 120 escribió sobre el emperador Claudio, lo siguiente:
Años más tarde sobre el emperador Nerón escribió:
Bajo éste [su reinado] se reprimieron y castigaron muchos
abusos, dictándose reglamentos muy severos [...] Nerón
infligió suplicios a los cristianos, un género de hombres de una
superstición nueva y maligna. De Vita Caesarum. Nero, XVI.2.
Es probable que con el nombre “Chrestus” el historiador se refiera a un insurgente romano distinto a Jesús, o se
reseñara confusamente a Cristo como el provocador de los cristianos. En cuanto a la expulsión de los judíos,
también es factible que aludiera a los judíos cristianos que habitaban en Roma, y que como se afirma en
(Hechos 18:2) fueron expulsados por Claudio.
4. Plinio el Joven. El nombre de este autor es Cayo Plinio Cecilio Segundo, pero es conocido como Plinio
el Joven. Era un abogado y prestigioso político en la época del emperador Trajano, entre el año 112 y
113 fue nombrado gobernador de las provincias del Ponto y de Bitinia. En unas de las cartas enviadas
al emperador Trajano, le consulta acerca de los procedimientos que debe hacer para castigar a los
cristianos que se habían expandido en forma alarmante y le llegaban acusaciones. En esa carta
menciona en tres ocasiones el nombre de “Cristo”, dos para decirle al emperador que el los obligaba
a maldecir ese nombre y una en la que escribe:
“Por otra parte, estos afirmaban que toda su culpa o su error
había consistido en la costumbre de reunirse determinado día
antes de salir el sol, y cantar entre ellos sucesivamente un
himno a Cristo, como si fuese un dios, y en obligarse bajo
juramento, no a perpetuar cualquier delito, sino a no cometer
robo o adulterio, a no faltar a lo prometido, a no negarse a dar
lo recibido en depósito.”
(CAYO PLINIO CECILIO SEGUNDO, Epistolarum ad Traianum Imperatorem cum eiusdem Responsis liber X, 96.).
5. Serapión.. Este era un filósofo estoico de la provincia romana de Siria, muy conocido porque en el
año 73 escribió esta carta a su hijo que también se llamaba Serapión, la cual podemos leer a
continuación:
“¿Qué más podemos decir, cuando los sabios están forzosamente arrastrados por tiranos, su
sabiduría es capturada por los insultos, y sus mentes están oprimidas y sin defensa? ¿Qué ventaja
obtuvieron los atenienses cuando mataron a Sócrates? Carestía y destrucción les cayeron encima
como un juicio por su crimen. ¿Qué ventaja obtuvieron los hombres de Samo cuando quemaron vivo
a Pitágoras? En un instante su tierra fue cubierta por la arena. ¿Qué ventaja obtuvieron los judíos
cuando condenaron a muerte a su rey sabio? Después de aquel hecho su reino fue abolido. Dios, de
manera justa, vengó aquellos tres hombres sabios: los atenienses murieron de hambre; los
habitantes de Samo fueron arrollados por el mar; los judíos, destruidos y expulsados de su país,
viven en la dispersión total. Pero Sócrates no murió definitivamente: continuó viviendo en la
enseñanza de Platón. Pitágoras no murió: continuó viviendo en la estatua de Juno. Ni tampoco el rey
sabio murió verdaderamente: continuó viviendo en la «nueva ley» que había dado.” (F.F. Bruce The
New Testament Documents: Are They Reliable? Downers Grove; Ill.: InverVarsity Press, 1964.).
6. Luciano de Samosata. Pasemos ahora a revisar los datos de fuentes helénicas, comencemos con Luciano de
Samosata, un escritor sofista que vivió del 125 al 180. Es el autor de una obra escrita en griego entre el año
165 y 180 llamada “De morte Peregrini” (“La muerte de Peregrino”) cuyo protagonista es justamente un
hombre llamado Peregrino Proteo que estando en Palestina se une a los cristianos y por este motivo es
llevado a la cárcel. Hablando sobre este episodio, Luciano dice lo siguiente:
“Estos cristianos lo honraban como Dios, lo consideraban un legislador y lo
elevaban como su guía, […] aquel hombre que fue crucificado en Palestina por
haber introducido esta doctrina nueva en el mundo” ......
“De hecho, estos desventurados estaban convencidos de que serían inmortales y
vivirían por toda la eternidad y en base a ello desprecian la muerte y la mayor parte
de ellos se entregan conscientemente a la muerte. Además, su primer legislador les
convenció de que son todos hermanos entre sí una vez que tras haber rehusado
venerar a los dioses griegos se postran ante aquel mismo sofista que fue crucificado
y viven de acuerdo con sus normas”.
Luciano De Samosata. “De morte Peregrini”
7. Luciano de Samosata. Pasemos ahora a revisar los datos de fuentes helénicas, comencemos con Luciano de
Samosata, un escritor sofista que vivió del 125 al 180. Es el autor de una obra escrita en griego entre el año
165 y 180 llamada “De morte Peregrini” (“La muerte de Peregrino”) cuyo protagonista es justamente un
hombre llamado Peregrino Proteo que estando en Palestina se une a los cristianos y por este motivo es
llevado a la cárcel. Hablando sobre este episodio, Luciano dice lo siguiente:
“Estos cristianos lo honraban como Dios, lo consideraban un legislador y lo
elevaban como su guía, […] aquel hombre que fue crucificado en Palestina por
haber introducido esta doctrina nueva en el mundo” ......
“De hecho, estos desventurados estaban convencidos de que serían inmortales y
vivirían por toda la eternidad y en base a ello desprecian la muerte y la mayor parte
de ellos se entregan conscientemente a la muerte. Además, su primer legislador les
convenció de que son todos hermanos entre sí una vez que tras haber rehusado
venerar a los dioses griegos se postran ante aquel mismo sofista que fue crucificado
y viven de acuerdo con sus normas”.
Luciano De Samosata. “De morte Peregrini”
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