El documento discute la función política del arte a lo largo de la historia y en la actualidad. Argumenta que el arte ha sido utilizado tradicionalmente como herramienta de propaganda por parte de las clases dominantes, pero que en la era capitalista ha perdido esta función política y se ha convertido en un producto especulativo. También sugiere que la publicidad ahora desempeña el papel propagandístico que antes cumplía el arte.