1. ¿Cuáles son, a su entender, las claves que permiten comprender el
desencadenamiento de la crisis bursátil de 1929 en Nueva York?
BIBLIOGRAFÍA:
GALBRAITH, JOHN KENNETH “El crash de 1929”
GAZIER, BERNARD “El crac del 29”
HOBSBAWN, ERIC “Historia del siglo XX”
Antecedentes: Luego de finalizada la Primera Guerra Mundial, Estados Unidos se consolida como la
principal potencia económica mundial mientras que los países europeos, sobre todo Gran Bretaña, pierden
su rol protagónico en el contexto internacional. En este marco la economía norteamericana, si bien sufrió
una breve recesión entre los años 1920 y 1921, comenzó una década de fuerte crecimiento económico
basada en un importante aumento del consumo interno y de la industria de la construcción.
Por su parte para Europa la década del ’20 significó un período de reconstrucción luego de la guerra,
signada principalmente por la gran deuda que varios países europeos contrajeron para hacer frente a los
gastos bélicos. Gran Bretaña comenzó, a partir de 1921, un lento proceso de expansión de su economía.
Dicha recuperación sufrió un serio revés en el año 1926 luego de que el gobierno de Winston Churchill
decidiera reinstaurar el patrón oro en su economía, fijando el tipo de cambio de la libra al mismo nivel de
la pre-guerra. Esta convertibilidad significaba una gran sobrevaloración de la libra, en un contexto en el
que la economía inglesa ya no poseía la fortaleza de los años previos al conflicto. La consecuencia
inmediata de esta medida fue el encarecimiento de la producción inglesa con respecto al resto del mundo
y la consecuente caída de las exportaciones británicas. A su vez Alemania, considerado el gran
responsable de la Primera Guerra Mundial, fue obligado a realizar onerosos pagos a los países Aliados
como lo estipulaba el Tratado de Versalles. Las sumas obligadas a pagar superaban de tal forma la
capacidad de pago de la economía alemana que en el año posterior. Durante la década de 1920 Alemania,
al no poder hacer frente a las reparaciones establecidas, debió recurrir a imprimir moneda, generando uno
de los procesos hiperinflacionarios más drásticos de la historia.
A pesar de estos años críticos, la tendencia muestra una cierta recuperación de la economía alemana en
estos años. Mientras tanto Francia fue tal vez el país con mejor desempeño económico de la región. Se
caracterizó por un bajo nivel de desempleo, un presupuesto del Gobierno equilibrado y buenos niveles de
producción industrial, basados principalmente en la industria del acero.
GALBRAITH, en “El Crash de 1929”, dice que a pesar de todo esto, los años veinte norteamericanos
fueron una época realmente buena. La producción y el empleo eran altos y aumentaban constantemente.
Los salarios no subían demasiado y los precios eran estables. Aunque muchas personas eran todavía muy
pobres, eran más los acomodados confortablemente, los prósperos y adinerados, en una palabra, los más
ricos que nunca. En definitiva, el capitalismo norteamericano pasaba indudablemente por una fase muy
2. vigorosa. Pero lo llamativo de este auge es que no sufrió el colapso por sus propios pecados. Durante el
otoño de 1926, dos huracanes mostraron «lo que puede llegar a hacer un viento tropical cuando arranca
de las Indias Occidentales». El peor de estos vientos se abatió sobre Florida el 18 de septiembre de 1926
y ocasionó la muerte de 400 personas, destrozó los tejados de millares de casas e inundó las calles de
Miami en las que quedaron varados un buen número de elegantes yates. Todo el mundo coincidió en que
la tormenta había procurado una saludable pausa a la expansión. Es difícil precisar cuándo comenzó la
expansión de la Bolsa de los años veinte. Hubo poderosas razones para que se produjera, durante esos
años, un alza en los precios de las acciones ordinarias. Los beneficios de las sociedades eran buenos y
crecientes. Las perspectivas parecían favorables. En los primeros años de ese decenio los precios de los
valores habían sido razonablemente bajos y los beneficios atractivos. Durante el segundo semestre de
1924 comenzaron a subir los precios de los títulos, alza que se mantuvo y aun se incrementó a lo largo de
1925. A finales de mayo de 1924, el índice de los precios de 25 valores industriales, según el New York
Times, era de 106; al acabar el año, dicho promedio era de 134. En 1926 se apreció un cierto retroceso.
Los negocios cedieron ligeramente durante los primeros meses de ese año; muchas personas pensaron
entonces que el alza de los valores del año anterior no había sido muy razonable. Febrero fue testigo de
una alarmante caída del mercado, y marzo trajo un colapso más bien inesperado. El índice industrial del
Times señaló una caída desde 181, a comienzos de año, a 172 a finales de febrero. En 1927 las cosas
comenzaron a ir en serio. Día tras día, mes tras mes, los precios de los valores subieron en flecha. En 1925
Inglaterra, bajo la égida del entonces ministro de
Hacienda, Winston Churchill, volvió al patrón oro y a la tradicional paridad anterior a la Primera Guerra
Mundial entre el oro, el dólar y la libra. Quienes comerciaban con Inglaterra se vieron obligados a emplear
esas libras para comprar mercancías a precios que aún reflejaban la inflación del tiempo de guerra. Por
consiguiente, el país se convirtió en un lugar poco atractivo para los eventuales compradores extranjeros.
Y por la misma razón, era un óptimo mercado al cual vender.
Inicio de la Gran Depresión: La crisis de 1929 tiene como punto de partida el jueves 24 de octubre de
ese año, cuando la bolsa de valores de Wall Street sufre una caída del índice Dow Jones del 9%, a raíz de
que una importante proporción del mercado intentó deshacerse de sus posiciones. Este desplome pudo
haber sido aún mayor de no haber sido por la intervención en el mercado de los principales bancos, que
inyectaron cerca de 20 millones de dólares en un intento de frenar el derrumbe en el valor de los activos.
La semana culminó con una jornada de leve recuperación en el mercado. Sin embargo, el lunes siguiente
el mercado sufrió nuevamente una caída del 13% debido a que el pánico de los inversores los llevó a
intentar desprenderse de sus activos. El martes 29 la tendencia bajista se agudizó.
Según GALBRAITH, el 1 de enero de 1929 se suponía, como simple probabilidad, que el auge terminaría
antes de finalizar el año, y no se concedían mucho crédito a las posibilidades de que esa fecha se aplazase
uno o más años. Cuando los precios dejaran de subir, es decir, cuando el número de personas deseosas de
comprar con vistas a recoger beneficios quedase agotado, las compras a plazo con fianza (especulación a
3. l alza) se convertirían en un sinsentido, y todo el mundo desearía vender. El mercado se desequilibraría y
se derrumbaría estrepitosamente.
Desarrollo de la crisis de 1929: Se considera al año 1929 como el comienzo de una de las crisis más
importantes que sufriera el mundo occidental. Fue durante 1930 cuando se comenzaron a vislumbrar los
primeros coletazos del crac de octubre del ’29. Sin lugar a dudas, la característica más destacable del
período será el alto y sostenido nivel de desempleo que sufrirán las principales potencias económicas.
Estados Unidos probablemente fue el país más afectado, registrando niveles superiores al 20% de
desempleo durante el cuatrienio 1932-1935. Es necesario resaltar el enorme impacto social que dichos
guarismos tuvieron sobre la población afectada. Los altos y sostenidos niveles de desocupación acarrearon
otra consecuencia; por primera vez los responsables de la política.
Surgen en este momento las primeras voces promoviendo cambios estructurales en el sistema para evitar
el colapso del mismo. Uno de sus principales exponentes fue John M. Keynes. La consecuencia inmediata
fue una crisis que se expandió hacia todo el sistema financiero. Aunque el sistema bancario
norteamericano, acostumbrado a una regulación más bien escasa, era golpeado de forma regular por
corridas bancarias nada hacía esperar la sucesión de quiebras que se vivirían a partir de mediados de 1930.
Abandonado el patrón oro, las naciones incurrieron en fuertes devaluaciones unilaterales de sus monedas
buscando que la producción local fuera más competitiva. Estas medidas, sumadas a las trabas comerciales
a la importación llevadas a cabo por los países, terminaron destruyendo el flujo internacional de comercio.
Sería necesaria la instauración de un nuevo orden económico, a través de los acuerdos de Bretton Woods,
para que el comercio internacional recuperara los niveles anteriores a 1930.
Causas de la Gran Depresión: Debido a la gran trascendencia de esta crisis para el mundo occidental, a
lo largo de la historia han surgido diferentes teorías que han intentado explicar por qué la gran depresión,
que se inició en el año 1929, alcanzó tal magnitud. En este apartado intentaremos exponer aquellas teorías
que consideramos más relevantes para explicar el tema. El patrón oro (en su forma clásica, el patrón
oro da a la unidad monetaria, por ej un billete de dólar, el valore de un peso determinado de oro,
por el cual lo intercambiará el banco, si es necesario): Muchos autores sostienen que una de las grandes
causas de la profundización, y especialmente de la propagación, de esta crisis fue el régimen de patrón
oro imperante en la época. Luego de finalizada la Primera Guerra Mundial las principales potencias
económicas habían decidido readoptar este sistema cambiario. La añoranza de la estabilidad financiera
que caracterizó a los años previos a la guerra, que permitieron el desarrollo de los negocios y del comercio
internacional, eran los principales argumentos esgrimidos por las naciones para retomar este sistema. Para
entender la importancia que tuvo el régimen de patrón oro debemos situarnos en los problemas que
aquejaban a Francia a finales de la década del ’20. En esos años el país galo era afectado por una alta
inflación, consecuencia de un excesivo y persistente déficit fiscal. Por su parte en Estados Unidos, la
Reserva Federal decidió subir la tasa de interés con el objetivo fundamental de frenar la salida de oro
4. hacia Francia. Por esta razón, en 1932, Francia y Estados Unidos acaparaban más del 70% de las reservas
mundiales de oro.
Sin embargo a medida que los hechos se desarrollaban, si bien la deflación ocurrió, los países en general
no lograban reactivar sus economías y el alto desempleo se mantenía. En este contexto Keynes publica en
1936 su “Teoría General de la ocupación, el interés y el dinero”, donde expone su visión sobre las falencias
del análisis económico imperante, así como el planteamiento de un nuevo enfoque que daría lugar al
nacimiento de una nueva rama en la ciencia económica; la macroeconomía. De su obra podemos inferir
que Keynes detectaba tres grandes conceptos que suponían que el paradigma neoclásico había dejado de
lado, y que explicaban la incapacidad del herramental teórico para poder realizar un correcto análisis de
la situación. La ciencia económica había centrado su esfuerzo en el estudio de las variables
microeconómicas, había llegado el momento de centrar la mirada hacia los grandes agregados macro. Los
problemas que aquejaban a las naciones eran el desempleo y el crecimiento, por lo tanto se había vuelto
imprescindible estudiar cómo se comportaban estas variables. A su vez Keynes enfatizó la necesidad de
tener presente los factores psicológicos como determinantes a nivel agregado. Se volvía imprescindible
que los economistas dieran importancia a la incertidumbre y a las expectativas si se quería lograr un
correcto análisis. Por último, el pensamiento keynesiano introdujo la necesidad de estudiar y darle
importancia al corto plazo. Hasta la publicación de la “Teoría General”, lo importante era el largo plazo
y el estudio de los equilibrios. Keynes argumentaba que si se deseaba conocer las razones por las que las
economías fluctuaban había que centrarse en el corto plazo, donde ciertos supuestos de la teoría
neoclásica, como la perfecta movilidad de los precios, no se cumplían. Keynes centró su análisis en lo que
consideraba el elemento fundamental para explicar la crisis: la demanda. El economista británico afirmaba
que la razón porque las economías no se recuperaban era por una depresión de la demanda de bienes y
servicios totales en la economía. Por lo tanto, si se quería recuperar la senda del crecimiento sería
necesario reactivar la demanda. El autor de la “Teoría General” argumentaba que la situación excepcional
que vivían las economías hacía dudar de la capacidad de la tasa de interés de influir sobre la inversión, y
por lo tanto se ponía en tela de juicio la efectividad de la política monetaria como dinamizador de la
demanda agregada. Hasta ese momento la teoría convencional sostenía que una disminución de la tasa de
interés, al reducir los costos de pedir dinero prestado, incentivaba la inversión. Keynes, por su parte,
declaraba que en el caso de que la tasa de interés fuera lo suficientemente baja, las expectativas de los
agentes serían únicamente de una suba futura de la misma. Ante una situación como esta, los inversores
desearían mantener la mayor cantidad de saldos monetarios posibles, ya que la subsecuente subida de las
tasas traería aparejado una reducción en el precio de los bonos y por lo tanto, una posibilidad de realizar
un buen negocio. De esta forma, si la autoridad monetaria inyectaba dinero en plaza, los agentes retendrían
los saldos extra y no se desprenderían de los mismos, ya que les interesaría mantener la mayor cantidad
de fondos líquidos posibles para comprar bonos. A esta teorización Keynes la llamó la “trampa de la
liquidez”, y argumentaba que era la razón por la cual la política monetaria era ineficaz como instrumento
para incentivar la demanda. Por otra parte, Keynes afirmaba que los precios y los salarios eran rígidos lo
5. cual traía aparejado nefastas consecuencias para el empleo. Los economistas tradicionales argumentaban
que el alto desempleo era una situación transitoria que se solucionaría cuando el exceso de mano de obra
empujara a la baja los salarios. Pero Keynes rechazaba esta concepción al suponer que diversas
instituciones, como los sindicatos, actuaban como freno a la libre fluctuación de las remuneraciones. Esta
situación significaba que ante una deflación generalizada como las que vivían las economías de la época,
los salarios reales de los trabajadores aumentaban, lo que se traducía en mayores costos para la empresa
y, por lo tanto, en menor contratación de personal. De esta forma el alto desempleo se volvía crónico, y
la economía era incapaz de retornar a una situación de pleno empleo.
Siguiendo a BERNARD GRAZIER en “El crac del 29”, dice que durante los años 20 existía un campo
de investigaciones del ciclo económico y que parecían característicos de la era industrial, el ciclo de 8-10
años, llamado JUGLAR, estaba enmarcado por ciclos menores de 2-4 años llamados de KITCHIN, y de
ciclos mayores de 25-50 años, llamados de KONDRATIEFF. El mismo autor habla de las teorías con
respecto a la crisis, teorías del subconsumo que se centran en un ahorro excesivo o en un retraso de los
salarios con relación a la productividad, las teorías psicológicas, las teorías que privilegian la influencia
de los ciclos agrícolas, etc.
BERNARD GRAZIER dice que la crisis tuvo rasgos característicos, tales como el BOOM de los años
1925-29 no fue acompañado de alzas de precios, sino que, al contrario la baja comprobada de 1929 a 1932
había empezado en 1925-26.
La Gran Depresión de 1919-34 ilustra perfectamente la opción liberal.
La GRAN DEPRESIÓN se inició en 1929 pudo parecer un fenómeno sorprendente pero para muchos
contemporáneos no lo fue ya que todo la anunciaba. Para comprenderla hay que analizar los problemas
económicos mundiales a partir de los Tratados de Paz de 1919.
¿Cómo y dónde se originó la depresión, por qué se expandió de forma tan amplia, por qué fue tan profunda
y duró tanto?
Según BERNARD GAZIER la Crisis de 1929 se explica por los progresos de la acumulación intensiva
y por la inadaptación de una regulación mantenida ampliamente competitiva: hubo un explosivo divorcio
entre estructura (económica) y regulación (social). Efectivamente, se han subrayado los logros a menudo
brillantes de la productividad industrial durante los años 20. Incluso si debemos tener en cuenta las
recuperaciones derivadas de 1914-18 y la desigualdad según los países y las industrias, está claro que
surgió una divergencia entre la evolución de los salarios y la productividad.
Nunca un acontecimiento económico ofreció una relación tan estrecha con la política, la sociedad, la
demografía. Su impacto en las relaciones internacionales fue trascendental. Sin depresión quizás no
hubiera existido un régimen nazi ni se hubiera iniciado la 2ª G.M.
Según ERIC HOBSBAWM, en “Historia del siglo XX”, dice que si no se hubiera producido la crisis
económica, no habría existido Hitler y, casi con toda seguridad, tampoco Roosevelt. También dice que
difícilmente el sistema soviético habría sido considerado como un antagonista económico del capitalismo
mundial. Sigue HOBSBAWM, diciendo que la 1ª G.M. fue seguida de un derrumbamiento de carácter
6. planetario, EE.UU. ha sido el epicentro del mayor terremoto mundial que ha sido medido por la escala
Richter: la Gran Depresión que se registró entre las 2 guerras. El llamado ciclo económico de expansión
y depresión era un elemento con el que ya estaban familiarizados los hombres de negocios desde el siglo
XIX. Su repetición estaba prevista, con algunas variaciones, en períodos de entre 7 y 11 años.
Dice HOBSBAWM que la dramática recesión de la economía industrial de EE.UU. no tardó en golpear
a Alemania, donde entre el 29 y 31 la producción industrial disminuyó bastante. Se produjo una crisis en
la producción de artículos de primera necesidad, tanto alimentos como materias primas, cayeron los
precios del té y del café, y eso supuso el hundimiento de varios países como Argentina, Uruguay, México,
Holanda, Nueva Zelanda, etc., lo que demuestra que la crisis fue un acontecimiento verdaderamente
mundial. La industria de la seda en Japón disminuyó, y también la del arroz, y muchos orientales
sustituyeron a este producto por la utilización del trigo haciendo pan de CHAPATTI y tallarines. Los
campesinos intentaron compensar el descenso de los precios aumentando los cultivos y sus ventas y eso
se tradujo en una caída de los precios. Esa situación llevó a la ruina a agricultores que dependían del
mercado de exportación, salvo en los casos que se refugiaron en una producción de subsistencia, como
última opción del campesinado, llevado a cabo por ej., en África y A. Latina. Para los hombres y mujeres
que trabajaban a cambio de un salario, la principal consecuencia de la Depresión fue el desempleo en una
escala inimaginada y sin precedentes, además la recuperación que se inició a partir de 1933 no permitió
reducir el desempleo. El único país que permitió acabar con el paro fue la Alemania nazi entre 1933 y
1938. Lo que hizo más dramática la situación fue que los sistemas públicos de seguridad social no existían.
El sentimiento d catástrofe y desorientación causado por la Gran Depresión fue mayor entre los hombres
de negocios, los economistas y los políticos que entre las masas.
Los problemas económicos de la paz: Existe un paralelismo entre la situación política y económica de
Europa a partir del Tratado de Versalles; a la Europa de Versalles, tensa, conmovida todavía por una
psicología bélica, corresponde una economía en crisis, que no es sólo reflejo de los destrozos de la guerra
sino también de las medidas económicas y la falta de solidaridad de en los tratados de paz.
En el articulado del T de V se remitía a la evaluación de la indemnización de guerra que habría de
satisfacer Alemania a la que fijaría una comisión en el año 1921. Keynes, el clásico en la crítica del
hundimiento económico de Alemania, denuncia que se trata con dureza y que se le requieren unos pagos
superiores a su capacidad económica.
Problema diferente es el de las deudas. Las potencias aliadas deben a Inglaterra 1.300 millones de libras,
sin contar los 650 millones que le adeuda Rusia y los 1.450 que debe pagar Alemania como
indemnización. A su vez Gran Bretaña le debe a EE.UU. 850 millones de libras, para cuyo pago necesita
saldar la deuda de sus países deudores.
Francia había contraído una deuda altísima con las empresas y el gobierno de los EE.UU., deuda que
habría de satisfacer en un pago conjunto con Inglaterra. Esta situación de deudor estimulaba los
sentimientos nacionalistas de Francia. En Alemania la pérdida de los rendimientos de su más importante
7. zona industrial provoca una inflación gigantesca, en esta situación Alemania no podía atender a sus
obligaciones de pago a los vencedores.
En 1924 se aprueba el plan DAWES, el cual se basa en una reducción de las indemnizaciones y en el
fortalecimiento imprescindible de la moneda alemana, para lo cual se recurre a préstamos de EE.UU. y el
aumento de capitales e inversiones de EE.UU. en Alemania. El plan de EE.UU. era colocar a Alemania
en condiciones de pagar a los aliados, para que éstos a su vez puedan pagarle a EE.UU.
Era muy claro el hundimiento de Alemania, pero la crisis afecta a los países industriales vencedores con
más fuerza que a Alemania.
En 1925 se inicia una nueva etapa, tras los acuerdos de Locarno, Alemania es admitida en la Sociedad de
Naciones, se revisan y disminuyen las indemnizaciones y se intensifican los intercambios y trasferencias
de capital, una etapa de optimismo invadió el mundo, Ford, Rockefeller y otros hablan del final de los
ciclos, con sus alternancias expansión/depresión, y del comienzo de una era de crecimiento
ininterrumpido.
Siguiendo a HOBSBAWM, en “Historia del siglo XX”, en la Conferencia de Versalles en 1919, se habían
impuesto a Alemania unos pagos costosos y no definidos en concepto de “reparaciones” por el costo de
la guerra y los daños ocasionados a las potencias vencedoras. Se incluyó en el tratado una cláusula que
declaraba a Alemania única responsable de la guerra, llamada “cláusula de culpabilidad”, la suma que
debía pagar Alemania nunca se estableció, pero el objetivo que realmente perseguían era perpetuar la
debilidad de Alemania y disponer de un medio para presionarla. En 1921 la suma se fijó en 132.000
millones de marcos de oro, que todo el mundo sabía que era imposible de pagar.
Según HOBSBAWM 2 cuestiones estaban en juego: 1) la problemática suscitada por Keynes que escribió
una dura crisis a la conferencia de Versalles “Las consecuencias económicas de la paz”, Keynes decía que
si no se reconstruía una economía alemana la restauración de una civilización y una economía liberal
estable en Europa sería imposible. La idea de Francia de perpetuar la debilidad de Alemania para
garantizar la seguridad de Francia, era contraproducente, Francia era demasiado débil para imponer su
política. Finalmente, a partir de 1924 tuvieron que tolerar la recuperación económica de Alemania. 2) la
segunda problemática era cómo debían pagarse las reparaciones. Los que deseaban una Alemania débil
pretendían que el pago fuera en efectivo en lugar de parte de la producción. En definitiva, obligaron a
Alemania a recurrir sobre todo a los créditos, de manera que Alemania pagó con los cuantiosos préstamos
que le pidió a EE.UU. Esto mostraba que Alemania se endeudaba en vez de aumentar sus exportaciones
para equilibrar su balanza de pagos, de hecho, las importaciones alemanas aumentaron.
Los signos precursores de la depresión.
A decir de HOBSBAWM, al terminar la 1ª G.M., el predominio de la economía estadounidense en el
escenario internacional era tan claro como el que conseguiría después de la 2ª G.M. Fue la Gran Depresión
la que interrumpió temporalmente esa situación hegemónica. La guerra no sólo reforzó la posición de
productor mundial sino que lo convirtió en principal acreedor del mundo. En suma, sólo la situación de
8. EE.UU. puede explicar la crisis económica mundial, ya que en los años 20 era el principal exportador del
mundo y, Gran Bretaña, el primer importador. EE.UU. también fue la principal víctima de la crisis.
Durante 4 años la economía mundial vive en un ambiente de optimismo apoyado sobre 2 procesos: la
superproducción y la especulación.
La superproducción se considera la causante de la depresión. Durante la 1ª G.M. los países de ultramar
habían desarrollado ciertos sectores industriales con el fin de suplir las importaciones europeas.
Terminada la guerra, la producción industrial europea y extraeuropea se suman sin que paralelamente
aumente el consumo, este estado de sobreproducción provoca un aumento continuo de los stocks.
A pesar de este desfase entre la producción y las ventas las cotizaciones de los valores en bolsa no dejan
de subir. Esto se puede explicar por la inflación del crédito, se reparten altos beneficios porque los costos
de la producción se afrontan a base de préstamos bancarios. La ola de especulación se inició con terrenos
que permitían disfrute de vacaciones y sol. Buena parte de las compras se efectúa a plazos.
Desde 1928 la industria de la construcción demuestra los primeros signos de recesión. En setiembre de
1929 la bolsa de Nueva York se inclina a la baja, era el reflejo de algunos precios como los de acero y
cobre y la reducción de los beneficios en algunas empresas. En la última semana de octubre estalla una
verdadera explosión, el 24, el “jueves negro”, 13 millones de títulos son arrojados al mercado a bajo precio
y no encuentran comprador, el 29 son 16 millones, el pánico ha provocado una fiebre de ventas.
La crisis bursátil repercute en seguida en toda la economía norteamericana. Se arruinan las empresas en
situación frágil por la restricción de créditos, otras no pueden resistir el descenso de los precios, el paro
se convierte en angustia nacional.
HOBSBAWM dice que el análisis económico debe centrarse en 2 aspectos: 1) es la existencia de un
desequilibrio notable y creciente en la economía internacional, como consecuencia entre el nivel de
desarrollo de EE.UU. y del resto del mundo. EE.UU. no dependía del resto del mundo, al final de la 1ª
G.M. necesitaba importar algunos pocos productos y Hollywood monopolizaba el mercado internacional
del cine. 2) la incapacidad de la economía mundial para generar una demanda suficiente que pudiera
sustentar una expansión duradera, al no existir un equilibrio entre la demanda y la producción del sistema
industrial, el resultado fue la sobreproducción y la especulación.
A menos que se esperara que la crisis fuera breve y que hubiera confianza en el futuro, las consecuencias
de esta fueron espectaculares. Así la producción de automóviles disminuyó a la mitad en EE.UU. entre
1929 y 1931. A diferencia de los ferrocarriles, de los barcos de vapor o de la introducción del acero o de
las máquinas de herramientas, los nuevos productos y los nuevos estilos de vida requerían, unos niveles
de ingresos cada vez mayores y un elevado grado de confianza en el fututo. A partir de 1932 lo peor de la
crisis ya había pasado. Por ejemplo, la economía alemana (no así la italiana), había crecido un 25%
respecto a 1929, incluso las economías más débiles mostraban signos de dinamismo, como la británica.
El sector más importante de la industria norteamericana, la producción automovilística, nunca recuperó
el nivel alcanzado en 1929.
9. Extensión de la crisis económica.
La grave crisis económica iniciada en el otoño de 1929 no solo afectó a EE.UU. sino que también alcanzó
a otros países, sobre todo a los que dependían del crédito de EE.UU.
Gran Bretaña: los efectos en G.B. se hicieron sentir rápidamente en 1930, la cifra de desempleados era de
cerca de 3 millones.
Los Bancos fueron los más directamente afectados por la depresión, el retroceso de una economía
norteamericana con intereses mundiales no se reduce al ámbito bancario, las exportaciones descienden,
las importaciones también.
Los remedios tradicionales, proteccionismo, devaluación, no parecen eficaces de manera inmediata. Surge
la desconfianza en las relaciones económicas internacionales.
La producción industrial se desfonda, se produce el descenso drástico de los precios, las manufacturas
bajan en un 30%, las materias primas en un 50%. El descenso de la producción es más fuerte en los países
de mayor expansión del crédito, como EE.UU. y Canadá, y en los que dependían de los capitales
extranjeros, como Polonia y Alemania, y más débiles en países de desarrollo lento, menos enraizado en
la Banca, como Francia e Inglaterra.
La crisis comienza afectando a países industrializados, pero pronto sacude también a los países agrícolas.
Las fábricas podían recurrir a la reducción de la producción y a prescindir de la mano de obra, del campo,
en cambio, al menos de manera inmediata, no es posible la reducción de la producción y la eliminación
de la mano de obra. Al descender de prisa los precios agrícolas el campo ve reducido su poder adquisitivo
y los países agrarios de A. Latina y Europa sufren un deterioro de la relación de intercambio, reciben
menos dinero por sus productos del que han de pagar por los industriales. La crisis mundial, aunque afecta
de manera más grave a los países industrializados y a los agrícolas que basan su economía en un solo
producto.
La rapidez con la que se propaga la crisis han planteado numerosas interrogantes, referidas en primer lugar
al hundimiento de la economía americana y en segundo a su difusión a escala mundial.
Los factores coyunturales se resumen en una reacción en cadena:
1) Quiebras bancarias que comprometen la capacidad de crédito y la confianza de los depositantes.
2) Se favorece el atesoramiento de oro y billetes y se paraliza la inversión.
3) La baja de precios reduce el poder de compra de los productores.
4) Reacciones psicológicas de consumidores e inversores agravan la reducción de la actividad. La inquietud
y el pesimismo sustituyen a la euforia.
Los factores estructurales se resumen en las dimensiones mundiales de la economía americana y en sus
exportaciones de capitales. Alemania y algunos países de América Central y del Sur se vieron privados
con la repatriación de los capitales norteamericanos, de sus medios de financiación y tuvieron que dejar
de comprar las mercancías americanas. Es el primer paso para una perturbación universal de los
intercambios comerciales.
10. Señala HOBSBAWM que el único país que había rechazado el capitalismo, la Unión Soviética, parecía
ser inmune a las consecuencias de la Depresión. Mientras el resto del mundo se sumía en el estancamiento,
la URSS estaba inmersa en un proceso de industrialización acelerada con la aplicación de los planes
quinquenales. Entre 1929 y 1940, la producción industrial se multiplicó al menos por 3 en la URSS,
además en la URSS no existía desempleo. ¿Cuál era el secreto del sistema de la URSS? A raíz de los
planes quinquenales de la URSS, los términos “plan” y “planificación” estaban en boca de todos los
políticos. Incluso los mismos nazis plagiaron la idea cuando Hitler inició un “plan cuatrienal”.
La crisis en Europa.
En junio de 1930 el gobierno alemán tiene que hacer frente a un déficit presupuestario de 850 millones de
marcos. En Alemania se produce el ascenso del partido nacional-socialista de Hitler. Se habla de la unión
aduanera de Austria y Alemania, pero los aliados veían en ella el primer paso para la unificación política
prohibida por el Tratado de Versalles. El 20 de junio de 1931 se anunció una moratoria de 1 año para los
pagos de las indemnizaciones y deudas de la guerra, pero esta demora no surtió efecto, continuaron las
quiebras de los Bancos en Alemania y las Bolsas de Valores estuvieron cerradas hasta Setiembre.
De los grandes países europeos Francia es el menos sacudido por la depresión; no es tan intensa la
reducción de sus índices industriales. Quizás su menor nivel de industrialización y su agricultura
diversificada le permitieron luchar con mejor eficacia. Sin embargo no deja de experimentar dificultades,
especialmente para la devaluación de la libra, que convierte a los productos franceses en caros y
escasamente competitivos, se producen quiebras bancarias.
La crisis británica procedió a la mundial, puesto que no había superado totalmente las consecuencias de
la guerra. Pero después de 1929, una vez desencadenada la crisis mundial, Inglaterra se encontraba con
ciertas ventajas para enfrentarse a ellas. Estas ventajas podrían resumirse en 3:
1) Disponía de oro en sus dominios.
2) Poseía un imperio mundial que le permitía un comercio interior independiente de la de la situación
internacional.
3) Le benefició el mayor descenso de precios de materias primas y alimentos, ya que se trata de un país que
vende productos industriales y compra los que precisamente se abarataron en la depresión.
4) Sin embargo hubo que adoptar medidas como el abandono del patrón oro, la devaluación de la libra y la
vuelta al proteccionismo, después de haber sido la campeona del librecambio.
En 1933 se reúnen las grandes potencias en la conferencia de Londres para buscar soluciones a la
reducción del comercio internacional y a la crisis de los medios de pago. La conferencia solo sirvió para
demostrar la pérdida definitiva de la solidaridad. EE.UU., que estaba estudiando la devaluación del dólar,
se negó a aceptar una tregua monetaria y una dura nota de Roosevelt supuso la pérdida de esperanzas de
una acción común. A partir de entonces cada nación se va a ocupar exclusivamente de sí misma.