Los iberos ocuparon la península ibérica donde vivían en zonas elevadas como ganaderos y artesanos agrupados en tribus que incineraban a sus muertos y adoraban las fuerzas de la naturaleza sin conocer la escritura. Los fenicios se establecieron como comerciantes fundando varias ciudades y difundiendo cultivos mientras los romanos conquistaron Hispania imponiendo su lengua, leyes y costumbres además de construir infraestructuras.